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La articulación entre actores armados, institucionalidad y comunidad para lograr las transformaciones territoriales y la defensa de la biodiversidad fue una de las principales conclusiones durante el foro “Las paces posibles” que se realizó este martes en la zona verde de la COP16.
A la charla fueron invitados delegados de los diferentes espacios de conversación socio jurídica que actualmente tiene abiertos el Gobierno con el Clan del Golfo, autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada -ambos grupos herederos del paramilitarismo- y las mesas de paz urbana en Buenaventura y Medellín. Aunque el proceso con Quibdó estaba entre los invitados, el coordinador de este último espacio, el representante David Racero, no asistió a la conversación.
La temática que se abordó en el conversatorio giró al rededor de la importancia de los diálogos con estos grupos sin estatus político y sus acciones en los territorios para la conservación del medio ambiente. Asimismo, cada delegado abordó las principales preocupaciones en las que están trabajando para garantizar la biodiversidad en las zonas de influencia.
Mauricio Silva, coordinador del espacio con las ACSN, señaló que el tema del medio ambiente atraviesa todo el proceso de paz que adelantan con este grupo armado. “Tenemos retos en tema ambiental porque atraviesa todo el proceso. La protección de los cinco pueblos originarios de la Sierra Nevada es fundamental porque ellos protegen la naturaleza y son los dueños de la Sierra”, dijo y añadió que para pensar en la sostenibilidad y la paz es necesario cuidar a ese territorio.
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Por su parte, Isabel Zuleta, delegada en el espacio que se adelanta con las bandas urbanas en Medellín y el Valle de Aburrá resaltó que uno de los mayores obstáculos ambientales en ese territorio es la contaminación atmosférica, una temática que incluso se ha abordado desde esa mesa de paz. “Ellos (los voceros de las bandas) dicen que les gustaría que los chicos, no ellos que están condenados, se dedicaran a temas ambientales, cómo hacer que no respiremos tan mal. Es un interés que surge en todos los actores, que se dediquen a la siembra de árboles y gestionen acciones ambientales”, explicó Zuleta.
Asimismo, la senadora del Pacto Histórico señaló que la mayoría de los barrios informales en las periferias de Medellín están controlados por las estructuras criminales que están sentadas en el espacio de diálogo. “No tenemos hacia donde crecer y hay control en las periferias. El papel de las estructuras armadas también es la contención de la expansión de la ciudad, la protección de la biodiversidad”, dijo. Sin embargo, Zuleta abordó como un gran pendiente un tema que todavía no se ha podido consolidar en los diálogos con las bandas: los corredores ecológicos.
Álvaro Jiménez, delegado en la mesa de diálogo con el Clan del Golfo, señaló que el aporte de la construcción de paz en función de la protección del medio ambiente es “absolutamente significativo, no solo en la protección de las comunidades, sino el impacto que está causando”, pero detalló que eso solo será posible cuando el Estado tenga más presencia en los territorios, así como la institucionalidad.
Bajo esa misma lógica se pronunció Fabio Cardozo, coordinador del espacio socio jurídico con las estructuras armadas en Buenaventura, quien apuntó que “no es posible hacer paz si no se hace desde la institucionalidad”. Además, detalló que desde esa mesa de paz se está impulsando una agenda que apunte a la reducción de las violencias como el uso de menores en el conflicto, la extorsión y la reducción de homicidios.
El tema es relevante porque todos los grupos armados tiene incidencia en los desastres ambientales del país debido a actividades como la deforestación, la minería ilegal, la ganadería extensiva o los monocultivos.
Un reciente informe de la Unidad de Investigación y Acusación de la Jurisdicción Especial para la Paz (UIA) muestra que, uno de los mayores desafíos de todos los tableros de negociación ha sido abordar los impactos ambientales generados por los grupos armados no estatales involucrados en el conflicto armado.
De acuerdo con el documento, que hace la medición entre el 1 de agosto de 2022 y el 30 de septiembre de 2024, en ese periodo se presentaron 233 afectaciones al medioambiente, lo que significa que cada tres días, de esos casi dos años, se cometió por lo menos una grave afectación a la naturaleza.
La lista de los daños más graves la lidera la minería ilegal que representa el 68% de los hechos registrados para el periodo analizado con 151 hechos registrados, seguido de la tala masiva de árboles (42 hechos), los atentados a la infraestructura petrolera (27 hechos) y actividades asociadas a la producción de cocaína (12 hechos).
En contexto: El Clan del Golfo es el mayor responsable de los daños ambientales en Colombia
Una de las conclusiones del informe es que el Clan del Golfo es el grupo armado ilegal que más ha afectado al medio ambiente y continúa siendo el principal responsable de los daños ambientales relacionados con la minería ilegal.
“La subestructura Carretera del Frente Jairo de Jesús Durango se mantiene como el mayor responsable de los impactos ambientales ocasionados por la minería de oro en la subregión del Atrato, en Chocó. Desde enero de 2023, esta actividad ilícita ha conducido a la deforestación de al menos 34 hectáreas, generando daños en el ecosistema que podrían tardar entre 30 y 40 años en recuperarse”, dice el informe.
Los avances y retos de la paz total de cara a las transformaciones territoriales
Durante el conversatorio que se realizó este martes en la zona azul del evento en Cali, los delegados también respondieron ante los retos de esos espacios de diálogo de cara a las transformaciones territoriales. La coordinadora de la mesa en Medellín, Zuleta, señaló que las estructuras armadas en esa zona del país han jugado un rol determinante y la tarea es buscar que no sigan incidiendo en la cotidianidad de las comunidades. Para eso, la senadora resaltó el trabajo con las organizaciones sociales que recientemente firmaron una hoja de ruta sobre su participación en ese espacio urbano de paz.
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Asimismo, Zuleta resaltó los avances que han tenido en cuanto a transformaciones territoriales. Gracias a los acuerdos que han logrado en el espacio con las bandas, los homicidios en la ciudad han disminuido casi en un 45%. Además, la senadora señaló la importancia del acuerdo durante el día de las madres. “En 20 años no se había registrado un índice tan bajo de homicidios en el día de las madres. Desde el acuerdo en Medellín se pudo extender a otras partes del país”.
Por su parte, Silva, representante del Gobierno en la mesa de las ACSN, puso de manifiesto la necesidad de que sean las comunidades quienes definan las transformaciones territoriales necesarias. “La concurrencia del actor armado y el Gobierno es fundamental. Si no concurre toda la sociedad, los grupos económicos, no hay transformación del territorio. Estamos concertando esa participación, esa concurrencia”, dijo.
Silva también abordó los principales retos que han tenido en esa mesa de diálogo como la reducción de la extorsión en la zona rural y el distrito de Santa Marta, así como el uso de niños y jóvenes en la delincuencia.
Además, Silva también se refirió a la importancia inmediata de llevar transformaciones a los territorios. “La diferencia con las paces anteriores pasa porque no basta la firma de un acuerdo, la desmovilización o desarme, por ahí pasa la paz, pero no basta. Si eso bastara no tendríamos la violencia de hoy, son violencias del posacuerdo. Necesitamos que no esté el grupo, pero esté el Estado de derecho que pueda garantizar la seguridad y la gente tenga un buen vivir y con tranquilidad de tener vías, acceso”, señaló.
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