Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En un acto solemne propiciado por la Justicia Especial para la Paz en Medellín, el coronel retirado Jaime Humberto Pinzón Amézquita reconoció su responsabilidad en al menos medio centenar de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones, y además entregó una de sus medallas militares a las víctimas, como símbolo de su arrepentimiento por estos hechos.
El evento se llevó a cabo en la tarde del 9 de febrero en el Museo Casa de la Memoria de Medellín y estuvo acompañado por delegados de la Justicia Especial para la Paz, familiares de las víctimas y organizaciones de derechos humanos como la Corporación Jurídica Libertad.
En contexto: Altos mandos sí sabían de “falsos positivos”, según informe
“Es la medalla de servicios distinguidos en orden público, que recibí como consecuencia de las operaciones militares simuladas”, dijo el coronel durante el evento, en una referencia directa a que dichas operaciones nunca tuvieron como objeto los grupos armados ilegales, sino que se centraron en civiles que fueron presentados falsamente como guerrilleros caídos en combate.
Los hechos ocurrieron cuando el coronel Pinzón Amézquita se desempeñaba como comandante del Batallón de Infantería No. 10 Atanasio Girardot, en Medellín, entre finales de 2005 y el año 2006. “Se presentaron ahí 53 asesinatos y desapariciones forzadas por hombres bajo mi conducción y mi mando. La entrega de esta medalla significa la materialización de mi reconocimiento de responsabilidad por los graves crímenes cometidos en contra de sus familiares, que no eran combatientes, ni delincuentes”.
Lea: Todas las noticias sobre la Justicia Especial para la Paz
Amézquita fue capturado en Bogotá cuando aún era un coronel activo en el año 2015 y ejercía como comandante de la Brigada No. 26 del Ejército en Leticia, Amazonas. Aquello sucedió después que la Fiscalía recaudara suficiente material probatorio para inculparlo como presunto responsable del homicidio de Gustavo Alberto Patiño en enero de 2006. Patiño era un civil que iba a servir de guía a las tropas en un operativo militar, pero terminó asesinado por estas y fue presentado como una baja en combate en una vereda de Yarumal, Antioquia, según reseñó en su momento el portal La Silla Vacía.
El coronel precisó que estos hechos ocurrieron en el marco del conflicto armado interno que fue “inexplicable”. “Los miembros del Ejército Nacional, en una época vergonzosa, éramos medidos y calificados por nuestros superiores en función de los muertos, los litros de sangre que teníamos que presentar”. También hizo un llamado a sus superiores para que no “revictimizaran más” a los colombianos, asegurando que era el momento “de quitar la máscara del negacionismo y la justificación para darle paso a la verdad”.
Alexánder Castro, familiar de una de las víctimas, declaró que la devolución de esa medalla “que ganó por asesinar inocentes” era una buena muestra de voluntad. “Valoramos su gallardía y valor, eso que ha muchos les ha faltado para reconocer las más de 6.402 ejecuciones”, aseguró Castro.
“Sé que mi arrepentimiento en nada calma su dolor por la pérdida de sus seres queridos”, dijo Pinzón Amézquita entre pausas y con lágrimas en los ojos mirando a los familiares presentes en el acto: “quisiera tener un remedio para aliviar este dolor”.