Los expedientes de dos líderes sociales asesinados
Se trata de Temistocles Machado y Jair Cortés, dos líderes sociales emblemáticos, los cuales fueron asesinados después de la firma del acuerdo de paz en La Habana. Ambos tienen responsables materiales tras las rejas, pero el Cuerpo Élite de la Policía y la Fiscalía siguen tras la pista de los intelectuales. ¿Qué hay detrás de estos crímenes?
Edinson Arley Bolaños / @eabolanos
Un año después de la creación del Cuerpo Élite de la Policía para investigar los crímenes contra líderes sociales en diversas regiones del país, los resultados de esas pesquisas empiezan a aportar conclusiones. De los 171 crímenes que han sido avalados por las Naciones Unidas para ser investigados, porque se tiene evidencia de que las víctimas eran defensores de derechos humanos, ya se registran 15 sentencias.
Sin embargo, las estadísticas del Cuerpo Élite de la Policía Nacional y de la Fiscalía General de la Nación también evidencian las dificultades para avanzar en el recaudo de pruebas para judicializar a los responsables, tanto materiales como intelectuales. Esas cifras señalan que 104 de los casos investigados están en etapa de indagación preliminar, 20 en estado de investigación formal y 32 en etapa de juicio.
Dos de estos casos, por el liderazgo que las víctimas ejercían en sus comunidades, y en respuesta a una solicitud expresa del presidente Santos, han sido priorizados por el Cuerpo Élite de la Policía y la Fiscalía. Con autores materiales tras las rejas, se busca ahora esclarecer quiénes fueron los autores intelectuales de los crímenes de José Jair Cortés, líder en Tumaco, y de Temistocles Machado Rentería, dirigente comunal de Buenaventura.
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Jair Cortés, por defender la paz
José Jair Cortés Godoy era el líder del consejo comunitario Alto Mira y Frontera de Tumaco (Nariño). Fue asesinado el 17 de octubre de 2017, a las 4 de la tarde, luego de que saliera del hotel El Jardín, en Tumaco, y se dirigiera a la vereda Restrepo, donde quedaba su residencia. Cortés se movilizaba en su motocicleta cuando recibió varios impactos de bala por parte de dos sujetos que se transportaban en otro automotor.
El crimen se dio en medio de un ambiente caldeado en Tumaco, en octubre de ese año. La Policía y el Ejército habían incrementado su accionar militar en zona rural de ese puerto, con el fin de cumplir la orden de erradicar manualmente los cultivos que crecían. Por esa razón, el 5 de octubre, se registraron choques entre campesinos y uniformados, y en confusos hechos que aún no se esclarecen, murieron siete labriegos. Por estos hechos, el Ejército y la Policía entregaron 70 fusiles a los investigadores de la Fiscalía, pero aún no hay mayores resultados.
En el caso del líder Cortés, las autoridades han concluido que el autor intelectual del crimen fue Walter Patricio Arizala, conocido con el alias de “Guacho”, hoy el líder máximo de la disidencia de las Farc y el más buscado en el sur del país, también por el homicidio de tres periodistas ecuatorianos. Semanas después del asesinato, las autoridades dieron con el paradero del que sería el autor material: Aris Yirber Caicedo Gutiérrez, también conocido con el alias de “Cholo”. En esa misma diligencia fue capturado su colega Wilber Antonio Quiñónez, alias “El Curandero”, quien habría participado transportando al agresor.
Según las autoridades, alias “Cholo” se desempeñaba como cabecilla principal de la red de sicarios y jefe de seguridad del grupo de “Guacho” y, otrora, habría pertenecido a la Red de Apoyo de la Columna Móvil Daniel Aldana de las Farc, hasta el año 2014. En conclusión, para los investigadores del Cuerpo Élite, los autores intelectuales de este crimen fueron alias “Guacho” y alias “Cachi”. Este último con nombre de pila, Jefferson Chávez Toro, y quien era el financiero de ese grupo ilegal llamado Frente Oliver Sinisterra. La razón del homicidio, según las pesquisas de las autoridades, fue haber liderado la sustitución voluntaria de cultivos de coca en su región.
