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Milton Mejía Camargo es un barranquillero de 56 años que oficia como pastor de la Iglesia presbiteriana de Colombia desde 1992. Estudió en el Colegio Americano de Barranquilla y se graduó de Teología en el Seminario Teológico Presbiteriano. Se reconoce como un promotor y luchador por la paz y la defensa de los derechos humanos. Esa lucha lo llevó a huir del país entre 2006 y 2009, cuando los asesinatos de líderes y las amenazas lo acorralaron (el punto de quiebre fue el asesinato de su amigo Alfredo Correa de Andreis). Al regresar, se vinculó como directivo de la Universidad Reformada de Barranquilla y participó de la fundación del Diálogo Intereclesial por la Paz de Colombia (DIPAZ). Su iglesia es la única que pertenece al Consejo Mundial de Iglesias, convocado por el Gobierno Nacional para hacer verificación del cese al fuego bilateral con el Eln, las dos disidencias de las Farc, las Agc y las Autodefensas de la Sierra.
La presbiteriana fue la primera iglesia protestante que llegó a Colombia, hace 165 años, invitada por los liberales, que apreciaban su experiencia en educación. Los primeros protestantes llegaron a Colombia durante la guerra de independencia, por el apoyo de Inglaterra a la gesta libertadora de Simón Bolívar.
Esta iglesia es la dueña de los colegios americanos que hay en Barranquilla, Bogotá, Ibagué, Girardot, Apartadó y Bucaramanga. El Colegio Americano de Bogotá tiene más de 150 años, el de Barranquilla tiene 135 años. También fundaron la Universidad Reformada en Barranquilla. Un reconocido presbiteriano en Colombia fue Orlando Fals Borda, quien se formó en el Colegio Americano de Barranquilla y en universidades presbiterianas en Estados Unidos y trabajó con el Consejo Mundial de Iglesias. Esta es la organización que agrupa el mayor número de iglesias protestantes en el mundo, 352, todas pertenecen a las familias que resultaron de la Reforma protestante.
En esta entrevista, el pastor Mejía explica el origen de Dipaz y la forma cómo esta plataforma de iglesias protestantes participará en la verificación del cese al fuego bilateral entre el Estado y varios grupos armados.
¿Qué es DIPAZ?
DIPAZ reúne a siete u ocho iglesias de origen protestante en Colombia, también a organizaciones cristianas y católicas que hemos trabajado por la paz y nos juntamos cuando empezaron los diálogos con las Farc y el Eln para apoyar, acompañar y hacer incidencia. Estamos las iglesias presbiteriana, luterana, metodista, menonita, asambleas de Dios. Hay organizaciones como la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, Corsoc, la Confraternidad Carcelaria, el Movimiento Estudiantil Cristiano, World Vision y Justapaz, y universidades como la Universidad Bautista de Cali y la Universidad Reformada de Barranquilla. Nos articulamos a nivel internacional con el Consejo Mundial de Iglesias, que es la organización más grande de iglesias protestantes. Hay otras que también tienen cobertura internacional, como ACT Iglesia Sueca y están las familias confesionales, como la Federación Luterana Mundial, la Comunidad Mundial de Iglesias Reformadas y otras iglesias, como la Iglesia presbiteriana de Estados Unidos, la Iglesia Unida de Canadá. Hemos hecho incidencia buscando apoyo para el proceso de paz con las Farc, ante el gobierno y el congreso de Estados Unidos, Naciones Unidas y otros países.
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¿Para qué ha servido esa experiencia ahora que se avecina la verificación del cese al fuego con el Eln y los otros grupos?
Hicimos un trabajo fuerte, pero no fuimos muy visibles. Logramos que DIPAZ quedara incluida en el Acuerdo Final para acompañar procesos de reconocimiento, reconciliación y reparación a las comunidades. Recibimos apoyo de la Unión Europea para hacer seguimiento y veeduría al Acuerdo de Paz e incidencia. Teníamos un equipo que producía informes y recogía información y esta información la usábamos para buscar apoyo internacional al proceso de paz. Hicimos acompañamiento pastoral a los espacios donde se ubicaron los firmantes de paz. Hicimos una escuela de acción no violenta para capacitar a más de 200 líderes religiosos y produjimos un informe insumo para la Comisión de la Verdad con énfasis en cómo las iglesias han sido afectadas por el conflicto en los últimos 50 años y cómo las iglesias protestantes, evangélicas también han contribuido a la paz.
¿Ustedes apoyaron al hoy presidente Gustavo Petro cuando estaba en campaña?
Por nuestra identidad eclesial, no apoyamos directamente a un candidato a la presidencia. Lo que hacemos es orientar a nuestra gente en torno a que es mejor la paz que la guerra y en ese sentido hemos apoyado las iniciativas de paz de los últimos gobiernos. Con Petro la diferencia es que su agenda ha sido la paz y nosotros como iglesia, por la forma como entendemos el Evangelio, creemos que la paz es un bien mayor, que está por encima de cualquier ideología política, de cualquier cultura e, incluso, más allá de los seres humanos.
¿Ha sido cercano al alto comisionado para la Paz?
Danilo era el director de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz que hace parte de DIPAZ; él ayudó a fundar DIPAZ. Danilo es un cristiano católico y hemos compartido con él el sueño por la paz de Colombia, de acompañamiento a las comunidades que más sufren las violencias, el trabajo de incidencia a nivel internacional y es imposible desconocer que nos alegra que esté ahí. Como iglesias y como DIPAZ, estamos orando por él. Lo vamos a apoyar en lo que podamos.
