“Por suerte Santos no me culpó de perder el plebiscito por la paz”: Jonathan Powell

El exjefe de gabinete del Gobierno británico durante la administración de Tony Blair y asesor internacional durante los diálogos de La Habana habló en Londres con Colombia+20 y dijo que, aunque considera original lo que trata de hacer el presidente con la paz territorial, parece no estar enfocado en la implementación del Acuerdo de Paz. Además, dijo que el mandatario debería concentrarse en la negociación con el ELN.

Cindy A. Morales Castillo
04 de mayo de 2024 - 11:00 p. m.
Powell, en la sede de la organización Inter Mediate, de la que es uno de los fundadores.
Powell, en la sede de la organización Inter Mediate, de la que es uno de los fundadores.
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La vida de Jonathan Powell estuvo ligada a la guerra que se libraba en Irlanda del Norte. El IRA (organización terrorista Ejército Republicano Irlandés por sus siglas en inglés) le disparó a su padre y puso a su hermano en una lista de quienes iban a ser asesinados. Pero aún con esa historia a cuestas, años más tarde se convirtió en el jefe negociador durante el proceso de paz en ese país, que culminó con el acuerdo de Viernes Santo que ya cumplió 26 años desde su firma el 10 de abril de 1998.

Powell también fue durante 10 años jefe de gabinete del exprimer ministro británico Tony Blair, tiempo en el que conoció al presidente Juan Manuel Santos mientras él era representante de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia en Londres. De hecho, su primer contacto con Colombia fue con el exmandatario quien le pidió que le ayudara a instaurar esa figura de jefe de gabinete en la Presidencia.

Pero Santos no desperdició la experiencia de Powell en la resolución de conflictos —que incluía estar en las negociaciones para devolver Hong Kong a China, a principios de la década de 1980, y ser el enviado especial del también exministro británico David Cameron a Libia— y lo nombró como uno de los tres asesores internacionales de los diálogos con las antiguas FARC en La Habana. Además, Powell fue quien le propuso a Santos hacer el plebiscito por la paz.

El mismo expresidente ha afirmado que el Acuerdo de Paz de 2016 estuvo inspirado en los procesos que llevaron Sudáfrica y en lo que hicieron Powell y su equipo en Irlanda del Norte.

Hoy Powell es director y fundador de Inter Mediate, organización dedicada a la negociación y mediación de conflictos. En la sede de su oficina en Londres atendió a Colombia+20 y habló sobre la evolución del Acuerdo de Paz, su implementación, la apuesta de Gustavo Petro por la paz total y su deseo de seguir ayudando a Colombia.

¿Cómo llegó usted al proceso de paz con las FARC?

Entré en el proceso de paz cuando el presidente Santos fue elegido. Durante 10 años fui el jefe de gabinete del primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, y Santos me pidió que le ayudara a implementar esa figura de jefe de gabinete dentro de la Presidencia. Por eso estaba en Colombia cuando empezaron con esa exploración de negociaciones.

En un momento, empecé a hablar con Santos sobre Irlanda del Norte porque él me contó que había estado aquí en Londres como representante de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia ante la Organización Internacional del Café. Entiendo que él sufrió una lesión menor durante uno de los atentados del IRA en Picadilly. No fue herido, solo creo que fue alcanzando por la onda expansiva. Pero empezamos a hablar de eso y así fue como empecé a ayudarlo.

Durante el proceso mi enfoque era sobre todo la importancia de traer al ELN a esas negociaciones porque ya se veía que si solo se podía hacer la paz con las FARC iba a ser un problema dejar al ELN de lado. Por supuesto que las disidencias en ese momento no existían. En un momento pensamos que la estrategia fuera hacer la paz con los dos al mismo tiempo (ELN y FARC), pero eso no había funcionado antes por su rivalidad y no quisimos repetir eso. Entonces la estrategia fue negociar de manera simultánea pero paralela con ambos, pero dando mayor avance a las FARC.

¿Ha estado al tanto de cómo va la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia?

No estoy al tanto de los detalles, pero obviamente lo estoy observando por el trabajo que desempeñé en las pasadas negociaciones. Entiendo que lo que ocurrió durante la administración de Iván Duque es que, como es usual, cuando llega un nuevo presidente que no se siente tan involucrado en el proceso, esto no avanza. Lo mismo ocurrió, por ejemplo, que en Irlanda del Norte, que cuando llega un nuevo primer ministro no se sentía tan comprometido con el proceso y por eso la implementación a veces no fue tan uniforme.

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Hablando del expresidente Duque, ¿cómo se vio internacionalmente el evidente rezago de la implementación durante su administración? Al menos usted, que fue asesor del Acuerdo...

