Comunidad LGBT de El Carmen de Bolívar: reconocida como sujeto de reparación colectiva
La Unidad para las Víctimas reconoció que este grupo tenía un proyecto y unas prácticas colectivas en pro de la defensa de los derechos humanos que fueron afectadas por el conflicto armado. Es el tercer grupo LGBT que será reparado en su conjunto.
El colectivo de personas LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y trans) de El Carmen de Bolívar fue reconocida por la Unidad para las Víctimas como sujeto de reparación colectiva, es decir, como un grupo que tenía un proyecto y unas prácticas reconocidas, además de estar organizado, y al que el conflicto armado dañó de varias maneras.
La decisión, fechada el 13 de julio de este año, pero apenas conocida por las víctimas, implica que debe hacerse y ejecutarse un plan por parte del Estado para que se les repare. Este es el tercer colectivo LGBT que recibe este reconocimiento. Los primeros fueron la Casa Diversa de la Comuna 8 de Medellín y el Colectivo Crisálidas de San Rafael (Antioquia), quienes el pasado martes 15 de septiembre entregaron un informe a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
(Lea también: Casa Diversa y Crisálidas, los colectivos LGBT que la guerra no pudo eliminar)
Esta solicitud, que se hizo en diciembre de 2019 ante la Defensoría del Pueblo y la recibió la Unidad para las Víctimas en julio de 2020, pone de manifiesto que a esta población se le vulneraron sus derechos individuales, pues sufrieron crímenes como “amenazas a la vida, la integridad y la seguridad personal, delitos contra la libertad e integridad personal, lesiones personales, discriminación, tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes y detención arbitraria y prolongada”. Además, hubo vulneración a los derechos colectivos como la libre circulación, la seguridad, la libre asociación y la autonomía organizativa y ambiente sano.
En la decisión también se tuvo en cuenta el relato de uno de los líderes, en el que narra cómo nació el colectivo en los años 90, cómo se juntaron para hacer reinados y cómo, a raíz del control de un grupo armado, tuvieron que aminorar sus actividades públicas en 2002. Luego, también relata que, en los años siguientes, por la presencia de dos grupos armados ilegales, fueron violentados. “(…) decían que ninguno gustaba de maricas por lo tanto nos tocó mantener distancia (…) Aquí en el pueblo había una práctica atemorizante que era la de señalar a la población y era la de montar en la camioneta y si eso pasaba, decían que era informante”, se lee en el documento.
Caribe Afirmativo, la organización que acompaña a este colectivo desde 2019, y que hoy les agrupa en la Casa de Paz de El Carmen de Bolívar, también señaló en un comunicado los elementos que tuvo en cuenta la Unidad para tomar la decisión:
"Proyecto colectivo: el colectivo tenía como fines la promoción y defensa de los derechos humanos de las personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas. Además, contaba con la capacidad de alcanzar un propósito común que se proyecta en el tiempo, ligado a esa defensa de derechos humanos.
Prácticas colectivas: el colectivo desarrollaba actividades con frecuencia como espacios de expresión de la diversidad sexual y de género, por lo cual, logró un reconocimiento mayoritario y contribuyó al desarrollo de su identidad colectiva y proyecto común.
Formas de organización y relacionamiento: si bien no se trató de un grupo con organización formal, el colectivo contaba con mecanismos de relacionamiento y formas de participación.
Autorreconocimiento y/o reconocimiento por parte de terceros: el colectivo era reconocido por terceros como un grupo".
La organización también señaló que “a partir del acompañamiento en la de solicitud de inclusión del Colectivo LGBT de El Carmen de Bolívar en el Registro Único de Víctimas, Caribe Afirmativo le apuesta a visibilizar estas formas diferenciadas en que el conflicto armado afectó a las personas LGBT desde los territorios y cómo es necesario aplicar enfoque de género en las medidas de reparación. Asimismo, celebra la decisión de la UARIV, y reitera su apoyo y acompañamiento a colectivos LGBT para exigir sus derechos a la verdad, justicia y reparación”.
Según ha podido documentar el Centro Nacional de Memoria Histórica en el informe Aniquilar la diferencia y la organización Caribe Afirmativo en el informe ¡Nosotras resistimos!, la población LGBT en El Carmen de Bolívar sufrió discriminación por parte de la población civil, y luego, con la entrada de los actores armados, esto se legitimó, dando como resultado graves violaciones a sus derechos humanos por parte de la guerrilla de las Farc, de los paramilitares de las Auc e incluso por parte de la Fuerza Pública.
