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Víctor Hugo Vidal pasó de ser uno de los voceros del Paro Cívico de Buenaventura, en 2017, a ocupar el cargo más importante de este distrito en 2020. Algunas de las causas que llevaron a que los habitantes protestaran durante 22 días ese año son precisamente las que hoy lo tienen, como alcalde, en una encrucijada: el desarrollo empresarial y la dignidad para las comunidades.
Aunque asegura que el empresariado es indispensable para el desarrollo de Buenaventura, en diálogo con este diario dijo que priorizará los derechos de las víctimas del conflicto armado que, por más de 25 años, han vivido desplazamientos, masacres y desapariciones forzadas.
Regrese al especial: Los mapas de la desaparición forzada en Buenaventura
Este último delito se ha desarrollado de manera sistemática en el distrito por parte de todos los actores armados para imponer su dominio territorial, sin embargo, aumentó desde 2004, luego de las desmovilización de paramilitares del Bloque Calima. El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) estima que el conflicto dejó 841 personas desaparecidas: 779 fueron desaparecidas de manera forzada, 40 reclutadas, 3 secuestradas y 19 asesinadas con ocultamiento de cuerpos.
En 2017, en la negociación del Gobierno Nacional con los integrantes y líderes del Paro Cívico se discutió la realización de un dragado en el estero San Antonio para facilitar el paso de barcos de carga internacional. Las organizaciones sociales pusieron el ojo sobre este punto desde entonces, argumentando que a esta zona acuática se han lanzado cuerpos desmembrados de personas que hoy siguen reportadas como desaparecidas.
El pasado 13 de abril, la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) llegaron hasta el distrito para firmar un Pacto por la Búsqueda en la que varias entidades, entre ellas la Alcaldía, se comprometieron a articularse para emprender la búsqueda de esos cuerpos en el estero San Antonio.
¿Por qué el fenómeno de la desaparición forzada es tan grande en Buenaventura?
Buenaventura se convirtió en los últimos 25 años en el escenario del conflicto armado en Colombia, porque disputarse el territorio aquí es clave, entonces lo que pasó acá fueron todas las modalidades de expresión del conflicto armado, entre ellas, la desaparición, como una manera de ejercer poder y control, de eliminar al que de una u otra manera le resultaba incómodo a ese actor armado. La desaparición lo que hace es que no genera los escándalos que genera una masacre. Desaparecer a una persona no tiene un impacto tan grande como un asesinato, entonces es una manera de bajarle el perfil al problema, porque no todo el mundo se entera.
Pero pasaron 25 años y la magnitud de la desaparición sigue abrumando a las mismas comunidades. ¿Cómo está respondiendo la Alcaldía a este problema?
Desafortunadamente, los colombianos no estamos hablando de un posconflicto, estamos en conflicto actualmente, sus expresiones siguen vivas. A veces con unos matices distintos, por eso las masacres, los desplazamientos y por eso seguimos sumando desaparecidos, porque el conflicto no se ha superado. Como alcalde es muy poco lo que puedo hacer, no tenemos unidad de búsqueda ni estamos autorizados a buscar a los desaparecidos. Nuestra tarea es posicionar este tema a nivel nacional.
¿Cuál es la ruta en el Distrito para atender los casos de desaparición forzada recientes?
La verdad nosotros no tenemos una ruta propia en la Alcaldía, sólo llevamos un año y tres meses en este cargo. Sabemos que se requiere, pero aquí hay un punto de partida importante y son las organizaciones sociales de Buenaventura que sí han venido construyendo, desde hace tiempo atrás, una dinámica para esos casos. Entonces desde esta administración lo que hemos hecho es buscar articularnos para saber qué hacemos nosotros. Pero somos conscientes de que por más entusiasmo que tengamos como Alcaldía, ese no es un tema nuestro como administración porque no tenemos la infraestructura para hacer búsquedas.
(Lea también: En Buenaventura se hará la primera búsqueda de desaparecidos en el mar)
La gente también dice que no denuncia por miedo a la institucionalidad, ¿cómo hacer para que las personas recuperen la confianza en las autoridades?
Acá se han visto todos los casos, como algunos en los que la misma institucionalidad expone a la gente cuando hace denuncias o simplemente no hace mayor cosa, entonces muchas veces la comunidad prefiere no exponerse. Nuestro reto ahora es comprender lo que pasa y articularnos entre entidades desde lo público.
¿Cómo afecta a los bonaverenses que la desaparición forzada siga siendo una dinámica del conflicto?
Es que nosotros somos unas comunidades particulares. En nuestra dinámica, por ejemplo, que una familia sepa que su pariente o su familiar murió y no poder pasar por el ritual de la muerte, por la velación, un novenario y no poder hacer esos rituales, como sucede cuando hay desaparición, es acabar con esa familia. En cualquier parte del mundo una desaparición es grave, pero acá en el Pacífico es mucho más grave porque nosotros tenemos una relación espiritual muy fuerte entre la vida y la muerte. Y entonces nuestros rituales de la muerte son una manera de hacer el trabajo psicosocial de la comunidad, en torno a la familia del muerto. Todo eso ayuda a hacer más llevadera la situación, pero cuando no hay cuerpo y tenemos la incertidumbre, nos quedamos esperando toda la vida
Hay algunas organizaciones sociales locales que dicen que los proyectos privados para la expansión portuaria o el mismo dragado en el estero San Antonio, no son ajenos a la desaparición forzada en estos sitios, ¿cómo es ese fenómeno?
