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                                                                                                                                  El sufrimiento de quienes han vivido la desaparición forzada

                                                                                                                                  Más del 90 % de los municipios en Colombia han sufrido la desaparición forzada en los últimos 60 años. Relatos de cómo las víctimas se han organizado para superar el dolor que este crimen deja.

                                                                                                                                  El Colectivo 28 de Febrero instaló este memorial en honor a los muertos y desaparecidos de la masacre cometida en esa fecha en 1999. / Rutas del Conflicto
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  (Lea: Cicatrices sin sanar: cuerpos y mentes marcadas por la desaparición en Colombia)

                                                                                                                                  Esta es una de centenares de historias de pueblos en Colombia, afectados por las consecuencias psicosociales de la desaparición forzada. El Comité Internacional de la Cruz Roja reportó en marzo de 2020 que documentó 93 casos de desaparición forzada en 2019.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Cerca de 400 km al noroccidente de Recetor se encuentra Barrancabermeja, a orillas del río Magdalena. Allí, el 28 de febrero de 1999, paramilitares se llevaron a Édgar Sierra, de 17 años, para desaparecerlo. En medio de la desesperación por la incertidumbre, su madre, Manuela Sidray, dejó todo lo que tenía y se fue a buscar a su hijo. “Renuncié a mi trabajo porque me llamaron y me dijeron: ‘Si usted quiere que le devolvamos a su hijo tiene que irse para otra parte’. Tuvimos que irnos de la casa en la que ya tenía 20 años de vivir ahí… Viendo el trasteo, cada cosa que sacaba, era horrible. No trabajé más y me dediqué a buscar a mi hijo por todo lado”, cuenta Manuela.

                                                                                                                                  Según el informe del CNMH, el estigma no solo busca marcar a las víctimas individualmente, sino que apunta a las comunidades en diferentes formas, como castigo a toda una población o un colectivo social. Pueblos a orillas del río Magdalena y otros ríos del país fueron señalados de colaborar con el enemigo y amenazados para que no rescataran los cuerpos que flotaban en sus aguas y, así, concretar la desaparición de sus víctimas.

                                                                                                                                  Read more!
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                                                                                                                                  (Vea también: En Colombia no alcanza la vida para encontrar a los desaparecidos)

                                                                                                                                  El comisionado señala que, incluso, puede darse el caso de personas de la comunidad que subestimen el sufrimiento de las víctimas acusando a los desaparecidos de ser personas que no volvieron a sus hogares porque se enlistaron voluntariamente en grupos ilegales. Este es el caso de un familiar de una persona que se llevaron los paramilitares de Barrancabermeja y del cual no se volvió a saber nada. “La gente no sabe lo doloroso que puede ser que inventen esas cosas. De él dijeron que no había vuelto porque se volvió ‘paraco’, cuando la justicia ya nos ha reconocido como víctimas”, explica el habitante de esta ciudad, cuya identidad no se publica para evitar la revictimización de su ser querido.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Otro caso que muestra la reacción de comunidades está a orillas del río Cauca. Al norte del municipio de Cartago, en el departamento del Valle del Cauca, en pueblos de los departamentos de Risaralda y Caldas, gran parte de la comunidad ha arriesgado sus vidas y se ha visto afectada en su salud emocional, al registrar y rescatar cientos de cadáveres de víctimas de desaparición forzada.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  (Le puede interesar: “Historias de vida”, un acto de justicia poética para los familiares de desaparecidos)

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Para conocer en detalle la investigación sobre salud mental en los familiares de los desaparecidos por la violencia en Colombia, vea la serie de reportajes: Cicatrices sin sanar: historias, cuerpos y mentes marcadas por la desaparición en Colombia, en Rutas del Conflicto.

