“Reunión con Duque fue un avance contra la estigmatización”: Pastor Alape
El ex negociador y líder de la peregrinación de excombatientes de las Farc, cuenta los detalles, acuerdos y desacuerdos de la reunión que tuvo con el Presidente Iván Duque para hablar sobre la seguridad de los ex guerrilleros.
La peregrinación de los excombatientes de las Farc a favor de la vida terminó en una reunión con el presidente ¿Cómo fue esa reunión?
La peregrinación no terminó ahí. Es un proceso que busca activar un movimiento social, activado por firmantes de la paz, para desmontar los odios y la violencia como forma de actuar en política. La idea de la peregrinación implicó un debate interno para sacarnos de la cuadrícula de manifestaciones clásicas como mitines y protestas.
Pero han sido asesinados 238 excombatientes, ¿esa no era una razón para protestar?
La peregrinación no es una protesta, es un proceso de reflexión frente al compromiso que deben tener los ciudadanos, el Estado, y los gobernantes de turno con la construcción de la paz. De ahí que estuviera llena de símbolos diferentes a los del movimiento social clásico. No ocupar calles, no hacer bloqueos. Se hizo tanto ruido en la guerra que necesitamos silencio para pensar.
Lea: Duque se compromete con Peregrinación por la Vida a acelerar reincorporación
A pesar de la reunión con Duque, ¿continuará la peregrinación?
Caminamos como parte de un proceso para deshacer los pasos de la guerra. Encontramos víctimas en la guerra y escenarios para pedirles perdón. La carretera Villavicencio- Bogotá, por donde caminamos, fue el escenario de las pescas milagrosas. En Puerto Boyacá, una delegación de excombatientes se encontró con las víctimas. En Doradal apostamos por la reconciliación y le entregamos la bandera de la paz al ex comandante paramilitar Ramón Isaza y sus hijos.
Dadas las críticas del Presidente Duque a la JEP, y de ustedes al gobierno, sorprende que se haya dado esa reunión y que usted la valore positivamente...
En la mirada clásica del debate político, esa reunión no habría pegado inicialmente. Pero la idea de la peregrinación parte de reconocer al otro. El hecho de que nos hayamos reunido, a pesar de pensar diferente, es un avance para romper la estigmatización, la polarización y lo que se incuba bajo el odio. La reunión con Duque fue un avance contra la estigmatización.
¿Cómo se concretó el encuentro?
Cuando comenzamos la peregrinación en Mesetas, quienes estuvimos en este proceso dijimos: vamos a hablar con el país. Teníamos claro que uno de nuestros propósitos era que el presidente nos recibiera como peregrinación, no como partido. Inicialmente tuvimos una reunión con el Consejero Emilio Archila y le planteamos el interés de plantear nuestras preocupaciones al gobierno. Tres días después de plantear nuestro interés, la reunión se logró sin presiones. Más de dos mil excombatientes se retiraron de la Plaza de Bolívar mientras sucedía el encuentro, para que su presencia no fuera interpretada como presión.
En imágenes: Así fue la ‘PAZarela’ de los excombatientes que se concentraron en la Plaza de Bolívar
¿Encontraron algún tipo de coincidencias entre la visión del gobierno y la de ustedes sobre las causas de la violencia contra excombatientes?
No. Para el gobierno, los 238 asesinados son producto del actuar de grupos ilegales que hay en el territorio y que el gobierno asegura estar combatiendo. Para nosotros, el problema es que hay una falta de presencia interstitucional en los territorios y que se han relegado iniciativas imprescindibles para la paz, como la sustitución voluntaria de cultivos. El gobierno cree que la violencia se combate exclusivamente con inteligencia y presencia militar, pero lo evidente es que el conflicto se ha activado en el territorio por falta de presencia estatal.
Pero las Zonas Futuro que propuso el gobierno, se refieren a presencia estatal…
Nosotros planteamos como urgente que se dé vida a la participación social en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, para dinamizar los territorios. Hacer obras, solamente, no es suficiente para dinamizar los territorios.
Pero usted dice que la reunión fue exitosa, y no son claras las coincidencias…
Nos sentamos a hablar con el presidente y definimos unas rutas. Eso es un logro, del que pueden derivar acciones. Por ejemplo, con el Ministerio del Interior acordamos una nueva reunión para hablar sobre las necesidades de esquemas de seguridad. Estos esquemas no son una solución estructural, pero generan tranquilidad.
