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“Dos millones, una moto y un fusil”. Con esta propuesta el frente Carolina Ramírez de las disidencias de las FARC está reclutando a menores de edad en cascos urbanos y municipios olvidados por el Estado en el Bajo Putumayo. Cuentan los habitantes de esa zona del país que guerrilleros han llegado hasta las escuelas del departamento y que han entregado panfletos a los niños, niñas y adolescentes para que se unan a sus filas y sirvan a la “idea política de la revolución”.
Esta misma metodología ha sido registrada en los últimos meses en por lo menos siete municipios de Colombia, hasta donde hombres armados del Estado Mayor Central (EMC) han llegado con una propuesta de sacar a los niños de la pobreza a cambio de unirse a sus bloques. Los casos más recientes se han registrado en Tibú, La Gabarra y Sardinata, en Norte de Santander; Yarumal y Campamento, en Antioquia, y otros municipios en Huila.
Cifras de la Defensoría del Pueblo señalan que entre el 1° de enero y el 5 de noviembre de este año se han registrado 282 casos de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes, en los cuales el 50 % pertenecen a población indígena.
La entrega de panfletos y kits escolares con fotos de comandantes guerrilleros no es el único anzuelo que están lanzando los grupos armados para atraer la atención de los niños. Comunidades en el sur de Bolívar han denunciado durante los últimos meses que el Clan del Golfo está atacando con fuerza las redes sociales de los menores y que con frecuencia su algoritmo les muestra videos de neoparamilitares que convocan a unirse a sus filas y ser parte del autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia.
En los videos compartidos en redes sociales los reclutadores muestran fajos de billetes, armas y motos para llamar la atención de los menores y generar un referente de un estilo de vida que no puede darse entre la pobreza de los municipios.
Cauca, con las mayores cifras
En los registros de la Defensoría también se resalta que el grupo armado que más ha incurrido en esta práctica son las facciones disidentes de las FARC -aunque no discrimina qué grupo exactamente-, con un 72 % de los casos, el 3 % lo tiene el ELN, el 1 % el Clan del Golfo y grupos herederos del paramilitarismo, el 2 % las bandas de crimen organizado y el 22 % restante son grupos sin identificar. La mayoría están sentados en mesas de negociación con el gobierno de Gustavo Petro.
Cauca es el departamento con más casos de reclutamiento, con 202 registros (el 72 % en todo el país). Valle del Cauca (16), Putumayo (12), Arauca (10), Nariño (9) y Vaupés (9) siguen la lista.
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La situación de los menores en Cauca es crítica debido a la fuerte presencia que tienen los grupos armados, especialmente las disidencias comandada por “Iván Mordisco”, y su dominio en el territorio se ve reflejado en los fuertes golpes a las comunidades indígenas.
“Nosotros tenemos identificadas las regiones donde está ocurriendo el reclutamiento, y eso nos permite tener una respuesta más articulada, pero hay otros sectores donde no nos dejan entrar a proteger a los niños. Este es un fenómeno difícil, es un delito, pero aún no se ve con claridad en el marco judicial. Tenemos que entender que el niño y la niña son víctimas del conflicto y no los pueden usar, así sean mayores de 15 años”, aseguró a este diario Astrid Cáceres, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
¿Cómo se ha tratado la desvinculación de menores en los tableros de paz de Petro?
Las cifras de reclutamiento de menores están desbordadas, justamente cuando el gobierno Petro tiene abiertos nueve tableros de negociación con grupos armados en todo el país.
Sin embargo, no en todos los espacios de diálogo se ha abordado el tema de la desvinculación de menores y tampoco hay acciones concretas sobre esta problemática.
El proceso que más ha avanzado en el tema es el del ELN, en la cual se pactó en el primer ciclo que se incluiría a los niños en la participación de los sectores más excluidos por la guerra.
Desde hace varios años en Colombia ha existido el debate sobre la edad permitida para la vinculación de menores de edad a tropas de grupos armados, pues el Derecho Internacional Humanitario (DIH) establece que no se puede incorporar en las filas de la guerra a menores de 15 años. Por eso, guerrillas como el ELN han argumentado que el ingreso de adolescentes de 16 años es “voluntario y a solicitud del interesado”. En todo caso, el detonante para que los niños y niñas dejen sus casas y se alcen en armas es el abandono estatal en los municipios más olvidados.
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Colombia+20 revisó los documentos que hasta ahora se han producido en la mesa de la Segunda Marquetalia. En ninguno de ellos aún se trata el tema de reclutamiento forzado. Esa mesa debía haber hecho su segundo ciclo a mediados de octubre, pero fue aplazado y todavía no hay fecha para ese encuentro.
En la negociación con las disidencias del Estado Mayor de los Bloques, comandadas por “Calarcá Córdoba”, la coronel (r) Genny Calvo, quien forma parte de la mesa de diálogos, aseguró que las dinámicas con este grupo armado son complejas, pero que sí se ha abordado el tema de los niños. “Tuvimos un logro importante en el acuerdo cinco, donde ya logramos hablar del acatamiento al Derecho Internacional Humanitario, en cuanto a la vinculación de los integrantes a sus estructuras armadas”, explicó Calvo tras un evento sobre este tema convocado esta semana por el Instituto de Paz de Estados Unidos y Coalico.
Aunque los diálogos con las estructuras de Buenaventura, Valle de Aburrá y Chocó aún no abordan este tema, la naturaleza y dinámicas sociales muestran que el abordaje debe ser diferente al de una mesa de negociación política. En algunas de esas zonas, los niños, niñas y adolescentes viven en sus casas y trabajan como “campaneros” de las estructuras que les dan cierta cantidad de dinero por cada trabajo que realicen.
En la mesa de diálogos con Comuneros del Sur, quizás el proceso más adelantado, quieren empezar a ejecutar una política de desvinculación temprana de menores de edad.
Por ahora, una de las dudas que queda en el aire es sobre el momento en el que las delegaciones empezarán a tocar el tema de la desvinculación temprana y qué pasará con los niños, niñas y adolescentes que salgan de los grupos armados, en caso de que alguna de las negociaciones llegue a buen puerto.
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