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Casi en simultánea a que se conociera la foto de los jefes de la guerrilla del Eln a punto de abordar un avión que cubriría la ruta de Cuba a Venezuela, monseñor Héctor Fabio Henao se estaba desplazando desde Bogotá hacia Caracas. El sacerdote católico, que durante más de 20 años dirigió la Pastoral Social, es el representante de la Iglesia en las relaciones con el Estado y es una de las fichas claves en los acercamientos que ha hecho el gobierno Petro con el Eln para los diálogos de paz, que oficialmente quedaron reanudados desde el martes.
Usted ha repetido que Colombia ha vivido un derramamiento de sangre a lo largo de décadas. ¿Por qué es importante lograr la paz con el Eln para tratar de darle fin a esa situación?
El Eln es una guerrilla con una historia bastante larga, de muchas décadas de presencia territorial. Es una guerrilla que ha venido teniendo unas especificidades e identidades propias, pero de alguna manera lo que se busca es que todas las expresiones que hagamos en este momento saquen la violencia del mundo de la política. Si queremos lograr que el mundo de la vida política del país se haga por fuera de cualquier marco de violencia física directa y, por lo tanto, la confrontación con grupos armados, es clave buscar la paz con el Eln. Y habrá que buscar soluciones, transformaciones sociales, cambios en las estructuras. Esto se puede canalizar por medio de una democracia que sea capaz de asumir la complejidad y la diversidad de la sociedad colombiana.
(En contexto: Gobierno y Eln anuncian desde Caracas el reinicio formal de diálogos de paz)
El Eln ha tenido por lo menos cinco intentos fallidos de negociación. El último terminó tras el atentado a la Escuela General Santander. ¿Qué error no puede cometer el grupo en esta nueva negociación?
En la firma de este compromiso de reanudación de las negociaciones insistía en que se requiere tomar medidas para que definitivamente se erradiquen las formas de expresiones violentas. El alto comisionado para la Paz decía que si queremos ganar legitimidad, hay que trabajar muy fuertemente sobre eso. Y en realidad es que el país espera ver gestos de paz. Esos gestos tienen que ver con el alivio para las situaciones que viven las comunidades y con crear condiciones de vida mucho más en armonía en las comunidades mismas.
Y por parte del Gobierno, ¿cuál es la clave para que esto salga bien?
Es muy importante que el Gobierno cree los mecanismos de participación, porque las comunidades pueden aportar muchísimo desde lo que saben, sienten y viven en el día a día de las confrontaciones. En las comunidades hay una serie de elementos que permiten evaluar realmente el estado de construcción de paz. El Gobierno debe escuchar, abrir más las puertas hacia las comunidades.
En varias estructuras del Eln hay desconfianza por las trabas en la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc. ¿Qué dicen los miembros del Eln sobre eso?
Hay mucha expectativa y mucha revisión de lo que ha pasado. Ellos quieren también aprender de las lecciones de lo que fue el proceso con las Farc, lo cual es sano y normal. Pero sobre todo es un grupo que quisiera ver una implementación mayor en algunos campos, como el rural.
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La Pastoral Social tiene un despliegue muy fuerte en los territorios más afectados por el conflicto. ¿Cuál es la expectativa sobre este diálogo con el Eln y con el tema de la Paz Total?
Sintetizaría en tres aspectos las mayores aspiraciones. El primero es que se eleven los niveles de seguridad para los líderes y para las comunidades, porque la gente espera que haya un alivio en la situación y que cesen las confrontaciones y puedan vivir de una manera mucho más serena y libres de presiones, porque han vivido una historia muy difícil, muy dura, de amenazas, desplazamientos, etcétera.
La segunda es que se les involucre, que puedan participar, que sean escuchados, que se tengan en cuenta sus historias, que se mire desde lo territorial, la realidad, que esto se construya con una participación territorial muy fuerte y tener en cuenta las voces de quienes allí han vivido. Y el tercero aspecto es que haya transformaciones también en el plano de la vida, en el desarrollo de la mano de las comunidades y de las personas.
¿Cómo acompasar los diálogos regionales vinculantes que propone el gobierno Petro con la participación comunitaria que ha pedido el Eln en los diálogos?
Los diálogos regionales van de alguna manera aclimatando las condiciones para una participación de cara a la negociación con el Eln, que quiere participación de la sociedad. Ese es un pilar muy importante de su agenda. Ellos quieren que exista un mecanismo muy claro que permita a toda la población entrar en la dinámica de aportar insumos para la negociación. Eso también nos va a permitir de aquí pasar al Plan Nacional de Desarrollo con una participación, comentarios muy fuertes, sobre todo en las regiones más golpeadas por la miseria, por la exclusión.
(Video: “Nuevas condiciones políticas permiten reanudar las conversaciones”: Antonio García)
¿Cómo es eso de que “punto acordado, punto que se va cumpliendo”?
