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                                                                                                                                La masacre de Tacueyó y la infiltración de la Inteligencia militar a la guerrilla

                                                                                                                                Un anexo de la Comisión de la Verdad documentó una de las masacres más atroces del conflicto armado en la que fueron torturados y asesinados 163 jóvenes guerrilleros por sus propios comandantes bajo el argumento de ser agentes infiltrados. El hecho hasta hoy no ha sido del todo esclarecido.

                                                                                                                                Sebastián Forero Rueda

                                                                                                                                Periodista político
                                                                                                                                José Fedor Rey, conocido en la guerra como Javier Delgado, máximo comandante del frente Ricardo Franco y responsable de la masacre de Tacueyó.
                                                                                                                                Foto: Archivo
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Lea: Los duros hallazgos de la Comisión en el departamento más golpeado por la guerra

                                                                                                                                La masacre fue contra su misma tropa y apenas con unos cuantos disparos. La vasta mayoría murió torturada, amarrada, a garrotazos, o después de ser sepultados. Javier Delgado iba sentenciando y unos cuantos hombres ejecutaban el asesinato. Durante las semanas en las que se extendió la matanza, entre noviembre de 1985 y enero de 1986, pocos disparos sonaron en esas veredas de las montañas del norte del Cauca, pero luego los cuerpos se encontraron por decenas.

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Lea también: “El periodismo también fue víctima del conflicto”: Comisión de la Verdad

                                                                                                                                Lea aquí el anexo completo:

                                                                                                                                La amenaza de infiltración

                                                                                                                                Las sospechas por parte de la comandancia del frente Ricardo Franco de que tenían infiltrados del Ejército en sus filas empezaron en la toma de Miranda, el 16 de octubre de 1985. Durante esa acción, varias funciones que tenían algunos de los combatientes salieron mal, “que bien podrían considerarse fallas en la operación militar, o podrían interpretarse como acciones coordinadas para afectar el operativo del grupo”, dice el documento. Quien tenía la tarea de montar vigilancia y alertar sobre la posible entrada del Ejército nunca lo hizo, otros trataron de detener la toma argumentando haber visto presencia de soldados en la zona que nadie más vio, y al final la toma terminó durando mucho más tiempo de lo que estaba pronosticado, lo que los dejó expuestos ante los militares.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le recomendamos: Un testimonio inédito sobre el caso de Gloria Lara y la persecución a la ANUC

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                                                                                                                                “De un grupo de aproximadamente 200 combatientes es ilógico imaginar que más de 160 sean infiltrados, pues esto implicaría que no había una fuerza subversiva intervenida por la inteligencia militar estatal, sino que se trataría de un grupo armado irregular totalmente cooptado por las fuerzas militares de Colombia bajo la apariencia de una estructura insurgente”, se lee en el documento de la comisión.

                                                                                                                                ¿Cuáles fueron las verdaderas dimensiones de la infiltración?

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lea: Farc admite responsabilidad en asesinatos de Álvaro Gómez, general Landazábal, Jesús Antonio Bejarano y otros: JEP

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                                                                                                                                “A usted le están pegando y usted dice cualquier cosa con tal de que no le peguen más (…) usted no aguantaba las torturas. Y yo aventaba a esa persona sin yo distinguirla (…) yo iba aventando a otra persona y esa otra persona iba aventando a la otra persona”.

                                                                                                                                Lo anterior debido a que en algún momento de la trayectoria de Javier Delgado como guerrillero había sido capturado por la Inteligencia y, desde entonces, “reclutado por los organismos de seguridad del Estado y puesto al servicio de sus intereses”. Según esa versión, la masacre de Tacueyó era una especie de señal a otros agentes infiltrados en otras estructuras para iniciar con los asesinatos de guerrilleros, y que todo se viera como una autodestrucción de las propias Farc.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Las Fuerzas Militares también entregaron su versión de lo ocurrido en un informe a la Comisión, en el que sólo reconocieron tener un agente infiltrado en esa estructura guerrillera, que, entre otras, sobrevivió a la purga: “El Ejército para esos momentos tuvo únicamente un suboficial encubierto en el Ricardo Franco, quien presenció toda la masacre y que, contra todo pronóstico, logró sobrevivir”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le puede interesar: Comisión de la Verdad: La responsabilidad de los Gobiernos en el conflicto