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Temistocles Machado, por defender el territorio
Hace seis meses, en un parqueadero que Temistocles Machado había construido en el barrio Isla de la Paz, zona rural de Buenaventura (Valle), dos hombres en motocicleta se acercaron y le propinaron tres disparos. Durante una década estuvo amenazado por exigir la legalización del barrio donde vivía junto a docenas de familias desplazadas. A dichos predios le aparecieron propietarios y Machado los enfrentó en los estrados judiciales, argumentando ser víctimas de despojo.
El 27 de enero de 2018, hacia las cinco y diez de la tarde, su cuerpo quedó tendido en el negocio que había construido para sostener a sus 11 hijos. En el mismo parqueadero desde donde desarrollaba su disputa jurídica contra el empresario Jairo Arturo Salamando Ochoa, en defensa de las comunidades del barrio Isla de La Paz. A pesar de que Salamando siempre ha alegado ser el propietario de esos terrenos por herencia familiar, contra él fue que Temistocles Machado orientó siempre su controversia judicial.
Meses antes de su muerte, Machado denunció reiteradamente que empresarios presionaban a los habitantes del barrio para que les vendieran sus predios en cuatro millones de pesos. De hecho, algunas casas de madera fueron derrumbadas con retroexcavadoras en noches en las que sus propietarios no estaban en los predios. Esas pruebas también las acopió Machado en sus archivos personales, y con ellas también sustentó sus denuncias contra varios empresarios.
Siempre se negó a irse del territorio, contiguo a la sede de la Sociedad Portuaria de Buenaventura, y su principal pelea era por los terrenos donde se iba a construir la escuela y el puesto de salud de la comunidad, justamente en uno de los sitios en los que Salamando alegaba ser su propietario. En 2013, tras la publicación de dos artículos en este diario sobre este litigio, en particular, Jairo Arturo Salamando insistió en poseer la documentación de los bienes, correspondientes a la sentencia de un juzgado respecto a la sucesión de su abuela, Dolores Salamando, viuda de Trujillo.
La disputa judicial entre Machado y Salamando quedó registrada en varias querellas por falsedad en documento público, de un lado, y la respuesta del empresario con varias denuncias por invasión a propiedad privada. En 2015, dos hombres armados entraron al barrio, descendieron de una camioneta Toyota Land Cruiser Prado, apuntaron con pistola a un grupo de jóvenes y, antes de irse, tumbaron una valla construida por la comunidad en la que se leía: “Este lote es de propiedad comunitaria y está destinado a construir una cancha comunitaria”.
Era tan reconocida la lucha de este líder afrodescendiente en Buenaventura, que el mismo día que lo asesinaron, el presidente Juan Manuel Santos pidió que el Cuerpo Élite priorizara la investigación de este caso. Por eso, casi de inmediato, los investigadores de la Policía Judicial recolectaron pruebas claves para esclarecer el homicidio. En las cámaras de seguridad quedaron las imágenes de una motocicleta Eco De lux, color negro y rojo con dos personas a bordo. Según las pesquisas, esas dos personas posiblemente fueron encargadas de dar aviso a los autores materiales para la ejecución del crimen.
Los investigadores corroboraron que se trataba de los sujetos conocidos con los alias de “Danny” y “Samir”. Después de rastrear 1.900 números de celular, peritos del Gaula de la Policía de Cali establecieron dos líneas telefónicas que permitieron ubicar a estas personas. A finales de marzo, gracias al apoyo de fuentes humanas, también fueron señalados “Bocachico”, “Mono” y “Costeño”. Todos los sindicados resultaron ser integrantes de la banda autodenominada “La Local”, que opera en los barrios de La Carmelita y Seis de enero.
Entre el 23 y el 24 de marzo pasado se efectuaron las capturas y los detenidos fueron sindicados de homicidio agravado y concierto para delinquir. El primero fue Carlos Daniel Delgado Urrutia, conocido con el alias de “Danny”. Este sujeto fue retenido en el barrio Camilo Torres de Buenaventura, tiene 26 años y es oriundo del puerto y residente del barrio La Carmelita. En el barrio Ciudad Córdoba de Cali, el mismo día fue capturado Jorge Luis Jaramillo Valencia, de 43 años, oriundo de Barranquilla y conocido como “Costeño”.