Además de la interlocución en sí misma, ¿algún otro logro?
Que el presidente nos haya oído puede ser un paso contra la estigmatización. En la reunión le dijimos que nos preocupa que estigmatice el acuerdo al criticar la JEP o al decir que nosotros reconocemos el asesinato de Álvaro Gómez para favorecer a otros. Somos ciudadanos, firmantes de un acuerdo de paz, y eso nos da derechos, comenzando por la vida.
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¿Hubo tensiones al hablar de la JEP?
Insistimos en que la implementación de la paz necesita seguridad física, pero también jurídica. Planteamos el encuentro con el presidente para desmontar la polarización. El asesinato de Albeiro Suarez, exjefe de la reincorporación en el meta, fue un puto de quiebre que movilizó a muchos excombatientes a peregrinar por la vida y por el compromiso estatal con el acuerdo de paz.
El Consejero Archila asegura que, de acuerdo con la Fiscalía, más del 75 por ciento de los ataques a excombatientes de las Farc se dan en zonas donde hay conflictos por corredores de narcotráfico y operan las disidencias del ELN y ‘Los Pelusos’. ¿Coincide con su versión?
No se puede justificar la muerte de nadie a partir de quien fue el victimario. Y sea quien sea que esté asesinado a los excombatientes, el Estado tiene que hacerse responsable. Firmamos la paz para que nadie compita con el Estado por el uso de la fuerza. El Estado debe garantizar que así sea.
¿A qué compromisos llegaron?
El gobierno se comprometió en fortalecer las acciones concretas en el acceso a tierras para los proyectos productivos y de vivienda. Además, a, fortalecer los espacios de dialogo realizando consejos nacionales de reconciliación en siete regiones para fortalecer la paz territorial. También acordamos hacer una reunión con la ministra del interior y la Unidad Nacional de Protección para hablar de seguridad física de ex combatientes. Un último compromiso es avanzar en la creación del Sistema Nacional de Reincorporación, para que dicte políticas clara en esa materia.
¿Después de esta reunión cree que el presidente reconoce que hubo conflicto armado?
Si se sentó con nosotros es porque reconoce que fuimos parte de ese conflicto.
La peregrinación de los excombatientes de las Farc a favor de la vida terminó en una reunión con el presidente ¿Cómo fue esa reunión?
La peregrinación no terminó ahí. Es un proceso que busca activar un movimiento social, activado por firmantes de la paz, para desmontar los odios y la violencia como forma de actuar en política. La idea de la peregrinación implicó un debate interno para sacarnos de la cuadrícula de manifestaciones clásicas como mitines y protestas.
Pero han sido asesinados 238 excombatientes, ¿esa no era una razón para protestar?
La peregrinación no es una protesta, es un proceso de reflexión frente al compromiso que deben tener los ciudadanos, el Estado, y los gobernantes de turno con la construcción de la paz. De ahí que estuviera llena de símbolos diferentes a los del movimiento social clásico. No ocupar calles, no hacer bloqueos. Se hizo tanto ruido en la guerra que necesitamos silencio para pensar.
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A pesar de la reunión con Duque, ¿continuará la peregrinación?
Caminamos como parte de un proceso para deshacer los pasos de la guerra. Encontramos víctimas en la guerra y escenarios para pedirles perdón. La carretera Villavicencio- Bogotá, por donde caminamos, fue el escenario de las pescas milagrosas. En Puerto Boyacá, una delegación de excombatientes se encontró con las víctimas. En Doradal apostamos por la reconciliación y le entregamos la bandera de la paz al ex comandante paramilitar Ramón Isaza y sus hijos.
Dadas las críticas del Presidente Duque a la JEP, y de ustedes al gobierno, sorprende que se haya dado esa reunión y que usted la valore positivamente...
En la mirada clásica del debate político, esa reunión no habría pegado inicialmente. Pero la idea de la peregrinación parte de reconocer al otro. El hecho de que nos hayamos reunido, a pesar de pensar diferente, es un avance para romper la estigmatización, la polarización y lo que se incuba bajo el odio. La reunión con Duque fue un avance contra la estigmatización.