                                                                                                                                  El Colectivo 28 de Febrero instaló este memorial en honor a los muertos y desaparecidos de la masacre cometida en esa fecha en 1999. / Rutas del Conflicto
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  (Lea: Cicatrices sin sanar: cuerpos y mentes marcadas por la desaparición en Colombia)

                                                                                                                                  Esta es una de centenares de historias de pueblos en Colombia, afectados por las consecuencias psicosociales de la desaparición forzada. El Comité Internacional de la Cruz Roja reportó en marzo de 2020 que documentó 93 casos de desaparición forzada en 2019.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Cerca de 400 km al noroccidente de Recetor se encuentra Barrancabermeja, a orillas del río Magdalena. Allí, el 28 de febrero de 1999, paramilitares se llevaron a Édgar Sierra, de 17 años, para desaparecerlo. En medio de la desesperación por la incertidumbre, su madre, Manuela Sidray, dejó todo lo que tenía y se fue a buscar a su hijo. “Renuncié a mi trabajo porque me llamaron y me dijeron: ‘Si usted quiere que le devolvamos a su hijo tiene que irse para otra parte’. Tuvimos que irnos de la casa en la que ya tenía 20 años de vivir ahí… Viendo el trasteo, cada cosa que sacaba, era horrible. No trabajé más y me dediqué a buscar a mi hijo por todo lado”, cuenta Manuela.

                                                                                                                                  Según el informe del CNMH, el estigma no solo busca marcar a las víctimas individualmente, sino que apunta a las comunidades en diferentes formas, como castigo a toda una población o un colectivo social. Pueblos a orillas del río Magdalena y otros ríos del país fueron señalados de colaborar con el enemigo y amenazados para que no rescataran los cuerpos que flotaban en sus aguas y, así, concretar la desaparición de sus víctimas.

                                                                                                                                  Read more!
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                                                                                                                                  (Vea también: En Colombia no alcanza la vida para encontrar a los desaparecidos)

                                                                                                                                  El comisionado señala que, incluso, puede darse el caso de personas de la comunidad que subestimen el sufrimiento de las víctimas acusando a los desaparecidos de ser personas que no volvieron a sus hogares porque se enlistaron voluntariamente en grupos ilegales. Este es el caso de un familiar de una persona que se llevaron los paramilitares de Barrancabermeja y del cual no se volvió a saber nada. “La gente no sabe lo doloroso que puede ser que inventen esas cosas. De él dijeron que no había vuelto porque se volvió ‘paraco’, cuando la justicia ya nos ha reconocido como víctimas”, explica el habitante de esta ciudad, cuya identidad no se publica para evitar la revictimización de su ser querido.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Otro caso que muestra la reacción de comunidades está a orillas del río Cauca. Al norte del municipio de Cartago, en el departamento del Valle del Cauca, en pueblos de los departamentos de Risaralda y Caldas, gran parte de la comunidad ha arriesgado sus vidas y se ha visto afectada en su salud emocional, al registrar y rescatar cientos de cadáveres de víctimas de desaparición forzada.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  El psicólogo Gutiérrez señala que existe un enorme camino que debe recorrer el país para atender los impactos psicosociales de la desaparición forzada. Según el comisionado Saúl Franco, este debe ser un compromiso que asuma el Estado para garantizar el fin de los ciclos de violencia, la no repetición. Los expertos señalan que también es importante que las universidades se sumen para mejorar la formación de los psicólogos y llevar programas de formación a las regiones más afectadas por estos crímenes.

                                                                                                                                  (Le puede interesar: “Historias de vida”, un acto de justicia poética para los familiares de desaparecidos)

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Las historias de las comunidades que se han organizado para apoyarse son un enorme ejemplo de cómo un sector de la sociedad ha generado una enorme resiliencia en medio de la violencia que no cesa, de las desapariciones que continúan y de una indiferencia que sigue siendo grande.

                                                                                                                                  Para conocer en detalle la investigación sobre salud mental en los familiares de los desaparecidos por la violencia en Colombia, vea la serie de reportajes: Cicatrices sin sanar: historias, cuerpos y mentes marcadas por la desaparición en Colombia, en Rutas del Conflicto.

                                                                                                                                  Ver todas las noticias
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