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El proceso de paz urbana en Quibdó, Chocó, que se perfilaba como uno de los más estables en el marco de la paz total, estaría entrando en una crisis a raíz de un reciente pronunciamiento por parte de las tres bandas que están sentadas con el Gobierno en el espacio de diálogo sociojurídico en el que se daba fin a la tregua.
En un comunicado emitido este lunes, las estructuras Locos Yam, Los Mexicanos y RPS anunciaron que levantan el cese al fuego en el territorio como una respuesta a las dinámicas de expansión que ha mantenido el Clan del Golfo en esa zona del país.
La decisión se tomó a pesar del avance que esa mesa ha tenido en acuerdos para el desescalamiento de la violencia, la reducción de homicidios y la suspensión de prácticas de extorsión a la comunidad que se firmó el pasado 8 de agosto.
Justo un día después de conocerse el comunicado de las bandas, el consejero comisionado para la paz, Otty Patiño, aseguró en medio un debate de control político que el Clan del Golfo busca apoderarse de Quibdó. “Tenemos la mesa en Quibdó hoy con un problema tenaz (...) el Clan del Golfo ha tomado la decisión de apoderarse de Quibdó, la capital de un departamento. No es cosa menor. Están asesinando o apoderándose de los territorios donde operan estos grupos como los Mexicanos. Ellos quieren desalojarlos para apoderarse de ese territorio”, señaló Patiño.
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En ese contexto, este martes 3 de agosto, hacia las cuatro de la tarde, se realizará un consejo de seguridad para tomar medidas frente a la situación de seguridad del país. En una entrevista con Colombia+20, el congresista David Racero, delegado en ese espacio de diálogo, explicó que en ese espacio se abordarán temas de seguridad nacional, se evaluarán diferentes escenarios de paz y el avance de la política de seguridad. Al consejo también asistirá el comisionado Otty Patiño.
Por su parte, Racero le dijo a este diario que asistirá para abordar de manera principal el tema en Quibdó.
¿Qué fue lo que pasó con el proceso que se creía como uno de los más estables con avances incluidos?
Quibdó era uno de los procesos más avanzados con las tres bandas criminales de la ciudad: Locos Yam, RPS y Mexicanos. Pero indiscutiblemente, la presión que se tiene por parte del Clan del Golfo y su política expansionista ha anulado completamente el proceso de paz. Recordemos que el Clan del Golfo no hace parte del proceso de paz en Quibdó, dado su característica de ser un grupo armado organizado a nivel nacional, tiene un proceso muy diferente que se dio recientemente. Esa expansión del Clan del Golfo, por supuesto, presiona negativamente el proceso de paz con las otras bandas. Hay una disputa territorial entre ellos. Los grupos armados levantan el cese al fuego, según ellos, para poder contrarrestar la ofensiva del Clan del Golfo. Eso, por supuesto, es una mala noticia para el pueblo de Quibdó que iba avanzando positivamente en la capital de Chocó.
Ya habían alertas sobre las dinámicas de expansión del Clan del Golfo y se sabía que era una amenaza al proceso de paz ¿Se tomaron acciones pertinentes para hacerle frente a esa problemática?
Son dos caminos los que hemos planteado desde la Mesa Sociojurídica de Paz en Quibdó. El primer camino es generar una ruta, si se quiere humanitaria, de tregua. Hicimos la invitación directamente a Clan del Golfo y lastimosamente ellos no respondieron positivamente a esa invitación. Segundo, indiscutiblemente, la fuerza pública debe operar conforme se van adelantando los diálogos, en ningún momento la fuerza pública debe cesar la búsqueda del orden. Yo debo decir que las tres organizaciones de la mesa, Locos, YAM, RPS y Mexicanos, sí plantearon su voluntad, plantearon entre cuatro o cinco puntos para la tregua con el Clan del Golfo, y fue el Clan del Golfo el que no decidió aproximarse a esta posibilidad. Además, invitamos al sector defensa y a la fuerza pública a que actúe. No puede ser que lo venimos denunciando desde semanas, meses atrás, la invasión del Clan del Golfo. Y pareciera que no se tienen ningún tipo de resultados en la capital de Quibdó. Y, más bien, por el contrario, se ve más bien un fortalecimiento del Clan del Golfo.
