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                                                                                                                                ¿Otro Dabeiba? Los falsos positivos que yacen en un cementerio de Valledupar

                                                                                                                                El Espectador contactó a varias familias que saben que los restos de sus seres queridos, ejecutados extrajudicialmente, están en Jardines del Ecce Homo, pero ninguna autoridad les ayuda a recuperarlos y no cuenta con medidas cautelares de la JEP. La Fiscalía afirma que en una fosa común habría entre 450 y 500 cuerpos.

                                                                                                                                Alejandra Bonilla Mora / @AlejaBonilla

                                                                                                                                Al igual que en el cementerio de Las Mercedes en Daeiba (foto), el camposanto Jardínes del Ecce Homo en Valledupar tiene una fosa común con al menos 500 cuerpos, algunos de ellos víctimas de falsos positivos. / EFE
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                (Lea también: En Dabeiba entregan el primer cuerpo identificado por la JEP)

                                                                                                                                Esa respuesta la dio la Fiscalía por la tutela que presentó la familia de Orlando Villarreal Cortés para conseguir que su cuerpo fuera inhumado y poder despedirse debidamente. Orlando, estudiante de contaduría, salió de su casa en Barranquilla en abril de 2004 hacia Valledupar, a trabajar en una finca. Nunca volvió. Solo el 7 de septiembre de 2007 hubo luz para su familia, cuando su nombre apareció en una noticia en El Heraldo titulada “Los muertos que buscan sus dolientes”. “Nos fuimos el 11 (de septiembre) a Valledupar y nos mostraron una fotografía del levantamiento del cuerpo. Supuestamente el Ejército le dio de baja como extorsionista del frente 41 (de las Farc)”, relata Luz Villarreal, su hermana. Falso.

                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                Los cuerpos de Orlando Villarreal Cortés, Carlos Castro Aguirre y Édgar Beltrán (de izq. a der.) no han podido ser exhumados de la fosa común ni identificados.Archivo particularEn realidad, Orlando Villarreal y Rubiel López González cayeron víctimas del Batallón La Popa del Ejército. Ocurrió el 21 de abril de 2004, en la Operación Azabache, en el sector de San Antonio de Manaure, en La Guajira. Después de catorce años, en septiembre de 2018, la Fiscalía 90 de Derechos Humanos dictó medida de aseguramiento en contra de cuatro militares por el delito de homicidio en persona protegida, tras acreditar que los hombres no pertenecían a ningún grupo ilegal. El suplicio de la familia Villarreal se profundizó desde que en el cementerio Jardines del Ecce Homo les dijeron que Orlando había estado sepultado en la bóveda 617 por tres años, pero que fue trasladado a la fosa común n.° 7.

                                                                                                                                (Le puede interesar: Ante la JEP han declarado 55 militares por “falsos positivos”)

                                                                                                                                “Nos dijeron que teníamos que pagarles a los sepultureros $50.000 diarios (si querían exhumación) y que (ese proceso) podía durar hasta una semana”, agrega Luz Villarreal. No había con qué pagar. En marzo de 2016, el Tribunal de Valledupar falló a favor de la familia y le dio 48 horas a la Fiscalía para que iniciara las gestiones y recuperara el cuerpo de Villarreal. ¿Qué ha pasado? Nada. Al menos no para la familia, a la cual, en 2019, el despacho a cargo le preguntó si aceptaba una entrega simbólica de restos. Dijeron que sí por deseo de su madre, doña Aída Cortés, con la condición de que siguieran buscando los restos de su hermano desaparecido. El acto solemne no se ha hecho.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                “Quieren que aceptemos una entrega simbólica porque al Estado le sale muy costoso realizarle una prueba de ADN a cada cadáver que se encuentra allí, pero no le resultó costoso coger a un inocente, a mi hermano, y a miles de colombianos más y asesinarlos de la forma que lo hicieron. Eso al Estado eso no le pareció costoso”. Estas palabras, llenas de rabia, son de Karen Castro Aguirre, hermana de Carlos Alberto Castro Aguirre, quien tenía 21 años cuando fue ejecutado extrajudicialmente el 30 de junio de 2004 por tropas del Batallón La Popa en la vereda Cuesta Plata de Pueblo Bello, en el Cesar.

                                                                                                                                (Le puede interesar: Hay más de 300 posibles víctimas de ejecuciones extrajudiciales en la región Caribe)

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Carlos Castro, junto a John Jaider Escorcia Bennett, Esnel Matute Ibáñez, Wilson Darío Ruiz Arboleda y Luis Javier Molina Gutiérrez fueron presentados como integrantes de organizaciones criminales cuando, en realidad —según testimonios que dieron a la Fiscalía solados involucrados en ese caso—, su muerte habría sido resultado de un acuerdo entre oficiales de alto rango y las Autodefensas al mando de alias J-10, quien habría cometido personalmente el crimen. En mayo de 2018, la Fiscalía 90 Especializada dictó medida de aseguramiento en contra de Gabriel Ocampo Guette y Olson Humberto Muñoz por los hechos y ordenó su captura. Ocampo, según la decisión en poder de este diario, en su indagatoria reconoció ser paramilitar y haber acordado con esa organización mandar a “recoger desechables” en Fundación (Magdalena) para hacerlos pasar por guerrilleros.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                (Le puede interesar:  Estoy dispuesto a ir a la JEP: general Adolfo L. Hernández)