Aquí siempre ha habido una pugna entre los derechos de las comunidades a vivir con dignidad en el territorio y los grandes proyectos económicos. El caso del estero San Antonio no es una obra del distrito sino del Invías, que lo contrató directamente, pero el estero tiene una particularidad y es que le da acceso a la economía regional y local del Pacífico, entonces, toda la actividad pesquera se mueve por ese estero y eso nos pone en otra discusión: dragado en el estero o búsqueda de desaparecidos. Y ahí no vamos a encontrar salida.
Se trata es de pensarnos cómo garantizar la búsqueda en el marco de una actividad que hay que hacer, porque el dragado es inevitable para algunas áreas productivas. Yo no creo que haya que escoger entre una cosa y otra, el desafío está en cómo Colombia aprenderá a buscar desaparecidos en un contexto como el de Buenaventura: con esteros, manglares y nuestros cambios de marea cada seis horas. En mi rol de alcalde, de origen social y popular, creo que nos toca sentarnos a construir un protocolo de búsqueda en ese escenario.
¿Estaría de acuerdo con que la JEP ordene una medida cautelar sobre el estero San Antonio?
Obviamente, si hay algo que puede atentar contra la búsqueda, pues claro que es necesaria la medida cautelar. Afortunadamente ahora hay problemas técnicos y contractuales que tienen el dragado suspendido, el Gobierno creo que va a liquidar ese contrato. Y la medida cautelar diría: paremos un momentico, hagamos el ejercicio y construyamos entre todos. Entre poder asegurar los cuerpos de desaparecidos que hay allí y dragar, yo preferiría asegurar los cuerpos. Las víctimas son primero.
Las comunidades de la zona rural de Buenaventura, como las del río Naya, también han denunciado casos de desaparición forzada. ¿Cuáles son las dinámicas del conflicto fuera del casco urbano?
El Naya y nuestros ríos tienen presencia de actores armados que se expresa de manera distinta a lo urbano porque los actores armados de lo rural están más “formales” y te dicen, por ejemplo, somos las Farc o el Eln. Lo que hay en la zona urbana es lo que algunos llamamos posparamilitarismo, que son personas que no se uniforman, ni se identifican tan estructuralmente como los actores subversivos. Eso hace que se exprese distinto.
En el río Naya los desaparecidos también se expresan de otra forma. Hay esteros y fosas comunes, pero también hay una expresión mayor del control territorial. Aunque allá no hay megaproyectos, se controlan las rutas por el tema del narcotráfico y la minería ilegal.
(Vea: En Buenaventura exigen protección del estero San Antonio donde habría desaparecidos)
¿Cuáles son los compromisos de la Alcaldía, más allá del Pacto por la Búsqueda en Buenaventura?
La gente sabe que las instituciones acá no han cumplido y al final este pacto es una manera de formalizar voluntades y dar un paso importante a la articulación, que es un gran desafío. La apuesta mía como alcalde es dar la discusión con las demás entidades y organizaciones para construir el protocolo de búsqueda. La alcaldía lo que está buscando es tener protagonismo en este ejercicio. Una cosa que caracteriza nuestra administración es que el ausentismo de Buenaventura se acabó, aquí no se puede hacer nada, por muy bueno que aparente ser, sin que nosotros estemos.
Yo no estoy esperando que ni la JEP ni la Unidad de Búsqueda me digan qué vamos a hacer, sino que nosotros vamos a participar en la construcción de todo lo que se hará junto con las comunidades y organizaciones que conocemos. Nosotros tenemos información para aportar y somos los más interesados en que esto pueda salir bien, porque al final las víctimas son hijos e hijas de Buenaventura.
¿Qué significa para usted que las tres entidades nacidas del Acuerdo de Paz hayan llegado a Buenaventura?
Es complicado porque nadie quisiera que en su territorio se registraran tantos casos de desaparición, pero ya están, ya existen. Pero ahí viene la parte positiva: cómo Buenaventura logra avanzar en su posicionamiento de la situación. El hecho de que estén las tres entidades significa que hemos dado un paso para articularnos todos. Si no lo logramos va a pasar lo de siempre: expectativas y frustraciones…Lástima que sea un tema tan doloroso, pero uno tiene que sentir la satisfacción y tranquilidad de saber que en su territorio empieza a tener a los actores institucionales que les corresponde trabajar con nosotros para resolver este tema.
¿Cómo cree que el Pacto por la Búsqueda pueda contribuir a que los casos de desaparición no se sigan perpetuando?
Qué pena, pero no hay motivos para ser optimistas en Buenaventura porque estamos todavía en conflicto, y la desaparición forzada es parte de esa expresión. Nosotros vamos a buscar a los desaparecidos en el marco de la guerra, pero no hay posguerra, como hemos soñado muchos. Lo más seguro es que vayamos a tener nuevos casos y lo digo con dolor, pero no tengo motivos para ser optimista porque los grupos siguen enfrentados. Lamentablemente, nos toca asumir que van a seguir presentándose asesinatos, desplazamientos, desapariciones. Colombia es un país rarísimo porque aquí la paz, polariza.