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La ceremonia de entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad empezó este martes desde el teatro Jorge Eliéce Gaitán, de Bogotá, y frente a decenas invitados, entre ellos víctimas del conflicto armado, expresidente y el electo presidente de Colombia, Gustavo Petro. Este hecho histórico es, hasta ahora, uno de los mayores avances del Acuerdo de Paz firmado en 2016 entre el Gobierno Nacional y la extinta guerrilla de las Farc, que le dio un mandato a esa comisión para esclarecer las causas, hechos y consecuencias de más de 50 años de conflicto armado en Colombia.
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Este martes se hizo la entrega de uno de los diez capítulos del extenso informe. Se trata del Síntesis y hallazgos que obtuvo la comisión durante su trabajo. Ese capítulo contiene una serie de recomendaciones para que la cruenta guerra que vivió el país no vuelva a suceder. Colombia+20 tuvo acceso a un borrador, donde se abordan medidas y sugerencias en temas como el avance del Acuerdo de Paz, cómo enfrentar la violencia del narcotráfico, cómo superar la impunidad, las garantías para la reparación de las víctimas y la transformación del sector seguridad. Además, recomendaciones para consolidar la democracia y la transformación de los terrirorios, entre otras.
Vea aquí el capítulo sobre Hallazgos y Recomendaciones del Informe Final.
Vea aquí el seguimiento en vivo y minuto a minuto de esta ceremonia que hizo el equipo de Colombia+20.
Las peticiones que dejó el Informe Final
El padre de Roux dejó varias peticiones que hizo públicas durante la transmisión. Estas fueron:
• A los colombianos y colombianas, sin distinción, acoger las verdades de la tragedia de la destrucción de la vida humana entre nosotros y tomar la determinación de No Matar por ningún motivo a nadie. Que cada muerte violenta sea rechazada de manera colectiva y rotunda y que logremos poner la vida de los humanos y de la naturaleza en el centro y por delante de todo interés particular. Que ningún colombiano tenga que huir al exilio para proteger su vida.
• A todo el pueblo colombiano, reconocer a las víctimas del conflicto armado en su dolor, dignidad y resistencias; reconocer la injusticia de lo vivido y el trauma colectivo que compartimos como sociedad, y comprometernos con la reparación integral y transformadora de los más de 9 millones de víctimas del conflicto armado interno.
• Mirar críticamente la historia desde una perspectiva que le dé un lugar a la presencia constante de la memoria para la construcción de paz y la no repetición, de forma que comprometa al Estado y a la sociedad en su conjunto y aporte al fortalecimiento de valores democráticos.
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• A los jóvenes, encarar la verdad de las causas y los horrores del conflicto armado y construir la nación nueva que está en sus manos, porque ustedes son el futuro. Les pedimos no colaborar en nada que profundice la muerte, el odio y la desesperanza y ser los líderes en la puesta en marcha de las recomendaciones que entrega la Comisión. Convocatoria a la paz grande
• A la sociedad y el Estado, implementar de manera integral el Acuerdo Final de Paz y avanzar hacia el consenso sobre las transformaciones necesarias para superar los factores que han facilitado la reproducción de los ciclos de violencia. Y hacerlo partiendo de la convivencia en los territorios a través de la reconstrucción de la confianza de los ciudadanos entre sí mismos y con las instituciones, y siempre en la perspectiva nacional de la paz grande.
• Al Estado, partir de la verdad de que cada día de guerra aleja la posibilidad de la convivencia y la gobernabilidad; tomar la iniciativa para la paz con el Eln y otros grupos armados, y buscar con los demás grupos ilegales diálogo para la negociación o el sometimiento a la justicia.
• A las organizaciones que no aceptan la legitimidad del Estado, así como al Eln, las disidencias y los demás grupos insurgentes que continúan en la guerra, escuchar el clamor del pueblo que pide «parar la guerra ya desde todos los lados» y ponerse en la ruta del diálogo hasta llegar a la paz, dentro de la diversidad de metodologías y situaciones regionales.
• A todos los estamentos sociales y políticos, profundizar la democracia mediante la exclusión definitiva de las armas del escenario venerable de lo público y poner en marcha una reforma que abra espacios para sectores y grupos excluidos, en una democracia representativa que refleje la pluralidad territorial y étnica del país y que tenga en el centro el diálogo deliberativo, con la participación ciudadana directa y la movilización como herramientas Algunos elementos del contexto explicativo fundamentales para garantizar los derechos, el restablecimiento del tejido social, la construcción de confianza institucional y el rechazo definitivo a la violencia contra quienes piensan distinto.
