Papa Francisco recibe los reclamos del Chocó en el Vaticano
Representantes de la Diócesis de Quibdó y de organizaciones regionales expondrán hoy ante el sumo pontífice la creciente crisis social del departamento y las iniciativas locales de resistencia y transformación. Esperan su bendición, pero también reconocimiento y apoyo nacional e internacional.
Natalia Romero Peñuela
A Sally Asprilla, una maestra negra chocoana, se le arruga la nariz en medio de una carcajada luego de contar que viajó 16 horas por tierra desde Quibdó hasta Bogotá para evitar una hora de avión, porque les tiene pavor. Pero luego tuvo que abordar dos: uno para volar 10 horas hasta Madrid y otro por cuatro hasta Roma. Todo para conocer al papa Francisco, con quien se reunirá hoy.
“Queremos contarle que la situación en Chocó es crítica, en especial para las mujeres, pero también vamos a visibilizar el trabajo que hemos venido desarrollando con nuestras comunidades para hacerle frente. Esta es una oportunidad que fue mandadita del cielo”, dice la profesora que durante 30 años recorrió el departamento con la Secretaría de Educación haciendo capacitación docente y asesoría a los proyectos educativos de todos los colegios, por lo que conoce bien sus problemáticas.
Sally viajará junto a monseñor Juan Carlos Barreto, quien fue obispo de la Diócesis de Quibdó durante nueve años, hasta el pasado abril, y ha denunciado una y otra vez la crisis social y la reconfiguración de los grupos armados tras el Acuerdo de Paz con las Farc. Por eso, él será el primero en hablar durante el encuentro privado de media hora: “Vamos a relatar la grave situación de crisis humanitaria y de derechos humanos en la región, pero en concreto le hablaremos de la necesidad de que en Chocó se den un acuerdo humanitario y una solución negociada al conflicto armado”, señala.
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Hablará en representación de la Iglesia de Chocó, que históricamente ha llenado vacíos estatales en la región, especialmente acompañando las innumerables olas de desplazamiento a raíz de la violencia. Y espera que la respuesta sea igualmente concreta. “Que el santo padre escuche la situación difícil que viven los chocoanos y, en la medida de lo posible, haga algún tipo de incidencia para que el Estado colombiano responda eficazmente ante las enormes dificultades que se viven en la región”, asegura.
Dificultades que también han sido alertadas por la Defensoría del Pueblo y el comisionado de la Verdad, Leyner Palacios, aunque han sido calificadas de “falsas y extravagantes” por el ministro del Interior, Daniel Palacios. Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, de enero a abril de 2022, Chocó concentró el 88 % del total de víctimas de confinamiento a nivel nacional, con 49.000 personas de 184 comunidades étnicas. Esto, por la disputa del territorio entre el Eln y las Agc o Clan del Golfo.
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Además, de acuerdo con datos de la Mesa Departamental de los Pueblos Indígenas, 138 niños y jóvenes se quitaron la vida desde 2015 hasta abril de 2022 por temor a ser reclutados, y en lo corrido de este año van al menos 22. Esto se suma a los riesgos de extorsión, amenaza y minas antipersonales registrados en 29 alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo desde la subregión del San Juan hasta el Darién.
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Por su parte, Sally le contará al papa que estas dificultades afectan en mayor medida a las mujeres. “Nosotras somos doblemente vulneradas por la falta de oportunidades para tener un proyecto de vida propio. Las jóvenes están expuestas a ser reclutadas para cocinarles a grupos armados, ser víctimas de violencia sexual o a tener marido e hijos sin poder aspirar a formación. Por eso también le vamos a contar de nuestro empeño por empoderarlas”, explica la maestra que ahora dirige una residencia universitaria en Quibdó para 30 mujeres jóvenes vulnerables de zonas rurales del departamento.
El proyecto es codirigido por la fundación alemana Casa Hogar, que desde 2015 trabaja en el empoderamiento de las niñas y mujeres de la región a través de la educación. De hecho, fue Theodor Rüber, director de esa organización, quien tuvo la idea de buscar un encuentro con el papa.
Lo habló en una reunión con el nuncio de Mainz (Alemania) en la que le expuso la importancia que la Iglesia Católica ha tenido en el Chocó y la falta de apoyo público y privado en el departamento. “Luego e“En noviembre pasado enviamos la solicitud formal y nos respondieron que cuándo podíamos, que solo era confirmar disponibilidad de fechas y asistentes, y nosotros nos sorprendimos y emocionamos. Pero no podíamos ir a hablar del Chocó sin el Chocó, por eso invitamos a Sally y a monseñor”, cuenta Laura Morales, gerente de proyectos de la fundación.
Al finalizar el encuentro, los representantes del Chocó le entregarán algunos regalos al sumo pontífice: una estola con diseño afrocolombiano como las que usan los sacerdotes afro; libros de historia de los procesos comunitarios de la Iglesia en Chocó; cartas y manillas realizadas por niñas indígenas y afro de Istmina, y café y frutos secos producidos en el departamento.
