Las dudas sobre el frustrado atentado contra “Timochenko”

Aunque el director de la Policía Nacional, general Óscar Atehortúa, dijo el pasado 12 de enero que dos exguerrilleros habían muerto en un enfrentamiento con agentes de esa institución cuando iban a atentar contra Rodrigo Londoño, los familiares de estos dos hombres y su abogado aseguran que tienen evidencias de que ambos fueron asesinados en circunstancias y tiempos diferentes.

Edinson Bolaños / @eabolanos
27 de enero de 2020 - 11:00 a. m.
(Izq.) Gerson Moisés Morales, conocido como “Conejo”, era escolta de la UNP. (Der.) Carlos Andrés Ricaurte, apodado “Guambi”, exguerrillero de la Teófilo Forero.
/ Fotos: Archivo particular.
(Izq.) Gerson Moisés Morales, conocido como “Conejo”, era escolta de la UNP. (Der.) Carlos Andrés Ricaurte, apodado “Guambi”, exguerrillero de la Teófilo Forero. / Fotos: Archivo particular.
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A las 5:03 de la tarde del sábado 11 de enero, vía Whatsapp, Gerson Moisés Morales, también conocido como Conejo, conversó por última vez con su novia, que se encontraba en Neiva. “Amor, ya te escribo, llegó la Policía”, fue su último mensaje. Horas más tarde, este exguerrillero de las Farc fue presentado por la Policía como uno de los sicarios que supuestamente iban a atentar contra la vida de Rodrigo Londoño, máximo jefe del partido de la exguerrilla. Además, ese mismo día la Policía reportó que en los mismos hechos había muerto Carlos Andrés Ricaurte, apodado Guambi, de quien aseguró que era el encargado directo de asesinar a Londoño, tras calificarlo de experto en la utilización de cohetes tipo RPG y rockets. La Policía también recordó que Guambi fue guerrillero de la columna Teófilo Forero y era el cuñado de Gerson.

Las declaraciones de la Policía y el gobierno Duque fueron hechas en Armenia (Quindío), pero los hechos sucedieron en zona rural de Filandia, cerca a una finca donde Londoño pasó el fin de año. La versión oficial indica que el 22 de diciembre las autoridades ya sabían que un sujeto con las características de Guambi merodeaba por la zona rural de Filandia, cerca de donde se iba a hospedar Londoño. El 31, un oficial de la Policía, con autorización del director de la Policía Nacional, general Óscar Atehortúa, se reunió en La Tebaida con Londoño para advertirle que debía dejar la zona. Así se frustró el primer intento, contó una agente de inteligencia. No obstante, “los tipos se quedaron merodeando y luego salieron de la zona”, reiteró la fuente. Londoño regresó al mismo sitio para enero, porque quería aprovechar el dinero invertido en su viaje.

(En contexto: Frustran intento de asesinato en contra de Rodrigo Londoño (Timochenko))

Según el general Atehortúa, tras la firma del Acuerdo de Paz en septiembre de 2016, los dos sujetos se volvieron hombres de confianza de Hernán Darío Velásquez, conocido como el Paisa. Sin embargo, a mediados de diciembre de 2019, según la Policía, Guambi visitó Venezuela y recibió instrucciones del Paisa, que para ese momento ya había vuelto a declararle la guerra al Estado. El agente de inteligencia de la institución asegura que solo se supo que se trataba de los exguerrilleros Guambi y Conejo cuando murieron. Pero las familias y el abogado de los dos muertos manifiestan que existe la posibilidad de que la Policía supiera que eran exguerrilleros de la columna Teófilo Forero desde antes, pero no los capturaron “porque eso implicaba abrir un proceso judicial”, señaló el abogado Jaime Rojas.

Lo cierto es que, según el agente de inteligencia de la Policía, Guambi y Conejo regresaron al Eje Cafetero el 10 de enero de este año en una motocicleta de alto cilindraje. Al día siguiente, en una carretera rural que comunica con Filandia, aparecieron dos hombres con sus mismas características, razón por la cual la seguridad de Rodrigo Londoño, o Timochenko, se puso en estado de alerta con 22 guardaespaldas (todos exguerrilleros) y, de forma simultánea, lo hizo un anillo de seguridad de 15 policías permanentes que siempre lo acompañan y tres patrullas que se instalaron para frustrar el supuesto atentado en diferentes vías de Alcalá (norte del Valle del Cauca) y Filandia y Quimbaya (Quindío). Según el agente de inteligencia y el propio general Atehortúa, en un punto de la vereda La Cuchilla, zona rural de Filandia, una de las patrullas pidió a los sujetos que se detuvieran, ellos desenfundaron pistolas y fueron abatidos.

