La fábula que narra la lucha de Yolanda Izquierdo, lideresa de tierras en Córdoba
La resistencia de las víctimas de despojo y desplazamiento forzado liderada por Yolanda en este departamento inspiró “Una tierra añorada”, la octava y última fábula de la nueva temporada de “De Otra Manera”. Podrá encontrar el fascículo de esta historia mañana junto al periódico de El Espectador.
Yolanda, una tortuga morrocoy, y sus pequeñas crías vivían plenamente junto a otra tortugas y familias de iguanas, hasta que llegó un grupo de serpientes con promesas falsas y amenazas de muerte. Las serpientes mapanás y corales, con engaños y violencia, hicieron que las tortugas e iguanas dejaran su tierra y se olvidaran de sus hogares. Pese al miedo, Yolanda, la tortuga morrocoy, no se quedó en silencio y empezó a liderar la lucha para recuperar su territorio, ¿lo habrá logrado?
Así comienza “Una tierra añorada”, la octava y última fábula de la nueva temporada de “¡De Otra Manera!”, que en ocho historias resaltó las luchas de los líderes comunitarios, sociales, indígenas y ambientales en Colombia. Para esta ocasión, la fábula está inspirada en las víctimas reclamantes de tierra en el departamento del Córdoba y el liderazgo de Yolanda Izquierdo, una líder que fue asesinada en 2007.
La historia de liderazgo de Yolanda Izquierdo está atravesada por el “clan Castaño” y el aparato criminal que sería el origen de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). En Montería (Córdoba), los Castaño eran propietarios de la finca Santa Paula, que tenía 1.195 hectáreas de extensión. Es en esta tierra donde inicia la lucha de Yolanda y otras 800 familias. Todo empezó cuando en los años 90, con la aparición de las Autodefensas Unidas de Córdoba y Uraba, la hacienda fue cedida a la Fundación para la Paz de Córdoba, Funpazcord.
Esta organización, que estaba dirigida por Sor Teresa Gómez, la cuñada de los Castaño, sirvió como una fachada y plataforma del paramilitarismo que se estaba organizando y fortaleciendo y se encargó de hacer un tipo de reforma agraria “privada” en el terreno que tenía a su disposición. De acuerdo con los pobladores, comenzó fue un “programa de adjudicación de parcelas” en la finca Santa Paula. La promesa era cederles entre dos a cinco hectáreas de tierra a familias de campesinos para que, junto a la Fundación, trabajaran ese terreno para el beneficio de ellos.
(Le sugerimos: La resistencia del Movimiento Ríos Vivos narrada a manera de fábula)
La oportunidad de trabajar una parcela propia era el sueño de vida de los campesinos de Córdoba. Por eso no dudaron en aceptar y en 1991 empezaron a asentarse en los terrenos y se les fueron entregadas las escrituras. Cultivaron y cosecharon, pero no pasó mucho tiempo cuando desde la Fundación se les prohibió volver a sembrar maíz o yuca. “Ahora estarían destinadas a la ganadería”, les advirtieron.
Después de esto, los reunieron y les dijeron que necesitaban esas tierras y que les iban a pagar un millón de pesos por cada parcela. Algunos labriegos reclamaron porque en las escrituras decía que valían al menos seis millones. Sin embargo, de nada sirvieron las protestas. Eso era lo que había y después de recibir amenazas, los campesinos huyeron y dejaron sus fincas. Entre ellos estaba Yolanda y sus hijos.
Así se desarrolló la estrategia paramilitar que inició con la entrega de tierras a las familias del corregimiento de Leticia, en Montería, y luego, con engaños y amenazas, se las quitaron. Ese fue el comienzo del movimiento de reclamantes de tierras en Montería, liderado por Yolanda Izquierdo por más de diez años hasta que, en 2007, fue asesinada.
(Lea también: Temilda Vanegas y su búsqueda inquebrantable por los desaparecidos)
La justicia determinó que quien dio la orden de asesinar a Yolanda fue Sor Teresa Gómez, la cuñada de los Castaño y quien dirigió Funpazcord. Sin embargo la muerte de Yolanda no frenó el proceso para recuperar sus tierras. Al contrario, motivó a los campesinos despojados y a sus hijos a heredar la lucha que durante años abanderó Yolanda. En 2014, siete años después del asesinato de Yolanda, un fallo les restituyó la tierra a sus hijos. Esta lucha aún continúa para los otros campesinos que siguen esperando volver a sus fincas. Y la fábula “Una tierra añorada” es un homenaje a todos ellos y al legado de Yolanda.