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La bendición y el reconocimiento
Este fin de semana los católicos celebran la Fiesta de Pentecostés, que representa la llegada de la cosecha en el Antiguo Testamento y la visita prometida por Cristo del Espíritu Santo cincuenta días después del Domingo de Pascua en el Nuevo Testamento. Por eso es especial para los representantes del Chocó que el Papa los reciba en esta fecha “pues el Espíritu Santo anima la Iglesia universal, y el Santo Padre que es el garante de la comunión, tiene el compromiso de escuchar, en perspectiva sinodal, las alegrías y los sufrimientos de todas las Iglesias”, dice monseñor.
Vea: El Clan del Golfo tiene tomado todo el departamento
Pero aAdemás de la escucha del papa Francisco y su bendición, los voluntarios, la lideresa y el padre esperan que el encuentro genere respuestas efectivas y tangibles dentro del país. “Este es un llamado al Estado colombiano para que nos escuche y nos vea, para que entienda que en Chocó sí se puede, que solo necesitamos apoyo, porque con lo poco que tenemos hemos podido hacer mucho.”, asevera Sally.
Monseñor coincide y añade que debe darse una respuesta de diálogo social como la planteada por el papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti. Es decir, “que se pueda hacer realidad su propuesta en el sentido de que si no se resuelven los problemas de los pobres, no se resolverán los problemas del mundo”, concluye.
Reafirmar el Pacto Educativo Global
El punto de unión entre la Fundación La Paz -que dirige Sally-, Casa Hogar, monseñor Juan Carlos Barreto y el papa Francisco es lo que este último ha nombrado como el Pacto Educativo Global, un llamado a la sociedad para poner a la persona en el centro de la formación integral.
Así lo describe Laura Morales, de Casa Hogar. Esa fundación ha promovido el empoderamiento de niñas y mujeres desde la educación: apoyó la ampliación de un colegio en Istmina de 200 a 400 cupos, y en ese mismo municipio creó una residencia escolar para niñas rurales llamado Casa Hogar Niña María y una casa para mujeres violentadas. Además, creó con la Fundación La Paz las dos residencias universitarias que dirige Sally y que cubren el sostenimiento de 30 jóvenes becadas en la Universidad Tecnológica del Chocó, además de darles capacitación en emprendimiento y liderazgo. “La idea es que ellas tengan herramientas y el sentido de pertenencia para que al graduarse retornen a sus comunidades y lideren la transformación social”, dice Sally.
A Sally Asprilla, una maestra negra chocoana, se le arruga la nariz en medio de una carcajada luego de contar que viajó 16 horas por tierra desde Quibdó hasta Bogotá para evitar una hora de avión, porque les tiene pavor. Pero luego tuvo que abordar dos: uno para volar 10 horas hasta Madrid y otro por cuatro hasta Roma. Todo para conocer al papa Francisco, con quien se reunirá hoy.
“Queremos contarle que la situación en Chocó es crítica, en especial para las mujeres, pero también vamos a visibilizar el trabajo que hemos venido desarrollando con nuestras comunidades para hacerle frente. Esta es una oportunidad que fue mandadita del cielo”, dice la profesora que durante 30 años recorrió el departamento con la Secretaría de Educación haciendo capacitación docente y asesoría a los proyectos educativos de todos los colegios, por lo que conoce bien sus problemáticas.
Sally viajará junto a monseñor Juan Carlos Barreto, quien fue obispo de la Diócesis de Quibdó durante nueve años, hasta el pasado abril, y ha denunciado una y otra vez la crisis social y la reconfiguración de los grupos armados tras el Acuerdo de Paz con las Farc. Por eso, él será el primero en hablar durante el encuentro privado de media hora: “Vamos a relatar la grave situación de crisis humanitaria y de derechos humanos en la región, pero en concreto le hablaremos de la necesidad de que en Chocó se den un acuerdo humanitario y una solución negociada al conflicto armado”, señala.
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Hablará en representación de la Iglesia de Chocó, que históricamente ha llenado vacíos estatales en la región, especialmente acompañando las innumerables olas de desplazamiento a raíz de la violencia. Y espera que la respuesta sea igualmente concreta. “Que el santo padre escuche la situación difícil que viven los chocoanos y, en la medida de lo posible, haga algún tipo de incidencia para que el Estado colombiano responda eficazmente ante las enormes dificultades que se viven en la región”, asegura.
Dificultades que también han sido alertadas por la Defensoría del Pueblo y el comisionado de la Verdad, Leyner Palacios, aunque han sido calificadas de “falsas y extravagantes” por el ministro del Interior, Daniel Palacios. Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, de enero a abril de 2022, Chocó concentró el 88 % del total de víctimas de confinamiento a nivel nacional, con 49.000 personas de 184 comunidades étnicas. Esto, por la disputa del territorio entre el Eln y las Agc o Clan del Golfo.
