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                                                                                                                                  A las mujeres nukaks las quisieron despojar hasta de sus cuerpos

                                                                                                                                  Hoy, en San José del Guaviare, 20 mujeres de este pueblo indígena entregan a la Comisión de la Verdad un informe sobre la violencia sexual que han sufrido.

                                                                                                                                  Beatriz Valdés Correa - @beatrijelena

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Este ejercicio comenzó después de que las mujeres nukaks del Guaviare se decidieran, en 2018, a contar sus historias en el Congreso de la República, durante el Tribunal Simbólico contra el Patriarcado y también después de que algunas pocas intentaran acceder a la justicia ordinaria, sin éxito. Lo hicieron como un grito de auxilio y de exigencia. Fueron 20 las que trabajaron en la construcción de un informe sobre violencia sexual que le entregan hoy a la Comisión de la Verdad, con la esperanza de que en el informe final de esta entidad, sobre lo que sucedió en el conflicto armado colombiano, queden consignados los vejámenes que han sufrido.

                                                                                                                                  En este documento, que no es público, queda claro que hay una “relación entre el despojo del territorio y el despojo de los cuerpos de las mujeres”, dice Kelly Peña, coordinadora regional de la Confluencia de las Mujeres y quien coordinó también la realización del informe. Se refiere a la forma en la que la vida de las mujeres, y de todo el pueblo nukak, ha cambiado en los últimos 30 años, después del contacto inicial.

                                                                                                                                  “Una de las cosas que observamos es que justamente en esos años empieza a configurarse el conflicto armado en la región. Ya a finales de los 70 la semilla de la coca se había regado y eso había incrementado la presión sobre su territorio. Esa presión es la que lleva de alguna manera a que los nukaks empiecen a salir, a tener interacciones con occidente. Ahí es cuando se roban un niño, comienza la gripe, comienzan a enfermarse, a morir. En el informe hay algunas descripciones de cómo ellas en medio de la gripe se quedaron solitas, viendo cómo los chulos se comían a sus mamás, a sus papás. Y llegar a Calamar también fue el comienzo del asedio sexual”, dice Peña. A Calamar, un municipio pequeño y campesino, llegaron mujeres desnudas, y ahí empezaron a “decirles cosas, a morbosearlas”.

                                                                                                                                  Read more!
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                                                                                                                                  Posteriormente, ellas identificaron que su situación humanitaria empeoró en los lugares de refugio. En el informe se refieren a la situación de los nukaks como “refugiados”, aunque este término aplique en el Derecho Internacional Humanitario para conflictos internacionales. La decisión tiene que ver con que todo el pueblo está desplazado, pero vive en “asentamientos”, y esta última palabra no deja ver el despojo territorial. En estos lugares se dieron otras lógicas alrededor de la violencia sexual.

                                                                                                                                  (Lea también: ¿Por qué la justicia no les cree a las víctimas de violencia sexual?)

                                                                                                                                  En el idioma nukak violencia sexual se dice Neitiyuat, y tiene que ver con tres hechos: penetración sin consentimiento, acoso y explotación sexual infantil. La que reprochan más es la última, que, desde su presencia en los asentamientos, se ha incrementado, sobre todo contra las niñas y adolescentes. El asedio a las niñas, que en algunas ocasiones se ha documentado por parte de diferentes actores armados y colonos, está impune. Las pocas mujeres o familias que se atreven a denunciar, en algunos casos, han sido víctimas de represalias.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Algunas mujeres nukaks han decidido contarle a la justicia las violencias que sufren. Pero varias desisten porque no hay enfoque étnico para hacerlo. “Le piden la fecha exacta en la que ocurrió, la hora, y muchas nukaks difícilmente saben español y las temporalidades son distintas”, explica Peña. De hecho, la Fiscalía tiene un reporte de solo nueve denuncias.

                                                                                                                                  Pie de foto: En 2018 varias mujeres nukak hablaron en el Congreso de la República, en el Tribunal Simbólico a la Justicia Patriarcal. / Sandra Pérez
                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  La entrega del informe se hará en la Casa de la Verdad de San José del Guaviare, en un evento simbólico y ritual, al que asistirán 20 mujeres indígenas que compartirán sus reflexiones y relatos.