Rápidamente, en contravía de la versión oficial, la novia de Gerson Morales planteó las primeras dudas. Según ella, desde el día 11 de enero ella guardó y luego le entregó a la Unidad Especial de Investigación de la Fiscalía (ahora encargada de aclarar qué pasó con estos excombatientes y firmantes del Acuerdo de Paz) una conversación de Whatsapp que sostuvo con Conejo minutos antes de que muriera en el supuesto retén policial en Quindío. En ese cruce de mensajes, él manifestó que estaban en un hotel esperando a que los atendieran, pero luego agregó de manera sucinta: “Amor, ya te escribo, llegó la Policía”. En ese momento, el reloj marcaba las 5:03 de la tarde. Hacia las 6:30, cuando ella volvió a insistirle a su teléfono, esta vez a través de una llamada, el celular del exguerrillero dio señales de estar apagado.

Horas y horas después

El 12 de enero hacia el mediodía, en Armenia (Quindío), durante la rueda de prensa para informar a la opinión pública, la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, anunció lo sucedido, y también habló el general Atehortúa: “De acuerdo con lo que manifiestan las patrullas de la Policía del sector, al ser requeridos por parte de la Policía, ellos esgrimieron armas de fuego, específicamente pistolas, y dispararon contra la humanidad de nuestros policías, lo que los obligó a realizar una actividad en legítima defensa…”, detalló el oficial. A continuación, Atehortúa añadió: “Nuestro cuerpo técnico de investigación de la Dijín hizo presencia ayer y trabajó hasta altas horas de la madrugada en las actividades de criminalística que requiere una situación como esta”.

(Lea también: “Espero que no se hayan ido porque creen que la vía es la lucha armada”: Rodrigo Londoño)

Los cuerpos fueron trasladados a la Fiscalía de Pereira. El miércoles 15 de enero acudieron a esta dependencia dos hermanas de Conejo y Guambi a reclamar los cadáveres. Sin embargo, antes fueron conminadas a contestar un interrogatorio en torno a si sabían que los dos hombres iban a atentar contra Rodrigo Londoño. Mientras entregaban sus declaraciones, la hermana de Guambi escuchó al fiscal preguntar a un investigador dónde estaban los cadáveres, y oyó también la respuesta de un investigador con un interrogante: “¿Cuál de los tres?”. Las familias hoy están convencidas de que existe un tercer cadáver que las autoridades no han relacionado, según escribió el abogado Rojas en la denuncia presentada el pasado viernes en la Unidad Especial de la Fiscalía. La hermana de Guambi le preguntó al fiscal por qué los mataron. El funcionario respondió: “Porque le dispararon a la Policía”. La hermana de Guambi pidió ver las pistolas. El fiscal respondió que son parte de la investigación.

Ese mismo miércoles fueron a Medicina Legal y la hermana de Conejo preguntó por la ropa que llevaba puesta su hermano el día de los hechos. Según ella, un funcionario de esa entidad respondió que no sabía y que los cuerpos, cuando los traían del hospital, siempre llegaban sin sus prendas de vestir. La pregunta que hoy hace la defensa de las familias a la Fiscalía es: si Gerson quedó herido en el lugar de los hechos y no murió inmediatamente, como lo detalló el general Atehortúa el día de la rueda de prensa, ¿por qué no aparecieron sus prendas? En cambio, Guambi sí tenía su ropa, aunque estaba completamente untada de sangre y con mal olor por la descomposición de los líquidos del cuerpo. Ese día, a pesar de los reparos sin suficientes respuestas, las familias recibieron los cuerpos y los transportaron en un carro de una funeraria de Ibagué hasta esta ciudad.

Entre las prendas que fueron recobradas aparecieron unas mochilas de portar en la espalda. Sin embargo, la Fiscalía solo entregó el maletín de Conejo. Con extrañeza, hoy su familia insiste en que no tiene una sola mancha de sangre. Para el abogado Rojas, si Guambi y Conejo llevaban puestas sus mochilas cuando se enfrentaron a la Policía, al ser baleados deberían haber quedado salpicadas de sangre. No obstante, al menos en el caso de Conejo no fue así. En cambio, en el caso de Guambi la mochila no fue entregada a sus familiares y quedó en poder de la Fiscalía, porque presenta algunos huecos y el organismo investigador quiere determinar si fueron causados por los impactos de bala. “Esta diferencia hace pensar que la muerte de ambos haya ocurrido en circunstancias y en tiempos distintos”, afirmó el abogado. Agregó que las familias denunciaron ante la Fiscalía que los cuerpos presentan signos de tortura.

La Policía insiste en que los dos exguerrilleros iban a atentar contra la vida de Londoño y que su acción fue legítima. A su vez, Londoño, desde el mismo día de los anuncios de la autoridad, agradeció a la Fuerza Pública por haber protegido su vida y ratificó que él sabía del posible atentado en su contra desde noviembre de 2019. El lunes 20 de enero circularon por internet las fotos de los cadáveres y el de Guambi parece más descompuesto que el de Conejo. De inmediato, Londoño envió una carta a la Fiscalía para pedir detalles de lo sucedido. “Requiero tener acceso y copia al informe de necropsia efectuado en el cuerpo de las dos personas vinculadas con el hecho”, reclamó. Los cuerpos de Guambi y Conejo fueron sepultados el jueves en el cementerio central de Neiva.

Por Edinson Bolaños / @eabolanos

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