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Explosiones por motos bomba, asaltos por tierra, ataques a helicópteros y ráfagas de fusiles fueron algunas de las acciones que en menos de 72 horas realizaron facciones de la disidencia de las antiguas FARC, conocida como Estado Mayor Central (EMC), que volvieron a atacar a Cauca y al Valle del Cauca.
La violenta arremetida, que viene por parte de frentes de ese grupo armado que abandonaron hace dos meses la mesa de diálogos con el gobierno de Gustavo Petro, vuelve a poner el debate sobre cómo se están llevando las negociaciones de paz total, pero especialmente si fue o no estratégica la decisión del Gobierno de seguir los diálogos solo con algunos bloques del EMC en Catatumbo y Caquetá.
Los ataques empezaron el viernes en Miranda, en la vía que conecta a ese municipio con Corinto. La explosión cobró la vida de un menor de edad y de un hombre de 67 años, quien se movilizaba por la zona al momento de la detonación. La madre del menor sigue en cuidados intensivos.
En la madrugada del lunes los habitantes del municipio de Morales se despertaron tras el lanzamiento de tatucos y ráfagas de fusil por parte de miembros del frente Jaime Martínez del EMC contra la estación de Policía, que dejó dos uniformados muertos. Según la Policía, también se habrían robado $50 millones del cajero del Banco Agrario.
Las autoridades enviaron dos helicópteros de apoyo, pero uno fue impactado por los guerrilleros, por lo que la aeronave fue sacada de la zona.
El tercer hecho ocurrió casi a la misma hora en Jamundí, Valle del Cauca, donde hubo la detonación de una moto bomba cerca de un hotel del municipio, donde se están hospedando un centenar de policías que llegaron a esa zona como parte del plan para reforzar la seguridad. Ese ataque dejó tres niños y un policía heridos.
Es la segunda vez en menos de cinco semanas que ocurre un hecho así en ese municipio ubicado a menos de una hora del centro de Cali. El pasado 5 de abril también se presentó un atentado y hostigamiento a la subestación de Policía del corregimiento de Robles.
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Además, ha habido hostigamientos en el corregimiento de Suárez, ubicado en entre Morales y Jamundí. De acuerdo con el ministro de Defensa, Iván Velázquez, los recientes episodios de violencia son “producto de la acción criminal de la estructura Jaime Martínez del Estado Mayor Central.
Pero esta escalada de violencia no solo es una respuesta del grupo comandado por Iván Mordisco a la suspensión del cese al fuego hecha por el presidente Petro en esos dos departamentos y en Nariño el pasado 17 de marzo, sino a la ofensiva total que lanzó el mandatario hace dos semanas y que volvió a confirmar en un escueto trino publicado el lunes: “La ofensiva contra el EMC en Cauca es total”.
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La ofensiva contra el EMC en el Cauca es total.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 20, 2024
La reacción del mandatario incluyó cambios en la cúpula del Ejército. El general Luis Ospina fue llamado a calificar servicios y, según se anunció, su reemplazo en la comandancia será Luis Emilio Cardozo, militar vallecaucano de larga trayectoria. “El Gobierno confía en que la vasta experiencia y el liderazgo del general Cardozo serán fundamentales”, afirmó el Ministerio de Defensa en un comunicado.
Tras los ataques, el comandante general de las Fuerzas Militares, general Helder Giraldo Bonilla, ordenó el despliegue de un operativo de tropas de Fuerzas Especiales del Ejército Nacional para apoyar a la Policía. Además, se movilizaron aeronaves artilladas de la Fuerza Aérea y el Ejército.
El presidente también ordenó que toda la cúpula militar se desplazara a Cauca y se instaurara un consejo de seguridad permanente.
La reunión se lleva a cabo en Popayán con la presencia de la vicepresidenta Francia Márquez, oriunda de ese departamento. Además, estaba el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, el de Defensa, comandantes de las Fuerzas Militares de Cauca y el gobernador del departamento, Octavio Guzmán.
Durante el consejo, el ministro Velasco afirmó que venían a escuchar a las autoridades y recalcó que una de las posibles salidas a esa crisis debe ser cambiar la economía de la región. “Mientras buena parte de la economía dependa de la coca, va a ser muy difícil combatir esto”, dijo.
En su cuenta de X, el gobernador Guzmán se pronunció sobre los atentados en Cauca y afirmó que la opción de paz se estaba diluyendo “con las balas, el odio y el resentimiento de los actores armados” en ese territorio, pero llamó a una “urgente intervención internacional y a “buscar el diálogo con un cese bilateral”.
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La opción de paz se diluye con las balas, el odio y el resentimiento de los actores armados en nuestro territorio. #AEstaHora hay hostigamientos en los municipios de Morales y Suárez, afectando a la población civil y Fuerza Pública. Apoyamos de forma irrestricta a las…
— OCTAVIO GUZMÁN (@OctavioGuzmanGu) May 20, 2024
La división del Estado Mayor Central y el futuro de esa negociación
Las violentas acciones de la que es considerada la mayor disidencia de las FARC tienen como telón de fondo una negociación con el Gobierno que pasa por un momento tenso y extraño. Hace dos meses, ese grupo tuvo una importante fractura que provocó que unas estructuras siguieran adelante con el proceso de paz y otras se levantaran de la mesa. La razón de esa división fueron las distintas opiniones sobre cómo responder a la suspensión del alto al fuego. Mientras unos delegados del EMC querían mantener el alto al fuego y la mesa de diálogos, otros querían tomar medidas más radicales.
“Lo que se abrió después de la suspensión del cese al fuego fue todo el esfuerzo del EMC por demostrar su poder militar y la afectación a la población civil”, dijo a Colombia+20 Wálter Aldana, líder social en Cauca
Los llamados de urgencia para detener esas afectaciones incluso han venido de autoridades indígenas que quieren proteger a sus comunidades que en buena medida son la mayor población del territorio. Hace una semana, la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) envió una carta a Andrés Patiño, comandante del bloque Occidental del EMC, en la que pedían una cesación de los atentados.
“Yo creo que la paz total no se va a implementar en el departamento de Cauca. Creo que debemos avanzar en acuerdos humanitarios con los grupos armados en temas como el no reclutamiento de menores, la no utilización de armas no convencionales como las minas antipersonal, la no extorsión y el respeto a la vida de líderes y lideresas”, afirmó Aldana.
Pero la crisis a cuentagotas de este departamento no es solo de las últimas semanas, sino que es un acumulado de años. Según registros de la Unidad de Víctimas, 532.000 caucanos (uno de cada tres habitantes) ha sido afectado por el conflicto armado.
“Una salida también sería darles responsabilidad a los gobiernos locales, territoriales. Creo que eso puede ayudar a mitigar la crisis. Además de volver a sentar un diálogo, pero la voluntad de este grupo no creo que dé para regresar pronto a la mesa”, explicaron a Colombia+20 investigadores de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) en Cauca.
Por el momento, mientras el Gobierno ordenó una ofensiva total y los bloques del Estado Mayor Central que se levantaron de la mesa anuncian que están listos para la guerra, las comunidades de Cauca y Valle del Cauca siguen quedan en medio del fuego cruzado.
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