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                                                                                                                                El pánico de un soldado que contó verdades de “falsos positivos” en Caquetá

                                                                                                                                Un militar en retiro, condenado por ejecuciones extrajudiciales en Caquetá, denuncia que no tiene medidas de protección para salvaguardar su vida tras haber aportado a la verdad sobre otros responsables de estos crímenes, quienes, al parecer, han desatado una persecución en su contra.

                                                                                                                                Camilo Pardo Quintero

                                                                                                                                Periodista Proyectos especiales
                                                                                                                                El exsoldado Cruz pagó siete años de cárcel por el caso de José Luis Ramírez. / Jonathan Bejarano
                                                                                                                                Foto: Getty Images - Comstock
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Gracias a su conocimiento del terreno, les evitó a los militares horas de caminatas innecesarias y los llevó por los mejores caminos para adelantar con éxito sus operaciones. Su trabajo fue del agrado de algunos altos mandos, que querían tener en sus filas a una persona que, además de la selva, conociera nombres y movimientos de los paramilitares.

                                                                                                                                Fue la cercanía con el Ejército, más que un tema de convicción, lo que lo llevó a prestar servicio militar en 1999. “Como conocía a ambos bandos, me comenzaron a llevar a ciertas reuniones en las que, entre generales del Ejército, alcaldes de un puñado de municipios y autodefensas, planeaban operaciones de bajo perfil. En El Paujil, por ejemplo, había por esos años mucha inseguridad por delincuencia común y esos hombres querían acabar con eso a como diera lugar”, narró Cruz.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Paquita y Meridiano eran dos paramilitares que apoyaban a las tropas con esas desapariciones. Las personas raptadas por ellos fueron torturadas, descuartizadas y arrojadas a los marranos. No dejaban rastro casi nunca; de hecho, no hacían ruido cometiendo esos crímenes, contrario a lo que sucedía con los ‘falsos positivos’, que sí estaban en boca de muchos militares que se vanagloriaban por ellos”, contó Cruz.

                                                                                                                                También puede leer: En Doncello, víctimas y exFarc hicieron las paces para superar la guerra

                                                                                                                                Justamente, es uno de esos casos el que más atormenta a José Jairo, porque él estuvo directamente involucrado en una ejecución extrajudicial. Su relato sobre el caso es el que sigue.

                                                                                                                                A comienzos de octubre de 2004, José Luis Ramírez Guiza, un paramilitar de la región conocido como Aguapanelo, buscó a Cruz para pedirle unas granadas y unas pistolas, afirmando que eran para un primo. Esos actos, según el militar retirado, eran frecuentes y por eso les pidió permiso a dos de sus superiores del Batallón de Infantería de Selva N.° 34 Juanambú. También acudió a John Paul Castillo, entonces teniente de la Agrupación de Fuerzas Especiales Antiterroristas Urbanas (AFEUR) N.° 12, y al por esos días capitán Néstor Hernán Urrea, comandante de la AFEUR en Florencia.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lea: Caquetá se pinta de colores, un festival para la construcción de paz

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Cárcel y torturas

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                La situación fue tan crítica que el 30 de diciembre de 2010, el fiscal 77 especializado Luis Duarte Echeverry solicitó su traslado de la cárcel del Cunduy, en Florencia, al centro penitenciario de Garzón (Huila). En el documento, Echeverry alegaba que José Jairo Cruz “era objeto de agresiones físicas y sexuales de un grupo de internos que ponen en peligro su integridad personal y vida”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Me están dejando solo”

                                                                                                                                “Quieren mi cabeza porque fui el único que se atrevió a hablar de forma tan clara sobre los ‘falsos positivos’ en Caquetá. No tengo plata para reparar, pero al menos quiero retribuirles a las familias de las personas que afectamos con verdad y la promesa de que eso no ocurrirá más. Esa fue la motivación por la que me sometí a la JEP en 2019”, comentó Cruz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le puede interesar: Comisión de la Verdad debe reconocer que falsos positivos son política de Estado

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “He mandado cinco oficios ante la JEP y no me responden. Mi abogado dice que es caso perdido, aunque he hecho todas las diligencias posibles con todas las autoridades para que me cuiden. Les entregué verdades que nadie se atrevía a decir y siento que su forma de pagar es dejándome solo en este momento”, sentenció Cruz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Mientras espera la decisión de alguna autoridad judicial y de protección, Cruz está intentando reconstruir su vida en Huila, aunque distante de su familia y amigos. Por ahora conserva la voluntad de seguir contando verdades que vivió estando en la guerra.