¿Usted cree que el proceso del Clan del Golfo con el Gobierno podría impactar de manera positiva el proceso con las bandas en Quibdó?
Esa era nuestra esperanza. Es que uno de los puntos en el marco del diálogo nacional es que pudieran manifestar, en acciones concretas su voluntad de adelantar un proceso de diálogo. Y una de esas apuestas era que miráramos concretamente en Quibdó por el proceso de paz que ya llevábamos con las otras bandas. En este caso particular, Quibdó era una oportunidad para que ellos, manifestaran realmente su voluntad de concertación y de diálogo, pero lastimosamente en este momento no tenemos esa respuesta por parte de ellos. Aprovechamos para volverles a mandar ese mensaje, que la comunidad de Quibdó, que los mismos grupos organizados, los combos, están más que dispuestos a entablar un mecanismo de tregua, un mecanismo humanitario, con acompañamiento de la Iglesia, con organismos internacionales, para detener la avanzada militar.
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En el documento, las tres estructuras hacen varios señalamientos, sin pruebas, como por ejemplo que las autoridades han permitido que otros operen con tranquilidad, ¿Ha recibido alguna denuncia sobre ese tema?
Eso está en revisión de las autoridades, lo hemos canalizado. Hay denuncias por parte de la comunidad, no solamente lo manifiestan las organizaciones que están sentadas en la mesa. Yo debo decir, a título personal, que sí quisiera una mayor claridad al respecto. En esto tenemos que ser muy prudentes, pero sin lugar a dudas, ser categóricos, en que ningún organismo del Estado puede tener ningún tipo de convivencia, ni la más mínima, con ninguna acción, con ningún grupo criminal. También reconocemos las pocas capacidades que tiene en este momento la Policía de Quibdó, en términos de personal, o en términos de capacidades técnicas. Eso lo han manifestado sus diferentes coroneles. Y hacemos un llamado a la Policía a nivel nacional, debemos revisar adecuadamente el mecanismo de inteligencia, el fortalecimiento de la Policía, la eventualidad de que, si es necesario, el mismo Ejército pueda apoyar y acompañar dentro de la ciudad las garantía de seguridad.
¿Qué va a pasar con el componente de transformación social que se estaba tratando de implementar, con la voluntad de paz de las bandas y los acuerdos que ya habían llegado? ¿Eso a dónde va a parar?
Que quede claro: las tres bandas que hacen parte del proceso de paz decidieron levantar su compromiso del cese de hostilidades, según ellos, con la intención de defenderse y hacerle frente al Clan del Golfo. Pero continúan en la mesa de conversación entre ellos tres, por supuesto, como bandas y el Gobierno Nacional. Nosotros no vamos a negociar a un proceso de paz donde podamos tener impacto social y económico, donde podamos generar toda una ruta de oportunidades a la juventud. Es decir, con mayor urgencia tenemos que profundizar las políticas de transformación, de paz integral en los territorios de Quibdó. Eso es algo que yo le solicitaba al presidente, llamarlo como Misión Quibdó, Plan Estratégico de Quibdó. Tenemos el compromiso del director del DNP, Alexander López, y otros altos funcionarios del Gobierno Nacional para generar acciones articuladas en el territorio. Este gobierno no claudicará en esa visión de que garantizar la paz, garantizar la seguridad, van de la mano. Así que quede muy claro, ellos hacen una manifestación para poder responder a la ofensiva del Clan del Golfo, pero siguen expresando su voluntad de construir una paz.
¿Qué acciones van a tomar para que se retome esa tregua?
Justamente vamos a evaluar en el Consejo de Seguridad las diferentes acciones que puedan plantearse. Si quisiéramos que en el marco de la fiesta de San Pacho, la ciudad de Quibdó pueda tener un mes de tranquilidad, que no sientan zozobra en los diferentes barrios, y debe ser una fiesta que nos debe unir. Aprovechar esa gran festividad para unirnos, y no para generar más miedo y terror. El llamado sigue siendo el mismo para el Clan del Golfo. A nivel territorial, se puede generar un mecanismo inmediato humanitario, que posiblemente pueda servir para generar confianzas y garantías, y escalonar otro tipo de conversación con dicha organización criminal.
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