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Cuando llegó su turno para hablar, Franklin González puso a un lado su mochila del Ché Guevara, sostuvo el micrófono a dos manos y dejó salir una frase que resumió el paso de los últimos siete años para los excombatientes de las FARC: “Nos encontramos dislocados en varias partes: 418 de nosotros, muertos, enterrados; unos más, desplazados; otros, en las disidencias; y la mayoría, haciendo el proceso de reincorporación con las uñas”.
Sus interlocutores lo escucharon mientras tomaban nota de esas preocupaciones que tantos exguerrilleros comparten. Allí estaban, en una mesa cuadrada con asientos para 35 personas, los representantes de la instancia más relevante de la Organización de Naciones Unidas (ONU): el Consejo de Seguridad, quienes en el marco de su visita a Colombia viajaron hasta el poblado Héctor Ramírez, en la vereda Agua Bonita de La Montañita (Caquetá), para conocer los avances y desafíos del tránsito a la vida civil de los miembros de la extinta guerrilla, que se desmovilizó tras la firma del Acuerdo de Paz de 2016.
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Aunque en el encuentro se habló de varios logros en la reincorporación y la puesta en marcha de proyectos productivos, los firmantes de paz también pusieron de relieve los riesgos de seguridad a los que se ven expuestos, los rezagos en la implementación del Acuerdo, y reiteraron sus reparos con algunos procesos al interior de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
“Creo necesaria esta visita. No existe una paz perfecta, pero sí un camino hacia la paz, que no admite retrocesos”, dijo el representante permanente de Ecuador ante la ONU, quien presidió el Consejo hasta diciembre del año pasado.
La visita estuvo acompañada por una delegación del Gobierno Nacional encabezada por la directora de la Unidad para la Implementación del Acuerdo de Paz, Gloria Cuartas, y su homóloga de la Agencia de Reincorporación y Normalización, Alejandra Miller. También hizo presencia el gobernador del Caquetá, Luis Francisco Ruíz; representantes de las embajadas de Noruega y Cuba, y miembros de la Misión de Verificación de la ONU.
La experiencia del ETCR de Agua Bonita
De la mano de los firmantes de paz, la comitiva recorrió el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR). A ese lugar, ubicado entre las montañas del piedemonte amazónico, llegaron en 2017 cientos de guerrilleros que operaban en el sur del país, y que fijaron en ese punto sus expectativas para una nueva vida.
En los últimos siete años han nacido más de 130 niños y niñas, y el poblado se ha ido expandiendo hasta alcanzar más de 500 habitantes, entre excombatientes y miembros de las comunidades aledañas que se vincularon a las dinámicas del ETCR.
Los miembros del Consejo de Seguridad caminaron por el lugar, que es considerado un museo al aire libre producto de las de seis ediciones del festival de arte mural ‘Agua Bonita se Pinta de Colores’, en el que artistas de todo el país han transformado las fachadas de las casas en representaciones artísticas de la paz, la memoria colectiva fariana y las apuestas de reconciliación de esta población.
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También visitaron la Casa de la Memoria, la Biblioteca Popular y un museo impulsado por los exguerrilleros.
“Agua Bonita ha sido un proceso muy sólido, con iniciativas productivas que le permiten a los excombatientes y la comunidad seguir teniendo esperanzas de cumplir los sueños que tenían cuando firmaron el Acuerdo de Paz”, dijo Carlos Ruiz Massieu, representante especial del Secretario General y jefe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia.
La visita terminó en la base de entrenamiento y operaciones de Humanicemos DH, una iniciativa inédita en el mundo en la que más de 100 excombatientes de las FARC participan en actividades de desminado humanitario.
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Según informó la Misión de Verificación, tras el recorrido por Agua Bonita, el Consejo de Seguridad regresó a Bogotá para reunirse con representantes de diversas organizaciones de la sociedad civil, quienes presentaron su análisis respecto a la implementación del Acuerdo de Paz.
“Voces desde las organizaciones de derechos humanos, la academia, centros de pensamiento, las iglesias, organizaciones étnicas, el sector privado, víctimas, jóvenes y campesinos, fueron protagonistas del encuentro, y ratificaron su compromiso en la construcción de la paz”, informó la misión.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas concluirá su visita este sábado. Al final del día, los delegados darán una declaración final sobre sus consideraciones tras una agenda de cuatro días.