El misterioso mexicano en el caso “Santrich”
Al parecer, su nombre es Marco Aurelio García Weinberg y habría participado en tres operaciones encubiertas de la DEA en torno a “Jesús Santrich” y el exfiscal de la JEP Carlos Bermeo, así como en intentos de llegar a la abogada Pilar Rueda, quien también trabaja en la justicia para la paz.
Edinson Arley Bolaños / @eabolanos
Primera operación
El 9 de abril de 2018, cuando fue capturado el exjefe guerrillero Jesús Santrich, la Fiscalía presentó los audios de unas llamadas telefónicas interceptadas y aseguró que Santrich, a nombre de las desaparecidas Farc, conspiraba con emisarios del cartel de Sinaloa de México para enviar cocaína a Estados Unidos. Horas después, los colombianos Armando Gómez España, Fabio Younes y Marlon Marín fueron capturados por estar supuestamente involucrados en el mismo negocio. Al día siguiente, Marín, sobrino del exjefe negociador de las Farc Iván Márquez, fue trasladado a Estados Unidos en calidad de testigo protegido de la DEA. Los demás capturados siguen presos en la cárcel La Picota.
Desde ese mismo día se dijo que en el operativo intervino al menos un agente encubierto de la DEA, pero en ese momento no trascendieron las identidades. Seis meses después, en septiembre de 2018, cuando la Fiscalía entregó a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) 12 audios de las interceptaciones y éstos fueron divulgados por los medios de comunicación, salió a relucir la voz de un hombre con acento mexicano, con quien Marlon Marín entabló dos conversaciones. Fabio Younes ya lo había mencionado en sus diálogos telefónicos previos con Marín, refiriéndose a él como Marco. Pero después de seis conversaciones entre Younes y Marín, fue el 13 de noviembre de 2017 cuando Marín habló directamente con él.
Ese día la conversación telefónica la inició Marco, quien le preguntó a Marlon Marín si iban a hacer lo de Barranquilla o no, a lo que Marín respondió diciendo que todo estaba cuadrado con un compa suyo. “A ver si podemos mover unos cinco palos”, se oyó decir a Marco, quien luego cambió de tema y señaló: “Yo creo que hubo un mal entendido ahí con lo del avión… El viejo ya lo tiene visto, lo único que necesita ahí es plata donde están los monos”. Marlon Marín respondió afirmativamente: “Ah, bueno”. Y Marco terminó la conversación manifestando: “Para que tú recibas allá en tu casa y yo reciba allá donde los monos, con eso puede animarse con lo de Barranquilla”.
Tres días después, el 16 de noviembre de 2017, en una nueva llamada telefónica volvió a quedar registrada la voz de Marco hablando con Marín. En ese audio se le escuchó decir: “Pero compa, para bajar por 300… ya habíamos hablado de cinco millones, compa”. Marín respondió: “No podemos manejar de un solo envión los cinco paquetes grandes”. Hasta ahí, los dos audios en los que Marín conversó con el interlocutor de acento mexicano. Estos diálogos hacen parte de los soportes de la Fiscalía para dar validez a la captura de Santrich y demás implicados, pero también de la defensa de los procesados, que han señalado sus dudas respecto al papel cumplido por esa persona y a su identidad.
Esta semana, en medio del alboroto por la decisión de la JEP de negar la extradición de Santrich, se conoció el video completo de la que parece ser la única reunión en la que el exjefe guerrillero estuvo con Marlon Marín y dos personas más, entre ellas un hombre que no se ve, pero que en dos intervenciones dejó oír su acento mexicano. El personaje se sentó frente a Santrich y, al parecer, fue la persona que grabó la charla. Ese encuentro se dio en la madrugada del 9 de febrero de 2018 en casa de Santrich, dos meses antes de su captura. Varios medios lo han calificado como la prueba reina. No obstante, la JEP manifestó que ese video nunca le fue entregado, a pesar de haberlo solicitado a la Fiscalía y a la justicia estadounidense.
En el video se observa a Santrich a la cabecera de la mesa. A su izquierda está Marlon Marín, quien ese día portaba una chaqueta de la selección de Colombia. A su derecha se sentó un desconocido con acento extranjero portando un impermeable amarillo. Sin embargo, no se pueden advertir los rasgos de su rostro porque las imágenes están distorsionadas. Es claro que no debía mostrarse. De hecho, el día que la Fiscalía lo entregó a los medios, tapó la imagen de este interlocutor. El cuarto personaje, sentado al frente de Santrich, fue quien menos habló, pero cuando lo hizo para ofrecer al exjefe guerrillero apoyo económico para su campaña política, dejó escuchar su acento mexicano.