Al día siguiente se produjo la captura de Edwin Samir Rosero Obregón, conocido como “Samir” y a quien las autoridades encontraron en el barrio Seis de enero de Buenaventura. También es oriundo de esta ciudad y pertenecía a la banda La Local, expresa el expediente conocido por El Espectador. Con estas capturas, la Fiscalía encontró rápidamente como avanzar en la investigación judicial.
Fue así como, días después de las primeras diligencias judiciales, uno de los capturados solicitó a los investigadores una audiencia para romper su silencio. La Fiscalía realizó el trámite de rigor y escuchó a alias “Danny”, quien manifestó que había sido víctima de engaño por parte del señor Jaramillo Valencia, es decir, alias “Costeño”.
Según consta en el expediente judicial, las autoridades intentaron obtener información de este segundo capturado, pero “se tornó renuente a suministrar algún tipo de información que permitiera dar con la captura de los autores intelectuales del hecho. Así mismo, manifestó que dentro de la investigación se irá a juicio y que no va a hablar con alguna autoridad”, como quedó escrito en el documento judicial que conoció este diario.
También se adelantó interrogatorio a alias “Samir”, quien manifestó que a él lo había contratado alias “Danny” para ir a cobrar un dinero por el sector donde habitaba el líder Temistocles Machado. Actualmente, las autoridades buscan al sujeto Carlos Arbey Núñez Rentería, alias “Bocachico” y a Robinson Díaz Mosquera, alias “Mono”, quienes tienen orden de captura por los mismos delitos imputados a los tres detenidos que permanecen en las cárceles del Valle del Cauca.
Hasta aquí va la investigación del caso. Para las autoridades, no cabe duda de que entre los detenidos está la autoría material del crimen, pero la gran incógnita es establecer, quién o quiénes ordenaron el asesinato. El principal detenido, alias El Costeño, de 43 años y además el único que no es de Buenaventura, se niega sistemáticamente a colaborar. La Fiscalía trata de establecer si hay nexos con las peleas judiciales que libraba Temistocles Machado, pero hasta el momento solo hay indicios que rondan.
Un año después de la creación del Cuerpo Élite de la Policía para investigar los crímenes contra líderes sociales en diversas regiones del país, los resultados de esas pesquisas empiezan a aportar conclusiones. De los 171 crímenes que han sido avalados por las Naciones Unidas para ser investigados, porque se tiene evidencia de que las víctimas eran defensores de derechos humanos, ya se registran 15 sentencias.
Sin embargo, las estadísticas del Cuerpo Élite de la Policía Nacional y de la Fiscalía General de la Nación también evidencian las dificultades para avanzar en el recaudo de pruebas para judicializar a los responsables, tanto materiales como intelectuales. Esas cifras señalan que 104 de los casos investigados están en etapa de indagación preliminar, 20 en estado de investigación formal y 32 en etapa de juicio.
Dos de estos casos, por el liderazgo que las víctimas ejercían en sus comunidades, y en respuesta a una solicitud expresa del presidente Santos, han sido priorizados por el Cuerpo Élite de la Policía y la Fiscalía. Con autores materiales tras las rejas, se busca ahora esclarecer quiénes fueron los autores intelectuales de los crímenes de José Jair Cortés, líder en Tumaco, y de Temistocles Machado Rentería, dirigente comunal de Buenaventura.
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Jair Cortés, por defender la paz
José Jair Cortés Godoy era el líder del consejo comunitario Alto Mira y Frontera de Tumaco (Nariño). Fue asesinado el 17 de octubre de 2017, a las 4 de la tarde, luego de que saliera del hotel El Jardín, en Tumaco, y se dirigiera a la vereda Restrepo, donde quedaba su residencia. Cortés se movilizaba en su motocicleta cuando recibió varios impactos de bala por parte de dos sujetos que se transportaban en otro automotor.
