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La mesa de diálogo entre el Gobierno y la disidencia de las FARC bajo el mando de Calarcá Córdoba, ahora autodenominada como Estado Mayor de los Bloques (EMB), cumplirá en un par de días un año desde su instalación y de la declaración del cese al fuego bilateral. Ese proceso, que ha tenido sus altos y bajos, empezó este viernes su sexto ciclo de conversación en Bogotá con el objetivo firme de anunciar la extensión de ese alto al fuego, pero también de concretar una agenda de negociación y empezar a trabajar en el terreno sobre las transformaciones territoriales.
“Hemos dado pasos adelante en transformaciones territoriales y haremos una lectura compartida sobre las posibilidades de que este ciclo sea un salto adelante”, dijo el viernes en la instalación de esa ronda de diálogos Camilo González, jefe negociador del Gobierno con el EMB.
El inicio del ciclo el viernes estuvo marcado por un ambiente de positivismo con respecto a lo que se pueda alcanzar en esta ronda de negociación. El mismo comisionado de paz, Otty Patiño, quien también intervino durante la instalación, felicitó a las delegaciones por lo que calificó una “valentía” por mantener los diálogos y la posibilidad de buscar una salida para Colombia. “Uno no puede ante las primeras crisis sacar la mano, hay que persistir”, dijo Patiño, quien agregó que fue productiva la reunión del consejo de seguridad y paz que tuvieron el jueves, donde se discutió también cuál sería el tiempo de extensión del cese al fuego.
Durante este año el punto más álgido de la negociación fue la ruptura interna de la disidencia que significó la salida de los diálogos de frentes leales a Iván Mordisco. Esa división provocó declaraciones de guerra y enfrentamientos entre ambos bandos que complejizan mucho más el proceso.
En conversación con Colombia+20, Andrey Avendaño, quien fue el primer jefe negociador de la disidencia en este proceso -incluso antes de la fractura del grupo- y ahora es parte de la delegación que se quedó en la mesa hizo un balance del primer año de ese diálogo, las confrontaciones con la disidencia de Mordisco, los avances en el cese al fuego y el aumento de la extorsión, una de las preocupaciones más latentes en los territorios.
Avendaño dijo el viernes durante la instalación que había una decisión de la mesa avanzar en acuerdos parciales de cumplimiento inmediato. “Tenemos posibilidades de implementar proyectos para las comunidades, tenemos compromiso con el medio ambiente y hemos reforestado en los territorios”, dijo. Y agregó que pondrá todo el esfuerzo en las obras de transformacion territorial que se han propuesto en los diálogos sociales que se han tenido en diferentes zonas del país.
En este año que se cumple dentro de poco, ¿cuáles cree que son esos avances que ha tenido la mesa?
Creo que los procesos sociales en los territorios. También se puede contar como un avance, y es algo a lo que aspiramos en este próximo ciclo, y es que se pueda sacar el acuerdo de participación de las comunidades en la mesa. Esa es una de las prioridades de la mesa, que la población civil pueda participar, porque es la exigencia. Otro avance ha sido el cese al fuego porque nos ha permitido salvar muchas vidas. Además, hemos abordado los puntos claves de la agenda y logramos sacar la metodología de la mesa. Si bien es cierto que estuvimos trabajando un tiempo sin agenda, aspiramos a tenerla este año.
¿Cuál ha sido el balance del cese al fuego en este año que va a cumplir?
Ha sido importante y significativo para las comunidades donde se vive la violencia, como en Catatumbo, Sur de Bolívar, parte de Antioquia, Caquetá, Meta, Guaviare, pero uno aspira a resultados más importantes, más allá de lo que se ha alcanzado. Si bien es cierto que las confrontaciones armadas entre nosotros y la Fuerza Pública se disminuyeron a un cero por ciento, también es entendible que las comunidades aún sufren el flagelo de la guerra con grupos paramilitares, hablando en el caso de Antioquia, sur de Bolívar y Bajo Cauca. En otras regiones como el Caquetá aún hay confrontación directa con los Comandos de Frontera y la Segunda Marquetalia, entonces si bien es cierto que ese balance ha traído algo significativo para las comunidades, pues también lo es que se hace necesario seguir avanzando. Es necesario que haya una implementación de mecanismos que hasta ahora no hemos puesto a funcionar.
Por otra parte, eso también ayuda a implementar los acuerdos territoriales. Si le cuento una infidencia, yo no soy tan amigo del cese al fuego porque pienso que el cese al fuego nos pone a nosotros, en el tema militar, en una desventaja porque la gente se malacostumbra, porque la gente empieza a dormir hasta tarde. Pero como aquí no se trata de lo que yo piense o de lo que yo quiera hacer, aquí se trata del clamor de la población, de las comunidades y lo que no exigen es eso, pues hay que mantener el cese al fuego a toda costa.
