"La herencia de una comunicadora indígena silenciada": Jesús Melenje
Después del asesinato de Efigenia Vásquez, la Policía volvió a amenazarnos con quemar las instalaciones de la emisora comunitaria. Seguiremos resistiendo desde el territorio.
Jesús Melenje
“Conocí a Efigenia Vásquez Astudillo en el año 2002, cuando ella era guardia indígena del resguardo de Kokonuko. Y a pesar de su juventud, pues en ese entonces tenía apenas 16 años, fue muy responsable con el trabajo comunitario que le asignaron: salvaguardar a su comunidad.
(Vea el especial de los líderes sociales considerados personajes del año)
El legado de sus antecesores fue defender su territorio no dejando morir los usos y costumbres que nos identifican como indígenas kokonukos, con una cultura propia. Desde muy temprano empezó su liderazgo. Participaba, junto a nosotros, en mingas, asambleas y movilizaciones. Aunque también dedicaba tiempo para estudiar.
Dos años después inició su trayectoria en la comunicación propia en la emisora indígena Renacer Kokonuko. Entonces, Édgar Marino Pizo y yo la capacitamos y se hizo comunicadora con el programa Tejiendo nuestro folclor, un espacio de música andina de mediodía, por donde también enviaba mensajes alusivos a los territorios indígenas.
(Puede leer: “Insistir, persistir y nunca desistir”: Pastora Mira)
Continuó con otros espacios radiales, como Guitarras de mi pueblo, La chiva musical, Amanecer indígena y Las huellas de nuestra historia. Con el micrófono en mano visitaba diferentes resguardos del departamento del Cauca para visibilizar los usos, costumbres y necesidades de cada comunidad.
Efigenia Vásquez, más convencida de su vocación comunitaria y de que podía aportarles a los pueblos ancestrales, viajó con la palabra a otros departamentos como Nariño, Putumayo, La Guajira y el Eje Cafetero. Siempre guiada por los mayores del territorio. En esos espacios realizó talleres para afianzar los procesos políticos y culturales de estas comunidades.
(Le puede interesar: “El posconflicto no ha aterrizado”: Leyner Palacios)
Por su destacado trabajo participó en la segunda cumbre intercontinental del Abya Yala, la cual se realizó en Oaxaca (México). Todo este recorrido hizo de Efigenia una mujer líder desde el espacio de la comunicación y por eso estaba cubriendo los hechos de recuperación de la madre tierra en el predio Aguas Tibias, en Coconuco (Cauca).
Ese día, antes de las 3 de la tarde, estaba cumpliendo con su labor de informar lo que acontecía en ese predio. El Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) estaba atacando a nuestras comunidades y ella narraba los hechos por la emisora Renacer Kokonuko. A las 3 de la tarde, cuando la refriega había aumentado, fue asesinada, todo apunta que la Fuerza Pública, con dos tiros en su pecho. Fue el 8 de octubre de 2017.
Antes de que asesinaran a Efigenia, los seis comunicadores de la emisora estábamos en alerta, pues la policía intentó ingresar a la fuerza a las instalaciones de nuestro medio de comunicación y golpearon a un comunero que llevaba una información. No pudieron entrar porque se les cerró las puertas.
(Lea: “Perseverar a pesar del dolor”: Socorro Aceros)
El segundo episodio fue después del asesinato. A finales de octubre el Esmad le arrojó piedras y gases a la casa donde está la emisora. Hoy el temor es más latente, pues el cuento que anda es que la Policía va a quemar las instalaciones de la emisora, donde permanezco la mayoría del tiempo en producción radial. Cabe resaltar que estoy en silla de ruedas. En las noches la zozobra me embarga, porque no sé qué pueda pasar.
De todas maneras, nuestra tarea es seguir llegando a las comunidades de todo el territorio, para hablarles con la verdad de lo que acontece y esconden algunos medios regionales y nacionales”.
“Conocí a Efigenia Vásquez Astudillo en el año 2002, cuando ella era guardia indígena del resguardo de Kokonuko. Y a pesar de su juventud, pues en ese entonces tenía apenas 16 años, fue muy responsable con el trabajo comunitario que le asignaron: salvaguardar a su comunidad.
(Vea el especial de los líderes sociales considerados personajes del año)
El legado de sus antecesores fue defender su territorio no dejando morir los usos y costumbres que nos identifican como indígenas kokonukos, con una cultura propia. Desde muy temprano empezó su liderazgo. Participaba, junto a nosotros, en mingas, asambleas y movilizaciones. Aunque también dedicaba tiempo para estudiar.
Dos años después inició su trayectoria en la comunicación propia en la emisora indígena Renacer Kokonuko. Entonces, Édgar Marino Pizo y yo la capacitamos y se hizo comunicadora con el programa Tejiendo nuestro folclor, un espacio de música andina de mediodía, por donde también enviaba mensajes alusivos a los territorios indígenas.
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Continuó con otros espacios radiales, como Guitarras de mi pueblo, La chiva musical, Amanecer indígena y Las huellas de nuestra historia. Con el micrófono en mano visitaba diferentes resguardos del departamento del Cauca para visibilizar los usos, costumbres y necesidades de cada comunidad.
Efigenia Vásquez, más convencida de su vocación comunitaria y de que podía aportarles a los pueblos ancestrales, viajó con la palabra a otros departamentos como Nariño, Putumayo, La Guajira y el Eje Cafetero. Siempre guiada por los mayores del territorio. En esos espacios realizó talleres para afianzar los procesos políticos y culturales de estas comunidades.
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Por su destacado trabajo participó en la segunda cumbre intercontinental del Abya Yala, la cual se realizó en Oaxaca (México). Todo este recorrido hizo de Efigenia una mujer líder desde el espacio de la comunicación y por eso estaba cubriendo los hechos de recuperación de la madre tierra en el predio Aguas Tibias, en Coconuco (Cauca).
Ese día, antes de las 3 de la tarde, estaba cumpliendo con su labor de informar lo que acontecía en ese predio. El Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) estaba atacando a nuestras comunidades y ella narraba los hechos por la emisora Renacer Kokonuko. A las 3 de la tarde, cuando la refriega había aumentado, fue asesinada, todo apunta que la Fuerza Pública, con dos tiros en su pecho. Fue el 8 de octubre de 2017.
Antes de que asesinaran a Efigenia, los seis comunicadores de la emisora estábamos en alerta, pues la policía intentó ingresar a la fuerza a las instalaciones de nuestro medio de comunicación y golpearon a un comunero que llevaba una información. No pudieron entrar porque se les cerró las puertas.
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El segundo episodio fue después del asesinato. A finales de octubre el Esmad le arrojó piedras y gases a la casa donde está la emisora. Hoy el temor es más latente, pues el cuento que anda es que la Policía va a quemar las instalaciones de la emisora, donde permanezco la mayoría del tiempo en producción radial. Cabe resaltar que estoy en silla de ruedas. En las noches la zozobra me embarga, porque no sé qué pueda pasar.
De todas maneras, nuestra tarea es seguir llegando a las comunidades de todo el territorio, para hablarles con la verdad de lo que acontece y esconden algunos medios regionales y nacionales”.