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Leonora Castaño viajó 8.000 kilómetros para estar en la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad (CEV). Vive en España desde finales de la década de los 90. A ese país llegó en búsqueda de asilo porque su labor como defensora de los derechos humanos y de las mujeres desde la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas, Negras e Indígenas (Anmucic) puso en peligro su vida y la de su familia.
Como Leonora, más de 28 mil víctimas contaron sus relatos y experiencias para contribuir al esclarecimiento y la verdad de lo que ocurrió en el conflicto armado. Por eso, 350 de esas personas que han sufrido por causa de la guerra, recibieron los primeros tomos del Informe Final de la CEV en un evento que se llevó a cabo un día después de la entrega al Estado, el 29 de junio, en la Plaza de los Artesanos en Bogotá. “Este informe es para ustedes”, les dijo el padre Francisco de Roux, presidente de la CEV.
En contexto: Este es el primer documento del Informe Final de la Comisión de la Verdad
En este espacio también hablaron los comisionados Leyner Palacios, Saúl Franco, Lucía González, Marta Ruiz, Alejandra Miller y Alejandro Castillejo quienes agradecieron a las víctimas, en nombre de todos los funcionarios y colaboradores de la CEV, por su valentía al contribuir a la verdad y apostarle a la paz. “Nosotros nos vamos tranquilos porque sabemos que ustedes, las víctimas, son las que llevan este legado” dijo el comisionado Leyner Palacios, quien además es sobreviviente de la masacre de Bojayá.
También asistieron a esta segunda entrega representantes del Sistema Integral de Paz (SIP): Alexandra Sandoval, vicepresidenta de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y Luz Marina Monzón, directora de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD). Ambas mujeres, a nombre de sus instituciones, se comprometieron a hacer su parte atendiendo a las recomendaciones del Informe Final desde lo que a cada una le compete: satisfacer el derecho de justicia de las víctimas, y encontrar a los miles de desaparecidos que aún hay en Colombia.
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A diferencia de la entrega en el teatro Jorge Eliecer Gaitán, en esta ocasión, las víctimas fueron las únicas invitadas, y las invitadas de honor. La entrega estuvo ambientada por el grupo Changó, de Tumaco, y las víctimas compartieron el escenario con los comisionados y dirigieron unas palabras a los asistentes.
En ese espacio reiteraron dos cosas: en primer lugar, su compromiso por llevar los hallazgos y recomendaciones a sus territorios. En segundo lugar su resistencia. Ello se evidenció cuando todas corearon los versos de una canción de Ángel Moreno, que se define como excombatiente y es víctima de reclutamiento forzado: “¡Sigo resistiendo! Sigo en esta lucha por la paz ¡Sigo resistiendo!”. Su compromiso: seguir apostándole a la paz aún en medio del conflicto armado que se recrudeció en sus territorios.
El Informe Final, un camino trazado por las víctimas que aún no termina
Las palabras de la comisionada Lucía González sobre las víctimas son certeras: “Con el dolor que pusieron al servicio de la verdad nos han puesto en el camino de la reconciliación. Con su capacidad inmensa de perdón y disposición de vivir en paz nos han puesto en el camino de la paz”.
Y es que, como dice también González, fueron las organizaciones de víctimas las que dijeron “basta ya” a la guerra y exigieron que se conociera la memoria de lo vivido. Fueron también ellas las que nos llevaron a reconocer el conflicto armado y nos condujeron a la Ley de Víctimas. Finalmente, las víctimas fueron las primeras en exigir una salida negociada a la guerra y nos guiaron al Acuerdo de Paz de 2016, que creó la CEV y el Sistema Integral de Paz.
En La Habana, fueron representantes de víctimas quienes lograron victorias importantes en el acuerdo como el capítulo étnico y las disposiciones con enfoque de género. En este mismo sentido, en la etapa de alistamiento del trabajo de la CEV, representantes de víctimas fueron consultados y contribuyeron a que este Informe tenga elementos únicos, que otras comisiones de la verdad en el mundo, no contemplan como un capítulo sobre el exilio, uno sobre afectaciones a las mujeres y sectores LGBTIQ+, un capítulo étnico y uno testimonial.
