Los puntos clave si el Gobierno dialoga con las Autodefensas de la Sierra Nevada

Luego de que Colombia+20 conociera en primicia la voluntad de las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada para negociar con el gobierno, expertos analizan sus propuestas con las que pondrían fin a sus actividades delictivas, a la luz de la Paz Total.

Redacción Colombia +20
27 de octubre de 2022 - 11:50 p. m.
Las Acsn quieren a Hernán Giraldo Serna como uno de sus gestores de paz.
Foto: Armando Neira
Febrero de 2006.
Las Acsn quieren a Hernán Giraldo Serna como uno de sus gestores de paz. Foto: Armando Neira Febrero de 2006.
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Las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (Acsn) mostraron en primicia a Colombia+20 un primer esbozo de su hoja de ruta para negociar la paz con el gobierno colombiano. Al menos, así se lo manifestaron a El Espectador, dejando varios puntos de análisis que se deben tener en cuenta antes de que entren de lleno, de manera formal, a la eventual conformación de una mesa de negociación para cesar con sus actividades criminales.

Su entrada a la Paz Total, a priori, es posible desde lo normativo. Cumplen con ser una estructura de mando vertical liderado por un Estado Mayor, tienen medido su control territorial en distintas zonas de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Troncal Caribe, y cuentan con una capacidad militar considerable dentro del territorio en el que operan. De hecho, el miércoles pasado el Congreso aprobó la prórroga de la Ley 418 o Ley de Orden Público que le permite al Estado adelantar negociaciones con otros grupos armados ilegales diferentes a las guerrillas. Aunque falta la conciliación de los textos, es un hecho que el Gobierno podrá adelantar negociaciones de paz con varios grupos. Si bien se deberá presentar un proyecto para determinar la forma en la que grupos no políticos se acogerán a la justicia, ya tendrá los mecanismos para hacer las negociaciones efectivas.

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Su voluntad de fondo, por lo que le dijo un vocero paramilitar a este diario, es que el grupo sea considerado como un actor político. Sin embargo, por las características de esa estructura sería más probable que se diera un proceso de sometimiento a un modelo de justicia para su desmonte.

De acuerdo con Luis Fernando Trejos, investigador en temas de conflicto armado de la Universidad del Norte, justamente este es el punto más difícil por tratar con ellos en una negociación, pues “en algún punto deberán asumir que pueden llegar a tener un tratamiento penal y no político y para el gobierno también será una encrucijada porque no podrán medirlos con el mismo racero que el de otras organizaciones. Es decir, las Acsn que dicen ser las autodefensas más longevas de Colombia no van a permitir un mismo trato que el de las bandas en Buenaventura y para ello el gobierno deberá diseñar propuestas a la medida de un sometimiento negociado a la justicia, porque los mismos marcos no servirán para todos”.

En la entrevista que un cabecilla de este grupo tuvo con Colombia+20 también quedó evidenciado el deseo de las Acsn para que exista una zona de despeje que les permita negociar una transición hacia la paz.

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Para el profesor Trejos esto tiene sentido y debe ser una etapa ineludible en un proceso de negociación. “Esto se tendrá que hacer, pues para alcanzar ceses al fuego exitosos toca delimitar la ubicación del grupo armado con el que se negocia para verificar que en efecto están cumpliendo… o si no quedaríamos a la buena voluntad de ellos y en un diálogo serio se necesita más que eso”, agregó.

La ficha de Hernán Giraldo

Las Acsn cambiaron su modo de operar y de identificarse a lo largo de los años, pero nunca a su patriarca. Llevan más de cuatro décadas en la Sierra Nevada y conforme fueron cambiando las dinámicas del conflicto armado, ellos se fueron adaptando a las circunstancias de guerra.

Arrancaron como un ‘combo’ (lo que hoy se entendería como una pequeña estructura de crimen organizado) – según explica Trejos-; luego se convirtieron en una autodefensa con la llegada de las Farc a la Sierra, a finales de la década de los 80; más adelante comenzaron a ser una estructura paramilitar cooptada por las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (Auc); y tras su desmovilización, quedaron como un grupo heredero del paramilitarismo que se volvió a autodenominar autodefensa.

El común denominador acá siempre fue Hernán Giraldo, conocido en la guerra como El Patrón, perpetrador de múltiples crímenes de guerra, incluyendo más de 200 hechos de violencia sexual contra menores de edad. Su prontuario criminal estuvo presente siempre en las filas de las Acsn, incluso estando privado de libertad, y por eso su figura es una estrategia simbólica que este grupo armado quiere utilizar, junto con Fredy Castillo Carrillo (paramilitar con popularidad a la alza durante la pandemia por las ayudas sociales que brindó, según comenta Norma Vera), como gestor de paz. Algo que en el papel es revictimizante, doloroso e incluso escandaloso para sus víctimas, pero, según Trejos, una estrategia de negociación.

“La gran particularidad de las Acsn es que son un clan familiar. La unidad sanguínea entre ellos es mayor y más fuerte que los vínculos políticos o militares y todo eso tiene a Giraldo como patriarca. Es un peso simbólico llegar a tenerlo como negociador, pues tienen una gran capacidad de resiliencia criminal y digamos que en negociaciones todas las partes llegan con máximos, al inicio parece mucho lo que están pidiendo, pero luego es el tiempo y las decisiones bilaterales las que ponen todo en su lugar. Por eso no es descabellado poner como ficha a una figura como la de este señor”, explica.