La transcripción de los diálogos del encuentro del 9 de febrero revela que mientras Santrich hablaba con Marlon Marín y el desconocido del impermeable amarillo, el hombre de acento mexicano intervino solo tres veces. La primera, al tiempo que la cámara enfoca al techo, para interrogar: “¿Usted qué quiere: que le entreguemos todo de un chingazo?”. Ante un comentario de Marín de que iba a visitar al presidente de Surinam para un apoyo, después apuntó: “Lo que sí me recomendaron es que la mercancía sea de la misma calidad para evitar inconvenientes”. Al final, le expresó a Santrich su interés en colaborarle con recursos para su campaña política.
Lea también: Las pruebas de Santrich y lo que grabó la DEA
Marlon Marín: Es el sobrino del exjefe negociador de las Farc, Iván Márquez. Nunca hizo parte de la guerrilla, pero apareció en La Habana en 2015 durante la negociación del proceso de paz. La Fiscalía lo persigue supuestamente por un caso de corrupción con los dineros de la paz. En Florencia (Caquetá) lo conocen como un estafador y uno de los implicados en este caso, distinto a Santrich, dijo que había dicho mentiras graves durante el desarrollo de las operaciones.
Fabio Younes Arboleda: Es un empresario de Neiva (Huila), consultor internacional de negocios y fundador de Fabio Younes & Asociados S.A. La JEP dijo que nunca perteneció a las Farc y él aseguró que fue Armando Gómez el que lo contactó con Marín para desarrollar juntos un programa de estabilización agrícola.
Brian Witek: Es un agente especial de la DEA, quien, según se menciona en su declaración ante la justicia de Estados Unidos, era el CW1 que recogió las grabaciones del caso. No obstante, estas pruebas nunca llegaron a la JEP. Participa junto al mexicano.
El segundo operativo
Como se sabe, ante la solicitud de Estados Unidos de que se extraditara a los involucrados, por disposición del Acuerdo de La Habana el caso Santrich pasó a conocimiento de la JEP, pues su defensa pidió aplicar la garantía de la no extradición. A su vez, la JEP pidió pruebas materiales a la justicia estadounidense para verificar si la fecha de ocurrencia de los hechos era anterior al 1º de diciembre de 2016, pero justo el día en que se vencía el plazo para que Estados Unidos entregara las pruebas, se desarrolló un segundo operativo, con intervención de la DEA. La Fiscalía lo relacionó de inmediato con el caso Santrich.
Ese operativo fue desplegado por agentes del CTI y se realizó hacia el mediodía del viernes 1º de marzo de 2019, en el hotel Marriott, situado en el norte de Bogotá. Así lo anunció la Fiscalía a través de un mensaje en Twitter: “Atención, capturado fiscal Carlos Julián Bermeo de la JEP, junto con cuatro personas más, incluido el exsenador Luis Alberto Gil, en operativo adelantado en dos hoteles en el norte de Bogotá, en el momento en que recibían US$500.000 a cambio de oferta para incidir en el trámite de extradición de Seuxis Paucias Hernández (Santrich)”.
En la noche, los medios dieron a conocer un video en el que quedó registrado cómo el fiscal Bermeo, durante una reunión en el lobby del hotel, recibió por debajo de la mesa, de manos de un desconocido, unos fajos de billetes. Sin embargo, ese video y otro evidenciando las detenciones fueron presentados sin audios. Estos solo se conocieron durante la audiencia de legalización de las capturas el 5 de marzo, y a través de ellos se supo que, utilizando dineros de un fondo especial de la Fiscalía, en el operativo habían intervenido dos agentes encubiertos, uno de ellos con evidente acento mexicano.
Cuando los periodistas que cubrieron la audiencia revelaron los audios correspondientes a los videos del segundo operativo, e incluso después de que lo hiciera la propia Fiscalía en su cuenta de Twitter, la defensa de los procesados resaltó su duda central: la voz del supuesto agente encubierto de acento mexicano y su similitud con la del interlocutor de Marín en los diálogos previos a la captura de Santrich. Hoy se busca establecer, a través de un cotejo de voces, si el agente encubierto que participó en el operativo contra Bermeo es el mismo Marco que intervino en las conversaciones con Marín.
Escuche un fragmento de la voz del hombre de acento mexicano durante una conversación con Marlon Marín en el primer operativo del caso Santrich. Y comparela con un fragmento de la voz del mexicano en el segundo operativo hablando con Orlando Villamizar. La hipótesis es que sería la misma voz de Marco Weinberg.