El crimen se dio en medio de un ambiente caldeado en Tumaco, en octubre de ese año. La Policía y el Ejército habían incrementado su accionar militar en zona rural de ese puerto, con el fin de cumplir la orden de erradicar manualmente los cultivos que crecían. Por esa razón, el 5 de octubre, se registraron choques entre campesinos y uniformados, y en confusos hechos que aún no se esclarecen, murieron siete labriegos. Por estos hechos, el Ejército y la Policía entregaron 70 fusiles a los investigadores de la Fiscalía, pero aún no hay mayores resultados.
En el caso del líder Cortés, las autoridades han concluido que el autor intelectual del crimen fue Walter Patricio Arizala, conocido con el alias de “Guacho”, hoy el líder máximo de la disidencia de las Farc y el más buscado en el sur del país, también por el homicidio de tres periodistas ecuatorianos. Semanas después del asesinato, las autoridades dieron con el paradero del que sería el autor material: Aris Yirber Caicedo Gutiérrez, también conocido con el alias de “Cholo”. En esa misma diligencia fue capturado su colega Wilber Antonio Quiñónez, alias “El Curandero”, quien habría participado transportando al agresor.
Según las autoridades, alias “Cholo” se desempeñaba como cabecilla principal de la red de sicarios y jefe de seguridad del grupo de “Guacho” y, otrora, habría pertenecido a la Red de Apoyo de la Columna Móvil Daniel Aldana de las Farc, hasta el año 2014. En conclusión, para los investigadores del Cuerpo Élite, los autores intelectuales de este crimen fueron alias “Guacho” y alias “Cachi”. Este último con nombre de pila, Jefferson Chávez Toro, y quien era el financiero de ese grupo ilegal llamado Frente Oliver Sinisterra. La razón del homicidio, según las pesquisas de las autoridades, fue haber liderado la sustitución voluntaria de cultivos de coca en su región.
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Temistocles Machado, por defender el territorio
Hace seis meses, en un parqueadero que Temistocles Machado había construido en el barrio Isla de la Paz, zona rural de Buenaventura (Valle), dos hombres en motocicleta se acercaron y le propinaron tres disparos. Durante una década estuvo amenazado por exigir la legalización del barrio donde vivía junto a docenas de familias desplazadas. A dichos predios le aparecieron propietarios y Machado los enfrentó en los estrados judiciales, argumentando ser víctimas de despojo.
El 27 de enero de 2018, hacia las cinco y diez de la tarde, su cuerpo quedó tendido en el negocio que había construido para sostener a sus 11 hijos. En el mismo parqueadero desde donde desarrollaba su disputa jurídica contra el empresario Jairo Arturo Salamando Ochoa, en defensa de las comunidades del barrio Isla de La Paz. A pesar de que Salamando siempre ha alegado ser el propietario de esos terrenos por herencia familiar, contra él fue que Temistocles Machado orientó siempre su controversia judicial.
Meses antes de su muerte, Machado denunció reiteradamente que empresarios presionaban a los habitantes del barrio para que les vendieran sus predios en cuatro millones de pesos. De hecho, algunas casas de madera fueron derrumbadas con retroexcavadoras en noches en las que sus propietarios no estaban en los predios. Esas pruebas también las acopió Machado en sus archivos personales, y con ellas también sustentó sus denuncias contra varios empresarios.
Siempre se negó a irse del territorio, contiguo a la sede de la Sociedad Portuaria de Buenaventura, y su principal pelea era por los terrenos donde se iba a construir la escuela y el puesto de salud de la comunidad, justamente en uno de los sitios en los que Salamando alegaba ser su propietario. En 2013, tras la publicación de dos artículos en este diario sobre este litigio, en particular, Jairo Arturo Salamando insistió en poseer la documentación de los bienes, correspondientes a la sentencia de un juzgado respecto a la sucesión de su abuela, Dolores Salamando, viuda de Trujillo.