(Le puede interesar: El riesgo de ser LGBT en el Caribe)
“Muchas veces también recibimos amenazas, golpes, de la misma gente del pueblo, amenazas, nos pegaban porque vestíamos como mujeres, que nosotros éramos machos, que Dios había traído era machos. Como uno no les prestabas atención, nos tiraban piedras, nos escalabraban, nos escupían en la cara, nos echaban agua, residuos de comida dañada que había en bolsas, me acuerdo de que en la casa nos las tiraban…Y a uno, aun así, le ha tocado mantenerse de pie, con mucho miedo que había, uno aguantaba”, relató una mujer trans de El Carmen de Bolívar en el informe ¡Nosotras Resistimos!
En el mismo documento, que entregaron el año pasado a la Comisión de la Verdad, quedaron consignadas otras violencias relacionadas también con la visibilidad de los liderazgos LGBT. Los armados usar la violencia para infundir terror y desarticularlos.
Relato de víctimas LGBT en El Carmen de Bolívar
"En este pueblo nunca nos han querido a los LGBT. Ni nuestras familias, ni la Policía y mucho menos los paracos. Nos vivían insultando y maltratando a cada rato. Donde nos veían mal parqueadas nos pegaban, nos violaban. Varias veces me obligaron a hacerles sexo oral a esos manes, eso cuando estaban de buenas. Me daba mucho asco y miedo tener que hacerlo porque me apuntaban con una pistola y porque, además, lo hacían entre varios.
Lo peor es que todo el pueblo sabía que eso pasaba porque se lo hacían a todo mundo. Si una iba por la calle caminando sola, te recogían en las camionetas esas de ellos. Una de las camionetas era ‘La Última Lágrima’, porque a quienes se llevaban ahí nunca regresaban, y a la otra le decían ellos mismos “La Zaragoza”.
Siempre iban varias personas, el que manejaba y los que iban atrás que te iban a hacer la maldad. Te obligaban a entrar a la camioneta, luego nos llevaban a “El Aterrizaje”. Cuando ya nos habían jodido, si no nos mataban, nos dejaban tiradas la carretera vía San Jacinto, encueras, con miedo y todas golpeadas. A mí me dejaron ensangrentada y yo caminaba que me caía. Ellos no respetaban si era mujer, hombre o trans.
Cuando me violaron me dijeron “desgraciado marica, malparido”, “esto es lo que te gusta”. Y pues no, a nadie le gusta que lo maltraten así". Este fragmento fue extraído del informe ¡Nosotras Resistimos!
Esas mismas víctimas que reconstruyeron esos relatos, hoy reciben esta noticia con esperanza, pues su situación de seguridad es crítica en estos momentos. De hecho, algunos líderes se encuentran desplazados a causa de amenazas y de los asesinatos selectivos que han ocurrido en los últimos meses en el municipio. Por esta razón le apuestan a que el proceso de reparación garantice, sobre todo, la seguridad
El colectivo de personas LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y trans) de El Carmen de Bolívar fue reconocida por la Unidad para las Víctimas como sujeto de reparación colectiva, es decir, como un grupo que tenía un proyecto y unas prácticas reconocidas, además de estar organizado, y al que el conflicto armado dañó de varias maneras.
La decisión, fechada el 13 de julio de este año, pero apenas conocida por las víctimas, implica que debe hacerse y ejecutarse un plan por parte del Estado para que se les repare. Este es el tercer colectivo LGBT que recibe este reconocimiento. Los primeros fueron la Casa Diversa de la Comuna 8 de Medellín y el Colectivo Crisálidas de San Rafael (Antioquia), quienes el pasado martes 15 de septiembre entregaron un informe a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
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Esta solicitud, que se hizo en diciembre de 2019 ante la Defensoría del Pueblo y la recibió la Unidad para las Víctimas en julio de 2020, pone de manifiesto que a esta población se le vulneraron sus derechos individuales, pues sufrieron crímenes como “amenazas a la vida, la integridad y la seguridad personal, delitos contra la libertad e integridad personal, lesiones personales, discriminación, tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes y detención arbitraria y prolongada”. Además, hubo vulneración a los derechos colectivos como la libre circulación, la seguridad, la libre asociación y la autonomía organizativa y ambiente sano.
En la decisión también se tuvo en cuenta el relato de uno de los líderes, en el que narra cómo nació el colectivo en los años 90, cómo se juntaron para hacer reinados y cómo, a raíz del control de un grupo armado, tuvieron que aminorar sus actividades públicas en 2002. Luego, también relata que, en los años siguientes, por la presencia de dos grupos armados ilegales, fueron violentados. “(…) decían que ninguno gustaba de maricas por lo tanto nos tocó mantener distancia (…) Aquí en el pueblo había una práctica atemorizante que era la de señalar a la población y era la de montar en la camioneta y si eso pasaba, decían que era informante”, se lee en el documento.
