Con bastones y palabras, así es la resistencia de la Guardia Indígena
La Guardia Indígena fue protagonista de un espacio de escucha con la Comisión de la Verdad, en la que sus miembros contaron cómo utilizan la palabra y su liderazgo para defender la paz, el diálogo y prevenir la violencia dentro y fuera de sus territorios.
Con un proceso de armonización, abuelos indígenas de Leticia (Amazonas) dieron inicio al espacio de escucha de la Comisión de la Verdad con la Guardia Indígena. Tras los rituales ancestrales, al lado del fuego y con el poder de la yuca dulce y el tabaco, los abuelos enviaron un saludo especial a los guardias que “son personas de honor, que luchan día a día por la defensa de nuestro territorio y de nuestra vida. Estamos muy agradecidos, desde el Amazonas ustedes son de nosotros porque nosotros somos de ustedes”, aseguraron.
El espacio estuvo moderado por la comisionada de la verdad Patricia Tobón Yagarí, quien hace parte de la comunidad indígena embera. Tobón agradeció la presencia de los asistentes y resaltó la importancia de la verdad indígena para conocer cómo el conflicto armado afectó de manera diferencial a los pueblos étnicos de Colombia.
Por su parte, el presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco de Roux dijo “llevo en el corazón una emoción muy honda que me produce encontrarme con la Guardia Indígena (…) quiero expresarles la enorme impresión positiva que causó en Bogotá la presencia de la guardia allí, no sólo mostraron la capacidad de darse seguridad sino también su capacidad de luchar por la justicia y hacerles sentir un abrazo de solidaridad. Ustedes llegaron aquí y se ganaron esta ciudad”.
“Ayúdenos a encontrar el camino y mostrar que la construcción de un mundo nuevo, ustedes que son nuestros hermanos originales, nace justamente de esta fe en el ser humano, de este respeto a las tradiciones más profundas y de este amor apasionado por la madre tierra”, añadió el padre de Roux.
(Le sugerimos: Autoprotección, la alternativa de los líderes sociales en los territorios)
Este espacio de escucha, aseguró la comisionada Tobón, es fundamental para el trabajo de la institución, pero también para toda la sociedad pues “la guardia indígena hace parte de la historia de Colombia y es importante que todo el país escuche sus relatos, reflexiones y análisis sobre el conflicto armado”.
Para quienes no tienen claro qué es la Guardia Indígena es importante recordar que ha existido siempre en los pueblos étnicos, de hecho, se habla de múltiples guardias indígenas, según cada cultura. Se refiere a una institución indígena que hace parte de su sistema organizativo y que heredó la lucha de los ancestros en la defensa de sus territorios, la reivindicación de sus derechos y que buscan garantizar la seguridad y preservación de sus etnias. “La guardia viene desde el origen, desde el principio de nuestros abuelos”, asegura un guardia de la comunidad Uitoto.
Fue en 2001 cuando se organizó oficialmente la guardia nacional indígena en todo el país como respuesta de los pueblos indígenas y organizaciones a la agudización del conflicto armado en sus territorios. Esta guardia es una estructura cívica, pacífica, de convivencia y resolución de conflictos por medio del diálogo y también de protección ambiental. La Corte Constitucional la reconoció como “un ente autónomo de control, vigilancia y ejercicio de la justicia propia de los pueblos indígenas y sus gobiernos autónomos”.
Y es que los pueblos indígenas, 115 en Colombia de los cuales 65 aún conservan su lengua nativa, han sido históricamente afectados por la violencia. El conflicto armado ha dejado casi 400 mil víctimas indígenas, quienes tuvieron que vivir al menos 137 masacres que se perpetraron en sus territorios ancestrales. Hasta la fecha, indicó la comisionada Tobón, no se tiene un registro de los guardias indígenas afectados por el conflicto, pero aseguró que se está trabajando para documentar la afectación a esta institución indígena.
Los hombres y mujeres guardianas también han sido víctimas del conflicto armado. De acuerdo con un guardián que participó en el espacio de escucha, la guardia ha sufrido de “muchos perjuicios”, como que están armados, son milicias informantes o que están aliadas con el narcotráfico. Todo esto son mentiras.
(Le puede interesar: Los guardias desarmados que protegen a los líderes sociales en el Cauca)
La Guardia Indígena tiene un carácter humanitario y no violento. De acuerdo con Armando Valbuena, autoridad indígena wayuu, “Si no estuviera la guardia, el control del territorio sería más difícil y hubiera más desplazados indígenas en las grandes ciudades”. Valbuena añadió que la Guardia Indígena ha sido fundamental para afrontar las estructuras del paramilitarismo, así como lo hizo con la insurgencia guerrillera.
