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¿Podrías vivir en un mundo sin verdad? Esa es la pregunta con la que inicia la exposición “Hay futuro si hay verdad: de la Colombia herida a la Colombia posible”, que abrió hace unos días en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación en Bogotá y condensa, asombrosa y dolorosamente, casi 60 años de la historia de violencia en Colombia.
La muestra hace parte del arduo trabajo para divulgar el Informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV), un histórico documento que se le entregó al país hace poco menos de dos años, cuyo legado ha tenido obstáculos para mantenerse vigente en un país con tendencia al olvido.
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La exposición, que estará abierta hasta el 31 de diciembre, consta de seis momentos. El primero y el segundo dan cuenta del porqué de crear una comisión de la verdad que permitiera comprender la persistencia de la guerra en Colombia, así como sus efectos en las regiones y las poblaciones vulnerables. Además, explica la metodología usada por la CEV para la creación del Informe, que tardó casi 42 meses en construir.
El tercero es sobre la Colombia herida. Allí hay una serie de paneles con las cifras de víctimas del conflicto y estadísticas por cada tipo de hecho violento, como desplazamiento, desaparición o violencia sexual. Frente a cada categoría hay videos y audios con testimonios de víctimas, sus formas de resiliencia o los pedidos que aún hoy les hacen a sus victimarios. En resumen, este punto del recorrido muestra la barbarie del conflicto y sus consecuencias en la población y el medioambiente.
El cuarto momento es una visualización de los hitos en más de seis décadas de conflicto. Es, ni más ni menos, una extensa línea de tiempo que incluye antecedentes de la violencia entre 1920 y 1957, luego el relato histórico del conflicto entre 1958 y 2017 y un epílogo que va hasta el cierre de la Comisión de la Verdad en 2022. Los períodos están agrupados por temáticas como el auge del narcotráfico, el Caguán, los Pepes, el origen de los grupos paramilitares y las conversaciones de paz, entre otras.
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Este punto de la exposición muestra, además, los once hallazgos bajo los cuales agrupó la CEV algunas de las temáticas que apuntan al origen y las causas de persistencia del conflicto, y esbozan algunas sugerencias para prevenir su profundización y repetición, entre ellas la relación de cultura y narcotráfico, el modelo de seguridad y la impunidad.
“Uno se para aquí y se da cuenta de que todo se ha repetido en este país. Estamos una y otra vez matándonos. Cambian los victimarios, pero no las víctimas. Como que nos da miedo la paz”, dice Diana, de 22 años, visitante de la exposición.
El quinto momento es la Colombia adentro, un paisaje sonoro y cartográfico por las subregiones en las que la CEV abordó lo que ocurrió en la guerra. Ese punto de la muestra está al aire libre, se pueden escuchar los sonidos de animales y los cambios de una zona a otra a través de los mapas. Además, hay tabletas disponibles con la enorme información que tiene la transmedia de la Comisión para quien quiera ahondar en hechos, hallazgos o temáticas puntuales.
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El último momento se titula “La Colombia posible” y está ubicado en un espacio mitad oscuro, mitad claro, que cierra la exposición. En las paredes están las recomendaciones finales de la CEV y un enorme collage de palabras en las que resaltan conceptos como derechos humanos, dignidad, inclusión e igualdad.
Este espacio tiene cojines para que la gente pueda sentarse y responder la pregunta: ¿cuál es tu participación?
El legado de la Comisión de la Verdad
La exhibición no es tan grande como estaba proyectada, según cuenta a Colombia+20 Adriana Serrano, coordinadora general de la exposición. Por ejemplo, faltan algunos de los objetos que recogió la CEV de cientos de víctimas durante los eventos de escucha.
Entre ellos está, por ejemplo, la falda hecha por las tejedoras de Mampuján que se usó para Develaciones, un canto a los cuatro vientos, la obra de teatro que se presentó en diciembre de 2021, que también fue un legado de la Comisión.
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Sin embargo, la muestra debió adecuarse al espacio dado que aún no puede ser exhibida en el Museo Nacional de Memoria, obra que está a cargo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y no está terminada.
Es en ese museo en donde, por mandato del Decreto 588 de 2017 que creó a la Comisión de la Verdad y por las recomendaciones del Informe final, debe quedar accesible el legado de la CEV en una exposición permanente.
“Este legado permanecerá accesible en el Informe de la Comisión, su archivo, su transmedia y la exposición permanente en el Museo de Memoria de Colombia”, reza el informe en su página 727.
Tanto la falta de terminación de la obra del museo como disputas que tuvo el CNMH, bajo la dirección de María Gaitán Valencia —nieta del prócer liberal Jorge Eliécer Gaitán—, con la Comisión —como lo contó este diario en mayo del año pasado— llevaron a que la exposición se haya montado en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.
“Por ahora se quedará aquí, pero desde ya estamos pensando en las decisiones que debemos tomar. Incluso hemos pensado que podría estar itinerante, aunque hay cosas que ya tienen ese carácter móvil. Afortunadamente, tenemos una red de aliados gigante como la JEP, el Banco de la República, etc”, explica Serrano.
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La exposición cuenta con una agenda permanente de recorridos guiados que duran cerca de una hora y media, además de ejercicios de mediación pedagógica, casi todos hechos por jóvenes mediadores.
“Uno de los objetivos que nos hemos trazado es traer a nuevos públicos: queremos gente joven, queremos tener acercamientos con gente que no es tan afín, y también con personas que quizás han sido apáticas o no han tenido información sobre el trabajo de la Comisión. Por ejemplo, trajimos a todas las personas que nos ayudaron a poner paneles a instalar el piso, con los temas eléctricos. Queremos involucrar a todos, que todo el que sepa venga”, afirma Serrano.
Esta apuesta fue posible gracias a la gestión y el trabajo de la excomisionada de la verdad Lucía González, cuyo trabajo en la CEV siempre fue en torno a las expresiones culturales. La exposición también contó con el apoyo de la Cooperación Alemana, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Rodeemos el Diálogo, Unicef, la Fundación Ford, el Grupo Sura y el Ministerio de Cultura.