Caribe Afirmativo, la organización que acompaña a este colectivo desde 2019, y que hoy les agrupa en la Casa de Paz de El Carmen de Bolívar, también señaló en un comunicado los elementos que tuvo en cuenta la Unidad para tomar la decisión:
"Proyecto colectivo: el colectivo tenía como fines la promoción y defensa de los derechos humanos de las personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas. Además, contaba con la capacidad de alcanzar un propósito común que se proyecta en el tiempo, ligado a esa defensa de derechos humanos.
Prácticas colectivas: el colectivo desarrollaba actividades con frecuencia como espacios de expresión de la diversidad sexual y de género, por lo cual, logró un reconocimiento mayoritario y contribuyó al desarrollo de su identidad colectiva y proyecto común.
Formas de organización y relacionamiento: si bien no se trató de un grupo con organización formal, el colectivo contaba con mecanismos de relacionamiento y formas de participación.
Autorreconocimiento y/o reconocimiento por parte de terceros: el colectivo era reconocido por terceros como un grupo".
La organización también señaló que “a partir del acompañamiento en la de solicitud de inclusión del Colectivo LGBT de El Carmen de Bolívar en el Registro Único de Víctimas, Caribe Afirmativo le apuesta a visibilizar estas formas diferenciadas en que el conflicto armado afectó a las personas LGBT desde los territorios y cómo es necesario aplicar enfoque de género en las medidas de reparación. Asimismo, celebra la decisión de la UARIV, y reitera su apoyo y acompañamiento a colectivos LGBT para exigir sus derechos a la verdad, justicia y reparación”.
Según ha podido documentar el Centro Nacional de Memoria Histórica en el informe Aniquilar la diferencia y la organización Caribe Afirmativo en el informe ¡Nosotras resistimos!, la población LGBT en El Carmen de Bolívar sufrió discriminación por parte de la población civil, y luego, con la entrada de los actores armados, esto se legitimó, dando como resultado graves violaciones a sus derechos humanos por parte de la guerrilla de las Farc, de los paramilitares de las Auc e incluso por parte de la Fuerza Pública.
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“Muchas veces también recibimos amenazas, golpes, de la misma gente del pueblo, amenazas, nos pegaban porque vestíamos como mujeres, que nosotros éramos machos, que Dios había traído era machos. Como uno no les prestabas atención, nos tiraban piedras, nos escalabraban, nos escupían en la cara, nos echaban agua, residuos de comida dañada que había en bolsas, me acuerdo de que en la casa nos las tiraban…Y a uno, aun así, le ha tocado mantenerse de pie, con mucho miedo que había, uno aguantaba”, relató una mujer trans de El Carmen de Bolívar en el informe ¡Nosotras Resistimos!
En el mismo documento, que entregaron el año pasado a la Comisión de la Verdad, quedaron consignadas otras violencias relacionadas también con la visibilidad de los liderazgos LGBT. Los armados usar la violencia para infundir terror y desarticularlos.
Relato de víctimas LGBT en El Carmen de Bolívar
"En este pueblo nunca nos han querido a los LGBT. Ni nuestras familias, ni la Policía y mucho menos los paracos. Nos vivían insultando y maltratando a cada rato. Donde nos veían mal parqueadas nos pegaban, nos violaban. Varias veces me obligaron a hacerles sexo oral a esos manes, eso cuando estaban de buenas. Me daba mucho asco y miedo tener que hacerlo porque me apuntaban con una pistola y porque, además, lo hacían entre varios.
Lo peor es que todo el pueblo sabía que eso pasaba porque se lo hacían a todo mundo. Si una iba por la calle caminando sola, te recogían en las camionetas esas de ellos. Una de las camionetas era ‘La Última Lágrima’, porque a quienes se llevaban ahí nunca regresaban, y a la otra le decían ellos mismos “La Zaragoza”.
Siempre iban varias personas, el que manejaba y los que iban atrás que te iban a hacer la maldad. Te obligaban a entrar a la camioneta, luego nos llevaban a “El Aterrizaje”. Cuando ya nos habían jodido, si no nos mataban, nos dejaban tiradas la carretera vía San Jacinto, encueras, con miedo y todas golpeadas. A mí me dejaron ensangrentada y yo caminaba que me caía. Ellos no respetaban si era mujer, hombre o trans.
Cuando me violaron me dijeron “desgraciado marica, malparido”, “esto es lo que te gusta”. Y pues no, a nadie le gusta que lo maltraten así". Este fragmento fue extraído del informe ¡Nosotras Resistimos!
Esas mismas víctimas que reconstruyeron esos relatos, hoy reciben esta noticia con esperanza, pues su situación de seguridad es crítica en estos momentos. De hecho, algunos líderes se encuentran desplazados a causa de amenazas y de los asesinatos selectivos que han ocurrido en los últimos meses en el municipio. Por esta razón le apuestan a que el proceso de reparación garantice, sobre todo, la seguridad