                                                                                                                                El exsoldado Cruz pagó siete años de cárcel por el caso de José Luis Ramírez. / Jonathan Bejarano
                                                                                                                                Foto: Getty Images - Comstock
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Gracias a su conocimiento del terreno, les evitó a los militares horas de caminatas innecesarias y los llevó por los mejores caminos para adelantar con éxito sus operaciones. Su trabajo fue del agrado de algunos altos mandos, que querían tener en sus filas a una persona que, además de la selva, conociera nombres y movimientos de los paramilitares.

                                                                                                                                Fue la cercanía con el Ejército, más que un tema de convicción, lo que lo llevó a prestar servicio militar en 1999. “Como conocía a ambos bandos, me comenzaron a llevar a ciertas reuniones en las que, entre generales del Ejército, alcaldes de un puñado de municipios y autodefensas, planeaban operaciones de bajo perfil. En El Paujil, por ejemplo, había por esos años mucha inseguridad por delincuencia común y esos hombres querían acabar con eso a como diera lugar”, narró Cruz.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Paquita y Meridiano eran dos paramilitares que apoyaban a las tropas con esas desapariciones. Las personas raptadas por ellos fueron torturadas, descuartizadas y arrojadas a los marranos. No dejaban rastro casi nunca; de hecho, no hacían ruido cometiendo esos crímenes, contrario a lo que sucedía con los ‘falsos positivos’, que sí estaban en boca de muchos militares que se vanagloriaban por ellos”, contó Cruz.

                                                                                                                                También puede leer: En Doncello, víctimas y exFarc hicieron las paces para superar la guerra

                                                                                                                                Justamente, es uno de esos casos el que más atormenta a José Jairo, porque él estuvo directamente involucrado en una ejecución extrajudicial. Su relato sobre el caso es el que sigue.

                                                                                                                                A comienzos de octubre de 2004, José Luis Ramírez Guiza, un paramilitar de la región conocido como Aguapanelo, buscó a Cruz para pedirle unas granadas y unas pistolas, afirmando que eran para un primo. Esos actos, según el militar retirado, eran frecuentes y por eso les pidió permiso a dos de sus superiores del Batallón de Infantería de Selva N.° 34 Juanambú. También acudió a John Paul Castillo, entonces teniente de la Agrupación de Fuerzas Especiales Antiterroristas Urbanas (AFEUR) N.° 12, y al por esos días capitán Néstor Hernán Urrea, comandante de la AFEUR en Florencia.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lea: Caquetá se pinta de colores, un festival para la construcción de paz

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Cárcel y torturas

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                La situación fue tan crítica que el 30 de diciembre de 2010, el fiscal 77 especializado Luis Duarte Echeverry solicitó su traslado de la cárcel del Cunduy, en Florencia, al centro penitenciario de Garzón (Huila). En el documento, Echeverry alegaba que José Jairo Cruz “era objeto de agresiones físicas y sexuales de un grupo de internos que ponen en peligro su integridad personal y vida”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Me están dejando solo”

                                                                                                                                “Quieren mi cabeza porque fui el único que se atrevió a hablar de forma tan clara sobre los ‘falsos positivos’ en Caquetá. No tengo plata para reparar, pero al menos quiero retribuirles a las familias de las personas que afectamos con verdad y la promesa de que eso no ocurrirá más. Esa fue la motivación por la que me sometí a la JEP en 2019”, comentó Cruz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le puede interesar: Comisión de la Verdad debe reconocer que falsos positivos son política de Estado

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “He mandado cinco oficios ante la JEP y no me responden. Mi abogado dice que es caso perdido, aunque he hecho todas las diligencias posibles con todas las autoridades para que me cuiden. Les entregué verdades que nadie se atrevía a decir y siento que su forma de pagar es dejándome solo en este momento”, sentenció Cruz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Mientras espera la decisión de alguna autoridad judicial y de protección, Cruz está intentando reconstruir su vida en Huila, aunque distante de su familia y amigos. Por ahora conserva la voluntad de seguir contando verdades que vivió estando en la guerra.

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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