¿Cómo se concretó el encuentro?
Cuando comenzamos la peregrinación en Mesetas, quienes estuvimos en este proceso dijimos: vamos a hablar con el país. Teníamos claro que uno de nuestros propósitos era que el presidente nos recibiera como peregrinación, no como partido. Inicialmente tuvimos una reunión con el Consejero Emilio Archila y le planteamos el interés de plantear nuestras preocupaciones al gobierno. Tres días después de plantear nuestro interés, la reunión se logró sin presiones. Más de dos mil excombatientes se retiraron de la Plaza de Bolívar mientras sucedía el encuentro, para que su presencia no fuera interpretada como presión.
En imágenes: Así fue la ‘PAZarela’ de los excombatientes que se concentraron en la Plaza de Bolívar
¿Encontraron algún tipo de coincidencias entre la visión del gobierno y la de ustedes sobre las causas de la violencia contra excombatientes?
No. Para el gobierno, los 238 asesinados son producto del actuar de grupos ilegales que hay en el territorio y que el gobierno asegura estar combatiendo. Para nosotros, el problema es que hay una falta de presencia interstitucional en los territorios y que se han relegado iniciativas imprescindibles para la paz, como la sustitución voluntaria de cultivos. El gobierno cree que la violencia se combate exclusivamente con inteligencia y presencia militar, pero lo evidente es que el conflicto se ha activado en el territorio por falta de presencia estatal.
Pero las Zonas Futuro que propuso el gobierno, se refieren a presencia estatal…
Nosotros planteamos como urgente que se dé vida a la participación social en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, para dinamizar los territorios. Hacer obras, solamente, no es suficiente para dinamizar los territorios.
Pero usted dice que la reunión fue exitosa, y no son claras las coincidencias…
Nos sentamos a hablar con el presidente y definimos unas rutas. Eso es un logro, del que pueden derivar acciones. Por ejemplo, con el Ministerio del Interior acordamos una nueva reunión para hablar sobre las necesidades de esquemas de seguridad. Estos esquemas no son una solución estructural, pero generan tranquilidad.
Además de la interlocución en sí misma, ¿algún otro logro?
Que el presidente nos haya oído puede ser un paso contra la estigmatización. En la reunión le dijimos que nos preocupa que estigmatice el acuerdo al criticar la JEP o al decir que nosotros reconocemos el asesinato de Álvaro Gómez para favorecer a otros. Somos ciudadanos, firmantes de un acuerdo de paz, y eso nos da derechos, comenzando por la vida.
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¿Hubo tensiones al hablar de la JEP?
Insistimos en que la implementación de la paz necesita seguridad física, pero también jurídica. Planteamos el encuentro con el presidente para desmontar la polarización. El asesinato de Albeiro Suarez, exjefe de la reincorporación en el meta, fue un puto de quiebre que movilizó a muchos excombatientes a peregrinar por la vida y por el compromiso estatal con el acuerdo de paz.
El Consejero Archila asegura que, de acuerdo con la Fiscalía, más del 75 por ciento de los ataques a excombatientes de las Farc se dan en zonas donde hay conflictos por corredores de narcotráfico y operan las disidencias del ELN y ‘Los Pelusos’. ¿Coincide con su versión?
No se puede justificar la muerte de nadie a partir de quien fue el victimario. Y sea quien sea que esté asesinado a los excombatientes, el Estado tiene que hacerse responsable. Firmamos la paz para que nadie compita con el Estado por el uso de la fuerza. El Estado debe garantizar que así sea.
¿A qué compromisos llegaron?
El gobierno se comprometió en fortalecer las acciones concretas en el acceso a tierras para los proyectos productivos y de vivienda. Además, a, fortalecer los espacios de dialogo realizando consejos nacionales de reconciliación en siete regiones para fortalecer la paz territorial. También acordamos hacer una reunión con la ministra del interior y la Unidad Nacional de Protección para hablar de seguridad física de ex combatientes. Un último compromiso es avanzar en la creación del Sistema Nacional de Reincorporación, para que dicte políticas clara en esa materia.
¿Después de esta reunión cree que el presidente reconoce que hubo conflicto armado?
Si se sentó con nosotros es porque reconoce que fuimos parte de ese conflicto.