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Eliécer Morales lleva más de 30 años luchando por los derechos de los campesinos en el departamento del Cauca. Se ha preparado para eso: es estudiante de Derecho en la Universidad de los Andes y es uno de los voceros de la Mesa Campesina del Cauca. El pasado 2, 3 y 4 de diciembre Eliécer estuvo en Bogotá para participar en la primera Convención Nacional Campesina de Colombia.
Su voz se oyó fuerte en los micrófonos de la Universidad Nacional el domingo 4 de diciembre cuando se tomó la palabra para hablar sobre la importancia de que la Reforma Rural Integral que plantea el Gobierno Petro no se quede en el papel y sea verdaderamente integral. En entrevista con Colombia+20 habló sobre su lucha más importante: lograr que el Estado no vea a los campesinos únicamente como beneficiarios de las políticas públicas, sino que se conviertan en hacedores de ellas.
¿Cuál es su balance de la Convención Nacional Campesina, se va satisfecho con los anuncios del gobierno?
Los balances son alentadores y esperanzadores. Lo más importante que logramos fue que nos reconozcan como sujetos de derechos porque en la Constitución de 1991 quedamos casi invisibilizados. Ese primer paso es clave para todo lo que sigue, por eso valoramos la voluntad política de este gobierno. El campesinado en momentos de crisis en Colombia ha generado riqueza y ha ayudado a mantener la soberanía y la seguridad alimentaria.
¿Qué implicaciones tiene ese reconocimiento al campesinado, en qué acciones concretas se traduce eso?
Ese es el reto: hacer realidad esa voluntad política. Creo que ahora hay condiciones políticas para que el campesinado sea retribuido. Creo que para hacerlo realidad es importante que la Reforma Rural Integral no quede solo en la compra de las tres millones de hectáreas. Incluso si esa compra no se logra no nos preocupamos porque entendemos que hay una institucionalidad muy débil. No basta solo la tierra, hay que ajustar la institucionalidad. Por ejemplo, es importante modificar la concepción de la asistencia técnica agropecuaria, ajustar los tratados de libre comercio porque son tratados de burro amarrado. Y lo otro es ver que sí es posible vivir en la ruralidad, no necesariamente el desarrollo se da en la ciudad sino que también se da en el campo. Eso es importante porque no pueden pretender que el Estado se fortalezca sin nosotros, que somos el 28,4 % de la población.
(En contexto: Avanza proyecto que reconoce al campesinado como sujeto político de derechos)
Ustedes hicieron peticiones específicas en la Convención como que los incluyan en el Plan Nacional de Desarrollo...
Sí. Hicimos peticiones sobre todo en dos vías: la dimensión territorial y organizativa. En la dimensión territorial vemos la importancia de que en el Plan Nacional de Desarrollo tengan un lugar los territorios del país: que estemos en los ordenamientos territoriales y que podamos participar de la gobernanza de los lugares que habitamos. Desde lo organizativo lo que queremos es contribuir a fortalecer este Estado débil a través de lo que nosotros tenemos como las juntas de acción comunal, que pueden tener un papel más ejecutivo como ya lo ha dicho Petro. Y en ese orden también celebramos que el acto legislativo que cursa en el Congreso nos vaya permitir tener consultas populares vinculantes, como las que tienen los pueblos étnicos en este momento. Eso nos va permitir fortalecer la economía campesina porque no necesariamente la riqueza se genera desde la explotación de los recursos minerales o el petrolero.
Uno de los anuncios más importantes fue la creación de la dependencia de Asuntos Campesinos en el MinInterior. ¿Cómo reciben esa noticia?
Esa era una de las peticiones que hacía mucho tiempo habíamos hecho. Es que nosotros queremos ser hacedores de la política y no solo beneficiarios de la política. Por eso sabemos que para que haya transformaciones de fondo debe haber ajustes contitucionales e institucionales. Lo del Ministerio del Interior lo celebramos porque ya lo habíamos pedido y se cumplió, pero queremos lo mismo en todas las carteras: que haya instancias de asuntos campesinos en el Ministerio del Medio Ambiente, en el de Vivienda, en el de Cultura, en todos. Eso es lo que nos garantizará el acceso a derechos y que no nos vean solo como productores.