La disputa judicial entre Machado y Salamando quedó registrada en varias querellas por falsedad en documento público, de un lado, y la respuesta del empresario con varias denuncias por invasión a propiedad privada. En 2015, dos hombres armados entraron al barrio, descendieron de una camioneta Toyota Land Cruiser Prado, apuntaron con pistola a un grupo de jóvenes y, antes de irse, tumbaron una valla construida por la comunidad en la que se leía: “Este lote es de propiedad comunitaria y está destinado a construir una cancha comunitaria”.
Era tan reconocida la lucha de este líder afrodescendiente en Buenaventura, que el mismo día que lo asesinaron, el presidente Juan Manuel Santos pidió que el Cuerpo Élite priorizara la investigación de este caso. Por eso, casi de inmediato, los investigadores de la Policía Judicial recolectaron pruebas claves para esclarecer el homicidio. En las cámaras de seguridad quedaron las imágenes de una motocicleta Eco De lux, color negro y rojo con dos personas a bordo. Según las pesquisas, esas dos personas posiblemente fueron encargadas de dar aviso a los autores materiales para la ejecución del crimen.
Los investigadores corroboraron que se trataba de los sujetos conocidos con los alias de “Danny” y “Samir”. Después de rastrear 1.900 números de celular, peritos del Gaula de la Policía de Cali establecieron dos líneas telefónicas que permitieron ubicar a estas personas. A finales de marzo, gracias al apoyo de fuentes humanas, también fueron señalados “Bocachico”, “Mono” y “Costeño”. Todos los sindicados resultaron ser integrantes de la banda autodenominada “La Local”, que opera en los barrios de La Carmelita y Seis de enero.
Entre el 23 y el 24 de marzo pasado se efectuaron las capturas y los detenidos fueron sindicados de homicidio agravado y concierto para delinquir. El primero fue Carlos Daniel Delgado Urrutia, conocido con el alias de “Danny”. Este sujeto fue retenido en el barrio Camilo Torres de Buenaventura, tiene 26 años y es oriundo del puerto y residente del barrio La Carmelita. En el barrio Ciudad Córdoba de Cali, el mismo día fue capturado Jorge Luis Jaramillo Valencia, de 43 años, oriundo de Barranquilla y conocido como “Costeño”.
Al día siguiente se produjo la captura de Edwin Samir Rosero Obregón, conocido como “Samir” y a quien las autoridades encontraron en el barrio Seis de enero de Buenaventura. También es oriundo de esta ciudad y pertenecía a la banda La Local, expresa el expediente conocido por El Espectador. Con estas capturas, la Fiscalía encontró rápidamente como avanzar en la investigación judicial.
Fue así como, días después de las primeras diligencias judiciales, uno de los capturados solicitó a los investigadores una audiencia para romper su silencio. La Fiscalía realizó el trámite de rigor y escuchó a alias “Danny”, quien manifestó que había sido víctima de engaño por parte del señor Jaramillo Valencia, es decir, alias “Costeño”.
Según consta en el expediente judicial, las autoridades intentaron obtener información de este segundo capturado, pero “se tornó renuente a suministrar algún tipo de información que permitiera dar con la captura de los autores intelectuales del hecho. Así mismo, manifestó que dentro de la investigación se irá a juicio y que no va a hablar con alguna autoridad”, como quedó escrito en el documento judicial que conoció este diario.
También se adelantó interrogatorio a alias “Samir”, quien manifestó que a él lo había contratado alias “Danny” para ir a cobrar un dinero por el sector donde habitaba el líder Temistocles Machado. Actualmente, las autoridades buscan al sujeto Carlos Arbey Núñez Rentería, alias “Bocachico” y a Robinson Díaz Mosquera, alias “Mono”, quienes tienen orden de captura por los mismos delitos imputados a los tres detenidos que permanecen en las cárceles del Valle del Cauca.
Hasta aquí va la investigación del caso. Para las autoridades, no cabe duda de que entre los detenidos está la autoría material del crimen, pero la gran incógnita es establecer, quién o quiénes ordenaron el asesinato. El principal detenido, alias El Costeño, de 43 años y además el único que no es de Buenaventura, se niega sistemáticamente a colaborar. La Fiscalía trata de establecer si hay nexos con las peleas judiciales que libraba Temistocles Machado, pero hasta el momento solo hay indicios que rondan.