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Jaime Matute espera que ahora, cuando el fenómeno de los falsos positivos es ya conocido, sea posible recuperar los restos de su hermano. “Si hay tantos cuerpos. ¿cómo hacen para saber quién es quién? En Colombia debe haber una ley que ordene al Estado a reparar los daños. Esperamos eso y que sea devuelto el cadáver”, relata. En condiciones similares se encuentra la familia de Édgar Beltrán Hurtado, quien, con 21 años, salió de Luruaco (Atlántico) , donde vía con sus padres, el 10 de agosto de 2003, hacia Pueblo Bello (Cesar). Lo hizo acompañado de Albeiro Flórez Hernández, Donaldo Vizcaíno de los Reyes y José de los Santos Ariza Rodríguez para trabajar.

                                                                                                                                (Le puede interesar: Este es el plan para buscar a 187 desaparecidos del Magdalena Caldense)

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En todos los casos mencionados, la Corporación Colectivo de Abogados Opción Jurídica, que representa a las víctimas, ha solicitado información a la Jurisdicción Especial para la Paz, ya que la justicia ordinaria suspendió las pesquisas y las respuestas han sido una explicación de cómo las víctimas pueden participar en los procedimientos de esa justicia especial. Al respecto, El Espectador buscó a la Unidad de Personas dadas por Desaparecidas, que indicó que sus labores son confidenciales para proteger la integridad de las personas que la aportan y los lugares en donde hace la búsqueda. Esa entidad ha formulado doce planes regionales. Uno de ellos, en el Cesar.

                                                                                                                                Al igual que en el cementerio de Las Mercedes en Daeiba (foto), el camposanto Jardínes del Ecce Homo en Valledupar tiene una fosa común con al menos 500 cuerpos, algunos de ellos víctimas de falsos positivos. / EFE
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                (Lea también: En Dabeiba entregan el primer cuerpo identificado por la JEP)

                                                                                                                                Esa respuesta la dio la Fiscalía por la tutela que presentó la familia de Orlando Villarreal Cortés para conseguir que su cuerpo fuera inhumado y poder despedirse debidamente. Orlando, estudiante de contaduría, salió de su casa en Barranquilla en abril de 2004 hacia Valledupar, a trabajar en una finca. Nunca volvió. Solo el 7 de septiembre de 2007 hubo luz para su familia, cuando su nombre apareció en una noticia en El Heraldo titulada “Los muertos que buscan sus dolientes”. “Nos fuimos el 11 (de septiembre) a Valledupar y nos mostraron una fotografía del levantamiento del cuerpo. Supuestamente el Ejército le dio de baja como extorsionista del frente 41 (de las Farc)”, relata Luz Villarreal, su hermana. Falso.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                (Le puede interesar: Ante la JEP han declarado 55 militares por “falsos positivos”)

                                                                                                                                “Nos dijeron que teníamos que pagarles a los sepultureros $50.000 diarios (si querían exhumación) y que (ese proceso) podía durar hasta una semana”, agrega Luz Villarreal. No había con qué pagar. En marzo de 2016, el Tribunal de Valledupar falló a favor de la familia y le dio 48 horas a la Fiscalía para que iniciara las gestiones y recuperara el cuerpo de Villarreal. ¿Qué ha pasado? Nada. Al menos no para la familia, a la cual, en 2019, el despacho a cargo le preguntó si aceptaba una entrega simbólica de restos. Dijeron que sí por deseo de su madre, doña Aída Cortés, con la condición de que siguieran buscando los restos de su hermano desaparecido. El acto solemne no se ha hecho.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                “Quieren que aceptemos una entrega simbólica porque al Estado le sale muy costoso realizarle una prueba de ADN a cada cadáver que se encuentra allí, pero no le resultó costoso coger a un inocente, a mi hermano, y a miles de colombianos más y asesinarlos de la forma que lo hicieron. Eso al Estado eso no le pareció costoso”. Estas palabras, llenas de rabia, son de Karen Castro Aguirre, hermana de Carlos Alberto Castro Aguirre, quien tenía 21 años cuando fue ejecutado extrajudicialmente el 30 de junio de 2004 por tropas del Batallón La Popa en la vereda Cuesta Plata de Pueblo Bello, en el Cesar.

