Caso Gómez Hurtado: “No es mi problema que no haya más testigos”: Carlos A. Lozada
El senador del Partido Comunes, cuyo nombre de pila es Julián Gallo, insiste en que la exguerrilla de las Farc asesinó al líder conservador, a pesar de que no hay testigos que puedan corroborar su versión. Asegura que no amenazó a su excompañero Rafael Gutiérrez.
Sebastián Forero Rueda
Gloria Castrillón Pulido
Julián Gallo, senador del Partido Comunes y antiguo jefe de la Red Urbana Antonio Nariño de la exguerrilla de las Farc, ha tenido que salir a dar explicaciones, una vez más, por su versión sobre el asesinato del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado. Esta vez las dudas surgieron de las declaraciones de Reinel Guzmán o Rafael Gutiérrez, uno de los dos excomandantes del bloque Oriental que queda vivo y quien contradice a Carlos Antonio Lozada, como se hacía llamar en filas el hoy congresista.
En medio de esta pelea entre antiguos guerrilleros quedó nuevamente en entredicho la autoría de las Farc en el magnicidio reconocido ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En esta entrevista, Lozada revela detalles de la reunión de mandos donde Jorge Briceño o el Mono Jojoy habría hablado del asesinato y dice que la excongresista Piedad Córdoba miente al asegurar que habló con uno de los gatilleros del crimen.
¿Cómo surgió la contradicción entre usted y Rafael Gutiérrez sobre el asesinato de Gómez Hurtado?
No entiendo qué pretende con eso, tal vez busca aumentar el nivel de protección que le brinda la Unidad Nacional de Protección (UNP) y por eso radicó una denuncia en la Fiscalía que no tiene fundamento. No entiendo por qué hacerles daño al partido y particularmente a mí, cuando él sabe que no hay ninguna amenaza como se desprende de los propios audios. Nunca dije que él conociera el caso de Gómez Hurtado. Afirmé ante la JEP que él estaba en ese momento en el campamento cuando se dio esa información. Estamos hablando de hechos de hace 25 años, uno no puede recordar quiénes estarían exactamente, pero él corrobora que efectivamente estaba ahí, que hizo con nosotros ese desplazamiento. No veo contradicción alguna con lo que nosotros hemos dicho en la JEP.
(Lea más: Caso Gómez Hurtado: la denuncia de un ex-Farc contra Carlos A. Lozada por amenaza)
¿Y la amenaza que usted le hace a él?
En un momento de la discusión él dijo: “Es que a mí me duele que me vinculen”. Y yo le dije: “Más me duele a mí que haya gente que esté diciendo que yo soy de la CIA, que soy infiltrado, que soy un sapo”. Ahí es cuando llegamos a la parte de la conversación en la que resalté que soy un revolucionario y me muero revolucionario. Y él respondió: “Pues yo también”. Entonces le dije: “Eso solo lo sabremos cuando yo lo entierre o usted me entierre a mí”. Ese es el sentido de la frase.
En la JEP usted dijo que si hay alguien que pueda corroborar su versión sobre el magnicidio son los miembros vivos del estado mayor del bloque Oriental: Mauricio Jaramillo, quien tiene problemas de memoria, y Rafael Gutiérrez, que no la corrobora, ¿cómo explicar esta contradicción?
Es muy difícil, en una reunión que sucedió hace 25 años, donde habíamos más de 60 personas, creo yo, uno poder recordar exactamente quién estaba en el momento de la aseveración. Parto del hecho de que todos los que estuvimos allá en ese momento conocimos la información. Es muy improbable que semejante noticia no genere comentarios, pero si él dice que no la conoce, habrá que creerle.
Cuéntenos los detalles de esa reunión de mandos con el Mono Jojoy.
Recuerdo que estábamos en alistamiento para viajar donde (Manuel) Marulanda sobre el río Itilla, en Guaviare. Fui el último en llegar, porque llegaba de Bogotá; duramos como dos o tres días en ese campamento y, en algún momento, el Mono me preguntó públicamente si el operativo contra Álvaro Gómez Hurtado se va a realizar o no. A mí me sorprendió porque me lo preguntó delante de todo el mundo, no me llamó aparte. Éramos como 60 comandantes, pero en ese momento debíamos estar unos 30, algunos estaban ranchando, otros prestando guardia, pero sí había un grupo numeroso. Me sorprendió tanto que el Mono hiciera eso que cuando salimos de la reunión yo le dije que por qué me había preguntado eso así, que eran temas muy delicados, que era mejor no manejarlos así. Esa reunión tuvo que ser como el 28 o 29 de octubre, la misma semana del hecho, porque yo le respondí: “Eso es el viernes. Si se hace, es este viernes, porque después salen a vacaciones (en la Universidad Sergio Arboleda)”.