Sí, creo que fue cierto todo el balance negativo. Conozco al presidente Duque, pero creo que no estaba tan interesado en el acuerdo con las FARC como lo estaba el presidente Juan Manuel Santos. Había sido parte de la oposición en el plebiscito, y creo que se puede afirmar que la implementación no fue tan buena en el gobierno de Duque como si lo hubiera sido si, por ejemplo, Santos hubiera tenido otro término como presidente.

¿Solo la falta de gestión del Gobierno de Iván Duque fue lo que retrasó la implementación o cree que hubo algo más?

No, no creo que solo fuese eso, y no sería justo decirlo así. Ya había problemas incluso en el tiempo de Santos. El Gobierno no preparó apropiadamente para la implementación desde el inicio. Por ejemplo, el Ministerio de Hacienda no movilizó efectivamente los recursos suficientes, el plan inicial de sustitución de cultivos de uso ilícito también tuvo problemas bajo la presidencia de Santos. Y, como le dije, ahora Petro está menos interesado en la implementación del Acuerdo del 2016. Entonces yo diría que la responsabilidad les cae a todos de manera más o menos homogénea.

Pero a propósito de eso, he de decir que igual es muy complejo la implementación de acuerdos de paz en general. En Irlanda del Norte fue muy, muy difícil y mucho más en sistemas democráticos con los cambios de Gobierno. Además, la implementación de los servicios de Gobierno, la presencia del Estado, la seguridad en los territorios también es ardua en Colombia, lo he visto en mis viajes. Es muy difícil entender por qué Colombia no ha logrado brindar en todos estos años servicios de educación, de seguridad, de salud pública a esos territorios.

En Irlanda del Norte tuvimos casi el mismo problema porque la Policía no era aceptada por los republicanos, por los católicos. Después de la firma de ese acuerdo hubo negociaciones para poder convencer a los republicanos de aceptar la policía y hacer cambios en esa institución para que estuviera conformada por 50 % de católicos y 50 % de protestantes y así fueran aceptadas esas fuerzas del orden en esos barrios un acuerdo de paz. Seguramente Colombia tiene un problema similar, va a necesitar reformas de la Policía -que entiendo que ya se están haciendo- para que llegue a los territorios y sea aceptada por la población.

De hecho, hemos enviado a Colombia expertos de la Policía de Irlanda del Norte para hablar y compartir lo que hemos aprendido.

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¿En algún momento de la negociación del Acuerdo de Paz se puso sobre la mesa o se creyó que iba a haber disidencias? ¿Qué piensa de hacer una negociación con ellos y, en algunos casos, volver a darles estatus político?

Voy a responderle esa pregunta sobre ambos grupos, la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor Central, porque siempre he creído que Colombia es un país muy legalista o tiene una visión muy rígida de ese tema del estatus político. Nosotros también tenemos disidentes de la IRA que todavía luchan. Son números muy pequeños, pero todavía luchan. Bueno, no luchan, matan a policías o periodistas.

Nosotros no distinguimos entre aquellos que firmaron el acuerdo y aquellos que no firmaron. Para nosotros, todos los que están fuera son disidentes y no necesitamos negociar con ellos simplemente porque hoy en día ya son una fuerza muy pequeña, solo se necesita manejarlos desde un punto de vista policial, además, no tienen apoyo político en la población.

Creo que la consideración que yo tendría si estuviera en Colombia y necesitara poner fin a esa violencia es que si son grupos grandes y tienen apoyo político, pues entonces sí sería necesario hablar con ellos. Pero si no se cumplen esas dos condiciones, entonces no intentaría una negociación sino que iría directamente a aplicar la política de seguridad.

Pero le insisto en que no haríamos la distinción entre los que firmaron y los que no. Para mí eso es un asunto de pragmatismo, no un asunto legal o ideológico.

“Siempre he creído que Colombia es un país muy legalista o tiene una visión muy rígida de ese tema del estatus político”

Le pregunto lo de si es posible una negociación otra vez especialmente con lo de la Segunda Marquetalia porque el mismo Acuerdo prohíbe esa renegociación…

Lo sé y lo entiendo. Además, estoy de acuerdo en que lo que no se quiere es firmar con un grupo y que luego esos acuerdos se rompan inmediatamente para hacer otros nuevos acuerdos. Eso sería una mala práctica. Pero al final, la pregunta más importante debería ser, ¿cómo puedes hacer que la vida sea sostenible para la gente en los territorios? ¿Cómo puedes restaurar la paz? Y si tienes que hablar, pues lo haces. Nosotros no queríamos hablar con la IRA. Yo no quería. Ellos le habían disparado a mi padre y habían puesto a mi hermano en una lista de los que iban matar, pero tuve que hablar, tuvimos que hablar con ellos para poner fin a eso.

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¿Cómo ve la implementación en la administración de Gustavo Petro dado que él afirma sí estar interesado en acelerar esa ejecución?