“La guardia en los últimos años ha tomado fuerza y ha impedido que los jóvenes se involucren en las filas de los actores armados. Por otro lado, ha habido posicionamiento en los territorios y reconocimientos del mismo Estado. A veces hay choques porque la guardia busca que no haya abusos ni maltratos por ningún grupo armado, sea legal o ilegal”, aseguró Alberto Achito, autoridad indígena embera.
Los guardias indígenas tienen la formación de un voluntario de la defensa civil, están formados físicamente y también en derechos humanos y primeros auxilios. Flavio Díaz Yépez coordinador regional de la Guardia Indígena en el Meta resaltó que sus funciones además de garantizar el autocuidado involucran estar pendiente de las condiciones de salubridad de las personas y velar por que se mantenga la paz dentro del territorio. “Si no existiera la guardia ya hubieran desaparecido las comunidades indígenas”, concluyó.
Juan Carlos Mindiola coordinador general de la Guardia Indígena del pueblo kankuamo relató que la principal afectación del conflicto fue “el desequilibrio de nuestra cultura”. Asimismo, envió el siguiente mensaje: “Nosotros la guardia somo sinónimo de paz, la paz que toda la sociedad quiere. Nosotros no luchamos sólo por nosotros, sino por todo el país. Y que cuenten con nosotros para la paz y nunca para la guerra”.
“La única arma que tenemos es la palabra y nuestro bastón de autoridad. Estamos 100 % seguros que podemos hacer un cambio por medio del diálogo, la protesta pacífica y la unidad”, recalcó Hernán Darío Lisipia, un guardia indígena.
(Lea también: El poder combativo del Himno de la Guardia Indígena)
Después de las intervenciones de los guardias, Juliette de Rivero, representante en Colombia de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los DD.HH resaltó que la Guardia Indígena “es uno de los procesos de organización cultural y política a los que mayor reconocimiento se le debe, así como respeto y garantías para continuar con su labor”.
A este reconocimiento se unió Luis Fernando Arias, consejero mayor de Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), quien aseguró que “la guardia es el símbolo de la paz y de la resistencia de los pueblos hoy representa el control social y territorial, pero que está para defender la vida de las comunidades indígenas a lo largo y ancho de Colombia”.
El espacio de escucha culminó con la intervención de Cony Camelo, artista colombiana, quien relató cómo fue la producción del videoclip del himno de la Guardia Indígena nacional. Aquí el video completo:
Con un proceso de armonización, abuelos indígenas de Leticia (Amazonas) dieron inicio al espacio de escucha de la Comisión de la Verdad con la Guardia Indígena. Tras los rituales ancestrales, al lado del fuego y con el poder de la yuca dulce y el tabaco, los abuelos enviaron un saludo especial a los guardias que “son personas de honor, que luchan día a día por la defensa de nuestro territorio y de nuestra vida. Estamos muy agradecidos, desde el Amazonas ustedes son de nosotros porque nosotros somos de ustedes”, aseguraron.
El espacio estuvo moderado por la comisionada de la verdad Patricia Tobón Yagarí, quien hace parte de la comunidad indígena embera. Tobón agradeció la presencia de los asistentes y resaltó la importancia de la verdad indígena para conocer cómo el conflicto armado afectó de manera diferencial a los pueblos étnicos de Colombia.
Por su parte, el presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco de Roux dijo “llevo en el corazón una emoción muy honda que me produce encontrarme con la Guardia Indígena (…) quiero expresarles la enorme impresión positiva que causó en Bogotá la presencia de la guardia allí, no sólo mostraron la capacidad de darse seguridad sino también su capacidad de luchar por la justicia y hacerles sentir un abrazo de solidaridad. Ustedes llegaron aquí y se ganaron esta ciudad”.
“Ayúdenos a encontrar el camino y mostrar que la construcción de un mundo nuevo, ustedes que son nuestros hermanos originales, nace justamente de esta fe en el ser humano, de este respeto a las tradiciones más profundas y de este amor apasionado por la madre tierra”, añadió el padre de Roux.
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Este espacio de escucha, aseguró la comisionada Tobón, es fundamental para el trabajo de la institución, pero también para toda la sociedad pues “la guardia indígena hace parte de la historia de Colombia y es importante que todo el país escuche sus relatos, reflexiones y análisis sobre el conflicto armado”.