Con una mirada más escéptica, la profesora Norma Vera, que por años ha estudiado las dinámicas de la guerra en la Sierra Nevada y con sus investigaciones ha encarado a Hernán Giraldo, le dijo a Colombia+20 que el capo paramilitar es un hombre que por sus mentiras estuvo ad portas de ser expulsado de Justicia y Paz por engañar a sus víctimas y al proceso de negociación en el que participó hace 16 años.

“El caso de Hernán Giraldo Serna plantea un gran marco de impunidad con crímenes que están pendientes y no creo que en un proceso de negociación alguien que tenga esos crímenes de lesa humanidad a sus espaldas sea representante o vocero directo... sería una bofetada a las víctimas. Por otro lado, varios analistas demostramos que Fredy Castillo Pinocho no fue nunca un líder social, sino un criminal que a pesar de estar encarcelado seguía incurriendo en delitos de lavado de activos que quería encubrir con supuestas actividades de liderazgo y por eso fue condenado en España”, agrega.

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Estrategia comunicativa

El Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, se reunió con cabecillas de las Acsn y con pobladores de una zona de la Troncal Caribe (denominada como zona de abandono en algunos tramos para analistas como Norma Vera) en la que ellos operan para conocer preocupaciones y expectativas de cara a una posible negociación de paz.

Allí, acompañado de una delegación en la que estaban personas como monseñor Héctor Fabio Henao, el comisionado Rueda fue reiterativo -como explicó este diario- en que para negociar debe haber compromisos básicos como la anulación total de torturas físicas, amenazas, asesinatos y desapariciones forzadas.

Los compromisos deben ser bilaterales y por eso desde que asumió como parte del gobierno, a Rueda se le ha escuchado públicamente reconocer al Estado Mayor de las Acsn y, para el profesor Trejos esta es una estrategia que puede funcionar para acercarse al adversario.

“Siempre se quiere despolitizar al grupo armado. Desde las autoridades, la forma de llamarlos casi siempre ha sido como los ‘Pachenca’, cuando ellos se han querido zafar de esa denominación, especialmente después de la muerte de José María Aguirre (conocido como Chucho Mercancía o Chucho Pachenca, abatido en 2019). Se les ha conocido como ‘Casa Giraldo’, ‘Casa Caribe’ y demás, pero acercarse a ellos con la denominación que ellos quieren tener puede generar confianza. Todo a sabiendas de las gobernanzas armadas que han ejercido en su territorio por tantos años”, concluyó el académico.

Para la profesora Vera, seguir denominándolos como ‘Pachenca’ es minimizar su impacto, pues “los Pachenca nunca han existido. Chucho Pachenca fue el coordinador de un ala de la estructura criminal que siempre han sido los herederos de Hernán Giraldo Serna, que se desmovilizaron del Frente Resistencia Tayrona, que luego se llamaron ‘Pachenca‘ por un capricho de la Policía con el que buscaban disminuir el alcance de una organización neoparamilitar para hacerlos pasar como una banda criminal”.

Superar las intenciones fallidas de negociación

No es la primera vez que los paramilitares de la Sierra Nevada manifiestan públicamente sus intenciones de negociar con el gobierno. Sin embargo, el antecedente más reciente es una etapa que se busca superar con creces.

En octubre de 2020, las Acsn emitieron un comunicado en video en el que dijeron que estaban dispuestos a someterse a la justicia colombiana, detallando sus nexos con políticos regionales, pero sin develar sus rutas utilizadas para el narcotráfico ni mencionar a sus aliados dentro de la Fuerza Pública.

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Además de esto, no se efectuó ninguna negociación, entre otras cosas, porque afirmaron que no eran un grupo que asesinaba -difiriendo con informes de la Defensoría del Pueblo y pesquisas que los vinculaban en hechos como la muerte del líder ambiental Alejandro Llinás, el 24 de abril de 2020-, que su naturaleza solo respondía a un abandono estatal y que sus nexos con el narcotráfico no eran representativos en la totalidad del negocio de estupefacientes a nivel nacional, en el cual reconocieron como mayor cartel de drogas en Colombia a las Agc.

La analista Norma Vera plantea que en la actual propuesta de paz de las Acsn también hay que tomar con pinzas lo procedimental, pues dice que se debe clarificar el estatus de la organización porque “es difícil entrar a negociar con un grupo que tiene marcos de impunidad y que quiere venderse como una organización política teniendo en su haber actividades de narcotráfico, extorsión, crímenes selectivos y lavado de activos [...] La Paz Total implica verdad en los territorios y hay que ver cómo queda articulado normativamente. Los herederos de Giraldo fueron desmovilizados tras la Ley 1257 y entre ellos, los que hayan incumplido deben ser juzgados por justicia ordinaria... entonces si hay liberación de presos como la que ellos plantean pondrían en jaque a la justicia colombiana”.

El gobierno actual, como conoció de primera mano este diario, quiere garantías plenas de dejación de armas y de no repetición en la zona de influencia de las Acsn, además de un mapeo completo que permita conocer en detalle las necesidades de las poblaciones en la Sierra que por años este grupo “ha dicho representar”.

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