• A los estamentos de justicia, frenar la impunidad, reconstruir la confianza en el Estado y garantizar la imparcialidad e independencia de los entes de investigación y juzgamiento; proteger a los funcionarios judiciales, a las víctimas y a quienes participen en los procesos, y esclarecer la criminalidad organizada y sancionar a los responsables.
• Al Gobierno, la fuerza pública, los partidos políticos, los empresarios, las iglesias, los educadores y demás decisores en Colombia, reconocer la penetración del narcotráfico en la cultura, el Estado, la política y la economía y la forma como la guerra contra las drogas configura uno de los principales factores de la persistencia del conflicto. Les pedimos desarrollar mecanismos de investigación que permitan enfrentar con verdadera eficacia tanto el sistema de alianzas e intereses involucrados en el narcotráfico como la judicialización de los aparatos políticos, financieros y armados que lo hacen posible, así como cambiar la política hacia el campesinado y los eslabones más débiles de la cadena para superar problemas estructurales de pobreza, exclusión y estigmatización.
• Al Estado y la sociedad, establecer una nueva visión de la seguridad para la construcción de paz como bien público centrado en las personas, en la cual la protección de todos los seres humanos y de la naturaleza sea lo primero; una visión en la que la seguridad deje de estar restringida a lo militar y se construya desde la confianza colectiva, con el apoyo de todas las instancias del Estado a las formas en que las comunidades, las etnias y los territorios construyen convivencia, sobre la base de diálogos entre los ciudadanos y las instituciones, para hacer las transformaciones necesarias en el Estado, las Fuerzas Militares, la Policía y las organizaciones de la sociedad civil, como un elemento fundamental para la paz.
• A la burocracia estatal y los administradores públicos y privados, rechazar y acabar la corrupción en los distintos niveles, romper hábitos y complicidades y actuar con determinación en el control ciudadano y la sanción eficaz de las leyes para detenerla.
• Al Estado, la sociedad y, particularmente, al empresariado de los grandes proyectos industriales y financieros, dar prioridad a la garantía de las condiciones de bienestar y vida digna de las personas y las comunidades, sin exclusiones, desde una visión compartida de futuro para superar las desigualdades estructurales que hacen de este país uno de los más inequitativos del mundo en la concentración de los ingresos, la riqueza y la tierra. Y que la inversión estatal, empresarial y financiera se incorporen a la creatividad y la pasión de la juventud popular y del campo, que exige ser parte de la producción de la vida querida por todos los colombianos. Algunos elementos del contexto explicativo
• A todos los colombianos, dar a los campesinos el reconocimiento inmenso que tienen para la vida de Colombia, asegurarles la redistribución equitativa de la tierra, la prevención y reversión del despojo, el catastro multimodal, las condiciones para la producción sostenible, el acceso a bienes y servicios públicos –incluida la educación de alta calidad pertinente para la ruralidad, la seguridad y la justicia– y las condiciones que necesitan para el cuidado de los ecosistemas, del agua, de la tierra y de las especies nativas.
• A toda la nación, superar el racismo estructural, el colonialismo y la exclusión injusta e inmensamente torpe que se ha infligido a indígenas, afrocolombianos, raizales y pueblos rrom, golpeados de manera desproporcionada por la guerra, y hacer de sus culturas y tradiciones parte sustantiva indispensable de la identidad de todos nosotros y nosotras como colombianos. Condición sine qua non para vivir en tranquilidad, justicia y paz.
• A todas y todos, respetar las diferencias en igualdad de dignidad de mujeres, personas LGBTIQ+, niñas, niños, adolescentes y jóvenes, personas en situación de discapacidad o diversidad funcional y de la tercera edad, a quienes el conflicto armado causó impactos particularmente brutales.