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A pesar de todos estos logros, el país tiene muchas deudas con las más de 9 millones de víctimas. Algunas de ellas fueron recogidas en las recomendaciones que ya le entregó la CEV al Estado, tanto al gobierno actual como al entrante. Es necesario acelerar la reparación integral, pues, como han diagnosticado organismos de seguimiento tomaría décadas reparar económicamente a todas las personas que merecen.
Lo que el Informe Final recomienda es se hagan ajustes normativos e institucionales a la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (1448 de 2011), cuya vigencia fue extendida por diez años más, gracias, también, a la labor de organizaciones de víctimas. Estos cambios a la norma deberían orientarse a garantizar más recursos para la reparación integral, que incluye temas de reparación simbólica, como su lugar en el Museo de Memoria, el derecho a la verdad y a la justicia.
Quizás por estos pendientes, las víctimas también fueron enfáticas en decir que “este no es el final de un proceso sino el inicio de un largo camino para la paz y la reconciliación” en palabras de Janeth Mosquera, líderesa afro del Cauca. Así también lo expresaron varios comisionados. Alejandro Castillejo, por ejemplo, dijo que lo que debería suceder con el informe es que se convierta en “una red de resonancia, que nos oigamos, que la paz sea una vibración colectiva en función del futuro y de construir país”.
Ejemplos de reconciliación
“Hace diez años habríamos estado sentados en carpas diferentes: por un lado las víctimas civiles, por otro lado los militares, y por otro lados los excombatientes, hoy estamos todos juntos y por una misma causa” dijo Isabel Vernaza, víctima de secuestro al referirse a la variedad de asistentes que recibieron, en representación de las 9 millones de víctimas de Colombia, el Informe Final.
La mayoría de los invitados eran civiles, ejemplificando uno de los hallazgos del Informe sobre las 450.664 muertes que se dieron en medio del conflicto entre 1986 y 2016: “de cada diez personas que murieron en la guerra, solo dos lo hicieron en combate, todos los demás fueron de la sociedad civil, como ustedes”, dijo el padre Francisco de Roux, añadiendo que a ese número se suman las millones de víctimas sobrevivientes de desplazamientos, masacres y los 110.000 desaparecidos.
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Pero en en encuentro también participaron militares víctimas de minas antipersonal, víctimas de reclutamiento forzado, madres de desaparecidos y de personas que fueron ejecutadas extrajudicialmente, mujeres y jóvenes desplazados. Todos, como dijo John Freddy Orozco, líder y víctima de Nariño, Antioquia, “somos hermanos en el dolor, y a partir de hoy somos aliados en la reconciliación que el país requiere de nosotros”.
Las víctimas describen el trabajo de cuatro años de la Comisión de la Verdad como un proceso que ellos acompañaron y en el que encontraron espacios de sanación. John Freddy añade que en los encuentros por la verdad y ejercicios de diálogo social, algunas de las metodologías de la CEV en los territorios, “fui encontrando una paz que me permitió ver al victimario con otra mirada, verlo como quién tiene una historia y razones que lo motivaron a entrar en el conflicto.
La comisionada Alejandra Miller, en sus palabras, resaltó la labor de reconciliación que las mujeres han liderado en el país: “ustedes enterraron muertos propios y ajenos y encararon a los victimarios que querían llevarse a sus hijos”, dijo. Tras ella, Leonoricel Villamil líderesa y víctima de Planadas, Tolima, tomó una bolsa de café de la marca El Tercer Acuerdo, una iniciativa de personas indígenas, excombatientes del ETCR de esta región y la organización Mujeres de Gaitania, y se lo entregó al a comisionada Miller. La entrega fue un símbolo de su compromiso por seguir siendo un ejemplo para la reconciliación “porque este café es la muestra de que sí podemos reconciliarnos en Colombia”, dijo Leonoricel.
Lo que las víctimas asistentes le piden al resto de la sociedad es que las sigan en este camino que ellas ya están trazando. Piden, en las palabras que Ángel Moreno, el joven excombatiente, que: “todos lean el Informe de forma empática porque todos, hemos vivido este conflicto. Estamos arrancando una nueva historia y depende de todos construir una paz real para nuestro país, que hoy sigue viviendo en guerra”.