Creo que Petro está más interesado en lograr la paz y en poner en funcionamiento la paz total, y así menos enfocado en la implementación del acuerdo con las FARC como tal. A él lo que le interesa más son esos nuevos acuerdos a los que está tratando de llegar. Eso ha conllevado a una situación un poco difícil en la que, por ejemplo, no hay alguien que tenga un papel de liderazgo en la implementación del acuerdo de paz. El mismo presidente Santos y los líderes de las antiguas FARC han expresado su preocupación por ello.

En una entrevista reciente, a propósito de los 25 años del acuerdo de Irlanda del Norte, usted dijo que tomó nueve años implementar ese pacto. El acuerdo de Colombia va por el octavo año, ¿qué podríamos aprender de ustedes en esa implementación o al menos qué consejos dar para acelerarla?

Esos nueve años fueron simplemente los años en los estuvimos en el Gobierno para crear las instituciones y empezar el proceso, no fue la implementación de todo el acuerdo. De todas maneras, creo que aquí también hemos aprendido sobre la marcha, lo de Irlanda no es un ejemplo perfecto. Incluso algunas de esas instituciones que creamos a veces se han caído o han tenido problemas desde ese entonces.

Colombia hizo muy bien el tema del desarme porque aprendió de los errores que se habían cometido en Irlanda del Norte. También estuvo bien tener el plan marco de la implementación, es algo que no podríamos tener aquí. Ese plan orienta las políticas públicas a largo plazo y permite el seguimiento.

Creo que mi consejo sería que deben volver a enfocarse en la implementación de ese Acuerdo de Paz porque eso es lo único que ayudará en las negociaciones con los otros grupos. ¿Por qué a otras estructuras les interesaría firmar nuevos acuerdos cuando ven que no se ha implementado el otro?

Usted fue la persona que le aconsejó al presidente Santos que hiciera el plebiscito por la paz en el que ganó el No. ¿Se arrepiente de darle ese consejo?

Sí, cuando me desperté en la mañana o en medio de la noche cuando se estaban dando los resultados del plebiscito y descubrí que se había perdido, me sentí muy mal, tengo que decirte. Me sentí horrible. Por suerte Santos no me echó la culpa y, de hecho, he de decir que hubo muchos debates en ese entonces sobre este tema.

Por ejemplo, Humberto (De la Calle, jefe negociador del Acuerdo en ese proceso de paz) quería un plebiscito más técnico para evitar cambios a la Constitución, pero mi argumento era que en Irlanda del Norte se había hecho también un plebiscito porque era la mejor manera de darle legitimidad al Acuerdo de Paz. Y, además, no se quería que la opinión pública debatiera todos los puntos en específico del acuerdo, por ejemplo sobre la reforma rural u otro punto, sino que pudieran o decidieran aceptar el acuerdo de manera general.

Pero además, siempre advertimos sobre perder el plebiscito. Alastair Campbell (quien fuera responsable de relaciones públicas de Tony Blair) les dijimos que recién había pasado lo del Brexit en Reino Unido y que no podían solo creer en las encuestas. Recuerdo que les dijimos: incluso si piensan que van a ganar, ¡por Dios, tengan cuidado! Pero ellos, no Santos sino sus asesores y equipo político, nos dijeron que no nos preocupáramos que sabían cómo hacerlo. Fue un error. Podrían haber ganado fácilmente si hubieran hecho el trabajo correctamente.

Sobre la paz total, el presidente Petro tiene al menos ocho frentes abiertos con las negociaciones y diálogos con guerrillas, bandas y otros grupos armados. ¿Cree que eso le está quitando protagonismo al Acuerdo de Paz?

Sí, pero separaría esa pregunta dos aspectos diferentes. Un aspecto es que yo personalmente veo que hay lógica en el tema de paz total porque hay un problema en que si se remueve un grupo armado y no lo reemplazan con el Gobierno entrando en esas zonas, evidentemente habrá un vacío. El problema con el acuerdo con las antiguas FARC es que era un muy buen acuerdo, pero no se implementó rápidamente. El Gobierno no llegó a ofrecer servicios a los territorios en los que el conflicto podría haber terminado y ese vacío fue llenado por otros grupos armados. Ese es un verdadero problema.

Pero en la práctica tratar de tener múltiples negociaciones con tantos y tan diferentes grupos armados, como las bandas urbanas, grandes estructuras criminales como el Clan del Golfo, y otros más ideológicos como el ELN, y quizás el EMC (la disidencia Estado Mayor Central), y la Segunda Marquetalia, es mezclar peras con manzanas lo que hace que sea muy difícil tener un progreso en todas al mismo. Entonces tienes una elección: ¿Te concentras solo en un grupo, como el ELN, y priorizas esos o diluyes el progreso entre todas y, por tanto, avanzas menos?

El otro aspecto es que igual me parece original lo que está tratando de hacer el Gobierno con la paz territorial para tratar de implementar más rápidamente cambios para la vida de la gente en los territorios.