¿Esa respuesta fue pública?
Sí, fue ahí. El día anterior al hecho nos mandan a ubicarnos en la ruta, salimos en dos grupos. El Mono nos mandó a unos adelante y él se quedó con un grupo. No recuerdo en cuál de los grupos estaba Rafael, pero dos o tres días después nos reunimos porque seguimos el recorrido.
Pero ni Rafael ni Mauricio ratifican que el Mono Jojoy haya dicho algo públicamente…
No puedo responder si ellos recuerdan o no. Este es mi recuerdo, tal cual.
¿Por qué después de tener la reunión con Rafael, en la que él le dice que no escuchó eso del Mono Jojoy, usted lo menciona de nuevo en la JEP como si él tuviera conocimiento del magnicidio?
Lo que puedo decir es que él estaba en la reunión y que el Mono me hizo la pregunta. Si estaba o no en ese momento no puedo decirlo.
¿Cómo explicar que una persona del rango de él se enterara con la carta pública de su autoría en el asesinato?
Eso solo lo puede explicar él, yo le puedo decir que eso no era un secreto. Esa información se manejaba en cierto nivel. Tan es así, que nos trataron de chantajear con esa información. La mejor prueba es la carta anónima que circulaba por ahí que se la atribuyen a Romaña.
Lea: “Yo ejecuté la orden de asesinar a Álvaro Gómez”: Carlos Antonio Lozada
¿Existe una pelea personal entre ustedes?
Él está resentido porque estaba asignado a la subdirección de la UNP y por su incompetencia en el cargo, la dirección del partido lo retiró. Luego se fue lanza en ristre contra la dirección.
Él dice que salió de la mesa por hacer denuncias sobre irregularidades que estaban sucediendo…
Esa es su versión, yo no tengo detalle de lo que sucedió, pero Rafael se convirtió en una dificultad. Esa fue una decisión del consejo político que avala la decisión que toma la subdirección. Entiendo que hablaron con él varias veces hasta que hizo crisis.
¿Por qué un hecho como ese permaneció en secreto tantos años con tantos desertores? ¿Cuál sería el interés de inteligencia militar para no atribuirles a ustedes este magnicidio?
No puedo hablar a nombre de inteligencia militar. En esta última etapa, cuando la noticia ya se conoce, para mí es claro que Álvaro Uribe Vélez y el uribismo han utilizado el caso Álvaro Gómez para ligarlo con el caso que se sigue en su contra por los testigos en la Corte Suprema de Justicia y para tratar de sacar a su hermano de la cárcel. No lo digo yo, Gonzalo Guillén documenta y transcribe las declaraciones de Uribe, en las que dice que los testigos que le hablaron del montaje contra su hermano eran los mismos que habían participado en el atentado a Gómez Hurtado. Eso lo ligo con el discurso de Iván Duque cuando posesiona al fiscal y en un hecho extrañísimo le recomienda explícitamente: “Acláreme el caso Gómez Hurtado y le doy tres meses para eso”. Y eso coincide con el aniversario del magnicidio. Nosotros supimos que ese día se iba a hacer el anuncio del cierre del caso imputando el hecho al expresidente Ernesto Samper y al exministro Horacio Serpa. Hay una confabulación de intereses que me lleva a pensar que decidieron dejar de lado la responsabilidad de las Farc y aprovecharon este hecho contra otro grupo de poder con el que tienen una disputa. Esas son mis elucubraciones.
Por ese hecho, la familia y un sector del país desconfían de su versión, ¿qué garantía tienen de que su verdad es cierta si no hay nadie que la corrobore?
También di pruebas documentales. El hecho de que no haya más testigos no es problema mío. Estábamos en una guerra y una gente se murió, otros no están en el proceso. Aporté la verdad que conozco, ahora es la JEP la que tiene que demostrar si es verdad o no. Les he dicho que busquen en los computadores que fueron decomisados al Mono y en otros debe haber mensajes que corroboran la versión. Y si los cruzan deben coincidir con los mensajes que di a conocer en la jurisdicción. Esa es tarea de la JEP.
¿Esos documentos prueban su versión?
Le puedo decir al país que estoy diciendo la verdad. ¿Qué beneficio personal puedo sacar de ahí?