En el audio del segundo operativo en el que se escucha la voz de acento mexicano, su interlocutor fue Orlando Villamizar, asistente privado del exsenador Luis Alberto Gil. Ese audio dura tres minutos y 34 segundos. Al inicio predominó el sonido ambiente mientras los dos conversaban, pero luego se escuchó la apertura de una puerta, el ingreso a un lugar y la voz de una mujer: “Buenas tardes, cómo ha estado, mira la hora que es”. El hombre de acento mexicano comentó: “Ayyyy, Dios, Mafe”. A lo que la mujer respondió: “A mí no me gusta eso, mira la hora que es. A mí no me gusta que esté trayendo plata acá para eso”. Nunca se aclaró en la audiencia quién era esa mujer y por qué se refirió a un dinero.
Sin embargo, el desconocido de acento mexicano involucró en la conversación a Orlando Villamizar para decir: “Mira, déjame explicarte, ahí está la plata. ¿Qué plata es ésta? Ahí hay 500 en esto, es lo único que te puedo mostrar ahorita, y tengo un millón quinientos más en la camioneta, tenemos dos millones. Y cuál es la cuestión: que no te puedo dejar ir con la plata hasta que no vea a ese cabrón, porque no sabemos si se va a comprometer o no, pero la plata ahí está, esa es la única cuestión”. Luego habló Villamizar: “Pues nosotros hicimos un compromiso…”. En ese momento, el contenido de la conversación se volvió inaudible, incluso para las autoridades.
Segundos después se oyó al supuesto mexicano afirmar: “Sí, pero entiéndame una cosa, don Orlando, eso que usted me dice yo no puedo estar de acuerdo. Yo hice todo para transmitir que trajera a Gil. Ahora, eso de que usted se quede aquí como garantía, eso, don Orlando, es una tontería. Cualquiera hace una pinche llamada y nos carga la verga”. Villamizar replicó: “La vez pasada nos pasó, es que es eso”. Su interlocutor lo interrumpió: “No, no, nosotros vamos con la plata”. Villamizar agregó: “Gil ya va para allá con él”. El mexicano concluyó: “Que le meta la ficha y que se quede ahí (…) Esa es la cuestión”.
En este momento de la conversación, Villamizar insistió: “No, las cosas no son así”. Pero el hombre de acento mexicano expresó: “Don Orlando, yo le pido el favor que hable con el ‘sena’ (senador Gil). Nosotros tenemos la plata”. A lo que Villamizar replicó: “Por eso, pero es que eso no, no… Imagínese usted, yo me puedo llevar el maletín con esto y en la carreta el resto y eso no garantiza nada. Nosotros para traer a ese señor, eso nos significa la plata y usted lo sabe”. El mexicano recalcó: “Pero, don Orlando, no lo puedo dejar con la plata porque está mi vida de por medio…”.
El mexicano y Villamizar continuaron hablando, pero más adelante, en un segundo audio revelado por la Fiscalía, de minuto y 30 segundos, se escuchó decir al primero: “Márquele a Gil y pregunte a ver qué es lo que podemos hacer”. Villamizar le aclaró que Gil estaba pendiente y luego señaló, a modo de santo y seña: “¿Cómo vas con el alcalde? El alcalde, porque para nosotros usted es el alcalde”. Acto seguido, refiriéndose a Gil, añadió: “Está hablando con alguien en la habitación y ya baja. Y me dice que es importante saber para informar al fiscal”. El audio volvió a ser inaudible, pero Villamizar alcanzó a decir: “No voy a cambiar las reglas de juego”.
El interlocutor de acento mexicano precisó: “No, es que yo no las estoy cambiando, es que usted tiene que ver mi seguridad”. Y Villamizar aclaró: “La de todos…”. En medio de las dudas, el primer personaje planteó una solución: “Don Orlando, vamos a hacer esto. Yo le doy la plata, usted se la lleva…”. Pero Villamizar fue enfático: “Yo no me la llevo, se la va a llevar la persona que está ahí. Yo no voy a salir”. El mexicano aceptó: “Ok, esa persona la lleva. Nosotros nos quedamos esperando que venga (…) ¿Y qué pasa si no llega el pinche fiscal?”. Villamizar contestó: “Tiene que llegar, nosotros sabemos que llega. Si el senador me hubiera dicho eso antes, yo le digo no”.
Según la Fiscalía, tiempo después, ya en el hotel Marriott, se dio la reunión con el fiscal de la JEP, Carlos Julián Bermeo. El abogado del exfiscal de la JEP, Óscar Muñoz Bermeo, manifestó a este diario que, antes de entregar el dinero, el mexicano le dijo: “Hermano, usted me estaba ayudando con lo de Santrich, usted me ha estado colaborando, entonces, vea, aquí le traigo esta plata y allá tengo más, y gracias por ayudarme”. En criterio del abogado Muñoz, “así se dio la imagen que querían”, la del exfiscal recibiendo dinero por debajo de la mesa. Por eso Muñoz ahora se pregunta: “¿Por qué las otras imágenes no se tienen en cuenta? ¿Por qué algunos apartes de las grabaciones no son entendibles?”.