“Yo me concentraría en el proceso del ELN. Entiendo por qué Petro quiere acaparar las demás, pero yo me concentraría solo en esa”

Y usted que siguió el tema del ELN, ¿qué opina de la negociación que lleva el Gobierno de Petro ahora?

No quiero ser tan negativo, creo que Petro, Vera Grabe y las delegaciones han logrado mucho y deberían sentirse orgullosos. Es mucho más de lo que Santos pudo obtener. Realmente espero que el proceso con el ELN, aún si no se concluye, pueda avanzar tanto que incluso pueda seguir en una siguiente administración.

¿Y cómo ve esa crisis con el tema de una negociación paralela con uno de los frentes del ELN de Nariño?

La pregunta es difícil, pero va a ser muy interesante cómo se van a dar esas negociaciones territoriales en Nariño. Sé que por ahora parece no avanzar mucho y ha afectado a la mesa de negociación, pero si funciona podría ser un buen ejemplo para demostrar que se puede tener beneficios reales para la vida de la gente en los territorios con una negociación rápida.

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El Gobierno Petro tiene muchas negociaciones abiertas y muchos expertos apuntan a que es una mala estrategia, si fuera consejero de Petro, ¿qué le diría que priorizara?

Yo me concentraría en el proceso del ELN. Entiendo por qué Petro quiere acaparar las demás, pero yo me concentraría solo en esa.

Hay dificultades con el tema de la justicia transicional por el choque que hay entre la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y el último secretariado de las antiguas FARC, ¿cómo ven esa pugna especialmente porque el tema de la justicia transicional fuel o más innovador del Acuerdo de Colombia?

De acuerdo, voy por todo el mundo citando al sistema de justicia transicional en Colombia y a la JEP como un buen ejemplo de éxito porque fue la primera vez que e un acuerdo de paz hubo este tipo de justicia. Lo sigo defendiendo. Antes era siempre una amnistía, lo cual es realmente malo para las víctimas. En Irlanda aún tenemos este tema y por eso están creando una nueva comisión para trabajar en la verdad y la reconciliación porque nunca abordamos el problema del pasado y los casos judiciales. Sé que en Colombia hay problemas con la JEP y creo que siempre los va a haber en una implementación de la justicia, pero creo que ustedes han tenido momentos catárticos en los que, por ejemplo, los soldados aparecen ante la población y les cuentan lo que pasó y ese efecto es y ha sido muy beneficioso. Creo que estaría orgulloso de lo que logró con la justicia transicional y deberían seguirla defendiendo.

¿Haría algo diferente o daría otros consejos ahora sobre el Acuerdo de Paz que se firmó en 2016?

Sí, claro. Cada negociación, la de Irlanda, la del País Vasco, trae nuevos aprendizajes. Como siempre les digo a todos, si van a haber errores, al menos que sean nuevos errores.

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Cindy A. Morales Castillo

Por Cindy A. Morales Castillo

Periodista con posgrado en Estudios Internacionales. Actualmente es la editora de Colombia+20 de El Espectador y docente de Narrativas Digitales de la Universidad Javeriana.@cinmoralejacmorales@elespectador.com

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Luis(65039)05 de mayo de 2024 - 02:56 a. m.
Las cifras de los mismos organismos del Estado demuestran desaceleración o nulo esfuerzo en la implementación desde el gobierno de Duque y ahora de Petro. Hay dificultades asociadas a la atomización de los recursos en proyectos, cuestionable el sentido o efectividad de la participación de las comunidades, persistencia de problemas de órden público por nuevos actores en los territorios que históricamente habián sido afectados y siguen estando afectados por las violencias derivadas del conflicto..
luamo(itkq6)05 de mayo de 2024 - 12:23 a. m.
No todo es color de rosa...Seguimos con el viejo truco de la corrupción...El polémico contrato de los carrotanques para llevarles agua a los más pobres de La Guajira, por 46.000 millones de pesos, se convirtió en la primera caja menor para sacar plata y pagarles a los congresistas en medio del trámite de las polémicas reformas de Petro en el Congreso, según el testimonio de Pinilla. Lo que podemos ver es corrupción en alto grado... Algunos se hacen billonarios..
Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)04 de mayo de 2024 - 11:59 p. m.
Ahhh, no calcularon los británicos el tipo el tipo de país que tenemos, una sociedad ignorante, manipulable y emocional en el mal sentido, y se tragó el cuento mentiroso de que las farc llegarían al poder (y sacaron menos de cien mil votos). Ahora montan otra vieja falsedad vergonzosa que Petro nos llevará al castro-chavismo, falso. J M Santos, un estadista, les creyó porque no conoce la calle y creyó que no existe la manipulación. La gente hoy no cae fácil en la trampa de la extrema derecha
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