Se dice que es un beneficio para terceros…
¿Y qué gano yo ahí? ¿Meterme en un enredo y arriesgarme a que me saquen de la JEP por obstruir la justicia?, ¡por favor!
¿Por qué no quedarse callados, si la justicia ordinaria quería atribuirles ese magnicidio a otros?
Desde que estábamos en La Habana (Cuba) y discutíamos sobre el sistema de justicia, los exmiembros del secretariado hicimos una especie de inventario de cuáles eran los hechos más graves que en un momento determinado podían salir, y teníamos claro que este hecho sería uno. Por eso dijimos que nos tocaba asumirlos. No sabíamos en qué momento ni la forma. No fuimos ciegos a firmar un acuerdo en el que se contemplaba aportar la verdad.
Hay versiones periodísticas que indican que un sobreviviente del operativo es Chucho Nariño, ¿qué puede saber él?
Es improbable que sepa. En ese momento Chucho apenas llegaba a la Red Urbana como miliciano. No era todavía guerrillero. De este hecho ni siquiera supo toda la dirección de la Red Urbana.
Piedad Córdoba dijo que había hablado con el gatillero, pero usted ha dicho que todos los que participaron están muertos, ¿por qué salen tantas versiones sobre este hecho?
Piedad Córdoba le está haciendo el mandado a alguien, creo que a las mismas personas que quisieron chantajearnos. Ella se prestó para esa situación. Yo no tengo pruebas, pero sí es muy extraña la aparición de esta señora haciendo estas declaraciones. Ella dice que habló con una persona que participó en el hecho. He estado recabando alguna información que me permitirá demostrar que está mintiendo. La primera vez dijo que había hablado con esa persona en Medellín a instancias de una gente que trabajaba con José Obdulio Gaviria y luego dijo que el muchacho la abordó. No coinciden sus versiones.
¿El desertor está vivo?
No creo que esté vivo, pero no tengo la certeza. Se desertó unos meses después. Fue una deserción de tres guerrilleros, se robaron unas armas, no sé qué pasó con ellos.
¿En qué momento empieza usted a planear ese asesinato?
No había un plan dedicado a buscarlo para asesinarlo. Hay episodios que el país no conoce: durante el secuestro de Álvaro Gómez, Carlos Pizarro estaba en Casa Verde y Jacobo Arenas le pidió a Pizarro que no lo matara. Pizarro le confesó que en un momento se sintieron encartados con Gómez Hurtado y estuvieron a punto de asesinarlo, pero Jacobo les dijo que ¿cómo se les ocurría, que había que buscarle una salida a esa situación.
(Lea también: “Si nos quieren convencer de que las Farc mataron a Álvaro Gómez, van a necesitar muchas más pruebas”: Mauricio Gómez)
Entonces, ¿por qué usted ejecuta la acción?
Esas cosas de la guerra no se pueden explicar con la lógica normal. Esa acción se da años después, Jacobo no estaba. Nos llega la información, la transmitimos, nos dan la orden y la orden se cumple. Eso fue lo que sucedió.
¿De dónde sale la versión de que usted tuvo relaciones con inteligencia militar?
Esa versión la generaron Jesús Santrich y Romaña al día siguiente de la elección de la dirección del partido, porque me atravesé en el intento de Iván Márquez y Santrich de tomarse la dirección y eso generó una molestia enorme. Las diferencias con Romaña sí son desde antes de la firma. Mi nombramiento en el secretariado en 2010 generó muchas resistencias en los mandos del Bloque Oriental que siempre me habían visto como un “huevón que viene de la ciudad”, que no es el guerrero. Eso pesa.
Esta semana se hizo el anuncio de la conformación de otro partido de exFarc, los integrantes dicen que van a seguir reclamando las curules en el Congreso. ¿Ustedes van a repetir curul?
La decisión la toma la Asamblea Nacional, que es la máxima instancia y quien nos designó a los que estamos actualmente ocupando esas curules. Lo que se determinó es que la decisión se toma con base en el balance que entreguen los congresistas de su trabajo, ligado al cumplimiento de las normas estatutarias de la disciplina y de la línea política del partido. De esa solicitud me llama la atención que viene firmada por once personas y cinco de ellas no son militantes. En la asamblea extraordinaria dije que no postulaba mi nombre. Yo ingresé a la guerrilla a luchar y seguiré siendo luchador toda mi vida, donde me pongan. Si aquí lo que se va a hacer es una consulta interna yo no participo. Si a mí me ponen la tarea la sigo cumpliendo, pero yo no me postulo. Pelear entre nosotros por curules… Hombres y mujeres que estuvimos dándolo todo, hasta la vida ahora peleándonos por una curul.