Gobernadores, ministros, alcaldes han dicho que el cese al fuego ha contribuido para que los grupos crezcan, se expandan y se fortalezcan. ¿Qué piensa de eso?
Me atrevo a afirmar con plena certeza que el crecimiento más grande de nosotros después del proceso de paz se dio durante el gobierno de Iván Duque. En ese entonces se dio persecución, entonces eso hizo que mucha gente tuviera que llegar. De hecho, si yo volví a las armas, es por esa persecución que se dio desde el gobierno contra nosotros. Durante el gobierno de Duque hubo la posibilidad de que las guerrillas se expandieran porque hubo narcotráfico, esa es la realidad. Una vez llega Gustavo Petro a la presidencia se empieza la intervención en los puertos que es por donde sacan toda esa droga y eso provoca una crisis en las regiones. Esas crisis las sentimos nosotros porque afecta de dónde nos financiamos. Nosotros nos financiamos del impuesto que le cobran a un pueblo, es una realidad. En regiones como el Catatumbo o en regiones, por ejemplo, como el Cauca nosotros hacemos eso. Durante todo ese Gobierno hubo un apogeo del narcotráfico.
Otra gran queja es que mientras están en el cese al fuego y en la mesa de diálogo, sube la extorsión por cuenta de los grupos que están en la mesa. ¿Qué responde usted a eso?
Cuando estamos en guerra, una llamada más o una llamada menos es normal. Cuando estamos aparentemente en una calma, una denuncia, obviamente es totalmente notable. La solicitud que nos han hecho, y que ha sido una de nuestras apuestas, es que la economía, o al menos el sustento nuestro, debe de hacerse de tal manera que no afecte la dinámica social en los territorios y que no afecte al campesino. Denuncias llegan todos los días y es cierto, pero muchas de ellas ni siquiera son por parte nuestra.
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Pero la gente sí muestra que son firmados por ustedes…
Sí, no voy a negar eso. Lo hacen también bandas y hay que tener en cuenta que hoy en día cualquiera puede hacerlo. No estoy diciendo con eso que no lo hacemos nosotros. Los compañeros nunca han negado que les han hecho llamados a la gente. Hasta ahora se ha mantenido la política de financiamiento porque no puede ser de otra manera la subsistencia de un movimiento guerrillero. Se necesitan las finanzas y nosotros no podemos desconocer esa realidad. No podemos decir que vamos a pasar de un 100% a un 0%. Eso se debe hacer gradualmente y se debe hacer de tal manera que afecte cada día menos a la población civil. Nosotros hemos hablado con los compañeros y se ha tocado el tema con la delegación del Gobierno.
¿Eso qué significa? Hay mucha presión sobre el gobierno para que le exija a los grupos, no solo a ustedes, que mientras estén en diálogo, pues no sigan extorsionando, no sigan reclutando niños, no sigan instalando minas. ¿Es posible pensar en un cese al fuego que eleve más la protección de la sociedad civil?
Nosotros entendemos todas las presiones que hay sobre el gobierno, así como entendemos también las que hay sobre nosotros. Yo soy enemigo de los explosivos, pero entiendo que es un arma de defensa nuestra, eso no tiene otro fin. Nosotros seguimos haciendo todos los esfuerzos, tratando con las comunidades de generar encuentros donde se pueda explicar, hacer las charlas de pedagogía, de colocar los avisos donde no se pueda transitar por lo de las minas. Si eso lo entendiera Iván Lozada (Mordisco) si lo entendieran los Comandos de la Frontera, la Segunda Marquetalia, el ELN, los paramilitares y nosotros, pues obviamente las condiciones del país serían totalmente diferentes. Para concluir esa pregunta, creo que en este ciclo que se va a dar vamos a tocar algunos temas relacionados con eso. El gobierno, la delegación del Gobierno, nos planteaba algunos temas, por ejemplo, como que no estuvieran cerca a colegios, caminos, carreteras. Esas son cosas que sabemos que hay que revisar.
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Entonces a raíz de todo lo que está pasando con Iván Lozada (Iván Mordisco) y que hay una amenaza latente de una confrontación muy activa en los territorios. ¿El plan de ustedes es llevar ese tema a la mesa para que se planeen estrategias y que la comunidad no quede en medio?
Nosotros quisiéramos decir que vamos a recoger nuestra fuerza. Ahí sí nos serviría el cese al fuego porque esa gente se educa. Yo prefiero tener 300 unidades en formación, estudiando, que tener 300 unidades disparando. Los costos son menores, muchos de los muchachos no saben leer y ellos pueden aprender. Pueden aprender de economía, aprender a manejar máquinas, para eso podríamos aprovechar esos momentos donde estamos hablando que los beneficios de la paz y de la justicia del pueblo deberían ser para todos. Pero mientras Iván (Mordisco) esté avanzando sobre el territorio, nos toca defendernos, no hay otra alternativa.
A usted lo relegaron de la mesa cuando aún estaban los frentes de Mordisco, ¿ahora volverá como parte de delegación?
En la última reunión me delegaron a mí para que vuelva a integrar la mesa. Estaba ausente debido a la resolución que se venció con el cese al fuego y pues se reanudó por tres meses. La resolución ya salió con fecha indefinida y creo que estamos acá para ver en qué podemos contribuir, no es mucho lo que conocemos, pero de verdad que voluntad sí hay. Vamos a estar en la mesa hasta que la dirección determine lo contrario.
Si hoy le preguntaran cuáles son los principales obstáculos de la mesa, ¿se podría decir que la guerra con Iván Mordisco es uno de ellos?
Uno de los enemigos principales que tiene la mesa son los detractores del proceso o de la construcción de la paz. Otro de los temas para nosotros poder avanzar es que debe ser transversal el proceso con nosotros al proceso con el ELN en la región del Magdalena Medio porque no podríamos avanzar nosotros en un proceso de transformaciones territoriales cuando de pronto el otro actor armado que está ahí en ese territorio no está pensando de la misma manera, eso es un gran reto.
¿Cómo van con la georreferenciación?
El tema de georreferenciación es un compromiso nuestro. Hay unos delegados ya para esa tarea. Se atrasó un poco debido al tema de la detención de los compañeros en el retén de Antioquia, porque uno de esos delegados es Hermes, y otro es Leo. Y dentro de la última reunión que hicimos se estableció que uno de los delegados por el bloque Jorge Briceño es Boyaco, como le conocemos nosotros. Tenemos que avanzar en eso.
¿El pacto de no agresión entre ustedes y el ELN en el Catatumbo se mantiene a pesar que no hay cese al fuego con el ELN?
Se mantiene porque ellos tienen su propia determinación y nosotros tenemos la nuestra. Entonces cuando hay cese al fuego con ellos, nosotros hemos respetado. Cuando lo hay con nosotros, lo han respetado. Cada quien respeta las dinámicas que tiene la mesa. En Catatumbo, Antioquia, sur de Bolívar, Bajo Cauca, Nordeste Antioqueño se mantiene, ahí nunca ha habido confrontación en los territorios.
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¿Ustedes se han unido en contra del Clan del Golfo en el Sur de Bolívar y otros territorios?
Pues la necesidad obliga al hombre y allá han estado las unidades de nosotros con el ELN y han combatido juntos, eso es una realidad. En el Catatumbo también ha pasado y no podemos decir que andamos cogidos de la mano porque básicamente existe el respeto. No nos hemos sentado a firmar un documento y decir no nos vamos a agredir, pero lo que hemos dicho en los espacios es que ellos tienen sus dinámicas y nosotros las nuestras. Desde que nosotros nos organizamos hace siete años en el Catatumbo, esa fue una de las primeras reuniones que tuvimos con ellos. Desde entonces siempre hemos tenido una comunicación. Hay un enlace entre un mando de nosotros y un mando de ellos que nos permite transmitir información.
¿Cuál confrontación cree que es más compleja? ¿Con Iván Mordisco, con la Segunda Marquetalia o con los Comandos de Frontera?
Las confrontaciones todas son iguales, porque pienso que después que se trate de guerra, no hay una más tranquila que la otra, todas son iguales, solamente que para nosotros es un tema mucho más complejo la situación con Iván (Mordisco) porque nos estamos enfrentando con compañeros. Al fin y al cabo con el Clan del Golfo históricamente hemos sido enemigos antagónicos y lo vamos a ser toda la vida. Pero ya con la gente de Iván es un poco más complicado por eso.
Están denunciando que las Juntas de Acción Comunal y algunos liderazgos han quedado en la mitad de esa confrontación. ¿Qué mensaje mandarle a la comunidad?
A la gente hay que decirle que no tiene nada que ver con esto, la comunidad no tiene absolutamente nada que ver. El mensaje se lo deberíamos enviar es a Iván, él debe entender que la gente, por el solo hecho de brindarnos un vaso de agua, por brindarnos un almuerzo, una comida, no son integrantes de nosotros y que la guerra en estos espacios debería ser entre combatientes. Las comunidades no tienen nada que ver en esto y no podemos utilizar la vía lógica de que quitándole el agua al pez se muere. No puede ser ahorita que a raíz de lo que se está viviendo utilicemos la población civil para afectar la estructura nuestra, porque no es el caso. Ahí lo que se van a generar son más resentimientos, tanto de las comunidades, como de los combatientes. Una cosa somos nosotros como combatientes y otra totalmente diferente es la población que los ha favorecido en algún momento, a ellos y a nosotros.
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