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                José Fedor Rey, conocido en la guerra como Javier Delgado, máximo comandante del frente Ricardo Franco y responsable de la masacre de Tacueyó.
                                                                                                                                Foto: Archivo
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Lea: Los duros hallazgos de la Comisión en el departamento más golpeado por la guerra

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                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Javier Delgado era el máximo comandante del Frente Ricardo Franco, una estructura guerrillera que para ese momento hacía tres años que se había escindido de las Farc y le había montado la primera disidencia. Hernando Pizarro era el segundo al mando. Delgado había tenido diferencias con el secretariado de las Farc y se había apartado del movimiento, al parecer, con una gran suma de dinero. Su centro de operaciones estaba en el Cauca, donde tejió una alianza táctica con la guerrilla del M-19, que tenía fuerte presencia en la región.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Lea también: “El periodismo también fue víctima del conflicto”: Comisión de la Verdad

                                                                                                                                Lea aquí el anexo completo:

                                                                                                                                La amenaza de infiltración

                                                                                                                                Las sospechas por parte de la comandancia del frente Ricardo Franco de que tenían infiltrados del Ejército en sus filas empezaron en la toma de Miranda, el 16 de octubre de 1985. Durante esa acción, varias funciones que tenían algunos de los combatientes salieron mal, “que bien podrían considerarse fallas en la operación militar, o podrían interpretarse como acciones coordinadas para afectar el operativo del grupo”, dice el documento. Quien tenía la tarea de montar vigilancia y alertar sobre la posible entrada del Ejército nunca lo hizo, otros trataron de detener la toma argumentando haber visto presencia de soldados en la zona que nadie más vio, y al final la toma terminó durando mucho más tiempo de lo que estaba pronosticado, lo que los dejó expuestos ante los militares.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le recomendamos: Un testimonio inédito sobre el caso de Gloria Lara y la persecución a la ANUC

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                                                                                                                                “De un grupo de aproximadamente 200 combatientes es ilógico imaginar que más de 160 sean infiltrados, pues esto implicaría que no había una fuerza subversiva intervenida por la inteligencia militar estatal, sino que se trataría de un grupo armado irregular totalmente cooptado por las fuerzas militares de Colombia bajo la apariencia de una estructura insurgente”, se lee en el documento de la comisión.

                                                                                                                                ¿Cuáles fueron las verdaderas dimensiones de la infiltración?

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lea: Farc admite responsabilidad en asesinatos de Álvaro Gómez, general Landazábal, Jesús Antonio Bejarano y otros: JEP

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                                                                                                                                “El conocimiento que se tenía por parte de la dirección de las Farc es que José Fedor Rey (Javier Delgado) en coordinación con unidades de Inteligencia del Ejército colombiano había diseñado un plan para tratar de liquidar a buena parte de la dirigencia de las Farc; plan que consistió primeramente en una infiltración masiva a las filas de las Farc”, dijo el exjefe guerrillero ante los magistrados.

                                                                                                                                “A usted le están pegando y usted dice cualquier cosa con tal de que no le peguen más (…) usted no aguantaba las torturas. Y yo aventaba a esa persona sin yo distinguirla (…) yo iba aventando a otra persona y esa otra persona iba aventando a la otra persona”.

                                                                                                                                Lo anterior debido a que en algún momento de la trayectoria de Javier Delgado como guerrillero había sido capturado por la Inteligencia y, desde entonces, “reclutado por los organismos de seguridad del Estado y puesto al servicio de sus intereses”. Según esa versión, la masacre de Tacueyó era una especie de señal a otros agentes infiltrados en otras estructuras para iniciar con los asesinatos de guerrilleros, y que todo se viera como una autodestrucción de las propias Farc.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Las Fuerzas Militares también entregaron su versión de lo ocurrido en un informe a la Comisión, en el que sólo reconocieron tener un agente infiltrado en esa estructura guerrillera, que, entre otras, sobrevivió a la purga: “El Ejército para esos momentos tuvo únicamente un suboficial encubierto en el Ricardo Franco, quien presenció toda la masacre y que, contra todo pronóstico, logró sobrevivir”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le puede interesar: Comisión de la Verdad: La responsabilidad de los Gobiernos en el conflicto

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por Sebastián Forero Rueda

                                                                                                                                Periodista y politólogo de la Universidad Javeriana, con experiencia en cubrimiento de temas de paz, conflicto armado, derechos humanos y economía de la coca.@SebastianForerrsforero@elespectador.com
                                                                                                                                Ver todas las noticias
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