¿Qué esperan ustedes lograr con esa representatividad en las carteras del gobierno Petro?
En el caso del Ministerio del Interior, que es en el que vamos a estar por ahora, pensamos que ahí es donde se debe generar la coordinación interinstitucional para que esos compromisos y esa voluntad política expresada de Petro se haga realidad. Esperamos que en esa cartera se hagan las articulaciones con el Ministerio de Agricultura, con el DNP, con Vivienda y así podamos garantizar que se cumplan las solicitudes de la Convención Nacional Campesina. La primera tarea que podría hacer esa dependencia de Asuntos Campesinos es garantizar que en el Plan Nacional de Desarrollo sí se incluyan todo lo que acordamos.
(Lea: Convención Nacional Campesina: estos fueron los acuerdos para reformar el campo)
Una de las prioridades del gobierno Petro es el tema ambiental y usted dice que también les gustaría tener representatividad en esa cartera. ¿En qué creen que pueden trabajar articulados?
Habrá que llegar a consensos. Ese va ser un trabajo fuerte con la Ministra de Ambiente. Ella cree en la economía campesina pero hay una realidad y es que muchos de los campesinos y campesinas están en áreas protegidas y ese va ser uno de los retos más grandes. ¿Cómo armonizar las apuestas de lucha contra el cambio climático con la vida y la cultura campesina? Yo vivo en áreas de ley segunda y eso era antes de que se diera esa denominación. En teoría, los gobiernos ahí no compran predios ni se titula tierra entonces, ¿qué va pasar con los campesinos que ya viven en esos territorios si el Estado no formaliza ni compra esas tierras? Pero ahí hay otro reto y es: ¿Queremos un campesinado bajo un modelo de economía depredadora con el medio ambiente y que solo le importe la rentabilidad o queremos campesinado consciente de lo que produzca, con altos estándares de calidad y que cuide el medio ambiente? Eso va ser lo difícil, porque el campesino es muy conservador.
Además de que es conservador hay sectores que dicen que el campesinado está desarticulado en sus procesos organizativos. ¿Usted cómo percibe esa problemática?
En la Convención nos dimos cuenta que hay sectores del campesinado que están dispuestos a hacer cambios en su producción pero hay otros muy férreos con la importancia que tiene para ellos la rentabilidad en los productos. Esos cambios no van a ser fáciles, se necesita un tiempo para ello. Mientras nosotros no luchemos por esa autonomía y por articularnos, lógicamente se nos va a demorar más, pero yo veo a un presidente muy interesado en generar la unidad del movimiento campesino. Justo para eso hemos pedido que se cree una comisión permanente de interlocución y diálogo entre el mismo campesinado con las diferentes organizaciones. La idea allí es ponernos de acuerdo en la representatividad que tendremos ante el gobierno.
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En esta convención no participaron solo los labradores del campo sino también, y además por primera vez, los pescadores. ¿A qué acuerdos llegaron con ellos?
Ellos han sido también muy invisibilizados. La idea de que participaran con todas sus organizaciones era justamente escuchar sus demandas y lograr incluirlas dentro de las que tenemos nosotros como campesinos. Creo que el propósito de todo era también lograr armonizar a muchos sectores rurales del país para que no nos vean solo como beneficiarios de la política sino como personas que pueden aportar a la lucha contra el hambre, otro de los propósitos del presidente Petro. Todo eso va en la línea de lograr armonizar la gobernanza, que no solo debe ser institucional como alcaldes y gobernadores, sino también con cabildos indígenas, consejos comunitarios, los pescadores. Este es un precedente: es la primera vez que tenemos la misma voz que han tenido las comunidades étnicas, que siempre han priorizado.