“Ni soy disidente ni estuve en la masacre de Samaniego”: excombatiente de Farc

Abelardo Muñoz Vargas denuncia que teme por su vida porque lo han señalado como miembro de las disidencias del frente 48 de las Farc que operarían en la zona donde ocurrió la masacre de Samaniego (Nariño). Muñoz vive y estudia en el Sena en La Plata (Huila).

Redacción Colombia +20
21 de agosto de 2020 - 04:29 p. m.
Abelardo Muñoz Vargas fue integrante del mecanismo de monitoreo y verificación en Putumayo y hoy estudia en el Sena en La Plata (Huila).
Abelardo Muñoz Vargas fue integrante del mecanismo de monitoreo y verificación en Putumayo y hoy estudia en el Sena en La Plata (Huila).
Foto: Archivo particular
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El lunes pasado, en las emisiones de medio día y de la noche de Noticias Caracol, se emitió un reportaje en el que, según el periodista, con la llegada de la vicefiscal general Martha Mancera a Samaniego (Nariño), había iniciado la investigación de la masacre de ocho jóvenes en ese municipio, ocurrida el sábado 15 de agosto. La nota sostenía que las autoridades estaban detrás del cartel de “los narcoterroristas más buscados de la región”, cuyo prontuario ya lo tenía establecido inteligencia militar. Como sustento de lo anterior, el reportaje presentó un organigrama con cinco rostros, entre esos, el del exguerrillero Abelardo Muñoz Vargas (conocido como “El Cucho” o “Alex”), señalado por la inteligencia, dijo el informe periodístico, como uno de los “cabecillas de la comisión 48 de la disidencia de las Farc en Nariño”.

No obstante, el partido de la exguerrilla, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), hizo público un comunicado para rechazar este hecho asegurando que, desde hace dos años, Abelardo Muñoz hace parte de su equipo de dirección en el departamento del Huila. “Se encuentra afiliado al partido FARC y, dentro del mismo, ejerce su proceso de reincorporación y participación política y es delegado ante el Consejo Municipal de Paz del municipio de La Plata”. Abelardo, con quien habló este diario, perteneció al frente 32 y 49 de las Farc, en el Bloque Sur, y hacía ocho años (cuando dejó las armas) había combatido en el frente 48, al que lo relacionan hoy como jefe de la disidencia.

Abelardo Muñoz habló con Colombia2020, desde La Plata (Huila), donde vive con su esposa y su hija, y con los escoltas adscritos a la Unidad Nacional de Protección que lo custodian desde agosto de 2017 (un mes después de la dejación de armas), porque dos hombres se metieron al Espacio de Reincorporación de La Carmelita, en Puerto Asís (Putumayo) y le pegaron dos tiros. Allá fue el delegado de la exguerrilla en el componente de monitoreo y verificación para la dejación de las armas, del que también hacían parte las Naciones Unidas y el Gobierno. A dicho espacio llegaron unos 700 excombatientes del desaparecido Bloque Sur, algunos de los cuales, junto con Abelardo que era el gerente, constituyeron la cooperativa multiactiva del pueblo putumayense. No obstante, en noviembre de 2018, salió hacia el municipio de La Plata tras la agudización de las amenazas.

¿Dónde se encuentra y cómo explica que su fotografía aparezca en un organigrama en el que lo señalan como jefe de una organización disidente del proceso de paz?

En este momento estoy y vivo en La Plata (Huila), junto con mis padres, esposa e hija. Vivo acá desde hace dos años cuando me intentaron matar en Puerto Asís (Putumayo), donde dejé las armas e inicié mi proceso de reincorporación. Es bien complicada la estigmatización que sigue contra los exguerrilleros. No sé si es desesperación de la inteligencia militar por dar resultados o es un plan para ensuciar los nombres de algunas personas que estamos en reincorporación. Yo me pregunto: ¿por qué ponen mi foto en un organigrama en donde se pretende decir que están buscando a los responsables de la masacre de Samaniego? si yo ni siquiera conozco esa región, ni siquiera en el tiempo que estuve alzado en armas conocí esa zona.

En el organigrama se menciona que usted es el jefe de “la comisión 48 de las disidencias y que su alias es Alex o Cucho”. ¿Este fue el frente en el que estuvo durante la guerra?

