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Las autoridades tradicionales sionas, que hoy habitan en 12 comunidades ubicadas en los municipios de Leguízamo, Puerto Asís, Mocoa y Orito (Putumayo), llevan varios procesos espirituales para preparar a jóvenes para que integren de manera activa los cuiracuas (guardia indígena).
Los cuiracuas nacieron en el marco de un proceso político, organizativo y cultural del pueblo siona para realizar un trabajo de verificación, protección del medio ambiente, fortalecimiento cultural y de gobernabilidad en un territorio donde conviven 987 familias que representan más de tres mil habitantes, la mayoría residentes a orillas del río Putumayo, en límites con Perú y Ecuador.
Esneyder Yaiguaje, presidente de la Asociación de Cabildos Indígenas del Pueblo Siona (ACIPS), se refirió al gran aporte de la guardia a la consolidación de la paz en una región donde convergen grupos armados ilegales: “Nosotros como pueblo zio bain, al conformar la guardia a través de la espiritualidad, estamos haciendo un gran aporte al proceso de paz, porque la labor que se hace es proteger y salvaguardar la cultura que debe permanecer en el tiempo y el espacio”, precisó el líder indígena.
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Actualmente son más de 350 guardias acompañando a las comunidades étnicas que buscan ese respaldo de la guardia siona.
Lo dice con certeza porque, a pesar de que su pueblo ha sido declarado “en vía de extinción física y cultural” por la Corte Constitucional de Colombia en el auto 004 de 2009, sabe que la guardia busca justamente perpetuar el legado de los ancestros para hacerle frente a ese riesgo de extinción cultural.
“Los cuiracuas o el camino de nuestros guardias son un trabajo indefinido, es una apuesta infinita que desde el que nace hasta el más abuelo es guardia. Se consolida así para que se mantenga en el tiempo y se fortalezca a través de las generaciones”, explica Esneyder.
Sus luchas no son menores: el 8 de marzo pasado el resguardo Buenavista del pueblo siona denunció que el Ejército estaba realizando incursiones arbitrarias en su territorio ancestral, en el que pretendían acampar, lo que los ponía en riesgo con otros actores armados. Aunque hicieron la denuncia pública en redes sociales, fue la misma guardia cuiracua la que logró sacar a la Fuerza Pública del territorio, luego de explicarles la autonomía que tenían los indígenas en esa zona.
A eso se refieren cuando hablan de que la guardia ha sido uno de sus escudos contra la guerra y las violaciones a sus derechos como pueblos étnicos. El 3 de diciembre de 2022 el pueblo siona de Putumayo realizó el Primer Encuentro de Guardias Indígenas Amazónicas Transfronterizo, en el que participaron autoridades indígenas de Colombia y Ecuador para crear un “plan de vida” que defienda a esas comunidades de los actores armados que hacen presencia en la frontera.
Fuerza espiritual en la gente del yagé
Dominio de la espiritualidad y la disciplina son dos aspectos necesarios para los indígenas del yagé, dos cualidades que surgen en los espacios sagrados encaminados a preservar la naturaleza como único refugio de las futuras generaciones. Los indígenas que nacen como guardias se forman en el conocimiento del yagé y crecen defendiendo su territorio, sus principios y su proyecto de vida.
El coordinador general de la guardia siona, Julio Maniguaje, está convencido de que la defensa del territorio de los actores armados debe darse desde el conocimiento ancestral. “La guardia nació con el mandato de nuestros mayores que cuidaban el territorio desde lo espiritual a través de la boa, el tigre, las culebras y las avispas, esos eran los límites espirituales. Hoy, con el conflicto armado que se ha dado por el narcotráfico, la minería y las petroleras, la guardia es un organismo visible que defiende sus espacios desde lo físico y lo espiritual a través de la toma del yagé”.
En el pueblo siona todos están llamados a ser guardias, pero quien lo asuma lo debe hacer por vocación. Es por ello que desde niños los indígenas sionas reciben clases en sus escuelas en las que les enseñan a ser guardianes de sus territorios. “Si nosotros como pueblo tenemos nuestra guardia en formación, les estamos dando tranquilidad a las comunidades de que hay un legado y no permitimos que agentes extraños nos hagan daño”, dijo Yaiguaje, líder de la guardia.
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En el contexto de conflicto armado en Putumayo, la guardia es el primer enlace entre las comunidades y las autoridades o instituciones del Estado para hacer eco a las denuncias o necesidades. Y esa, precisamente, es la formación que les están dando a los más pequeños jóvenes del departamento que hacen carrera para ser guardias.
La unidad de esas autoridades étnicas fue la que llevó a que en 2018 el Juzgado 1 de Restitución de Tierras de Mocoa otorgara medidas cautelares a favor del resguardo de Buenavista, debido a las problemáticas que se viven en ese territorio; sin embargo, esa orden no se ha hecho efectiva y las comunidades denuncian riesgos a su autonomía por el incumplimiento.
Varios líderes de la guardia indígena son los que le han hecho frente a la problemática sobre tierras en su territorio. En una audiencia de seguimiento a las medidas cautelares, llevada a cabo el 15 de febrero de este año, la empresa petrolera Amerisur, a la que se le había ordenado desde 2020 abstenerse de realizar nuevos proyectos en el territorio solicitado en restitución, informó que ha cumplido con las órdenes. La defensa de la guardia indígena siona, en cabeza de la Comisión Colombiana de Juristas, demostró lo contrario.
Esas luchas, grandes o pequeñas, son las que se echan al hombro los hombres y mujeres que integran la guardia con sus bastones de mando y unidad.
En palabras de Victoriano Piaguaje, autoridad tradicional del pueblo siona, “cuando nosotros entregamos el bastón damos la fuerza y los cantos de nuestros abuelos”. Es así como con bastón y el uniforme la guardia se reconoce como un cuerpo vivo capaz de dar la vida por sus hermanos y de mantener la seguridad de sus comunidades.
“Cuando nosotros entregamos el bastón damos la fuerza y los cantos de nuestros abuelos”
Victoriano Piaguaje, autoridad tradicional del pueblo siona
Los resguardos Buenavista y Santa Cruz de Piñuña Blanco lograron que la CIDH ordenara al Estado colombiano adoptar la medida cautelar para autoridades y miembros de sus comunidades. Es un hecho que les permite seguir en pie en medio de la Amazonía, aunque a cinco años de esa medida cautelar el panorama en materia de violación a los derechos humanos parece no mejorar.
*Periodista de la emisora de paz de Puerto Leguízamo, Radio Nacional de Colombia.