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Además, de acuerdo con datos de la Mesa Departamental de los Pueblos Indígenas, 138 niños y jóvenes se quitaron la vida desde 2015 hasta abril de 2022 por temor a ser reclutados, y en lo corrido de este año van al menos 22. Esto se suma a los riesgos de extorsión, amenaza y minas antipersonales registrados en 29 alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo desde la subregión del San Juan hasta el Darién.
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Por su parte, Sally le contará al papa que estas dificultades afectan en mayor medida a las mujeres. “Nosotras somos doblemente vulneradas por la falta de oportunidades para tener un proyecto de vida propio. Las jóvenes están expuestas a ser reclutadas para cocinarles a grupos armados, ser víctimas de violencia sexual o a tener marido e hijos sin poder aspirar a formación. Por eso también le vamos a contar de nuestro empeño por empoderarlas”, explica la maestra que ahora dirige una residencia universitaria en Quibdó para 30 mujeres jóvenes vulnerables de zonas rurales del departamento.
El proyecto es codirigido por la fundación alemana Casa Hogar, que desde 2015 trabaja en el empoderamiento de las niñas y mujeres de la región a través de la educación. De hecho, fue Theodor Rüber, director de esa organización, quien tuvo la idea de buscar un encuentro con el papa.
Lo habló en una reunión con el nuncio de Mainz (Alemania) en la que le expuso la importancia que la Iglesia Católica ha tenido en el Chocó y la falta de apoyo público y privado en el departamento. “Luego e“En noviembre pasado enviamos la solicitud formal y nos respondieron que cuándo podíamos, que solo era confirmar disponibilidad de fechas y asistentes, y nosotros nos sorprendimos y emocionamos. Pero no podíamos ir a hablar del Chocó sin el Chocó, por eso invitamos a Sally y a monseñor”, cuenta Laura Morales, gerente de proyectos de la fundación.
Al finalizar el encuentro, los representantes del Chocó le entregarán algunos regalos al sumo pontífice: una estola con diseño afrocolombiano como las que usan los sacerdotes afro; libros de historia de los procesos comunitarios de la Iglesia en Chocó; cartas y manillas realizadas por niñas indígenas y afro de Istmina, y café y frutos secos producidos en el departamento.
Lea: En Unión Chocó sólo quedaron los perros
La bendición y el reconocimiento
Este fin de semana los católicos celebran la Fiesta de Pentecostés, que representa la llegada de la cosecha en el Antiguo Testamento y la visita prometida por Cristo del Espíritu Santo cincuenta días después del Domingo de Pascua en el Nuevo Testamento. Por eso es especial para los representantes del Chocó que el Papa los reciba en esta fecha “pues el Espíritu Santo anima la Iglesia universal, y el Santo Padre que es el garante de la comunión, tiene el compromiso de escuchar, en perspectiva sinodal, las alegrías y los sufrimientos de todas las Iglesias”, dice monseñor.
Vea: El Clan del Golfo tiene tomado todo el departamento
Pero aAdemás de la escucha del papa Francisco y su bendición, los voluntarios, la lideresa y el padre esperan que el encuentro genere respuestas efectivas y tangibles dentro del país. “Este es un llamado al Estado colombiano para que nos escuche y nos vea, para que entienda que en Chocó sí se puede, que solo necesitamos apoyo, porque con lo poco que tenemos hemos podido hacer mucho.”, asevera Sally.
Monseñor coincide y añade que debe darse una respuesta de diálogo social como la planteada por el papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti. Es decir, “que se pueda hacer realidad su propuesta en el sentido de que si no se resuelven los problemas de los pobres, no se resolverán los problemas del mundo”, concluye.
Reafirmar el Pacto Educativo Global
El punto de unión entre la Fundación La Paz -que dirige Sally-, Casa Hogar, monseñor Juan Carlos Barreto y el papa Francisco es lo que este último ha nombrado como el Pacto Educativo Global, un llamado a la sociedad para poner a la persona en el centro de la formación integral.
Así lo describe Laura Morales, de Casa Hogar. Esa fundación ha promovido el empoderamiento de niñas y mujeres desde la educación: apoyó la ampliación de un colegio en Istmina de 200 a 400 cupos, y en ese mismo municipio creó una residencia escolar para niñas rurales llamado Casa Hogar Niña María y una casa para mujeres violentadas. Además, creó con la Fundación La Paz las dos residencias universitarias que dirige Sally y que cubren el sostenimiento de 30 jóvenes becadas en la Universidad Tecnológica del Chocó, además de darles capacitación en emprendimiento y liderazgo. “La idea es que ellas tengan herramientas y el sentido de pertenencia para que al graduarse retornen a sus comunidades y lideren la transformación social”, dice Sally.