Julián Gallo, senador del Partido Comunes y antiguo jefe de la Red Urbana Antonio Nariño de la exguerrilla de las Farc, ha tenido que salir a dar explicaciones, una vez más, por su versión sobre el asesinato del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado. Esta vez las dudas surgieron de las declaraciones de Reinel Guzmán o Rafael Gutiérrez, uno de los dos excomandantes del bloque Oriental que queda vivo y quien contradice a Carlos Antonio Lozada, como se hacía llamar en filas el hoy congresista.
En medio de esta pelea entre antiguos guerrilleros quedó nuevamente en entredicho la autoría de las Farc en el magnicidio reconocido ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En esta entrevista, Lozada revela detalles de la reunión de mandos donde Jorge Briceño o el Mono Jojoy habría hablado del asesinato y dice que la excongresista Piedad Córdoba miente al asegurar que habló con uno de los gatilleros del crimen.
¿Cómo surgió la contradicción entre usted y Rafael Gutiérrez sobre el asesinato de Gómez Hurtado?
No entiendo qué pretende con eso, tal vez busca aumentar el nivel de protección que le brinda la Unidad Nacional de Protección (UNP) y por eso radicó una denuncia en la Fiscalía que no tiene fundamento. No entiendo por qué hacerles daño al partido y particularmente a mí, cuando él sabe que no hay ninguna amenaza como se desprende de los propios audios. Nunca dije que él conociera el caso de Gómez Hurtado. Afirmé ante la JEP que él estaba en ese momento en el campamento cuando se dio esa información. Estamos hablando de hechos de hace 25 años, uno no puede recordar quiénes estarían exactamente, pero él corrobora que efectivamente estaba ahí, que hizo con nosotros ese desplazamiento. No veo contradicción alguna con lo que nosotros hemos dicho en la JEP.
(Lea más: Caso Gómez Hurtado: la denuncia de un ex-Farc contra Carlos A. Lozada por amenaza)
¿Y la amenaza que usted le hace a él?
En un momento de la discusión él dijo: “Es que a mí me duele que me vinculen”. Y yo le dije: “Más me duele a mí que haya gente que esté diciendo que yo soy de la CIA, que soy infiltrado, que soy un sapo”. Ahí es cuando llegamos a la parte de la conversación en la que resalté que soy un revolucionario y me muero revolucionario. Y él respondió: “Pues yo también”. Entonces le dije: “Eso solo lo sabremos cuando yo lo entierre o usted me entierre a mí”. Ese es el sentido de la frase.
En la JEP usted dijo que si hay alguien que pueda corroborar su versión sobre el magnicidio son los miembros vivos del estado mayor del bloque Oriental: Mauricio Jaramillo, quien tiene problemas de memoria, y Rafael Gutiérrez, que no la corrobora, ¿cómo explicar esta contradicción?
Es muy difícil, en una reunión que sucedió hace 25 años, donde habíamos más de 60 personas, creo yo, uno poder recordar exactamente quién estaba en el momento de la aseveración. Parto del hecho de que todos los que estuvimos allá en ese momento conocimos la información. Es muy improbable que semejante noticia no genere comentarios, pero si él dice que no la conoce, habrá que creerle.
Cuéntenos los detalles de esa reunión de mandos con el Mono Jojoy.
Recuerdo que estábamos en alistamiento para viajar donde (Manuel) Marulanda sobre el río Itilla, en Guaviare. Fui el último en llegar, porque llegaba de Bogotá; duramos como dos o tres días en ese campamento y, en algún momento, el Mono me preguntó públicamente si el operativo contra Álvaro Gómez Hurtado se va a realizar o no. A mí me sorprendió porque me lo preguntó delante de todo el mundo, no me llamó aparte. Éramos como 60 comandantes, pero en ese momento debíamos estar unos 30, algunos estaban ranchando, otros prestando guardia, pero sí había un grupo numeroso. Me sorprendió tanto que el Mono hiciera eso que cuando salimos de la reunión yo le dije que por qué me había preguntado eso así, que eran temas muy delicados, que era mejor no manejarlos así. Esa reunión tuvo que ser como el 28 o 29 de octubre, la misma semana del hecho, porque yo le respondí: “Eso es el viernes. Si se hace, es este viernes, porque después salen a vacaciones (en la Universidad Sergio Arboleda)”.