• A las naciones amigas de Colombia –a quienes reconocemos y agradecemos el acompañamiento a las víctimas en los territorios, la ayuda humanitaria y en derechos humanos y su contribución a la paz–, les pedimos dar este paso: ayudar a que Colombia sea un ejemplo de reconciliación en el mundo Convocatoria a la paz grande y dejar de vernos como un país que sobrevive en «modo guerra» y que necesita apoyos militares que perpetúan el conflicto. Hemos sufrido 60 años de victimización violenta y pedimos que no nos den nada para la guerra. No la queremos. No queremos guerra en ninguna parte del mundo. Apóyennos en todo lo que hace florecer la vida y la naturaleza, la confianza ciudadana y la economía, en armonía con la riqueza natural de esta tierra; apóyennos en la amistad de las naciones que respeta las diferencias en una comunidad internacional que comparte la casa común del planeta.
• A la sociedad en su conjunto, asumir el compromiso de un cambio profundo en los elementos culturales que nos llevaron a la incapacidad de reconocer al Otro y a la Otra como seres humanos de igual dignidad; construir en el diálogo, desde las diferencias y tradiciones espirituales y concepciones de vida, una ética pública en la que nos reconozcamos simplemente como personas, ciudadanas y ciudadanos, en un nosotros colectivo de nación, y emprendamos las transformaciones en lo institucional, lo normativo y, particularmente, lo personal y cotidiano; y desinstalar las narrativas de odio, discriminación y estigmatización, para instaurar a cambio la confianza y la pasión por un futuro de esperanzas compartidas y vida plena que les debemos a las generaciones futuras de Colombia.
• A los líderes religiosos, reflexionar ante el vacío y la perplejidad espirituales de un pueblo de tradiciones de fe, sumido en una crisis humanitaria de odios, desconfianzas y muerte y atrapado en los Algunos elementos del contexto explicativo 59 comportamientos de la guerra, y tomar con valor la misión de reconciliación de la Iglesia católica con las demás iglesias y con los sabios y ancianos –hombres y mujeres– de las tradiciones indígenas y afrocolombianas.
“Presentaron como triunfo lo que era intrínsicamente macabro”: de Roux
“Si hubieran sido 10 “falsos positivos” sería gravísimo, si hubieran sido cientos sería motivo para pedir un cambio de ejército. El sentido de esos soldados era hacer lo que la institución quería; vender con publicidad a la muerte y defender a los perpetradores”, narró el presidente de la CEV en su segunda intervención.
Con esas palabras, el padre De Roux volvió a referirse al Estado como uno de los grandes responsables de los asesinatos sistemáticos que dejó el conflicto armado, puntualizando en las ejecuciones extrajudiciales que, según la JEP, dejaron a 6.402 muertos entre 2002 y 2008.
“Más de mil familias acudieron a nosotros para contar sus relatos. Los destrozaron un grupo de personas que presentaron como triunfo lo que era intrínsicamente macabro”, agregó el padre.
La segunda intervención del padre de Roux se vio varias veces interrumpidas por personas asistentes. Algunos de ellos pedían esclarecimiento sobre algunos hechos puntuales de violencia.
Entrega al presidente electo Gustavo Petro
De Roux le hizo entrega del capítulo de Hallazgos y Recomendaciones del Informe Final -un documento de 896 páginas- al presidente electo Gustavo Petro, quien se dirigió al auditorio. En una breve intervención dijo que leerá las recomendaciones que se le hacen como nuevo mandatario, y las que le hacen al Estado y a la sociedad.
“La aproximación a la verdad no puede ser considerado un espacio de venganza, como si fuera una extensión de las mismas armas, vueltas palabras, vueltas ideas, vueltas concepciones e interpretaciones de lo que ha acontecido. Vueltas relatos, narraciones de tantas personas, miles que construyeron este informe. No puede ser un espacio de venganza. Tiene que ser mirado y creo que ese fue el objetivo de la Comisión, como una de las instituciones de la paz como la posibilidad de una reconciliación, de la convivencia nacional y social de la paz”, dijo Petro.
De acuerdo con Petro, este informe “es la posibilidad de una paz grande y de una paz integral”. Y agregó que esto no se trata de terminar los conflictos y que empiecen unos nuevos, sino de que desaparezca el uso de las armas como el instrumento que desdice la posibilidad del Acuerdo.
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“Cortar los ciclos de la venganza es lo mismo que cortar los ciclos de la violencia. Entonces la verdad tiene un sentido, que no es la de la venganza, sino la del diálogo, la del acuerdo, la de la convivencia, sino que es la reconciliación. Este gobierno podrá tener un éxito y estas recomendaciones podrán ser eficaces si convertimos los espacios de la verdad en espacio de reconciliación”, afirmó el presidente electo.