Esa metodología todavía no se ha discutido en detalle. Se anunciaba eso como un principio, y es que se quiere ir avanzando en la medida que se vaya llegando a acuerdos. Lo que se quiere dar son demostraciones de que el Estado tiene un compromiso y que es capaz de cumplir con él y que tiene la voluntad de llevar a la práctica lo que se vaya acordando.
Hay mucha expectativa sobre el cese al fuego. ¿Cómo se haría en las regiones donde, además del Eln, hay otros grupos?
El Gobierno ha planteado la perspectiva de un cese el fuego multilateral, abriendo la puerta para que haya otras organizaciones que están en el territorio y que están hoy en disputa, lo que podría hacer muy complejo el tema de la verificación del cese al fuego.
¿Podríamos esperar un cese al fuego hacia el final de este año?
Eso va a depender de la agenda, a la que, como se ha dicho, se va a tratar de hacerle la menor cantidad de cambios posible. Ya en la mesa habrá que ver las posibilidades de avanzar hacia el cese al fuego. Ahora bien, hay muchas actividades que tienen que ver con alivios humanitarios y que ayudan a fortalecer la protección comunitaria. Si avanzamos en esa línea, creo que podríamos tener logros en el mediano plazo. Eso sí, frente a la acción humanitaria tenemos que hacer todos los esfuerzos, tener toda la creatividad, porque el dolor y el sufrimiento de las comunidades no van a esperar.
Venezuela ha manifestado su apoyo al proceso. ¿Cómo disipar las críticas que señalan que el gobierno de ese país ha sido permisivo con el Eln y otros grupos?
No se ha hablado de este tema específico en la mesa todavía, porque lo que ha habido hasta ahora son sesiones de crear confianza.
¿Qué destaca del anuncio del martes desde Caracas, sobre la reanudación de los diálogos?
Primero, la expresión de voluntad de las partes de volverse a sentar. Eso es muy importante. Son ya varios años que no hay una mesa de negociación entre el Gobierno colombiano y el Eln. Hay un reconocimiento de la necesidad de avanzar y luego hay puntos que me parecen importantes para iniciar, como la participación ciudadana, aquello de que se irá avanzando de manera concertada, y que hay la voluntad de llegar a acuerdos.
La negociación empezará más formalmente en noviembre, pero, ¿qué viene en la agenda de aquí a que lleguemos a ese punto?
Se tienen que conformar los equipos negociadores. El Eln consultará seguramente con sus bases ese tema. Y luego se crearán también una serie de mecanismos para que se revise cuáles son los puntos (de la agenda) en los cuales se requieren ajustes. Es un tiempo prudencial para que se hagan consultas, diálogos que involucren a todos los sectores. El Gobierno, por su parte, también debe conformar ya una delegación para esta negociación. Hay que decidir asuntos como cuáles serán los países garantes, países sedes, ajustar protocolos, definir la estructura del dónde, el cuándo, las rondas, en fin, hay que elaborar toda una estrategia que tendrá que ser consensuada y construida como un acuerdo.
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La apuesta de Petro es buscar la paz también con los demás grupos ilegales. ¿Qué retos ve al respecto?
La paz con otros grupos tendrá que pasar. Ha habido una fase, tengo entendido exploratoria, en la cual el alto comisionado ha venido contactando, escuchando, recibiendo propuestas de distintos grupos. El Gobierno va a buscar esto y se están creando los marcos legales, que tendrán que ser aprobados por el Congreso, y permitirán la aproximación a estos grupos ya en clave de diálogo y búsqueda de soluciones. Aquí hay un tema muy importante de por medio, que es el tema de justicia. Ese es un componente importante en esos acercamientos.
¿Cuál es el mensaje para las comunidades de esos territorios que siguen azotados por la guerra?
Es un mensaje primero de solidaridad, de cercanía, de comprensión de su situación y de compromiso de buscar de la mano soluciones, de animarles a mantener la organización comunitaria, que ha demostrado ser el mecanismo más eficiente para superar las confrontaciones. Nos vamos a centrar desde todos los horizontes en el sufrimiento, en víctimas, en personas afectadas y en que las comunidades mismas van a aportar para la construcción de estos acuerdos.
Usted ha estado en varias negociaciones de paz. Y ha visto fracasar a muchas. ¿Qué le mantiene viva la esperanza?
Lo que me ayuda es ver que hemos ido avanzando, hemos ido creciendo, el ver que, como pueblo, como país, hemos ido madurando en nuestra capacidad de construir diálogo y que el diálogo sea un mecanismo estable, una cultura del diálogo. Hemos ido aprendiendo a construir fraternidad, sentirnos miembros de una gran familia humana y de un pueblo. Ese verificar cada día que a pesar de las dificultades está la pluralidad, la diferencia objetiva que no todo el mundo está a la misma página y eso es sano y siempre da mucha esperanza. El ver que hay sectores donde se crece en la capacidad de sentirse como parte de una nación y construyendo un proyecto de nación común. No hemos llegado a la meta, pero se han dado pasos y se van encontrando mecanismos que nos permitan caminar hacia un mismo norte.