Orlando Ezequiel González, abogado de Orlando Villamizar, hoy recluido en la cárcel Modelo de Bogotá, al ser consultado por este diario reveló que, en diciembre de 2018, el mismo agente mexicano que intervino en las reuniones con su cliente lo buscó y, a través suyo, a su jefe, el exsenador Gil, para que le ayudaran a contactar a un magistrado de la JEP. González aseguró que en esa ocasión el exsenador Gil le manifestó claramente que él no conocía a magistrado alguno de la JEP, pero que sí tenía un amigo que era fiscal de la misma jurisdicción. Ese amigo resultó ser el exfiscal Bermeo.
El abogado González puntualizó además que ese mismo diciembre se dio un encuentro entre el desconocido de acento mexicano y el exsenador Gil, en el apartamento de este último. En criterio del abogado, “la Fiscalía tenía un objetivo: desprestigiar a la JEP. Y para lograrlo ofreció dos millones de dólares para una negociación que no sabemos de qué era. Por eso la pregunta es: ¿por qué, meses después, ese mismo personaje entrega la plata por debajo de la mesa a Bermeo para tratar de demostrar que la JEP está corrupta?”. A pesar de que la Fiscalía inicialmente relacionó este operativo con el caso Santrich, luego dijo que ese encuentro fue para otra negociación de narcotráfico.
¿El tercer operativo?
Hasta ahí la posición de la Fiscalía y los reparos de la defensa de los capturados en los dos operativos. Pero existe un tercer capítulo en esta historia, a partir de una denuncia planteada por el senador del Polo Democrático Iván Cepeda, a principios de abril. Según el congresista, a través de un anónimo se enteró de que el pasado mes de enero, un supuesto agente mexicano le ofreció dinero para que programara un encuentro con la abogada Pilar Rueda, quien actualmente trabaja en la JEP y es la esposa del parlamentario. Según Cepeda, “supuestamente el motivo de la consulta era que un cliente suyo, también mexicano, tenía unas propiedades a nombre de Santrich y, si era extraditado, esos bienes serían irrecuperables”.
El informante de Cepeda le contó que el mexicano indagó si era viable una estrategia para evitar la extradición de Santrich y que, ante su observación de que se trataba de un caso muy complejo, su interlocutor le precisó que lo que quería realmente era que lo contactara en un hotel con una señora llamada Pilar Rueda y que él se encargaría de lograr su colaboración, pues para el éxito de la gestión supuestamente había US$2 millones. Cepeda aclaró que una vez tuvo conocimiento de lo sucedido, se lo hizo saber al fiscal Martínez, y de paso le pidió explicaciones sobre el extraño personaje de acento mexicano y su interés en el caso Santrich.
Después de la denuncia de Cepeda, la defensa de Santrich aseguró que ese mismo individuo estuvo en la cárcel La Picota para tratar de sobornar a un guardia y que interviniera en un aparente plan de fuga de Santrich. El Espectador consultó a otro de los abogados sobre el mexicano, quien, recalcando la reserva de su nombre, respondió: “Sabemos que el mexicano se llama Marco Aurelio García Weinberg. Mide 1,70 metros de estatura, es trigueño, de pelo corto, orejón, cara cuadrada, de unos 45 o 50 años. Cambia de imagen usando bigote ocasionalmente, se moviliza en avión privado y pone citas engañosas con frecuencia en el hotel Marriott de la avenida El Dorado”.
Y luego agregó: “Es un piloto. En ocasiones se queda máximo dos días en ese hotel. Es un tipo que va mucho a la Costa, a Barranquilla. También visita Medellín en algunas ocasiones, cuando deja ahí a una mujer. Habla cuatro idiomas: inglés, francés, árabe e italiano. Permanece mucho tiempo en Miami y allí pone citas. Tiene nacionalidad mexicana de nacimiento y también aparece como libanés. Él y su familia viven en Puebla (México), al lado de la capital. Al parecer tiene familia en Coral Gables (Miami), donde también tiene un restaurante mexicano”.
En el fallo de la JEP que concedió la garantía de no extradición a Santrich, los magistrados ordenaron investigar a funcionarios de la Fiscalía por no haber tramitado la asistencia judicial que debe amparar la actuación de agentes extranjeros en Colombia. Además resaltaron que las operaciones de entrampamiento no están permitidas en Colombia.
En entrevista con RCN Radio, el pasado 16 de mayo, Néstor Humberto Martínez afirmó que el ente acusador no participó en la reunión en la que se grabó el video de Santrich con Marín, el mexicano y otro extranjero. “Las operaciones que realizan las autoridades judiciales en el mundo, de entrampamiento, corresponden a realidades que en este caso específico no tenía conocimiento la Fiscalía General de la Nación (sic), no tuvimos participación alguna en ese operativo”.
