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Aunque el principal motivo de la ciudadanía que salió a marchar era el descontento ante el proyecto de la reforma tributaria propuesta por el Gobierno de Iván Duque, una vez retirado dicho proyecto, la población continuó manifestándose en contra del gobierno, que ofreció “asistencia militar” a las ciudades.
Varias organizaciones de derechos humanos han denunciado reiterados abusos y violencia letal por parte de la fuerza pública durante el paro nacional. Entre el 28 de abril y 4 de mayo, la ONG Indepaz registró 87 personas desaparecidas, 200 agresiones por la Policía, 1.220 heridos y nueve casos de violencia sexual hacia mujeres en el marco de las protestas.
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En el cuarto día de manifestaciones, el 2 de mayo, Iván Duque solicitó al Congreso retirar la reforma tributaria y tramitar un nuevo proyecto. Al otro día, el exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, presentó su renuncia. Sin embargo, el descontento en las calles continuó.
Aunque el proyecto de la reforma tributaria se cayó, miles de ciudadanos siguen marchando por diversos motivos: tumbar la reforma a la salud, reformar a la Policía Nacional, contra los asesinatos de líderes sociales y de excombatientes, para respetar el Acuerdo de Paz, entre otras exigencias. Sin embargo, la brutalidad policial, enfrentamientos con la Policía y circunstancias confusas que derivaron en la muerte de las víctimas, en su mayoría jóvenes, han teñido las protestas de sangre.
Quiénes son las víctimas
De acuerdo con las fuentes consultadas, varias víctimas fueron asesinadas por policías que arremetieron violentamente en manifestaciones pacíficas, como las velatones caleñas de Calima y Siloé. En Madrid, Cundinamarca, el joven padre de un niño de dos años fue asesinado por un disparo desde una tanqueta, según su hermana, a unos 20 metros de distancia, que llegó para atacar manifestantes que estaban cantando arengas y bailando.
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Algunos lograron escapar de estas arremetidas, pero luego murieron, como Daniel Azcarate (19 años), asesinado por un desconocido, y Brian Rojas (26 años), quien apareció muerto en el río Cauca.
Otros fueron asesinados en medio de enfrentamientos, como Marcelo Agredo, quien previamente había intentado patear a su asesino, un policía, y Santiago Murillo, quien iba camino a su casa y tuvo la desgracia de pasar por un lugar en el que un desconocido le habría lanzado una piedra a unos uniformados, quienes abrieron fuego en respuesta. Yarli Parra, asesinado en medio de enfrentamientos, fue presentado por la Policía como una víctima de asalto. También hay víctimas que aparecieron muertas, en circunstancias desconocidas, como Jesús Solano, un capitán de la Sijín que fue asesinado con arma blanca en confusos hechos en Soacha.
Hasta el momento, al menos dos adultos mayores han muerto por causa de los gases lacrimógenos, una es Jovita Osorio, de 73 años, quien después de que un casquillo de gas entrara por el patio de su casa, en Cali, murió de un paro respiratorio en la Clínica Rafael Uribe.
También hubo víctimas en medio de las tensiones por las protestas. Un comerciante asesinó a Michel Reyes por pedir plata en una vía bloqueada en Bogotá y en Pijao, Quindío, un hombre al que no dejaron pasar en una manifestación sacó un arma, mató a otro hombre y, en represalia, la gente lo mató con piedras y palos.
Testigos digitales
Algo que ha diferenciado las últimas protestas en el planeta ha sido la posibilidad de hacer denuncias públicas de las diferentes vulneraciones a los derechos humanos que se presentan, incluso en vivo y en directo. Así ocurrió, por ejemplo, el jueves 6 de mayo, cuando ciudadanos mediante sus celulares evidenciaron cómo un camión de la Policía en Cali transportaba policías vestidos de civil que, según ellos, atacaron a la gente con armas de fuego. Aunque la Policía admitió el hecho, dijo que los policías fueron las víctimas de ataques por parte de ciudadanos.
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Nicolás Guerrero era un joven artista de 22 años que vivía en la ciudad de Cali. Según testigos que estaban con él a la hora de su muerte, el 2 de mayo, Guerrero recibió un disparo por parte de agentes de la Policía mientras se encontraba en una velatón cerca a Calima, en Cali, en honor a los fallecidos en el paro nacional. Durante una transmisión en vivo de un DJ conocido como Juan de León, se pudo ver cómo se prestaron los primeros auxilios. De acuerdo con El País de Cali, el joven falleció mientras era llevado al hospital. Su caso es uno de los más reconocidos en el marco del paro nacional, pues miles de personas vieron cómo fue asesinado en medio de la transmisión de Instagram.
Otra cara de esta violencia ha sido la de Lucas Villa, un estudiante de Ciencias del Deporte de la Universidad Tecnológica de Pereira. Durante todo el día de mayo 5 estuvo participando de las marchas pacíficas en la ciudad de Pereira y a través de videos compartidos por Twitter y Facebook, varios usuarios resaltaron la alegría y jovialidad que expresaba. En la noche, él y otros compañeros estaban en el viaducto César Gaviria, que comunica Pereira con el municipio de Dosquebradas. A Lucas y algunos de sus compañeros, se les acercó un vehículo gris y les empezaron a hablar. Unos minutos después, se escucharon por lo menos siete disparos, dados desde un vehículo no identificado por personas vestidas de civiles. De acuerdo con El Tiempo, Lucas recibió dos impactos de bala: uno en la cabeza y otro en la parte inferior de su pierna derecha. Fue trasladado al hospital San Jorge, donde permanece en cuidados intensivos, de acuerdo con una entrevista que le dio el gerente del hospital al canal de televisión nacional Telecafé, al final de la tarde del jueves 6 de mayo.
Aunque la información de estos hechos aún es confusa por las mismas circunstancias en las que ocurrieron, Rutas del Conflicto se compromete a seguir buscando testimonios de familiares y testigos para actualizar esta base de datos. Al cierre de esta edición, Lucas sigue luchando por su vida.