Petro también indicó que las próximas generaciones necesitan de la paz y que por tantos “estas recomendaciones se volverán eficaces en la historia de Colombia”.
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Habla el presidente de la Comisión de la Verdad, el padre Francisco de Roux
Tras un video que resume los tres años de mandato de la Comisión de la Verdad, los 10 comisionados salieron al escenario. Se trata de su presidente, Francisco de Roux, Alejandra Miller, Leyner Palacios, Lucía González, Carlos Berinstain, Alejandro Valencia, Saúl Alonso Franco, Marta Ruiz, Patricia Tobón Yagarí y Alejandro Castillejo. En la ceremonia no estuvo Carlos Guillermo Ospina, quien renunció hace un mes. También se recordó a Alfredo Molano Bravo y a Ángela Salazar, quienes murieron durante el ejercicio de esa labor.
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¿Por qué el país no se detuvo desde temprano y negociar desde el principio para frenar la guerra? ¿Dónde estaba el Congreso, dónde los partidos políticos? ¿Hasta cuando se midieron las consecuencias macabras de sus decisiones?
Padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad
De Roux dio apertura al evento en nombre de los comisionados y dijo que el informe es una forma de concebir al que piensa distinto. “Traemos un mensaje de esperanza y de futuro para nuestra nación rota. Tenemos mensajes que desafían nuestra dignidad, más allá de opciones políticas, creencias religiosas, de etnias y de géneros. Palabras para escuchar y sentir víctimas en territorio y en el exilio, con su lucha por mantener la memoria y afrontar el negacionismo. El conflicto dejó 80% de víctimas civiles y muchas preguntas de la naturaleza humana: ¿dónde está tu hermano? La sangre de tu hermano clama justicia desde su tierra”, agregó.
La responsabilidad del Estado, según Francisco de Roux
La Comision de la Verdad tuvo la misión de esclarecer la verdad de 60 años de guerra en estos tres años y medio, tuvieron el rol de establecer caminos de no repetición; en medio de estigmatizaciones, riesgos por nuevas violencias y por la pandemia. “Con esto le entregamos hoy al país el resultado del Informe Final”, dijo Francisco de Roux.
El padre agregó que “dejamos este legado de verdad en manos de mas de 3000 instituciones, tenemos confianza en que Petro y Francia y la unidad social y política que el ha convocado incorporara las recomendaciones para hacer los cambios necesarios. Queda en marcha el comité de seguimiento y monitoreo, conformado mayoritariamente por mujeres”.
Casi entre lágrimas, el padre De Roux cuestiono al Estado en su conjunto: “¿Por qué el país no se detuvo desde temprano y negociar desde el principio para frenar la guerra? ¿Dónde estaba el Congreso, dónde los partidos políticos? ¿Hasta cuando se midieron las consecuencias macabras de sus decisiones?”
Se inicia presentación del Informe Final
La presentación del Informe Final de la Comisión de la Verdad se inició con la bienvenida de Marta Martínez, directora de Comunicaciones de la Comisión de la Verdad, a todos los asistentes al evento. Martínez explicó que el presidente Iván Duque no pudo estar en el evento debido a un viaje internacional. El primer mandatario se encuentra en Lisboa, Portugal, donde llegó el pasado domingo, para asistir a la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos, así como para adelantar agenda en materia política y económica. En ese momento se escucharon los abucheos en el recinto.
Martínez también saludó al presidente electo Gustavo Petro y a la vicepresidenta electa Francia Márquez, quienes sí están presentes en el teatro. El auditorio los recibió con aplausos y la arenga: sí se pudo.
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La primera persona en hablar fue la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. A través de un video, afirmó que “la verdad es un derecho para las víctimas” y que “abre las puertas para la reconciliación”. Bachelet afirmó que valora el trabajo de la comisióny exhortó a todos los sectores “a difundir e implementar sus recomendaciones”.
A su turno, se leyó un comunicado enviado por el Papa Francisco. El sumo pontífice de la Iglesia Católica envió un mensaje de apertura que fue leído por la presentadora Marta Martínez, en el que le habló de frente al pueblo colombiana: “Los animo a seguir recorriendo caminos de reconocimiento, a ser artesanos de la paz y a alentar procesos de reencuentro. Que Jesús los bendiga y la Virgen de Chiquinquirá los acompañe. Recen por mí