Lea también: Según la JEP, estas son las irregularidades de la DEA y la Fiscalía en el caso Santrich
Primera operación
El 9 de abril de 2018, cuando fue capturado el exjefe guerrillero Jesús Santrich, la Fiscalía presentó los audios de unas llamadas telefónicas interceptadas y aseguró que Santrich, a nombre de las desaparecidas Farc, conspiraba con emisarios del cartel de Sinaloa de México para enviar cocaína a Estados Unidos. Horas después, los colombianos Armando Gómez España, Fabio Younes y Marlon Marín fueron capturados por estar supuestamente involucrados en el mismo negocio. Al día siguiente, Marín, sobrino del exjefe negociador de las Farc Iván Márquez, fue trasladado a Estados Unidos en calidad de testigo protegido de la DEA. Los demás capturados siguen presos en la cárcel La Picota.
Desde ese mismo día se dijo que en el operativo intervino al menos un agente encubierto de la DEA, pero en ese momento no trascendieron las identidades. Seis meses después, en septiembre de 2018, cuando la Fiscalía entregó a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) 12 audios de las interceptaciones y éstos fueron divulgados por los medios de comunicación, salió a relucir la voz de un hombre con acento mexicano, con quien Marlon Marín entabló dos conversaciones. Fabio Younes ya lo había mencionado en sus diálogos telefónicos previos con Marín, refiriéndose a él como Marco. Pero después de seis conversaciones entre Younes y Marín, fue el 13 de noviembre de 2017 cuando Marín habló directamente con él.
Ese día la conversación telefónica la inició Marco, quien le preguntó a Marlon Marín si iban a hacer lo de Barranquilla o no, a lo que Marín respondió diciendo que todo estaba cuadrado con un compa suyo. “A ver si podemos mover unos cinco palos”, se oyó decir a Marco, quien luego cambió de tema y señaló: “Yo creo que hubo un mal entendido ahí con lo del avión… El viejo ya lo tiene visto, lo único que necesita ahí es plata donde están los monos”. Marlon Marín respondió afirmativamente: “Ah, bueno”. Y Marco terminó la conversación manifestando: “Para que tú recibas allá en tu casa y yo reciba allá donde los monos, con eso puede animarse con lo de Barranquilla”.
Tres días después, el 16 de noviembre de 2017, en una nueva llamada telefónica volvió a quedar registrada la voz de Marco hablando con Marín. En ese audio se le escuchó decir: “Pero compa, para bajar por 300… ya habíamos hablado de cinco millones, compa”. Marín respondió: “No podemos manejar de un solo envión los cinco paquetes grandes”. Hasta ahí, los dos audios en los que Marín conversó con el interlocutor de acento mexicano. Estos diálogos hacen parte de los soportes de la Fiscalía para dar validez a la captura de Santrich y demás implicados, pero también de la defensa de los procesados, que han señalado sus dudas respecto al papel cumplido por esa persona y a su identidad.
Esta semana, en medio del alboroto por la decisión de la JEP de negar la extradición de Santrich, se conoció el video completo de la que parece ser la única reunión en la que el exjefe guerrillero estuvo con Marlon Marín y dos personas más, entre ellas un hombre que no se ve, pero que en dos intervenciones dejó oír su acento mexicano. El personaje se sentó frente a Santrich y, al parecer, fue la persona que grabó la charla. Ese encuentro se dio en la madrugada del 9 de febrero de 2018 en casa de Santrich, dos meses antes de su captura. Varios medios lo han calificado como la prueba reina. No obstante, la JEP manifestó que ese video nunca le fue entregado, a pesar de haberlo solicitado a la Fiscalía y a la justicia estadounidense.
En el video se observa a Santrich a la cabecera de la mesa. A su izquierda está Marlon Marín, quien ese día portaba una chaqueta de la selección de Colombia. A su derecha se sentó un desconocido con acento extranjero portando un impermeable amarillo. Sin embargo, no se pueden advertir los rasgos de su rostro porque las imágenes están distorsionadas. Es claro que no debía mostrarse. De hecho, el día que la Fiscalía lo entregó a los medios, tapó la imagen de este interlocutor. El cuarto personaje, sentado al frente de Santrich, fue quien menos habló, pero cuando lo hizo para ofrecer al exjefe guerrillero apoyo económico para su campaña política, dejó escuchar su acento mexicano.