¡De Otra Manera! es un proyecto conjunto entre Colombia 2020 y Click Arte, una agencia de pedagogía que combina arte, diseño y educación, y cuenta con el apoyo de la Unión Europea, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Yolanda, una tortuga morrocoy, y sus pequeñas crías vivían plenamente junto a otra tortugas y familias de iguanas, hasta que llegó un grupo de serpientes con promesas falsas y amenazas de muerte. Las serpientes mapanás y corales, con engaños y violencia, hicieron que las tortugas e iguanas dejaran su tierra y se olvidaran de sus hogares. Pese al miedo, Yolanda, la tortuga morrocoy, no se quedó en silencio y empezó a liderar la lucha para recuperar su territorio, ¿lo habrá logrado?
Así comienza “Una tierra añorada”, la octava y última fábula de la nueva temporada de “¡De Otra Manera!”, que en ocho historias resaltó las luchas de los líderes comunitarios, sociales, indígenas y ambientales en Colombia. Para esta ocasión, la fábula está inspirada en las víctimas reclamantes de tierra en el departamento del Córdoba y el liderazgo de Yolanda Izquierdo, una líder que fue asesinada en 2007.
La historia de liderazgo de Yolanda Izquierdo está atravesada por el “clan Castaño” y el aparato criminal que sería el origen de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). En Montería (Córdoba), los Castaño eran propietarios de la finca Santa Paula, que tenía 1.195 hectáreas de extensión. Es en esta tierra donde inicia la lucha de Yolanda y otras 800 familias. Todo empezó cuando en los años 90, con la aparición de las Autodefensas Unidas de Córdoba y Uraba, la hacienda fue cedida a la Fundación para la Paz de Córdoba, Funpazcord.
Esta organización, que estaba dirigida por Sor Teresa Gómez, la cuñada de los Castaño, sirvió como una fachada y plataforma del paramilitarismo que se estaba organizando y fortaleciendo y se encargó de hacer un tipo de reforma agraria “privada” en el terreno que tenía a su disposición. De acuerdo con los pobladores, comenzó fue un “programa de adjudicación de parcelas” en la finca Santa Paula. La promesa era cederles entre dos a cinco hectáreas de tierra a familias de campesinos para que, junto a la Fundación, trabajaran ese terreno para el beneficio de ellos.
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La oportunidad de trabajar una parcela propia era el sueño de vida de los campesinos de Córdoba. Por eso no dudaron en aceptar y en 1991 empezaron a asentarse en los terrenos y se les fueron entregadas las escrituras. Cultivaron y cosecharon, pero no pasó mucho tiempo cuando desde la Fundación se les prohibió volver a sembrar maíz o yuca. “Ahora estarían destinadas a la ganadería”, les advirtieron.
Después de esto, los reunieron y les dijeron que necesitaban esas tierras y que les iban a pagar un millón de pesos por cada parcela. Algunos labriegos reclamaron porque en las escrituras decía que valían al menos seis millones. Sin embargo, de nada sirvieron las protestas. Eso era lo que había y después de recibir amenazas, los campesinos huyeron y dejaron sus fincas. Entre ellos estaba Yolanda y sus hijos.
Así se desarrolló la estrategia paramilitar que inició con la entrega de tierras a las familias del corregimiento de Leticia, en Montería, y luego, con engaños y amenazas, se las quitaron. Ese fue el comienzo del movimiento de reclamantes de tierras en Montería, liderado por Yolanda Izquierdo por más de diez años hasta que, en 2007, fue asesinada.
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La justicia determinó que quien dio la orden de asesinar a Yolanda fue Sor Teresa Gómez, la cuñada de los Castaño y quien dirigió Funpazcord. Sin embargo la muerte de Yolanda no frenó el proceso para recuperar sus tierras. Al contrario, motivó a los campesinos despojados y a sus hijos a heredar la lucha que durante años abanderó Yolanda. En 2014, siete años después del asesinato de Yolanda, un fallo les restituyó la tierra a sus hijos. Esta lucha aún continúa para los otros campesinos que siguen esperando volver a sus fincas. Y la fábula “Una tierra añorada” es un homenaje a todos ellos y al legado de Yolanda.
¡De Otra Manera! es un proyecto conjunto entre Colombia 2020 y Click Arte, una agencia de pedagogía que combina arte, diseño y educación, y cuenta con el apoyo de la Unión Europea, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).