¿Esa respuesta fue pública?
Sí, fue ahí. El día anterior al hecho nos mandan a ubicarnos en la ruta, salimos en dos grupos. El Mono nos mandó a unos adelante y él se quedó con un grupo. No recuerdo en cuál de los grupos estaba Rafael, pero dos o tres días después nos reunimos porque seguimos el recorrido.
Pero ni Rafael ni Mauricio ratifican que el Mono Jojoy haya dicho algo públicamente…
No puedo responder si ellos recuerdan o no. Este es mi recuerdo, tal cual.
¿Por qué después de tener la reunión con Rafael, en la que él le dice que no escuchó eso del Mono Jojoy, usted lo menciona de nuevo en la JEP como si él tuviera conocimiento del magnicidio?
Lo que puedo decir es que él estaba en la reunión y que el Mono me hizo la pregunta. Si estaba o no en ese momento no puedo decirlo.
¿Cómo explicar que una persona del rango de él se enterara con la carta pública de su autoría en el asesinato?
Eso solo lo puede explicar él, yo le puedo decir que eso no era un secreto. Esa información se manejaba en cierto nivel. Tan es así, que nos trataron de chantajear con esa información. La mejor prueba es la carta anónima que circulaba por ahí que se la atribuyen a Romaña.
Lea: “Yo ejecuté la orden de asesinar a Álvaro Gómez”: Carlos Antonio Lozada
¿Existe una pelea personal entre ustedes?
Él está resentido porque estaba asignado a la subdirección de la UNP y por su incompetencia en el cargo, la dirección del partido lo retiró. Luego se fue lanza en ristre contra la dirección.
Él dice que salió de la mesa por hacer denuncias sobre irregularidades que estaban sucediendo…
Esa es su versión, yo no tengo detalle de lo que sucedió, pero Rafael se convirtió en una dificultad. Esa fue una decisión del consejo político que avala la decisión que toma la subdirección. Entiendo que hablaron con él varias veces hasta que hizo crisis.
¿Por qué un hecho como ese permaneció en secreto tantos años con tantos desertores? ¿Cuál sería el interés de inteligencia militar para no atribuirles a ustedes este magnicidio?
No puedo hablar a nombre de inteligencia militar. En esta última etapa, cuando la noticia ya se conoce, para mí es claro que Álvaro Uribe Vélez y el uribismo han utilizado el caso Álvaro Gómez para ligarlo con el caso que se sigue en su contra por los testigos en la Corte Suprema de Justicia y para tratar de sacar a su hermano de la cárcel. No lo digo yo, Gonzalo Guillén documenta y transcribe las declaraciones de Uribe, en las que dice que los testigos que le hablaron del montaje contra su hermano eran los mismos que habían participado en el atentado a Gómez Hurtado. Eso lo ligo con el discurso de Iván Duque cuando posesiona al fiscal y en un hecho extrañísimo le recomienda explícitamente: “Acláreme el caso Gómez Hurtado y le doy tres meses para eso”. Y eso coincide con el aniversario del magnicidio. Nosotros supimos que ese día se iba a hacer el anuncio del cierre del caso imputando el hecho al expresidente Ernesto Samper y al exministro Horacio Serpa. Hay una confabulación de intereses que me lleva a pensar que decidieron dejar de lado la responsabilidad de las Farc y aprovecharon este hecho contra otro grupo de poder con el que tienen una disputa. Esas son mis elucubraciones.
Por ese hecho, la familia y un sector del país desconfían de su versión, ¿qué garantía tienen de que su verdad es cierta si no hay nadie que la corrobore?
También di pruebas documentales. El hecho de que no haya más testigos no es problema mío. Estábamos en una guerra y una gente se murió, otros no están en el proceso. Aporté la verdad que conozco, ahora es la JEP la que tiene que demostrar si es verdad o no. Les he dicho que busquen en los computadores que fueron decomisados al Mono y en otros debe haber mensajes que corroboran la versión. Y si los cruzan deben coincidir con los mensajes que di a conocer en la jurisdicción. Esa es tarea de la JEP.
¿Esos documentos prueban su versión?
Le puedo decir al país que estoy diciendo la verdad. ¿Qué beneficio personal puedo sacar de ahí?
Se dice que es un beneficio para terceros…
¿Y qué gano yo ahí? ¿Meterme en un enredo y arriesgarme a que me saquen de la JEP por obstruir la justicia?, ¡por favor!