La transcripción de los diálogos del encuentro del 9 de febrero revela que mientras Santrich hablaba con Marlon Marín y el desconocido del impermeable amarillo, el hombre de acento mexicano intervino solo tres veces. La primera, al tiempo que la cámara enfoca al techo, para interrogar: “¿Usted qué quiere: que le entreguemos todo de un chingazo?”. Ante un comentario de Marín de que iba a visitar al presidente de Surinam para un apoyo, después apuntó: “Lo que sí me recomendaron es que la mercancía sea de la misma calidad para evitar inconvenientes”. Al final, le expresó a Santrich su interés en colaborarle con recursos para su campaña política.
Lea también: Las pruebas de Santrich y lo que grabó la DEA
Marlon Marín: Es el sobrino del exjefe negociador de las Farc, Iván Márquez. Nunca hizo parte de la guerrilla, pero apareció en La Habana en 2015 durante la negociación del proceso de paz. La Fiscalía lo persigue supuestamente por un caso de corrupción con los dineros de la paz. En Florencia (Caquetá) lo conocen como un estafador y uno de los implicados en este caso, distinto a Santrich, dijo que había dicho mentiras graves durante el desarrollo de las operaciones.
Fabio Younes Arboleda: Es un empresario de Neiva (Huila), consultor internacional de negocios y fundador de Fabio Younes & Asociados S.A. La JEP dijo que nunca perteneció a las Farc y él aseguró que fue Armando Gómez el que lo contactó con Marín para desarrollar juntos un programa de estabilización agrícola.
Brian Witek: Es un agente especial de la DEA, quien, según se menciona en su declaración ante la justicia de Estados Unidos, era el CW1 que recogió las grabaciones del caso. No obstante, estas pruebas nunca llegaron a la JEP. Participa junto al mexicano.
El segundo operativo
Como se sabe, ante la solicitud de Estados Unidos de que se extraditara a los involucrados, por disposición del Acuerdo de La Habana el caso Santrich pasó a conocimiento de la JEP, pues su defensa pidió aplicar la garantía de la no extradición. A su vez, la JEP pidió pruebas materiales a la justicia estadounidense para verificar si la fecha de ocurrencia de los hechos era anterior al 1º de diciembre de 2016, pero justo el día en que se vencía el plazo para que Estados Unidos entregara las pruebas, se desarrolló un segundo operativo, con intervención de la DEA. La Fiscalía lo relacionó de inmediato con el caso Santrich.
Ese operativo fue desplegado por agentes del CTI y se realizó hacia el mediodía del viernes 1º de marzo de 2019, en el hotel Marriott, situado en el norte de Bogotá. Así lo anunció la Fiscalía a través de un mensaje en Twitter: “Atención, capturado fiscal Carlos Julián Bermeo de la JEP, junto con cuatro personas más, incluido el exsenador Luis Alberto Gil, en operativo adelantado en dos hoteles en el norte de Bogotá, en el momento en que recibían US$500.000 a cambio de oferta para incidir en el trámite de extradición de Seuxis Paucias Hernández (Santrich)”.
En la noche, los medios dieron a conocer un video en el que quedó registrado cómo el fiscal Bermeo, durante una reunión en el lobby del hotel, recibió por debajo de la mesa, de manos de un desconocido, unos fajos de billetes. Sin embargo, ese video y otro evidenciando las detenciones fueron presentados sin audios. Estos solo se conocieron durante la audiencia de legalización de las capturas el 5 de marzo, y a través de ellos se supo que, utilizando dineros de un fondo especial de la Fiscalía, en el operativo habían intervenido dos agentes encubiertos, uno de ellos con evidente acento mexicano.
Cuando los periodistas que cubrieron la audiencia revelaron los audios correspondientes a los videos del segundo operativo, e incluso después de que lo hiciera la propia Fiscalía en su cuenta de Twitter, la defensa de los procesados resaltó su duda central: la voz del supuesto agente encubierto de acento mexicano y su similitud con la del interlocutor de Marín en los diálogos previos a la captura de Santrich. Hoy se busca establecer, a través de un cotejo de voces, si el agente encubierto que participó en el operativo contra Bermeo es el mismo Marco que intervino en las conversaciones con Marín.
Escuche un fragmento de la voz del hombre de acento mexicano durante una conversación con Marlon Marín en el primer operativo del caso Santrich. Y comparela con un fragmento de la voz del mexicano en el segundo operativo hablando con Orlando Villamizar. La hipótesis es que sería la misma voz de Marco Weinberg.
En el audio del segundo operativo en el que se escucha la voz de acento mexicano, su interlocutor fue Orlando Villamizar, asistente privado del exsenador Luis Alberto Gil. Ese audio dura tres minutos y 34 segundos. Al inicio predominó el sonido ambiente mientras los dos conversaban, pero luego se escuchó la apertura de una puerta, el ingreso a un lugar y la voz de una mujer: “Buenas tardes, cómo ha estado, mira la hora que es”. El hombre de acento mexicano comentó: “Ayyyy, Dios, Mafe”. A lo que la mujer respondió: “A mí no me gusta eso, mira la hora que es. A mí no me gusta que esté trayendo plata acá para eso”. Nunca se aclaró en la audiencia quién era esa mujer y por qué se refirió a un dinero.