                                                                                                                                  (Lea: Hombres violentados sexualmente en el conflicto armado hablan por primera vez)

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Este ejercicio comenzó después de que las mujeres nukaks del Guaviare se decidieran, en 2018, a contar sus historias en el Congreso de la República, durante el Tribunal Simbólico contra el Patriarcado y también después de que algunas pocas intentaran acceder a la justicia ordinaria, sin éxito. Lo hicieron como un grito de auxilio y de exigencia. Fueron 20 las que trabajaron en la construcción de un informe sobre violencia sexual que le entregan hoy a la Comisión de la Verdad, con la esperanza de que en el informe final de esta entidad, sobre lo que sucedió en el conflicto armado colombiano, queden consignados los vejámenes que han sufrido.

                                                                                                                                  En este documento, que no es público, queda claro que hay una “relación entre el despojo del territorio y el despojo de los cuerpos de las mujeres”, dice Kelly Peña, coordinadora regional de la Confluencia de las Mujeres y quien coordinó también la realización del informe. Se refiere a la forma en la que la vida de las mujeres, y de todo el pueblo nukak, ha cambiado en los últimos 30 años, después del contacto inicial.

                                                                                                                                  “Una de las cosas que observamos es que justamente en esos años empieza a configurarse el conflicto armado en la región. Ya a finales de los 70 la semilla de la coca se había regado y eso había incrementado la presión sobre su territorio. Esa presión es la que lleva de alguna manera a que los nukaks empiecen a salir, a tener interacciones con occidente. Ahí es cuando se roban un niño, comienza la gripe, comienzan a enfermarse, a morir. En el informe hay algunas descripciones de cómo ellas en medio de la gripe se quedaron solitas, viendo cómo los chulos se comían a sus mamás, a sus papás. Y llegar a Calamar también fue el comienzo del asedio sexual”, dice Peña. A Calamar, un municipio pequeño y campesino, llegaron mujeres desnudas, y ahí empezaron a “decirles cosas, a morbosearlas”.

                                                                                                                                  Read more!
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                                                                                                                                  Posteriormente, ellas identificaron que su situación humanitaria empeoró en los lugares de refugio. En el informe se refieren a la situación de los nukaks como “refugiados”, aunque este término aplique en el Derecho Internacional Humanitario para conflictos internacionales. La decisión tiene que ver con que todo el pueblo está desplazado, pero vive en “asentamientos”, y esta última palabra no deja ver el despojo territorial. En estos lugares se dieron otras lógicas alrededor de la violencia sexual.

                                                                                                                                  (Lea también: ¿Por qué la justicia no les cree a las víctimas de violencia sexual?)

                                                                                                                                  En el idioma nukak violencia sexual se dice Neitiyuat, y tiene que ver con tres hechos: penetración sin consentimiento, acoso y explotación sexual infantil. La que reprochan más es la última, que, desde su presencia en los asentamientos, se ha incrementado, sobre todo contra las niñas y adolescentes. El asedio a las niñas, que en algunas ocasiones se ha documentado por parte de diferentes actores armados y colonos, está impune. Las pocas mujeres o familias que se atreven a denunciar, en algunos casos, han sido víctimas de represalias.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Algunas mujeres nukaks han decidido contarle a la justicia las violencias que sufren. Pero varias desisten porque no hay enfoque étnico para hacerlo. “Le piden la fecha exacta en la que ocurrió, la hora, y muchas nukaks difícilmente saben español y las temporalidades son distintas”, explica Peña. De hecho, la Fiscalía tiene un reporte de solo nueve denuncias.

                                                                                                                                  Pie de foto: En 2018 varias mujeres nukak hablaron en el Congreso de la República, en el Tribunal Simbólico a la Justicia Patriarcal. / Sandra Pérez
                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  La entrega del informe se hará en la Casa de la Verdad de San José del Guaviare, en un evento simbólico y ritual, al que asistirán 20 mujeres indígenas que compartirán sus reflexiones y relatos.

                                                                                                                                  (Lea: Hombres violentados sexualmente en el conflicto armado hablan por primera vez)

                                                                                                                                  Por Beatriz Valdés Correa - @beatrijelena

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