¿Por qué no quedarse callados, si la justicia ordinaria quería atribuirles ese magnicidio a otros?
Desde que estábamos en La Habana (Cuba) y discutíamos sobre el sistema de justicia, los exmiembros del secretariado hicimos una especie de inventario de cuáles eran los hechos más graves que en un momento determinado podían salir, y teníamos claro que este hecho sería uno. Por eso dijimos que nos tocaba asumirlos. No sabíamos en qué momento ni la forma. No fuimos ciegos a firmar un acuerdo en el que se contemplaba aportar la verdad.
Hay versiones periodísticas que indican que un sobreviviente del operativo es Chucho Nariño, ¿qué puede saber él?
Es improbable que sepa. En ese momento Chucho apenas llegaba a la Red Urbana como miliciano. No era todavía guerrillero. De este hecho ni siquiera supo toda la dirección de la Red Urbana.
Piedad Córdoba dijo que había hablado con el gatillero, pero usted ha dicho que todos los que participaron están muertos, ¿por qué salen tantas versiones sobre este hecho?
Piedad Córdoba le está haciendo el mandado a alguien, creo que a las mismas personas que quisieron chantajearnos. Ella se prestó para esa situación. Yo no tengo pruebas, pero sí es muy extraña la aparición de esta señora haciendo estas declaraciones. Ella dice que habló con una persona que participó en el hecho. He estado recabando alguna información que me permitirá demostrar que está mintiendo. La primera vez dijo que había hablado con esa persona en Medellín a instancias de una gente que trabajaba con José Obdulio Gaviria y luego dijo que el muchacho la abordó. No coinciden sus versiones.
¿El desertor está vivo?
No creo que esté vivo, pero no tengo la certeza. Se desertó unos meses después. Fue una deserción de tres guerrilleros, se robaron unas armas, no sé qué pasó con ellos.
¿En qué momento empieza usted a planear ese asesinato?
No había un plan dedicado a buscarlo para asesinarlo. Hay episodios que el país no conoce: durante el secuestro de Álvaro Gómez, Carlos Pizarro estaba en Casa Verde y Jacobo Arenas le pidió a Pizarro que no lo matara. Pizarro le confesó que en un momento se sintieron encartados con Gómez Hurtado y estuvieron a punto de asesinarlo, pero Jacobo les dijo que ¿cómo se les ocurría, que había que buscarle una salida a esa situación.
(Lea también: “Si nos quieren convencer de que las Farc mataron a Álvaro Gómez, van a necesitar muchas más pruebas”: Mauricio Gómez)
Entonces, ¿por qué usted ejecuta la acción?
Esas cosas de la guerra no se pueden explicar con la lógica normal. Esa acción se da años después, Jacobo no estaba. Nos llega la información, la transmitimos, nos dan la orden y la orden se cumple. Eso fue lo que sucedió.
¿De dónde sale la versión de que usted tuvo relaciones con inteligencia militar?
Esa versión la generaron Jesús Santrich y Romaña al día siguiente de la elección de la dirección del partido, porque me atravesé en el intento de Iván Márquez y Santrich de tomarse la dirección y eso generó una molestia enorme. Las diferencias con Romaña sí son desde antes de la firma. Mi nombramiento en el secretariado en 2010 generó muchas resistencias en los mandos del Bloque Oriental que siempre me habían visto como un “huevón que viene de la ciudad”, que no es el guerrero. Eso pesa.
Esta semana se hizo el anuncio de la conformación de otro partido de exFarc, los integrantes dicen que van a seguir reclamando las curules en el Congreso. ¿Ustedes van a repetir curul?
La decisión la toma la Asamblea Nacional, que es la máxima instancia y quien nos designó a los que estamos actualmente ocupando esas curules. Lo que se determinó es que la decisión se toma con base en el balance que entreguen los congresistas de su trabajo, ligado al cumplimiento de las normas estatutarias de la disciplina y de la línea política del partido. De esa solicitud me llama la atención que viene firmada por once personas y cinco de ellas no son militantes. En la asamblea extraordinaria dije que no postulaba mi nombre. Yo ingresé a la guerrilla a luchar y seguiré siendo luchador toda mi vida, donde me pongan. Si aquí lo que se va a hacer es una consulta interna yo no participo. Si a mí me ponen la tarea la sigo cumpliendo, pero yo no me postulo. Pelear entre nosotros por curules… Hombres y mujeres que estuvimos dándolo todo, hasta la vida ahora peleándonos por una curul.