Sin embargo, el desconocido de acento mexicano involucró en la conversación a Orlando Villamizar para decir: “Mira, déjame explicarte, ahí está la plata. ¿Qué plata es ésta? Ahí hay 500 en esto, es lo único que te puedo mostrar ahorita, y tengo un millón quinientos más en la camioneta, tenemos dos millones. Y cuál es la cuestión: que no te puedo dejar ir con la plata hasta que no vea a ese cabrón, porque no sabemos si se va a comprometer o no, pero la plata ahí está, esa es la única cuestión”. Luego habló Villamizar: “Pues nosotros hicimos un compromiso…”. En ese momento, el contenido de la conversación se volvió inaudible, incluso para las autoridades.
Segundos después se oyó al supuesto mexicano afirmar: “Sí, pero entiéndame una cosa, don Orlando, eso que usted me dice yo no puedo estar de acuerdo. Yo hice todo para transmitir que trajera a Gil. Ahora, eso de que usted se quede aquí como garantía, eso, don Orlando, es una tontería. Cualquiera hace una pinche llamada y nos carga la verga”. Villamizar replicó: “La vez pasada nos pasó, es que es eso”. Su interlocutor lo interrumpió: “No, no, nosotros vamos con la plata”. Villamizar agregó: “Gil ya va para allá con él”. El mexicano concluyó: “Que le meta la ficha y que se quede ahí (…) Esa es la cuestión”.
En este momento de la conversación, Villamizar insistió: “No, las cosas no son así”. Pero el hombre de acento mexicano expresó: “Don Orlando, yo le pido el favor que hable con el ‘sena’ (senador Gil). Nosotros tenemos la plata”. A lo que Villamizar replicó: “Por eso, pero es que eso no, no… Imagínese usted, yo me puedo llevar el maletín con esto y en la carreta el resto y eso no garantiza nada. Nosotros para traer a ese señor, eso nos significa la plata y usted lo sabe”. El mexicano recalcó: “Pero, don Orlando, no lo puedo dejar con la plata porque está mi vida de por medio…”.
El mexicano y Villamizar continuaron hablando, pero más adelante, en un segundo audio revelado por la Fiscalía, de minuto y 30 segundos, se escuchó decir al primero: “Márquele a Gil y pregunte a ver qué es lo que podemos hacer”. Villamizar le aclaró que Gil estaba pendiente y luego señaló, a modo de santo y seña: “¿Cómo vas con el alcalde? El alcalde, porque para nosotros usted es el alcalde”. Acto seguido, refiriéndose a Gil, añadió: “Está hablando con alguien en la habitación y ya baja. Y me dice que es importante saber para informar al fiscal”. El audio volvió a ser inaudible, pero Villamizar alcanzó a decir: “No voy a cambiar las reglas de juego”.
El interlocutor de acento mexicano precisó: “No, es que yo no las estoy cambiando, es que usted tiene que ver mi seguridad”. Y Villamizar aclaró: “La de todos…”. En medio de las dudas, el primer personaje planteó una solución: “Don Orlando, vamos a hacer esto. Yo le doy la plata, usted se la lleva…”. Pero Villamizar fue enfático: “Yo no me la llevo, se la va a llevar la persona que está ahí. Yo no voy a salir”. El mexicano aceptó: “Ok, esa persona la lleva. Nosotros nos quedamos esperando que venga (…) ¿Y qué pasa si no llega el pinche fiscal?”. Villamizar contestó: “Tiene que llegar, nosotros sabemos que llega. Si el senador me hubiera dicho eso antes, yo le digo no”.
Según la Fiscalía, tiempo después, ya en el hotel Marriott, se dio la reunión con el fiscal de la JEP, Carlos Julián Bermeo. El abogado del exfiscal de la JEP, Óscar Muñoz Bermeo, manifestó a este diario que, antes de entregar el dinero, el mexicano le dijo: “Hermano, usted me estaba ayudando con lo de Santrich, usted me ha estado colaborando, entonces, vea, aquí le traigo esta plata y allá tengo más, y gracias por ayudarme”. En criterio del abogado Muñoz, “así se dio la imagen que querían”, la del exfiscal recibiendo dinero por debajo de la mesa. Por eso Muñoz ahora se pregunta: “¿Por qué las otras imágenes no se tienen en cuenta? ¿Por qué algunos apartes de las grabaciones no son entendibles?”.