                                                                                                                                (Le puede interesar: Hay más de 300 posibles víctimas de ejecuciones extrajudiciales en la región Caribe)

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Carlos Castro, junto a John Jaider Escorcia Bennett, Esnel Matute Ibáñez, Wilson Darío Ruiz Arboleda y Luis Javier Molina Gutiérrez fueron presentados como integrantes de organizaciones criminales cuando, en realidad —según testimonios que dieron a la Fiscalía solados involucrados en ese caso—, su muerte habría sido resultado de un acuerdo entre oficiales de alto rango y las Autodefensas al mando de alias J-10, quien habría cometido personalmente el crimen. En mayo de 2018, la Fiscalía 90 Especializada dictó medida de aseguramiento en contra de Gabriel Ocampo Guette y Olson Humberto Muñoz por los hechos y ordenó su captura. Ocampo, según la decisión en poder de este diario, en su indagatoria reconoció ser paramilitar y haber acordado con esa organización mandar a “recoger desechables” en Fundación (Magdalena) para hacerlos pasar por guerrilleros.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Como ocurrió con Orlando Villarreal, a Carlos Castro lo sepultaron en una bóveda y, luego de un año, lo pasaron a la fosa común. Alguien del cementerio les dijo, sin consideración alguna, que si lo querían tendrían que cavar ellos mismos, porque fácil no iba a ser. Hubo una exhumación, sí, para tomar muestras de ADN. Allí supieron que la fosa común contenía cientos de cuerpos depositados con un número de identificación. “Es como si hubiera varias capas de cuerpos en esa fosa común”, expresa Karen Castro. “Dicen que él está en la del lado B, no se cómo medirán eso, no nos dan mayores indicios”, agrega. Intentaron que la justicia, con una tutela, ordenara la exhumación, pero el Tribunal Administrativo del Cesar y el Consejo de Estado les dijeron que no, que había otro método adecuado para pedirla: por orden de la Fiscalía.

                                                                                                                                (Le puede interesar:  Estoy dispuesto a ir a la JEP: general Adolfo L. Hernández)

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Para mí es una burla que tienen con los familiares, como si no tuvieran doliente, como si no hubiera quién llorara su pérdida, como si no fuera suficiente con que lo hayan matado de la forma en que lo hicieron. No contentos con eso desaparecen sus restos. Para mí, es algo hecho adrede y de una manera premeditada para evitar que nosotros tengamos los restos de mi hermano y que puedan esclarecerse tantas cosas que ocurrieron el día de su muerte”, agrega Karen Castro. ¿Cómo poner en palabras más de doce años de dolor y angustia? Jaime Humberto Matute Ibáñez, hermano de Esnel Matute, víctima en este mismo caso, también hace su reclamo.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Jaime Matute espera que ahora, cuando el fenómeno de los falsos positivos es ya conocido, sea posible recuperar los restos de su hermano. “Si hay tantos cuerpos. ¿cómo hacen para saber quién es quién? En Colombia debe haber una ley que ordene al Estado a reparar los daños. Esperamos eso y que sea devuelto el cadáver”, relata. En condiciones similares se encuentra la familia de Édgar Beltrán Hurtado, quien, con 21 años, salió de Luruaco (Atlántico) , donde vía con sus padres, el 10 de agosto de 2003, hacia Pueblo Bello (Cesar). Lo hizo acompañado de Albeiro Flórez Hernández, Donaldo Vizcaíno de los Reyes y José de los Santos Ariza Rodríguez para trabajar.

                                                                                                                                (Le puede interesar: Este es el plan para buscar a 187 desaparecidos del Magdalena Caldense)

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                De Édgar Hurtado y Albeiro Flórez no se supo más. De nuevo, por la publicación en El Heraldo de septiembre de 2007, la familia de este último acudió al cementerio de Valledupar y los reconoció a ambos, a pesar de que Hurtado no aparecía en el artículo. Las informaciones señalan que fueron asesinados el 15 de agosto de 2003, apenas cinco días después que salieron de casa, por integrantes del Batallón La Popa, que los presentó como muertos en combate. En el reporte aparecía con interiores rojos (que no tenía) y botas. En este caso, poco han avanzado las pesquisas. Jaime Beltrán, hermano de Édgar, dice que nada le han dicho las autoridades para poder reclamar sus cuerpos.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “No dieron información, solo que había muchos cuerpos en el mismo lugar. A mi mamá le dijeron que era imposible saber cuál era el cuerpo. Queremos los restos y la judicialización de las personas que cometieron el asesinato. Se comprobó que era un falso positivo, sí, pero, ajá, ¿quiénes los mataron? Porque, entre otras cosas, en el mismo reporte que tiene el Ejército dice que él fue muerto con un tiro de gracia. Lo mataron como a metro y medio. Entonces, ¿en qué país vivimos? ¿Cuáles son nuestras leyes? ¿Cuáles son nuestros derechos? ¿A quién le exigimos para que se resuelvan todas estas cosas?”, agrega.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En todos los casos mencionados, la Corporación Colectivo de Abogados Opción Jurídica, que representa a las víctimas, ha solicitado información a la Jurisdicción Especial para la Paz, ya que la justicia ordinaria suspendió las pesquisas y las respuestas han sido una explicación de cómo las víctimas pueden participar en los procedimientos de esa justicia especial. Al respecto, El Espectador buscó a la Unidad de Personas dadas por Desaparecidas, que indicó que sus labores son confidenciales para proteger la integridad de las personas que la aportan y los lugares en donde hace la búsqueda. Esa entidad ha formulado doce planes regionales. Uno de ellos, en el Cesar.

                                                                                                                                Por Alejandra Bonilla Mora / @AlejaBonilla

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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