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El auditorio se quedó en silencio. La mujer y los dos hombres que lo acompañaban en la mesa de panelistas sostuvieron sus rostros apesadumbrados con las manos y escucharon, por primera vez en la Universidad Nacional, el perdón de quien estuvo detrás de uno de los asesinatos que más marcaron la historia del centro educativo.
“En un hecho que a nosotros nos avergüenza profundamente, por el cual pedimos perdón, una unidad nuestra (de las Farc), asesinó aquí, en este campus, a un profesor, al profesor Bejarano (…) Eso no nos puede pasar. Un joven hoy en día se preguntará cuáles son los niveles de demencia que lleva una confrontación armada, una guerra, para que sucedan ese tipo de hechos”. Esas fueron las palabras que, de forma espontánea, pronunció el excomandante guerrillero y actual senador Julián Gallo Cubillos, conocido en la guerra como Carlos Antonio Lozada. Su intervención se dio en un foro liderado por el Centro para la Educación Política (CEP) este 15 de septiembre, cuando se cumplieron 23 años del homicidio.
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Jesús Antonio Bejarano, un economista tolimense de 52 años, era hasta entonces una de las figuras más respetadas de la Universidad Nacional, donde llegó a ser decano de la Facultad de Ciencias Económicas. A su experiencia docente le sumó una trayectoria amplia en resolución de conflictos. Fue consejero de paz de los gobiernos de César Gaviria y Virgilio Barco y era una de las cabezas de la negociación de paz de Caracas y Tlaxcala.
Después de la solicitud de perdón de Gallo, que fue recibida con sorpresa en el auditorio, los alrededor de 80 asistentes -entre los que había universitarios, docentes y un grupo de estudiantes de un colegio- se pusieron en pie y honraron la memoria del profesor Bejarano con un minuto de silencio.
¿Por qué las Farc asesinaron a Jesús Antonio Bejarano?
No es la primera vez que antiguos miembros de la guerrilla de las Farc reconocen este asesinato, pero sí se trata de un hecho inédito en esta universidad.
En octubre de 2020, cuando el otrora secretariado de la desaparecida guerrilla reconoció su responsabilidad en el asesinato del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado y otras cinco personas, el nombre del profesor Chucho Bejarano apareció allí mencionado.
(En contexto: “Yo ejecuté la orden de asesinar a Álvaro Gómez”: Carlos Antonio Lozada)
Según ha explicado el propio exjefe Julián Gallo ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el homicidio del profesor Bejarano lo cometió una estructura denominada Joselo Lozada, que operaba en Bogotá y obedeció a la forma como la dirigencia de las antiguas Farc veía al entonces negociador de paz: como un saboteador de los diálogos con el Estado y con las otras insurgencias con las que se intentaron juntar en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar.
Según la visión de las Farc, Bejarano seguía órdenes del alto gobierno (en cabeza del presidente Cesar Gaviria) dirigidas a entorpecer las conversaciones y buscar fragmentar a las guerrillas, para dialogar por separado con ellas, lo que las ponía en desventaja.
En esta ocasión, casi dos años después, el senador repitió a la par de su solicitud de perdón que ningún hecho de este tipo tenía justificación, por más diferencias políticas que hubieran.
Alexis de Greiff, director del CEP, señaló: “Este tipo de espacios están en la esencia del Centro, queremos que cada vez haya más diálogos sobre educación política y creemos firmemente en que a la universidad debe llegar con fuerza la discusión sobre conflicto, paz y memoria”.
Durante su intervención, Gallo aseguró que el papel de las universidades en el conflicto tuvo un costo muy alto. “Son numerosos los casos en que fueron victimas profesores y estudiantes”, reconoció el exFarc.
Junto a Gallo estuvieron en el foro el general (r) de la Policía Nacional y exvicepresidente, Óscar Naranjo; la exsenadora Vera Grabe y el profesor De Greiff.
“Cada uno desde su orilla compartió sus reflexiones con un propósito común: entender el acuerdo de paz firmado por el Gobierno de Juan Manuel Santos con la extinta guerrilla de las Farc y el informe de memoria histórica como un elemento primordial de diálogo y discusión con la sociedad”, informó el CEP.