Naciones Unidas, preocupada por masacres y homicidios en las regiones de Colombia
Todas las agencias de este organismo le pidieron al estado colombiano avanzar en la implementación del Acuerdo de Paz, especialmente, en las garantías de seguridad que ofrece mecanismos e instrumentos de prevención, protección y seguridad.
La masacre de ocho jóvenes en Samaniego (Nariño) empieza a estremecer a la comunidad internacional. Naciones Unidas envió un mensaje de condolencias a las familias víctimas y expresó su enérgica condena por este hecho, “así como por los demás hechos violentos que han ocurrido en las últimas semanas en diferentes regiones, afectando la seguridad de las comunidades”.
A través de un comunicado, todo el equipo país de la ONU manifestó su honda preocupación por la continuidad de homicidios de defensores y defensoras de derechos humanos, líderes y lideresas sociales y de ex combatientes de FARC-EP en 2020. En lo corrido del año, de acuerdo con la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, ha documentado 33 masacres y ha seguido 97 asesinatos de personas defensoras de derechos humanos, de los cuales, se han verificado 45 homicidios.
(Lea también: “La violencia nos está consumiendo”: gobernador de Nariño)
Además, la Misión de Verificación de Naciones Unidas ha verificado 41 asesinatos de personas en proceso de reincorporación en el primer semestre de 2020, “registrando un aumento del 10% de los asesinatos contra estas personas comparado con el primer semestre de 2019″. A la fecha, 215 excombatientes han sido asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz, en 2016.
“Estos hechos violentos, con serios impactos humanitarios, están ocurriendo en territorios con presencia de grupos armados ilegales y otras organizaciones generadoras de violencia, de economías ilegales, pobreza y caracterizado por una limitada presencia del Estado”, señaló la Misión.
Este 7 de agosto de 2020, cuando se cumplieron dos años de la administración del presidente Iván Duque, uno de los balances amargos del país fue el recrudecimiento del conflicto armado en varias regiones del país, pese a la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado y la guerrilla de las Farc. Según la ONU, la cifra de masacres del año pasado, con 36 casos y 133 víctimas mortales, fue la más alta desde 2014 cuando se registraron cinco casos en los que murieron 51 personas.
Después del proceso de paz en noviembre de 2016, según registros de la oficina de la ONU, en 2017 bajaron a once las masacres, pero en 2018 nuevamente empezaron a subir a 29 hasta llegar el año pasado a 36. La Fundación Ideas para la Paz publicó esta semana un balance de la situación humanitaria en los dos primeros años del presidente Iván Duque y dijo que las víctimas de masacres aumentaron en el país en un 30%.
(Lea también: Las masacres aumentaron un 30% en los primeros dos años del gobierno Duque)
Con estos argumentos, la ONU pidió al estado colombiano avanzar y profundizar la implementación integral del Acuerdo de Paz, especialmente, su capítulo 3.4 sobre garantías de seguridad que ofrece mecanismos e instrumentos de prevención, protección y seguridad.
Hizo un llamado a la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad para que adelante cuanto antes el diseño e implementación de la política pública de desmantelamiento de las organizaciones criminales y sus redes de apoyo, “como parte de los esfuerzos por consolidar el despliegue y la acción integral del Estado, especialmente en las zonas más vulnerables y afectadas por el conflicto”.
La ONU, finalmente, les pidió a las autoridades fortalecer las medidas adoptadas y realizar todas las acciones necesarias “para eliminar esta violencia y a no escatimar esfuerzos en investigaciones y judicializaciones de quienes atentan contra las garantías de seguridad de las comunidades”.
En menos de una semana, en Nariño, han sido asesinados dos estudiantes, en el municipio de Leiva; dos disidentes de las Farc, en Magüí Payán, y en la mañana del domingo se confirmó una masacre en Samaniego, donde murieron ocho jóvenes. Según testigos, treinta personas compartían un asado en una casa, a cinco minutos del pueblo, cuando llegó un grupo de encapuchados en una camioneta y dispararon con fusiles de manera indiscriminada.