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¿Ustedes están en la verificación por esa cercanía?
Danilo es ecuménico, siempre ha trabajado así. Pero no es solo eso, es que en todo el mundo se está dando la inclusión de otras iglesias en estos procesos sociales y políticos; hemos ganado más espacio. Y en Colombia eso se empezó a ver, tanto a favor de la paz como en contra.
¿Cómo será la participación del Consejo Mundial de Iglesias y su iglesia en la verificación?
Lo que hemos dialogado es que va a tenerse en cuenta la experiencia de la Iglesia presbiteriana y de DIPAZ en el proceso de acompañamiento con Farc. El Consejo Mundial de Iglesias va a nombrar unas personas con experiencia a nivel internacional que serán sus voceros, y se van a constituir equipos de trabajo con personal internacional y líderes, pastores y pastoras de nuestras iglesias en Colombia para tener presencia en los territorios donde es necesario acompañar y hacer seguimiento y verificación, para que todos estos procesos perduren en el tiempo y se logre la paz.
¿Qué tipo de delegados enviarían?
El Consejo Mundial de Iglesias ha participado en procesos de paz en Centroamérica, en Sudáfrica y en otros conflictos. Hay gente que tiene experiencia en campo y formación en mediación y reconciliación. Se está buscando gente de alto nivel en estos temas. Esperamos que el Consejo anuncie esos nombres en pocos días y trabajaremos conjuntamente con esas personas aquí en Colombia.
¿Usted lideraría esos equipos en Colombia?
Yo soy quien coordina el trabajo de incidencia de DIPAZ. Se va a necesitar mucha gente, vamos a estar convocando pastores, pastoras y líderes en las regiones donde tenemos presencia. Lo importante es estar con la gente. La comunidad se siente bien cuando los pastores y sacerdotes están con ellos. Ayudaremos a que la gente se sienta en confianza para vivir tranquila y que los armados sientan que hay gente internacional, de las iglesias, que estarán observando en actitud de denunciar a nivel nacional e internacional cuando haya violación de los derechos humanos.
¿Quién conformaría esos equipos en Colombia ?
Estarían conformados por iglesias que hacen parte de DIPAZ. La única iglesia miembro del Consejo Mundial de Iglesias es la presbiteriana, pero el Consejo nunca trabaja con una sola iglesia, lo hace de manera ecuménica.
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¿Cuándo anunciarían esos delegados internacionales?
Estamos esperando. La asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, que se realizó en septiembre, aprobó el apoyo a este proceso, pero ha estado en una transición de cambio de secretario general.
¿A ustedes los tomó por sorpresa el anuncio del presidente?
No. Veníamos trabajando en esto. Incluso en la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, por petición nuestra, se hizo una solicitud de alto al fuego en todos los conflictos que hay en el mundo y se hizo un llamado al diálogo. Hemos repetido que las armas dejen de usarse, que haya ceses bilaterales.
¿Qué tan cercano está el presidente Petro a este concepto ecuménico?
En su discurso del 7 de agosto, cuando se posesionó, Petro dijo que durante su gobierno iba a abrir espacios a otras iglesias. Colombia es un país muy católico y muy conservador y eso hace más difícil esa apertura, pero nosotros tampoco trabajamos por tener protagonismo; a veces es mejor hacerlo sin que se sepa mucho, pero siempre estamos ahí trabajando por la paz.
¿Cómo cree que recibirán su presencia los grupos armados?
Los estudios que hemos hecho muestran que en procesos anteriores siempre está presente la Iglesia católica y todos los grupos siempre piden la bendición de la Iglesia. Nosotros en el proceso con las Farc en La Habana tuvimos buena interlocución y los animamos a seguir adelante. Los otros grupos nos conocen, saben de nuestro compromiso por la paz en las regiones donde tenemos presencia. Cuando han ocurrido violaciones por parte de ellos, los hemos denunciado. Estos grupos son religiosos también, siempre están encomendándose a Dios y nosotros les proponemos que se encomienden a Dios para hacer la paz, no para hacer la guerra.
¿Sus iglesias están presentes en las regiones más afectadas por la guerra?
Sí. Por eso tenemos que coordinarnos y hacer el mejor trabajo posible en esas zonas en las que hemos venido apoyando la paz hace rato; no es un trabajo nuevo.
¿Cuántos seguidores tiene su Iglesia?
Hay varias iglesias presbiterianas, pero creemos que deben ser como 30.000 miembros. En una investigación que hizo el año pasado la Universidad Nacional con World Visión se observa que cerca del 30 % de personas ya no son católicas y de ese porcentaje, cerca del 25 % son de otras iglesias y ese es el mundo de DIPAZ.
El Gobierno nombró como una de sus delegadas en la mesa del Eln a Adelaida Jiménez, una pastora de la Iglesia presbiteriana que además es su esposa. ¿Como lograron ese reconocimiento?
El Gobierno llamó a personas de diferentes sectores a ser negociadores, no necesariamente porque lo apoyen. El Gobierno vio en ella un liderazgo y reconocimiento para aportar en la mesa. La llamaron cuando estaban en esa búsqueda para incluir mujeres. Ella está ahí por su calidad, no representa a la Iglesia presbiteriana. Con ella hemos compartido 30 años de vida; sus méritos le permiten estar ahí.