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Durante el segundo semestre de 2021, Cúcuta fue el epicentro de un conjunto de violencias armadas, que durante el conflicto armado se habían concentrado principalmente en la vecina región del Catatumbo.
Desde el uso de carros bomba para atacar una brigada del Ejército; un atentado al helicóptero en el que viajaba el presidente de la República, un par de ataques con detonaciones a estaciones de Policía y distintas manifestaciones de crimen organizado, hasta una detonación de explosivos en el aeropuerto Camilo Daza y la circulación de panfletos para amedrentar líderes locales, esta ciudad le mostró al país una crisis de seguridad, con pocos precedentes al interior de una capital.
El frente de guerra nororiental del Eln, las disidencias del frente 33 de las extintas Farc, reductos del Epl, distintas estructuras de las autodenominadas Agc y grupos residuales de Los Rastrojos han llevado su influencia criminal hasta Cúcuta, especialmente a lo largo de su zona rural, según la Defensoría del Pueblo. Y si a eso se le suman las lógicas de delincuencia común y las redes de microtráfico, el resultado es una ciudad en la que apremian esfuerzos gubernamentales para devolverle la tranquilidad a sus ciudadanos. Ese es el clamor general de una ciudadanía que ha padecido estos rigores aterradores, con especial incidencia desde septiembre de 2021.
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Pero, además, el fenómeno migratorio que a diario se vive allí también forma parte de las prioridades para las políticas sociales y económicas de la ciudad. Según Migración Colombia, se estima que entre los pasos que conectan a Cúcuta con Venezuela, al país ingresan más de 10.000 personas al día, de los cuales un alto porcentaje no son solicitantes de asilo o refugiados, al tener irregularidad con sus documentos; cuestión que dificulta la implementación de medidas de protección integral para sus derechos fundamentales.
Estas personas llegan a Colombia con la esperanza de encontrar un mejor futuro, pero por sus escasas oportunidades laborales, la estigmatización que recae sobre ellos y el toparse con problemas en las políticas migratorias colombianas, hacen que su experiencia por querer encontrar proyectos de vida realizables se vuelva algo tortuoso. Así lo ha advertido la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), entidad que ha referido observaciones al Estado colombiano sobre su pobre implementación de la Convención para la Protección de los Derechos de los Trabajadores Migratorios, en áreas como difusión y promoción de derechos de estas personas,
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Considerando estos problemas de violencia y crisis en los procesos de migración, Colombia+20 de El Espectador, en alianza con la Embajada de Alemania en Colombia, convocan el próximo viernes 25 de febrero, desde las 9:00 a.m. el encuentro Ciudad de frontera: Los jóvenes sueñan una Cúcuta diferente, espacio pensado para la diversidad de voces provenientes del gremio empresarial, partidos políticos, el movimiento campesino, grupos artísticos y demás organizaciones sociales, en aras de conocer propuestas frescas de soluciones para afrontar las olas de violencia que atraviesa su comunidad, así como maneras en las que pueden aportar para brindar condiciones básicas de acogida a quienes llegan al país, de forma vulnerable, desde Venezuela.
El evento semipresencial se llevará a cabo en las instalaciones de la Universidad Francisco de Paula Santander, en Cúcuta, y también lo podrá seguir por medio de los canales de Facebook y Youtube de Colombia+20 y El Espectador. Para asistir al evento debe inscribirse en este enlace.
El panel será instalado por Peter Ptassek, embajador de Alemania en Colombia, y la mesa de conversación estará conformada por Emely Meneses, presidenta del Consejo Municipal de Juventud de Cúcuta; Francisco Unda Lara, gerente de la ANDI en Norte de Santander; Junior Maldonado, líder de la Asociación de Campesinos del Catatumbo (Ascamcat); Kelly Ibáñez, del colectivo de víctimas del conflicto Las Moiras; Laura Camila Rangel, subdirectora de 5ta con 5ta Crew; y Génesis Andreina Quevedo, migrante venezolana e integrante de la Red de Jóvenes Voluntarios Transformando la Frontera. El evento contará con la intervención musical de las artistas locales Motilonas Rap.
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