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Este martes ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, presentó el Informe Final que esa entidad realizó para esclarecer más de 50 años de conflicto armado en Colombia. La entrega coincidió con la del balance de la Misión de Verificación de la ONU que trimestralmente hace un informe sobre la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia.
De Roux inició su presentación, agradeciendo los esfuerzos de la comunidad internacional, especialmente del Consejo de Seguridad, por el apoyo al Sistema Integral de Paz, y afirmando que esa confianza se tradujo en el Informe Final que se presentó ante el país el pasado 28 de junio.
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“Hoy regreso ante ustedes con ocasión del Informe trimestral sobre el proceso de paz en Colombia que entrega la Misión de acompañamiento presidida por Carlos Ruiz Massieu. Y he venido para decirles que hemos concluido la tarea que recibimos por el acuerdo de paz entre el Estado Colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc-EP. Tarea que ustedes han apoyado unánimemente. Aquí está la conclusión de esta tarea”, afirmó De Roux al tiempo que mostraba el capítulo de Hallazgos y Recomendaciones del Informe Final.
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El padre De Roux detalló el proceso de escucha que realizó la Comisión de la Verdad para la realización del documento, que incluye más de 30.000 testimonios individuales y colectivos de todas partes de Colombia, incluidos 24 países donde hay exiliados colombianos, y más de mil informes de comunidades y organizaciones. Además, aseguró que esa palabra de verdad que traía desde Colombia era un “un mensaje de dolor y al mismo tiempo una palabra valiente, que muestra desde el ser humano herido por la guerra” y que el Informe Final muestra que la principal afectada por la guerra ha sido la población civil.
“Una multitud de más de 10 millones de personas ha sido afectada de diversas formas por esta guerra. Las armas de la guerra mataron entre estas víctimas a 450.000 personas entre 1985 y el año 2018. Y el 80% de todos los afectados, sobrevivientes y asesinados no eran soldados ni guerrilleros sino población civil sin armas. Así es la guerra. Siempre contra la población civil.”
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Además, hizo un recuento sobre los hechos más dolorosos que pasó Colombia en los años más duros del conflicto como las masacres, las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales, también conocidas como ‘falsos positivos’.
“Hemos oído múltiples testimonios de los 50.000 secuestrados y de bastantes de los miles de niños y niñas llevados a la guerra, donde la responsabilidad de la guerrilla fue máxima; y conocido de las desapariciones forzadas y de los llamados falsos positivos, donde la responsabilidad del Estado es directa. Hemos estado en los lugares de las más de 4.000 masacres, donde se destruyeron poblaciones enteras y donde la barbarie de los paramilitares es mayoritaria. Hemos caminado junto a grupos de la multitud de más de 8 millones de personas desplazadas; al lado de centenares de mujeres de las miles cuyos cuerpos fueron utilizados como campos de guerra; de campesinos a quienes les quitaron la tierra, de comunidades indígenas y afrocolombianas y rrom que fueron golpeadas en mayor proporción que otros en el conflicto armado donde se incrementa el racismo”, detalló.
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De Roux, tal como lo hizo en su discurso del 28 de junio, volvió a reclamar cómo el país se acostumbró a los hechos violentos: “Nos duele ver que todo esto se conocía en Colombia, lo sabía el mundo, lo vimos en televisión y lo oímos en la radio, pero lo dejamos pasar durante 50 años como si esta barbarie no fuera con nosotros”. Aunque afirmó que no todos fueron indiferentes, especialmente las mujeres: “Excepto, sí, las luchas de muchas personas que no se dejaron amedrentar por el miedo y que siguen gritando: paren esa guerra, paren de todos los lados, párenla ya. Y que claman como las mamás de los jóvenes no combatientes que fueron asesinados y presentados por sus victimarios como guerrilleros muertos en combate: “¿quién dio la orden?”.
Además, dijo que no solamente se limitaron a escuchar los testimonios, sino a buscar respuestas: “¿Por qué pasó esto? ¿Qué afectaciones produjo a las personas, a la naturaleza, a la democracia? ¿Quiénes y cómo lo causaron? ¿Qué podemos hacer para que no se repita? La búsqueda de respuestas a estas preguntas nos ha permitido comprender el porqué de los daños causados a la vida, a la calidad de la vida, a la democracia, a la cultura y a la naturaleza”, dijo el padre de Roux poniendo una alerta sobre la prolongación del conflicto con base en la muerte de “más de mil líderes sociales asesinados junto a 333 hombres y mujeres de la antigua guerrilla de las Farc-EP que firmaron la paz”.
También dijo que la guerra nunca ha sido simple y que en cambio en su “origen y continuación hay un vacío ético, un olvido de la grandeza humana”. Y que las dinámicas han sido por “un sistema donde las decisiones son condicionadas o determinadas por intereses y propósitos culturales, políticos, económicos, militares, burocráticos y criminales”.
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Asímismo, habló sobre el cambio en el sistema de seguridad que hasta ahora solo “se da por las armas” y volver a la reconciliación de las diferencias a través del diálogo. También pidió terminar la guerra con el narcotráfico, “capturar a los grandes mafiosos y llevarlos a procesos de sometimiento a justicia transicional, donde entran con la declaración pública de la verdad sobre las alianzas políticas, económicas y militares y de bancos, para sus negocios y a reparar con su dinero a todas las víctimas” y “comprender lo equivocado de la pretensión de que el prohibicionismo armado puede detener al narcotráfico cuando lo que hace es aumentar las ganancias del negocios”.
Finalmente, el padre De Roux le dijo al Consejo de Seguridad que se sentía optimista del futuro de Colombia por la juventud que ha tomado el legado y la protección de la vida. “Hay todavía un camino largo por recorrer, pero Colombia lo ha emprendido al estar aceptando sin miedo la verdad histórica de su propia tragedia, y la determinación de mirar hacia adelante”.
Al final de su intervención dijo que ojalá que la guerra en Colombia aleje el fantasma de otras confrontaciones en el mundo. “Ojalá que la lección de Colombia nos aleje de las guerras de todos los lados para siempre y nos lleve a buscar apasionadamente la verdad y la dignificación del ser humano. Para Colombia y para el mundo hay futuro si hay verdad”.