10 de abril de 2022 - 11:22 a. m.
(Imágenes) El operativo militar en Putumayo que se llevó la paz del Alto Remanso
El pasado 2 de abril, cinco días después del operativo militar entre el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, visitamos la pequeña vereda Alto Remanso, ubicada a cuatro horas en lancha rápida desde Puerto Leguízamo y Puerto Asís. En este operativo, que pretendía dar un golpe al grupo Comandos de la Frontera, murieron 11 personas de las que, por lo menos, cuatro serían civiles. Imágenes del lugar en el que solo quedó desolación, casquillos de balas por el piso y reclamos de una comunidad que denuncia haber sido víctima de una masacre. Fotos exclusivas.
Mauricio Alvarado Lozada
Reportero Gráfico
Una de las casas donde se vendía alimentos en la vereda fue impactada, al menos, cinco veces. En Alto Remanso todavía están los rastros de un operativo militar que dejó un saldo de 11 muertos, cuatro civiles y un soldado herido.
Mauricio Alvarado Lozada
El día del operativo, según más de 30 testimonios que recopilamos en la vereda, arribaron dos helicópteros militares en medio de los disparos. El día que llegamos al Alto Remanso, uno El sábado 2 de abril, que llegamos hasta la vereda, otro helicóptero del Ejército arribó en el mismo lugar que describen los sobrevivientes.
Mauricio Alvarado Lozada
Los investigadores del CTI de la Fiscalía apenas arribaron a tomar declaraciones testimoniales y a comenzar las pesquisas judiciales cuatro días después de los hechos. No acordonaron ningún lugar de la vereda ni donde había material probatorio.
Mauricio Alvarado Lozada
El pasado 2 de abril, los sobrevivientes de la vereda tuvieron que dar sus declaraciones ante la Fiscalía en un espacio público, a ojos y oídos de militares que custodiaban la zona.
Mauricio Alvarado Lozada
En la vereda Alto Remanso todavía había manchas de sangre, sábanas y y cobijas tiradas en el suelo. Investigadores del CTI recopilaron material probatorio cuatro días después del operativo.
Mauricio Alvarado Lozada
La vereda donde ocurrió el operativo militar está compuesta por unas 15 casitas de madera, pequeñas y de colores. En el resto del lugar hay una cancha de fútbol, una casa abierta que hace las veces de colegio, dos cocinas comunitarias y un prostíbulo.
Mauricio Alvarado Lozada
Apenas una de las casas en la vereda fue acordonada: no por el CTI de la Fiscalía sino por investigadores de la Agencia Nacional de Investigadores Privados que fueron contratados por la Fundación Liderazgo y Paz para adelantar las pesquisas.
Mauricio Alvarado Lozada
La caseta comunal del Alto Remanso fue la más afectada por los disparos. Sobre las 7:00 a.m., según los pobladores, comenzaron a sonar ráfagas que provenían de la montaña y buscaban impactar a las personas que había en esta caseta. Cinco días después del operativo, en el suelo hay rastros de lo que fue una de las más grandes fiestas en la comunidad.
Mauricio Alvarado Lozada
Los impactos de fusil en las paredes y fachadas de las casas podrían ser una de las pruebas más contundentes para determinar la naturaleza del operativo militar que dejó 11 personas muertas.
Mauricio Alvarado Lozada
Algunos habitantes de la zona, cinco días después de lo que ellos denominaron una masacre, recogían casquillos de bala que habían impactado sus casas.
Mauricio Alvarado Lozada
Una de las casas donde se vendía alimentos en la vereda fue impactada, al menos, cinco veces. En Alto Remanso todavía están los rastros de un operativo militar que dejó un saldo de 11 muertos, cuatro civiles y un soldado herido.
Mauricio Alvarado Lozada
El día del operativo, según más de 30 testimonios que recopilamos en la vereda, arribaron dos helicópteros militares en medio de los disparos. El día que llegamos al Alto Remanso, uno El sábado 2 de abril, que llegamos hasta la vereda, otro helicóptero del Ejército arribó en el mismo lugar que describen los sobrevivientes.
Mauricio Alvarado Lozada
Los investigadores del CTI de la Fiscalía apenas arribaron a tomar declaraciones testimoniales y a comenzar las pesquisas judiciales cuatro días después de los hechos. No acordonaron ningún lugar de la vereda ni donde había material probatorio.
Mauricio Alvarado Lozada
El pasado 2 de abril, los sobrevivientes de la vereda tuvieron que dar sus declaraciones ante la Fiscalía en un espacio público, a ojos y oídos de militares que custodiaban la zona.
Mauricio Alvarado Lozada
En la vereda Alto Remanso todavía había manchas de sangre, sábanas y y cobijas tiradas en el suelo. Investigadores del CTI recopilaron material probatorio cuatro días después del operativo.
Mauricio Alvarado Lozada
La vereda donde ocurrió el operativo militar está compuesta por unas 15 casitas de madera, pequeñas y de colores. En el resto del lugar hay una cancha de fútbol, una casa abierta que hace las veces de colegio, dos cocinas comunitarias y un prostíbulo.
Mauricio Alvarado Lozada
Apenas una de las casas en la vereda fue acordonada: no por el CTI de la Fiscalía sino por investigadores de la Agencia Nacional de Investigadores Privados que fueron contratados por la Fundación Liderazgo y Paz para adelantar las pesquisas.
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La caseta comunal del Alto Remanso fue la más afectada por los disparos. Sobre las 7:00 a.m., según los pobladores, comenzaron a sonar ráfagas que provenían de la montaña y buscaban impactar a las personas que había en esta caseta. Cinco días después del operativo, en el suelo hay rastros de lo que fue una de las más grandes fiestas en la comunidad.
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Los impactos de fusil en las paredes y fachadas de las casas podrían ser una de las pruebas más contundentes para determinar la naturaleza del operativo militar que dejó 11 personas muertas.
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Algunos habitantes de la zona, cinco días después de lo que ellos denominaron una masacre, recogían casquillos de bala que habían impactado sus casas.
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