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                                                                                    Colombia +20

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                                                                                                                                Chicas que luchan por la igualdad de género en zonas de conflicto armado

                                                                                                                                Son 140 las que integran la Red de Mujeres Jóvenes Constructoras de Paz. Se están capacitando para luchar contra la violencia de género e incidir políticamente en pro de la igualdad.

                                                                                                                                Beatriz Valdés Correa - @beatrijelena

                                                                                                                                A la izquierda, Yésica Bolívar, de Chipatá (Santander). A la derecha, Carmen Elisa Sandoval, de Buenaventura (Valle del Cauca). / Diego Alejandro Cuevas.
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Lea también: La violencia de género nunca desapareció de las zonas de conflicto armado

                                                                                                                                En Buenaventura, por ejemplo, las niñas vivían presas del miedo causado por el control territorial que ejercen los actores armados y que extiende sobre los cuerpos de las mujeres. Así, cuando les dijeron que necesitaban 25 chicas para empezar un taller sobre sus derechos, fueron 60 las que acudieron al llamado. En Vélez fue distinto. Las niñas no entendían para qué asistir a un taller sobre sus derechos, si ellas no se sentían violentadas, si las armas no las agobiaban ni eran golpeadas. Y asistieron pocas a la primera reunión. Sin embargo, todas las que continuaron lograron evidenciar que sí estaban siendo violentadas, de una u otra manera. Y fue doloroso.

                                                                                                                                Sus experiencias parecen distantes, pero no lo son tanto. Sandoval y Bolívar se conocieron este mes de junio en Bogotá, cuando asistieron al segundo encuentro de Mujeres Jóvenes Constructoras de Paz. Se contaron sus historias y, a pesar de que sus contextos son muy diferentes, identificaron que todas están expuestas a la violencia, pero que lo que las une es el deseo de luchar contra ella.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Lea también: Feminicidios en Buenaventura: el control criminal sobre los cuerpos de las mujeres

                                                                                                                                Pero eso no fue lo único. Al asistir a los talleres en los que debían, entre otras cosas, ponerse en los zapatos de las otras, pudo conocer las realidades de más mujeres y también pudo reconocer que ella misma estaba siendo violentada, así como lo reconocieron otras chicas.

                                                                                                                                Sobre la violencia psicológica no sabía nada, pero el tema llegó y ella se vio en a sí misma como encerrada en una cajita. Su pareja de entonces la manipulaba y ella no lo notaba. Mientras cuenta esto, llora, y lo hace porque darse cuenta duele. “Para mí estaba mal salir, irme de fiesta, que (mi pareja) viera que estuviera hablando con otros, yo me encerré en un círculo, dejé mi vida, me alejé de mis amigos, y yo decía, cuando empecé a ver los talleres, “siempre he sido de temperamento muy fuerte y este man me vino a opacar en todo”. Al empezar los talleres ya uno dice "no, hijuepuerca, yo soy berraca y voy a poner mi voz y decir no, esto no es amor". Y poder tener amor propio”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Y en Buenaventura, lo mismo. Esas veinteañeras no se quedaron calladas. De hecho, ya han tenido espacios concertados con la Alcaldía para hablarle a la gente sobre la violencia de género, y empezaron a extender su red y a conectarse con las chicas de Palmira. Se reúnen y planean cómo se van a movilizar, porque el camino que sigue es el de incidir políticamente en la forma en que se trata la violencia de género.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Este encuentro les permitió darse cuenta de que no están solas en la lucha, aunque sea difícil. Son muchas, y por eso están construyendo su agenda, buscando mecanismos para ser escuchadas. De hecho, en este viaje a Bogotá se reunieron con organismos de cooperación internacional, Comisión de la Verdad, senadoras, Procuraduría y Defensoría, y también marcharon para rechazar la violencia.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                A la izquierda, Yésica Bolívar, de Chipatá (Santander). A la derecha, Carmen Elisa Sandoval, de Buenaventura (Valle del Cauca). / Diego Alejandro Cuevas.
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Lea también: La violencia de género nunca desapareció de las zonas de conflicto armado

                                                                                                                                En Buenaventura, por ejemplo, las niñas vivían presas del miedo causado por el control territorial que ejercen los actores armados y que extiende sobre los cuerpos de las mujeres. Así, cuando les dijeron que necesitaban 25 chicas para empezar un taller sobre sus derechos, fueron 60 las que acudieron al llamado. En Vélez fue distinto. Las niñas no entendían para qué asistir a un taller sobre sus derechos, si ellas no se sentían violentadas, si las armas no las agobiaban ni eran golpeadas. Y asistieron pocas a la primera reunión. Sin embargo, todas las que continuaron lograron evidenciar que sí estaban siendo violentadas, de una u otra manera. Y fue doloroso.

                                                                                                                                Sus experiencias parecen distantes, pero no lo son tanto. Sandoval y Bolívar se conocieron este mes de junio en Bogotá, cuando asistieron al segundo encuentro de Mujeres Jóvenes Constructoras de Paz. Se contaron sus historias y, a pesar de que sus contextos son muy diferentes, identificaron que todas están expuestas a la violencia, pero que lo que las une es el deseo de luchar contra ella.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Lea también: Feminicidios en Buenaventura: el control criminal sobre los cuerpos de las mujeres

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                                                                                                                                Sobre la violencia psicológica no sabía nada, pero el tema llegó y ella se vio en a sí misma como encerrada en una cajita. Su pareja de entonces la manipulaba y ella no lo notaba. Mientras cuenta esto, llora, y lo hace porque darse cuenta duele. “Para mí estaba mal salir, irme de fiesta, que (mi pareja) viera que estuviera hablando con otros, yo me encerré en un círculo, dejé mi vida, me alejé de mis amigos, y yo decía, cuando empecé a ver los talleres, “siempre he sido de temperamento muy fuerte y este man me vino a opacar en todo”. Al empezar los talleres ya uno dice "no, hijuepuerca, yo soy berraca y voy a poner mi voz y decir no, esto no es amor". Y poder tener amor propio”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Y en Buenaventura, lo mismo. Esas veinteañeras no se quedaron calladas. De hecho, ya han tenido espacios concertados con la Alcaldía para hablarle a la gente sobre la violencia de género, y empezaron a extender su red y a conectarse con las chicas de Palmira. Se reúnen y planean cómo se van a movilizar, porque el camino que sigue es el de incidir políticamente en la forma en que se trata la violencia de género.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Este encuentro les permitió darse cuenta de que no están solas en la lucha, aunque sea difícil. Son muchas, y por eso están construyendo su agenda, buscando mecanismos para ser escuchadas. De hecho, en este viaje a Bogotá se reunieron con organismos de cooperación internacional, Comisión de la Verdad, senadoras, Procuraduría y Defensoría, y también marcharon para rechazar la violencia.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Pudimos ver que no somos poquitas. 140 pelaitas empoderadas, luchando por sus derechos, eso nos motiva”, dice Sandoval.  Y remata hablando del liderazgo que están preparándose para ejercer: “Así nos toque pelear, no sé cuántos siglos, pero estamos dispuestas a continuar porque queremos erradicar las violencias de este país”.

                                                                                                                                Por Beatriz Valdés Correa - @beatrijelena

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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