Luz Perly Córdoba: una llama que se apaga, un ejemplo que permanece
Luz Perly Córdoba, la líder campesina que murió este martes en un accidente de tránsito en Arauca, dejó cientos de recuerdos de su trabajo campesino. Estas son las memorias sobre su legado de amor y construcción de paz que recogieron a varias manos las personas de Forum Syd, la organización internacional de la sociedad civil que trabaja en Colombia.
Forum Syd
En un café de Fortul, Arauca, Luz terminó de darle los últimos retoques al comunicado que daba surgimiento a la Red de Mujeres Campesinas. Me fue leyendo en voz alta, ratificando que ese proceso que iniciaba en la conmemoración del día de la mujer tenía el temple suficiente para liderar la resistencia por la tierra y el territorio en el departamento. Ella, curtida lideresa campesina, sonreía por la labor cumplida y me repetía la consigna "nunca más organización sin la decisión de las mujeres"… “Ahora si mijito, tomémonos la cerveza para irnos”. Fue entonces cuando me confirmó que no me iba a dejar solo en un hotel del pueblo, “las cosas por acá son de cuidado, mijo, ahora con la visita del presidente esto se pone complicado y no falta el que quiera armar la fiesta, nos vamos para la finca de la Asociación Campesina de Arauca”.
Desafortunadamente en Colombia nos hemos acostumbrado a recibir día a día la trágica noticia del asesinato de algún líder social o de algún excombatiente. Muchas de estas personas son amigas o compañeras con las cuales hemos trabajado de la mano en los territorios. Pero esta vez , el baldado de agua fría nos cayó encima con algo de ironía; nuestra querida Luz Perly, la mujer con la que desde hace varios años trabajamos por los derechos de los y las campesinas, la lideresa que estuvo en prisión casi 18 meses por un montaje judicial, quien vivió exiliada en Suiza, la candidata al premio nobel de paz por su lucha libertaria, la mujer que fue amenazada y perseguida por la defensa del proceso de paz y su implementación (razón por la cual tenía un esquema de seguridad de la Unidad Nacional de Protección), falleció en un accidente de tránsito en la vía que de Arauquita conduce a Fortul. La camioneta en la que iban perdió el control. En el hecho perdieron la vida ella y dos escoltas.
Esa mañana todas en la oficina sentimos que se nos iba la Luz de la esperanza y la fuerza para seguir apoyando la lucha campesina. Rebuscamos energías entre los que estábamos y en solidaridad comprendimos que ahora Luz era semilla.
Recuerdo que con las primeras luces de las estrellas llegamos a la finca de la Asociación Campesina de Arauca ACA. Perly no paró de hablar en todo el viaje, estaba feliz por el liderazgo de las mujeres, me habló con mucho entusiasmo acerca de la distribución del frijol producido por la Asociación, conversamos acerca de la situación de derechos humanos en la región y el sueño de la escuela agroecológica… En la casa, cenamos junto con Anderson, presidente de la ACA y Rodrigo el tesorero, “mis viejos” les decía ella con cariño. Entre compañeros y en una solidaridad escasa por esos días, seguimos hablando hasta entrada la madrugada; ella nos contó de los amigos presos, de su paso por la cárcel, del exilio en Suiza, de su “Gordo”, del acuerdo de paz al que ella y sus compañeros le pusieron todo, de su finquita en la que pensaba sembrar una platanera orgánica. Esa noche me llevó a conocer su pequeño estudio en donde realizaba las pruebas para arreglar los suelos de la finca y así garantizar cultivos limpios; la agronomía la mezclaba con el derecho y la defensa de la vida. Las cosas más complejas las explicaba de una forma simple, en tono araucano y con la sencillez campesina. “A dormir mijo que mañana lo vamos a llevar a conocer la finca, además usted es muy flojo para trasnochar”.
Entre tantas responsabilidades, ella fue integrante y vocera de la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana (COCCAM) y vocera del movimiento Cumbre Agraria.
Su labor incansable y su fogosa elocuencia la recuerdo desde una de las primeras veces en que interactué con ella. Se encontraba en Bogotá para varias reuniones de incidencia, con nuestro acompañamiento. Compartimos un taxi de camino al lugar de la reunión, trayecto durante el cual recibió una llamada de una emisora nacional para dar declaraciones sobre el punto de sustitución de cultivos de uso ilícito (en ese entonces Luz era vocera de la COCCAM). Era evidente que la periodista con quien conversaba confrontaba, pues Luz fue subiendo el tono y la firmeza de sus palabras, eso sí, sin ser ofensiva. Me sorprendió su claridad para manejar la situación que se había tornado gradualmente tensa e incómoda, dejando claras las posturas de un movimiento que ya en ese momento se sentía traicionado en su voluntad de apostarle a un plan de sustitución que en el papel traería la paz y el desarrollo sostenible a los territorios. Al terminar la llamada, la fogosidad con la que había abordado la entrevista se disipó rápidamente, un comentario cargado de picardía nos sacó una tímida risa a todos los pasajeros del taxi.
Volviendo a la finca, ese día recorrimos todo el lugar, al son de los chistes de Rodrigo, la seriedad de Anderson y las carcajadas de Luz. Durante más de dos horas me fueron señalando el llano y me dibujaban en el territorio los proyectos de la Asociación; dónde va a quedar la escuela agroecológica, cómo van a desarrollar una ganadería pequeña, campesina que respete el ambiente, dónde se va a cultivar el pancoger, en qué parte se va a recibir la producción de los y las asociadas y cómo la maquinaría que se había logrado al calor de la lucha en el paro campesino de 2013 iba a ser muy útil para arreglar la tierra de otros y otras…
Esos, sus sueños, los sueños de los y las campesinas araucanas por la vida y la tierra son ahora semilla, con ellos nos quedamos para seguir acompañándolos. El ejemplo y el recuerdo de Luz señalando el horizonte de la llanura araucana nos permite seguir caminando.
En un café de Fortul, Arauca, Luz terminó de darle los últimos retoques al comunicado que daba surgimiento a la Red de Mujeres Campesinas. Me fue leyendo en voz alta, ratificando que ese proceso que iniciaba en la conmemoración del día de la mujer tenía el temple suficiente para liderar la resistencia por la tierra y el territorio en el departamento. Ella, curtida lideresa campesina, sonreía por la labor cumplida y me repetía la consigna "nunca más organización sin la decisión de las mujeres"… “Ahora si mijito, tomémonos la cerveza para irnos”. Fue entonces cuando me confirmó que no me iba a dejar solo en un hotel del pueblo, “las cosas por acá son de cuidado, mijo, ahora con la visita del presidente esto se pone complicado y no falta el que quiera armar la fiesta, nos vamos para la finca de la Asociación Campesina de Arauca”.
Desafortunadamente en Colombia nos hemos acostumbrado a recibir día a día la trágica noticia del asesinato de algún líder social o de algún excombatiente. Muchas de estas personas son amigas o compañeras con las cuales hemos trabajado de la mano en los territorios. Pero esta vez , el baldado de agua fría nos cayó encima con algo de ironía; nuestra querida Luz Perly, la mujer con la que desde hace varios años trabajamos por los derechos de los y las campesinas, la lideresa que estuvo en prisión casi 18 meses por un montaje judicial, quien vivió exiliada en Suiza, la candidata al premio nobel de paz por su lucha libertaria, la mujer que fue amenazada y perseguida por la defensa del proceso de paz y su implementación (razón por la cual tenía un esquema de seguridad de la Unidad Nacional de Protección), falleció en un accidente de tránsito en la vía que de Arauquita conduce a Fortul. La camioneta en la que iban perdió el control. En el hecho perdieron la vida ella y dos escoltas.
Esa mañana todas en la oficina sentimos que se nos iba la Luz de la esperanza y la fuerza para seguir apoyando la lucha campesina. Rebuscamos energías entre los que estábamos y en solidaridad comprendimos que ahora Luz era semilla.
Recuerdo que con las primeras luces de las estrellas llegamos a la finca de la Asociación Campesina de Arauca ACA. Perly no paró de hablar en todo el viaje, estaba feliz por el liderazgo de las mujeres, me habló con mucho entusiasmo acerca de la distribución del frijol producido por la Asociación, conversamos acerca de la situación de derechos humanos en la región y el sueño de la escuela agroecológica… En la casa, cenamos junto con Anderson, presidente de la ACA y Rodrigo el tesorero, “mis viejos” les decía ella con cariño. Entre compañeros y en una solidaridad escasa por esos días, seguimos hablando hasta entrada la madrugada; ella nos contó de los amigos presos, de su paso por la cárcel, del exilio en Suiza, de su “Gordo”, del acuerdo de paz al que ella y sus compañeros le pusieron todo, de su finquita en la que pensaba sembrar una platanera orgánica. Esa noche me llevó a conocer su pequeño estudio en donde realizaba las pruebas para arreglar los suelos de la finca y así garantizar cultivos limpios; la agronomía la mezclaba con el derecho y la defensa de la vida. Las cosas más complejas las explicaba de una forma simple, en tono araucano y con la sencillez campesina. “A dormir mijo que mañana lo vamos a llevar a conocer la finca, además usted es muy flojo para trasnochar”.
Entre tantas responsabilidades, ella fue integrante y vocera de la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana (COCCAM) y vocera del movimiento Cumbre Agraria.
Su labor incansable y su fogosa elocuencia la recuerdo desde una de las primeras veces en que interactué con ella. Se encontraba en Bogotá para varias reuniones de incidencia, con nuestro acompañamiento. Compartimos un taxi de camino al lugar de la reunión, trayecto durante el cual recibió una llamada de una emisora nacional para dar declaraciones sobre el punto de sustitución de cultivos de uso ilícito (en ese entonces Luz era vocera de la COCCAM). Era evidente que la periodista con quien conversaba confrontaba, pues Luz fue subiendo el tono y la firmeza de sus palabras, eso sí, sin ser ofensiva. Me sorprendió su claridad para manejar la situación que se había tornado gradualmente tensa e incómoda, dejando claras las posturas de un movimiento que ya en ese momento se sentía traicionado en su voluntad de apostarle a un plan de sustitución que en el papel traería la paz y el desarrollo sostenible a los territorios. Al terminar la llamada, la fogosidad con la que había abordado la entrevista se disipó rápidamente, un comentario cargado de picardía nos sacó una tímida risa a todos los pasajeros del taxi.
Volviendo a la finca, ese día recorrimos todo el lugar, al son de los chistes de Rodrigo, la seriedad de Anderson y las carcajadas de Luz. Durante más de dos horas me fueron señalando el llano y me dibujaban en el territorio los proyectos de la Asociación; dónde va a quedar la escuela agroecológica, cómo van a desarrollar una ganadería pequeña, campesina que respete el ambiente, dónde se va a cultivar el pancoger, en qué parte se va a recibir la producción de los y las asociadas y cómo la maquinaría que se había logrado al calor de la lucha en el paro campesino de 2013 iba a ser muy útil para arreglar la tierra de otros y otras…
Esos, sus sueños, los sueños de los y las campesinas araucanas por la vida y la tierra son ahora semilla, con ellos nos quedamos para seguir acompañándolos. El ejemplo y el recuerdo de Luz señalando el horizonte de la llanura araucana nos permite seguir caminando.