(Lea también: Estas son las víctimas de la masacre de Samaniego, Nariño)
Y el pasado 11 de agosto, el terror también se apoderó del oriente de Cali. Sobre las 8:50 p.m. miembros de la Sijín y de la Policía Metropolitana de Cali encontraron cinco cuerpos de menores de edad con señales de tortura, en un cañaduzal ubicado en el sector de Llano Verde.
La masacre de ocho jóvenes en Samaniego (Nariño) empieza a estremecer a la comunidad internacional. Naciones Unidas envió un mensaje de condolencias a las familias víctimas y expresó su enérgica condena por este hecho, “así como por los demás hechos violentos que han ocurrido en las últimas semanas en diferentes regiones, afectando la seguridad de las comunidades”.
A través de un comunicado, todo el equipo país de la ONU manifestó su honda preocupación por la continuidad de homicidios de defensores y defensoras de derechos humanos, líderes y lideresas sociales y de ex combatientes de FARC-EP en 2020. En lo corrido del año, de acuerdo con la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, ha documentado 33 masacres y ha seguido 97 asesinatos de personas defensoras de derechos humanos, de los cuales, se han verificado 45 homicidios.
(Lea también: “La violencia nos está consumiendo”: gobernador de Nariño)
Además, la Misión de Verificación de Naciones Unidas ha verificado 41 asesinatos de personas en proceso de reincorporación en el primer semestre de 2020, “registrando un aumento del 10% de los asesinatos contra estas personas comparado con el primer semestre de 2019″. A la fecha, 215 excombatientes han sido asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz, en 2016.
“Estos hechos violentos, con serios impactos humanitarios, están ocurriendo en territorios con presencia de grupos armados ilegales y otras organizaciones generadoras de violencia, de economías ilegales, pobreza y caracterizado por una limitada presencia del Estado”, señaló la Misión.
Este 7 de agosto de 2020, cuando se cumplieron dos años de la administración del presidente Iván Duque, uno de los balances amargos del país fue el recrudecimiento del conflicto armado en varias regiones del país, pese a la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado y la guerrilla de las Farc. Según la ONU, la cifra de masacres del año pasado, con 36 casos y 133 víctimas mortales, fue la más alta desde 2014 cuando se registraron cinco casos en los que murieron 51 personas.
Después del proceso de paz en noviembre de 2016, según registros de la oficina de la ONU, en 2017 bajaron a once las masacres, pero en 2018 nuevamente empezaron a subir a 29 hasta llegar el año pasado a 36. La Fundación Ideas para la Paz publicó esta semana un balance de la situación humanitaria en los dos primeros años del presidente Iván Duque y dijo que las víctimas de masacres aumentaron en el país en un 30%.
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Con estos argumentos, la ONU pidió al estado colombiano avanzar y profundizar la implementación integral del Acuerdo de Paz, especialmente, su capítulo 3.4 sobre garantías de seguridad que ofrece mecanismos e instrumentos de prevención, protección y seguridad.
Hizo un llamado a la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad para que adelante cuanto antes el diseño e implementación de la política pública de desmantelamiento de las organizaciones criminales y sus redes de apoyo, “como parte de los esfuerzos por consolidar el despliegue y la acción integral del Estado, especialmente en las zonas más vulnerables y afectadas por el conflicto”.
La ONU, finalmente, les pidió a las autoridades fortalecer las medidas adoptadas y realizar todas las acciones necesarias “para eliminar esta violencia y a no escatimar esfuerzos en investigaciones y judicializaciones de quienes atentan contra las garantías de seguridad de las comunidades”.
En menos de una semana, en Nariño, han sido asesinados dos estudiantes, en el municipio de Leiva; dos disidentes de las Farc, en Magüí Payán, y en la mañana del domingo se confirmó una masacre en Samaniego, donde murieron ocho jóvenes. Según testigos, treinta personas compartían un asado en una casa, a cinco minutos del pueblo, cuando llegó un grupo de encapuchados en una camioneta y dispararon con fusiles de manera indiscriminada.
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Y el pasado 11 de agosto, el terror también se apoderó del oriente de Cali. Sobre las 8:50 p.m. miembros de la Sijín y de la Policía Metropolitana de Cali encontraron cinco cuerpos de menores de edad con señales de tortura, en un cañaduzal ubicado en el sector de Llano Verde.