Ahí hay otra imprecisión de la inteligencia, porque, cuando dejé las armas hacía ocho años había hecho parte del frente 48; pero cuando firmé la paz no hacía parte de ese grupo, estaba en el frente 32. Cuando llegué al espacio territorial de La Carmelita (Putumayo) hacía parte del frente 32 y antes de eso del frente 49. Y era uno de los coordinadores políticos de frentes.

¿De dónde cree que sacaron la foto suya que presentaron en el reportaje?

La foto, en primer lugar, fue cortada dejando solo mi rostro, pues la completa la tomaron en el espacio territorial de La Carmelita cuando era miembro del mecanismo de monitoreo y verificación, un día que “Iván Márquez”, que entonces era negociador de paz, visitó la región.

Usted vivió un atentado en agosto de 2017 después de la dejación de armas en el espacio territorial de La Carmelita. ¿Qué pasó después?

Me recuperé de los dos tiros que me pegaron y meses después me desplacé para el Huila porque en Puerto Asís no tenía seguridad, a pesar de que estaba el Ejército, la Policía y había unos escoltas de la UNP (Unidad Nacional de Protección), que era un esquema colectivo. Sin embargo, no había seguridad porque las balas atravesaban las paredes fácilmente. Entonces vine a trabajar en la reincorporación en el municipio de La Plata y aquí hago parte del consejo municipal de Paz de La Plata, de la Mesa Regional de Defensa del Territorio, el Agua y la Paz, la cual está compuesta por gente de cinco municipios alrededor de La Plata. Aquí también estoy estudiando en propagación de especies vegetales; buenas prácticas de agricultura y hago otro curso en lechería. Y también estoy cuidando a toda mi familia, mi esposa y mi hija.

El partido FARC también emitió un comunicado rechazando este señalamiento. ¿De qué otra forma puede probar lo que está afirmando?

Aquí en La Plata en este momento hago parte del nodo sur del proyecto de piscicultura de Ecomún (La cooperativa Economías Sociales del Común que fundó la exguerrilla) y el cual está financiado por la Unión Europea. Son cuatro millones de euros y el nodo sur lo componen cuatro regiones: Tolima, Putumayo y Caquetá, y Huila. Actualmente soy el gerente aprendiz de ese nodo.

¿Recibió amenazas en Putumayo antes del atentado?

Varios integrantes del espacio de reincorporación fuimos amenazados y eso lo pusimos en conocimiento de la Fiscalía en su momento. Nunca supimos en qué quedaron las investigaciones ni cuál fue el grupo que me atacó.

Es decir, ¿actualmente tiene esquema de seguridad?

Sí, a raíz del atentado, la UNP envió tres escoltas y un carro blindado que me protegen actualmente en La Plata. Pero, mire, la seguridad no es solo eso porque fíjese lo que está pasando en este momento: un medio de comunicación a nivel nacional sale a tirársele el nombre a uno y yo estoy cumpliendo con el proceso de paz, con la reincorporación; en muchas regiones lo estamos dando todo por la paz, no queremos más la guerra, no queremos más.

¿La JEP ha pedido que comparezca por su responsabilidad en los crímenes más graves del conflicto armado?

No hasta el momento. Sin embargo, esta semana tuve una entrevista virtual con la Comisión de la Verdad. Hablamos tres horas en una entrevista por video-llamada y si soy solicitado por la JEP con gusto me presentaré donde me indiquen. Hemos dicho: vamos a cumplir con lo que se acordó en el proceso de paz, con lo que se firmó en La Habana (Cuba) y así será.

¿Ha recibido amenazas luego de que se divulgara dicho organigrama?

Ha generado zozobra en mí, mi compañera, mi familia, ha sido muy duro, porque la situación de violencia en el país es compleja, todos los días hay masacres aquí, masacres allá. Entonces eso ha generado un problema psicológico.

(También lea: “La violencia nos está consumiendo”: gobernador de Nariño)

¿Cuál es su mensaje para quienes no creen en su voluntad de paz?

Mi mensaje final es que no nos tiremos el proceso de paz, que no hagamos eco de personas que quieren hacer trizas el Acuerdo de Paz. Mi llamado es a que hagamos las cosas como son, que no calumnien a los reincorporados que eso también nos pone en riesgo.

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