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El Premio Nacional a la defensa de los derechos humanos en Colombia ya tiene cuatro ganadores. Este reconocimiento, que entrega desde 2012 el programa Diakonia y la iglesia sueca, busca legitimar social y políticamente a estos defensores que, paradójicamente, siguen haciendo su trabajo bajo amenazas y presiones, como se ha venido documentando. Lea: Agúzate, siguen asesinando defensores de derechos humanos en Colombia. No obstante, son constructores de paz que durante décadas han trabajado por la salida negociada al conflicto armado.
Los galardonados
El defensor del año, esa persona que "por su trabajo desarrollado en el último año es testimonio significativo de la defensa de derechos humanos en Colombia" fue Enrique Chimonja Coy, quien en Buenaventura (Valle del Cauca) viene acompañando a comunidades víctimas de violaciones a los DDHH e infracciones al DIH. Chimonja Coy es integrante de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz y desde la creación de los Espacios Humanitarios en Puente Nayero en 2014, ha documentado y denunciado los hostigamientos a la comunidad y la presencia y confrontación de grupos armados. También lidera procesos de resistencia contra el despojo de tierras y lucha contra la impunidad, apoyando el otorgamiento de medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que buscan proteger a las comunidades afrocolombianas e indígenas.
La experiencia o proceso colectivo del año fue reconocido para la Asociación Sutsuin Jiyeyu Wayuu -Fuerza de Mujeres Wayuu-, detacada por su trabajo y proceso social comunitario. Esta asociación fue creada en el año 2006 mediante alianza entre comunidades, rancherías y organizaciones Wayuu, y su objetivo fue visibilizar las violaciones de DDHH y derechos étnicos en el departamento de La Guajira, así como la situación de vulnerabilidad de las víctimas del conflicto armado, la presencia de grupos armados, y la militarización del territorio. Estas mujeres han sido muy críticas de los megaproyectos minero energéticos en su terriotiro, el desplazamiento forzado y la situación de vulneración de derechos de las mujeres indígenas. En ese trabajo han generado espacios de formación e incidencia en temas de paz, autonomía, DDHH y derechos indígenas.
En la categoría de organización no gubernamental o colectivo del año fue premiada la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos (Credhos). Esta iniciativa fue fundada en 1987 como instrumento para la promoción, defensa y protección de los DDHH, la democracia, el Derecho Internacional Humanitario, la generación de acciones y escenarios para el entendimiento, la tolerancia, la convivencia y la paz a favor de la población y sectores sociales vulnerables y victimizados de Barrancabermeja y el Magdalena Medio.
Credhos ha trabajado por la construcción de la paz, el acompañamiento a la implementación de los acuerdos de la Habana, la incorporación social de los combatientes y la participación política de las víctimas para la búsqueda de la verdad, la justicia, la reparación, mecanismos de no repetición además de la reconciliación y el fortalecimiento de la democracia local en el respeto por los derechos humanos.
En diferentes espacios le ha exigido al Estado verdad, justicia y reparación integral, enfatizando en la necesidad del desmonte del paramilitarismo y el castigo a los promotores de este flagelo. También apoya y acompaña los procesos que adelantan los indígenas que habitan a orillas del Rio Cravo, en el municipio de Tame.