En el Meta, mujeres sufrieron violencias sexuales para evitar el reclutamiento de sus hijos
El libro “Es por el hecho de ser mujer”, realizado por la Red departamento de mujeres víctimas de desplazamiento forzado en el Meta, fue entregado este jueves a la Jurisdicción Especial para la Paz. Recogen 84 casos de violencia sexual cometidos en su mayoría por las Farc.
Claudia tiene 55 años y fue víctima de violencia sexual en el Meta. Por su seguridad cambiamos su nombre y no revelamos el municipio ni el actor armado que atentó contra ella:
"En este momento es tan duro y tan triste tener que estar recordando las cosas que me sucedieron...eso fue en el 2010. Con mi familia estábamos ahí en la finca y llegó este grupo armado de noche. Yo tenía mi hijo y mi hija y nos dijeron que se los iban a llevar. Porque yo me opuse fueron e hicieron lo que quisieron conmigo. Luego nos dieron 24 horas para que desocuparámos y ya se imaginará el resto.
Eso ha sido una marca muy grande para mí, que lo llevaré pa' toda la vida. Yo lo único que quiero es justicia, que nosotras las mujeres no seamos abandonadas. En este momento estoy sola, no tengo a nadie. Pienso que todos los hombres me harán daño.
Le doy gracias a Dios y a la Red de Mujeres porque me dieron el valor para que yo contara lo que me pasó, y más en estos momentos donde decir lo que uno sabe es correr peligro. Fueron las otras mujeres las que me dieron el valor y la fortaleza para que yo no me quedara callada. Conocí a otras compañeras que sufrieron lo mismo que yo y me puedo poner en sus zapatos. Pero en este momento no puedo perdonar. ¿Cómo perdonar a alguien que le hizo tanto año y que deja marca para toda la vida?"
(Le puede interesar: Las mujeres que denuncian violencia sexual en el Meta)
El testimonio de Claudia es uno de los 84 casos de violencia sexual y desplazamiento forzado que este 1 de octubre llegaron a manos de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En una entrega virtual y cerrada, integrantes de la Red de mujeres víctimas de desplazamiento forzado en el Meta, que está en los 29 municipios de este departamento, le entregaron a los magistrados el libro “Es por el hecho de ser mujer”.
Nancy Moreno Rey fue víctima de desplazamiento forzado en el 2000 y ahora es la coordinadora del proyecto “Entrelazando Historias”, el cual permitió recoger estos testimonio. En diálogo con Colombia2020 dio más detalles sobre estos testimonios.
¿Cómo se construyó este libro?
En nuestro acompañamiento a diferentes víctimas, siempre bajo el enfoque diferencial de género, encontramos unas realidades particulares de mujeres que no querían hablar y nosotras como trabajadoras sociales nos dimos cuenta que había que seguir trabajando por ellas. Entonces nació este proyecto cuando algunas mujeres nos empezaron a contar que ellas habían sido víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado. De ahí logramos conseguir la financiación por medio de GIZ- Cooperación Alemana Colombia y así nació “Entrelazando historias”.
Hay unas narraciones que hacen a voz propia. Tocó hacerlo virtualmente por la pandemia con un equipo de trabajo de cuatro facilitadoras. Las entrevistas quedaron plasmadas en este libro que tiene 139 páginas con sus testimonios y las imágenes que ellas quisieron enviar.
Son 84 entrevistas a mujeres de 28 municipios. Faltó Puerto López porque fue imposible contactar al nodo de ese municipio y no nos podíamos saltar el protocolo para llegar a invadir los espacios de esas mujeres.
¿Cómo fue que estas mujeres sintieron la confianza de contar sus testimonios?
Hay desconfianza por la seguridad de cada una de ellas, es muy duro, muy difícil. Pero se generó una confianza de tal manera que ellas estuvieron prestas a darnos esta información. Incluso tenemos algunos casos de violencia sexual de algunas mujeres que a la fecha tienen alrededor de 40 o 42 años, que fueron víctimas siendo adolescentes y nunca habían hablado ni habían denunciado. Hasta ahora la Red de Mujeres está haciendo esta incidencia en el territorio y hoy esté libro está hablando ellas.
Somos unas trabajadoras que hacemos parte de los procesos organizativos con mujeres, pero la confianza ante todo que nos tienen es porque andan en los mismo zapatos que andamos nosotras. Todas somos víctimas de violencia sexual y desplazamiento. Eso genera un tú a tú. Y cuidamos de su seguridad no ventilando su nombre o de dónde son.
(Lea: Los dolores que dejó la guerra en las mujeres negras del norte del Cauca)
¿Cuáles fueron esos patrones y mecanismos que usaron los actores armados sobre las mujeres del Meta?
En el marco del conflicto armado hay tantas cosas por saber que ni siquiera nosotras mismas estaríamos con plena autoridad para hacerlo teniendo en cuenta el riesgo. Podemos ser recolectoras de mucha información, pero hay que tener la mesura para ventilar esto. En el momento en el que ellas nos dan las entrevistas nos tocó hacer un corrección de estilo para no ponerlas en riesgo, pero sí para poner en evidencia lo que aún han callado y queremos que la justicia sepa. Son versiones tan individuales y diferentes unas de las otras.
Las mujeres seguimos siendo los botines de guerra, seguimos siendo este objetivo principal para acceder a diferentes espacios incluyendo hasta sus propios hijos. Encontramos relatos muy fuertes donde ellas tenían que sufrir estos vejámenes para que no se llevaran a sus hijos o esposos.
¿Cuáles fueron los actores armados causantes de estas violencias?
El informe se sujeta a las Farc, pero entre ellos también están incluidos todos los grupos que estaban al margen de la ley y las mismas fuerzas del Estado.
¿Cuáles son los impactos que dejaron estas violencias en las mujeres?
Son muchos, iniciando por el impacto psicológico. Es un daño que queda para toda la vida. Son impactos múltiples teniendo en cuenta que hasta ahora se empieza a hacer ese trabajo de acompañamiento a estas mujeres.
Encontramos algunos hechos tan repudiables como el que conté de que a algunas mujeres les tocara acceder a los deseos de algunos integrantes del grupo armado de las Farc para que no le asesinaran a su esposo o no se llevaran a sus hijos. O tener que decirle al esposo que saliera mientras llegaba este hombre que hacía parte de estos frentes e hiciera con ella lo que él quisiera para así proteger a su familia.
Hubo el caso de una mujer que nos contó que lo mejor que le pudo haber pasado fue el desplazamiento, que la sacaran de su casa a bombardeos porque sufría tanto del maltrato de su esposo y el grupo armado, y porque el esposo no le creía lo que ella le contaba. La noche que le tocó salir corriendo para ella fue algo que paró ese sufrimiento.
¿Cuáles son las medidas de reparación que le piden a la JEP?
Sabemos que algunos de los exguerrilleros están buscando beneficio de este acuerdo de paz y queremos que esto llegue a las salas judiciales para que sepan que hay muchas cosas todavía por conocer en relación con las mujeres.
(Vea también: Defensoría alerta sobre alto riesgo para líderes campesinos e indígenas del Meta)
Una de las medidas es hacer justicia, el reconocimiento como víctimas. Como bien se ha escuchado en medios de comunicación, ellos dicen que no cometieron casos de violencia sexual. Eso es mentira porque hay 84 casos donde las mujeres sí han sido víctimas del conflicto armado.
La esperanza revive para muchas mujeres en este informe. Dando a conocer estos casos queremos justicia, reparación. No hablaremos de perdón hasta no ver justicia. No queremos más violencia sexual en contra de las mujeres.
Claudia tiene 55 años y fue víctima de violencia sexual en el Meta. Por su seguridad cambiamos su nombre y no revelamos el municipio ni el actor armado que atentó contra ella:
"En este momento es tan duro y tan triste tener que estar recordando las cosas que me sucedieron...eso fue en el 2010. Con mi familia estábamos ahí en la finca y llegó este grupo armado de noche. Yo tenía mi hijo y mi hija y nos dijeron que se los iban a llevar. Porque yo me opuse fueron e hicieron lo que quisieron conmigo. Luego nos dieron 24 horas para que desocuparámos y ya se imaginará el resto.
Eso ha sido una marca muy grande para mí, que lo llevaré pa' toda la vida. Yo lo único que quiero es justicia, que nosotras las mujeres no seamos abandonadas. En este momento estoy sola, no tengo a nadie. Pienso que todos los hombres me harán daño.
Le doy gracias a Dios y a la Red de Mujeres porque me dieron el valor para que yo contara lo que me pasó, y más en estos momentos donde decir lo que uno sabe es correr peligro. Fueron las otras mujeres las que me dieron el valor y la fortaleza para que yo no me quedara callada. Conocí a otras compañeras que sufrieron lo mismo que yo y me puedo poner en sus zapatos. Pero en este momento no puedo perdonar. ¿Cómo perdonar a alguien que le hizo tanto año y que deja marca para toda la vida?"
(Le puede interesar: Las mujeres que denuncian violencia sexual en el Meta)
El testimonio de Claudia es uno de los 84 casos de violencia sexual y desplazamiento forzado que este 1 de octubre llegaron a manos de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En una entrega virtual y cerrada, integrantes de la Red de mujeres víctimas de desplazamiento forzado en el Meta, que está en los 29 municipios de este departamento, le entregaron a los magistrados el libro “Es por el hecho de ser mujer”.
Nancy Moreno Rey fue víctima de desplazamiento forzado en el 2000 y ahora es la coordinadora del proyecto “Entrelazando Historias”, el cual permitió recoger estos testimonio. En diálogo con Colombia2020 dio más detalles sobre estos testimonios.
¿Cómo se construyó este libro?
En nuestro acompañamiento a diferentes víctimas, siempre bajo el enfoque diferencial de género, encontramos unas realidades particulares de mujeres que no querían hablar y nosotras como trabajadoras sociales nos dimos cuenta que había que seguir trabajando por ellas. Entonces nació este proyecto cuando algunas mujeres nos empezaron a contar que ellas habían sido víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado. De ahí logramos conseguir la financiación por medio de GIZ- Cooperación Alemana Colombia y así nació “Entrelazando historias”.
Hay unas narraciones que hacen a voz propia. Tocó hacerlo virtualmente por la pandemia con un equipo de trabajo de cuatro facilitadoras. Las entrevistas quedaron plasmadas en este libro que tiene 139 páginas con sus testimonios y las imágenes que ellas quisieron enviar.
Son 84 entrevistas a mujeres de 28 municipios. Faltó Puerto López porque fue imposible contactar al nodo de ese municipio y no nos podíamos saltar el protocolo para llegar a invadir los espacios de esas mujeres.
¿Cómo fue que estas mujeres sintieron la confianza de contar sus testimonios?
Hay desconfianza por la seguridad de cada una de ellas, es muy duro, muy difícil. Pero se generó una confianza de tal manera que ellas estuvieron prestas a darnos esta información. Incluso tenemos algunos casos de violencia sexual de algunas mujeres que a la fecha tienen alrededor de 40 o 42 años, que fueron víctimas siendo adolescentes y nunca habían hablado ni habían denunciado. Hasta ahora la Red de Mujeres está haciendo esta incidencia en el territorio y hoy esté libro está hablando ellas.
Somos unas trabajadoras que hacemos parte de los procesos organizativos con mujeres, pero la confianza ante todo que nos tienen es porque andan en los mismo zapatos que andamos nosotras. Todas somos víctimas de violencia sexual y desplazamiento. Eso genera un tú a tú. Y cuidamos de su seguridad no ventilando su nombre o de dónde son.
(Lea: Los dolores que dejó la guerra en las mujeres negras del norte del Cauca)
¿Cuáles fueron esos patrones y mecanismos que usaron los actores armados sobre las mujeres del Meta?
En el marco del conflicto armado hay tantas cosas por saber que ni siquiera nosotras mismas estaríamos con plena autoridad para hacerlo teniendo en cuenta el riesgo. Podemos ser recolectoras de mucha información, pero hay que tener la mesura para ventilar esto. En el momento en el que ellas nos dan las entrevistas nos tocó hacer un corrección de estilo para no ponerlas en riesgo, pero sí para poner en evidencia lo que aún han callado y queremos que la justicia sepa. Son versiones tan individuales y diferentes unas de las otras.
Las mujeres seguimos siendo los botines de guerra, seguimos siendo este objetivo principal para acceder a diferentes espacios incluyendo hasta sus propios hijos. Encontramos relatos muy fuertes donde ellas tenían que sufrir estos vejámenes para que no se llevaran a sus hijos o esposos.
¿Cuáles fueron los actores armados causantes de estas violencias?
El informe se sujeta a las Farc, pero entre ellos también están incluidos todos los grupos que estaban al margen de la ley y las mismas fuerzas del Estado.
¿Cuáles son los impactos que dejaron estas violencias en las mujeres?
Son muchos, iniciando por el impacto psicológico. Es un daño que queda para toda la vida. Son impactos múltiples teniendo en cuenta que hasta ahora se empieza a hacer ese trabajo de acompañamiento a estas mujeres.
Encontramos algunos hechos tan repudiables como el que conté de que a algunas mujeres les tocara acceder a los deseos de algunos integrantes del grupo armado de las Farc para que no le asesinaran a su esposo o no se llevaran a sus hijos. O tener que decirle al esposo que saliera mientras llegaba este hombre que hacía parte de estos frentes e hiciera con ella lo que él quisiera para así proteger a su familia.
Hubo el caso de una mujer que nos contó que lo mejor que le pudo haber pasado fue el desplazamiento, que la sacaran de su casa a bombardeos porque sufría tanto del maltrato de su esposo y el grupo armado, y porque el esposo no le creía lo que ella le contaba. La noche que le tocó salir corriendo para ella fue algo que paró ese sufrimiento.
¿Cuáles son las medidas de reparación que le piden a la JEP?
Sabemos que algunos de los exguerrilleros están buscando beneficio de este acuerdo de paz y queremos que esto llegue a las salas judiciales para que sepan que hay muchas cosas todavía por conocer en relación con las mujeres.
(Vea también: Defensoría alerta sobre alto riesgo para líderes campesinos e indígenas del Meta)
Una de las medidas es hacer justicia, el reconocimiento como víctimas. Como bien se ha escuchado en medios de comunicación, ellos dicen que no cometieron casos de violencia sexual. Eso es mentira porque hay 84 casos donde las mujeres sí han sido víctimas del conflicto armado.
La esperanza revive para muchas mujeres en este informe. Dando a conocer estos casos queremos justicia, reparación. No hablaremos de perdón hasta no ver justicia. No queremos más violencia sexual en contra de las mujeres.