Orlando Ezequiel González, abogado de Orlando Villamizar, hoy recluido en la cárcel Modelo de Bogotá, al ser consultado por este diario reveló que, en diciembre de 2018, el mismo agente mexicano que intervino en las reuniones con su cliente lo buscó y, a través suyo, a su jefe, el exsenador Gil, para que le ayudaran a contactar a un magistrado de la JEP. González aseguró que en esa ocasión el exsenador Gil le manifestó claramente que él no conocía a magistrado alguno de la JEP, pero que sí tenía un amigo que era fiscal de la misma jurisdicción. Ese amigo resultó ser el exfiscal Bermeo.
El abogado González puntualizó además que ese mismo diciembre se dio un encuentro entre el desconocido de acento mexicano y el exsenador Gil, en el apartamento de este último. En criterio del abogado, “la Fiscalía tenía un objetivo: desprestigiar a la JEP. Y para lograrlo ofreció dos millones de dólares para una negociación que no sabemos de qué era. Por eso la pregunta es: ¿por qué, meses después, ese mismo personaje entrega la plata por debajo de la mesa a Bermeo para tratar de demostrar que la JEP está corrupta?”. A pesar de que la Fiscalía inicialmente relacionó este operativo con el caso Santrich, luego dijo que ese encuentro fue para otra negociación de narcotráfico.
¿El tercer operativo?
Hasta ahí la posición de la Fiscalía y los reparos de la defensa de los capturados en los dos operativos. Pero existe un tercer capítulo en esta historia, a partir de una denuncia planteada por el senador del Polo Democrático Iván Cepeda, a principios de abril. Según el congresista, a través de un anónimo se enteró de que el pasado mes de enero, un supuesto agente mexicano le ofreció dinero para que programara un encuentro con la abogada Pilar Rueda, quien actualmente trabaja en la JEP y es la esposa del parlamentario. Según Cepeda, “supuestamente el motivo de la consulta era que un cliente suyo, también mexicano, tenía unas propiedades a nombre de Santrich y, si era extraditado, esos bienes serían irrecuperables”.
El informante de Cepeda le contó que el mexicano indagó si era viable una estrategia para evitar la extradición de Santrich y que, ante su observación de que se trataba de un caso muy complejo, su interlocutor le precisó que lo que quería realmente era que lo contactara en un hotel con una señora llamada Pilar Rueda y que él se encargaría de lograr su colaboración, pues para el éxito de la gestión supuestamente había US$2 millones. Cepeda aclaró que una vez tuvo conocimiento de lo sucedido, se lo hizo saber al fiscal Martínez, y de paso le pidió explicaciones sobre el extraño personaje de acento mexicano y su interés en el caso Santrich.
Después de la denuncia de Cepeda, la defensa de Santrich aseguró que ese mismo individuo estuvo en la cárcel La Picota para tratar de sobornar a un guardia y que interviniera en un aparente plan de fuga de Santrich. El Espectador consultó a otro de los abogados sobre el mexicano, quien, recalcando la reserva de su nombre, respondió: “Sabemos que el mexicano se llama Marco Aurelio García Weinberg. Mide 1,70 metros de estatura, es trigueño, de pelo corto, orejón, cara cuadrada, de unos 45 o 50 años. Cambia de imagen usando bigote ocasionalmente, se moviliza en avión privado y pone citas engañosas con frecuencia en el hotel Marriott de la avenida El Dorado”.
Y luego agregó: “Es un piloto. En ocasiones se queda máximo dos días en ese hotel. Es un tipo que va mucho a la Costa, a Barranquilla. También visita Medellín en algunas ocasiones, cuando deja ahí a una mujer. Habla cuatro idiomas: inglés, francés, árabe e italiano. Permanece mucho tiempo en Miami y allí pone citas. Tiene nacionalidad mexicana de nacimiento y también aparece como libanés. Él y su familia viven en Puebla (México), al lado de la capital. Al parecer tiene familia en Coral Gables (Miami), donde también tiene un restaurante mexicano”.
En el fallo de la JEP que concedió la garantía de no extradición a Santrich, los magistrados ordenaron investigar a funcionarios de la Fiscalía por no haber tramitado la asistencia judicial que debe amparar la actuación de agentes extranjeros en Colombia. Además resaltaron que las operaciones de entrampamiento no están permitidas en Colombia.
En entrevista con RCN Radio, el pasado 16 de mayo, Néstor Humberto Martínez afirmó que el ente acusador no participó en la reunión en la que se grabó el video de Santrich con Marín, el mexicano y otro extranjero. “Las operaciones que realizan las autoridades judiciales en el mundo, de entrampamiento, corresponden a realidades que en este caso específico no tenía conocimiento la Fiscalía General de la Nación (sic), no tuvimos participación alguna en ese operativo”.
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