Para quienes no tienen claro qué es la Guardia Indígena es importante recordar que ha existido siempre en los pueblos étnicos, de hecho, se habla de múltiples guardias indígenas, según cada cultura. Se refiere a una institución indígena que hace parte de su sistema organizativo y que heredó la lucha de los ancestros en la defensa de sus territorios, la reivindicación de sus derechos y que buscan garantizar la seguridad y preservación de sus etnias. “La guardia viene desde el origen, desde el principio de nuestros abuelos”, asegura un guardia de la comunidad Uitoto.
Fue en 2001 cuando se organizó oficialmente la guardia nacional indígena en todo el país como respuesta de los pueblos indígenas y organizaciones a la agudización del conflicto armado en sus territorios. Esta guardia es una estructura cívica, pacífica, de convivencia y resolución de conflictos por medio del diálogo y también de protección ambiental. La Corte Constitucional la reconoció como “un ente autónomo de control, vigilancia y ejercicio de la justicia propia de los pueblos indígenas y sus gobiernos autónomos”.
Y es que los pueblos indígenas, 115 en Colombia de los cuales 65 aún conservan su lengua nativa, han sido históricamente afectados por la violencia. El conflicto armado ha dejado casi 400 mil víctimas indígenas, quienes tuvieron que vivir al menos 137 masacres que se perpetraron en sus territorios ancestrales. Hasta la fecha, indicó la comisionada Tobón, no se tiene un registro de los guardias indígenas afectados por el conflicto, pero aseguró que se está trabajando para documentar la afectación a esta institución indígena.
Los hombres y mujeres guardianas también han sido víctimas del conflicto armado. De acuerdo con un guardián que participó en el espacio de escucha, la guardia ha sufrido de “muchos perjuicios”, como que están armados, son milicias informantes o que están aliadas con el narcotráfico. Todo esto son mentiras.
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La Guardia Indígena tiene un carácter humanitario y no violento. De acuerdo con Armando Valbuena, autoridad indígena wayuu, “Si no estuviera la guardia, el control del territorio sería más difícil y hubiera más desplazados indígenas en las grandes ciudades”. Valbuena añadió que la Guardia Indígena ha sido fundamental para afrontar las estructuras del paramilitarismo, así como lo hizo con la insurgencia guerrillera.
“La guardia en los últimos años ha tomado fuerza y ha impedido que los jóvenes se involucren en las filas de los actores armados. Por otro lado, ha habido posicionamiento en los territorios y reconocimientos del mismo Estado. A veces hay choques porque la guardia busca que no haya abusos ni maltratos por ningún grupo armado, sea legal o ilegal”, aseguró Alberto Achito, autoridad indígena embera.
Los guardias indígenas tienen la formación de un voluntario de la defensa civil, están formados físicamente y también en derechos humanos y primeros auxilios. Flavio Díaz Yépez coordinador regional de la Guardia Indígena en el Meta resaltó que sus funciones además de garantizar el autocuidado involucran estar pendiente de las condiciones de salubridad de las personas y velar por que se mantenga la paz dentro del territorio. “Si no existiera la guardia ya hubieran desaparecido las comunidades indígenas”, concluyó.
Juan Carlos Mindiola coordinador general de la Guardia Indígena del pueblo kankuamo relató que la principal afectación del conflicto fue “el desequilibrio de nuestra cultura”. Asimismo, envió el siguiente mensaje: “Nosotros la guardia somo sinónimo de paz, la paz que toda la sociedad quiere. Nosotros no luchamos sólo por nosotros, sino por todo el país. Y que cuenten con nosotros para la paz y nunca para la guerra”.
“La única arma que tenemos es la palabra y nuestro bastón de autoridad. Estamos 100 % seguros que podemos hacer un cambio por medio del diálogo, la protesta pacífica y la unidad”, recalcó Hernán Darío Lisipia, un guardia indígena.
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Después de las intervenciones de los guardias, Juliette de Rivero, representante en Colombia de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los DD.HH resaltó que la Guardia Indígena “es uno de los procesos de organización cultural y política a los que mayor reconocimiento se le debe, así como respeto y garantías para continuar con su labor”.
A este reconocimiento se unió Luis Fernando Arias, consejero mayor de Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), quien aseguró que “la guardia es el símbolo de la paz y de la resistencia de los pueblos hoy representa el control social y territorial, pero que está para defender la vida de las comunidades indígenas a lo largo y ancho de Colombia”.
El espacio de escucha culminó con la intervención de Cony Camelo, artista colombiana, quien relató cómo fue la producción del videoclip del himno de la Guardia Indígena nacional. Aquí el video completo: