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Quince días antes de dejar la dirección general del Centro Nacional de Memoria Histórica, Darío Acevedo tomó una última decisión: en las últimas horas aceptó la renuncia protocolaria de prácticamente todos los directivos de la entidad, pese a que se esperaba que esa decisión fuera tomada ya por la nueva dirección, para que dichos funcionarios pudieran recibir y entregar el cargo a quienes fueran nombrados para ello. Ahora, después del 7 de agosto no habrá nadie al frente de las dependencias del centro que pueda orientar la transición tras el cambio de Gobierno.
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El pasado 7 de julio, el director Acevedo dio a conocer que había presentado su renuncia al presidente Iván Duque, para que se hiciera efectiva a partir del 6 de agosto. Paralelamente, según conoció Colombia+20, el saliente director les pidió a todos los directivos y asesores la renuncia protocolaria, para dejarla en manos del director o directora entrante. Sin embargo, eso cambió este viernes, cuando todos fueron notificados de que su renuncia fue aceptada.
“Conscientes de los cambios propios de la administración que se avecinan, es importante dejar a disposición del gobierno entrante aquellos cargos de libre nombramiento y remoción, que les permita desarrollar las actividades según sus criterios y logren consolidar su equipo directivo cumpliendo con sus objetivos. Por lo anterior, me permito informar que he aceptado su renuncia, a partir del 25 de julio”, se lee en la carta de aceptación de la renuncia que le envió Acevedo a Jaime Andrés Usuga Marín, jefe de la Oficina Asesora Jurídica.
Entre los funcionarios que recibieron misivas como esa y no continuarán en sus cargos a partir de la próxima semana están las principales cabezas de la entidad: Alberto Moreno, director técnico de Construcción de Memoria; Jorge Eliécer Lozano, quien estaba al frente del Observatorio de Memoria y Conflicto; Sayra Benítez, asesora para Pedagogía; entre varios otros directivos.
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“Todos los directores y asesores estábamos totalmente dispuestos a hacer la entrega al nuevo gobierno, ya con las personas que fueran nombradas, y así lo habíamos hablado. Pero ahora esto implica un vacío administrativo también, una interrupción de planes de trabajo, porque qué va a pasar con las personas que tienen planes de trabajo, desde el 25 de julio – fecha de salida de los directivos – hasta que se nombren nuevos directores, quién les va a supervisar el contrato, cómo se van a aprobar las comisiones, qué va a pasar con los eventos con las comunidades. Ellos son contratistas y todo lo administrativo depende de los directores”, le dijo a Colombia+20 uno de los directivos cuya renuncia protocolaria fue aceptada.
“Algo más sano para una entidad pública es que los directivos anteriores le entreguen a los que van a entrar una vez haya cambio de Gobierno. Pero de aquí al 7 de agosto no va a haber directivos que le entreguen efectivamente a la nueva administración”, agregó el saliente funcionario.
La situación es más grave si se tiene en cuenta que las nuevas directivas no se posesionarán efectivamente a partir del 8 de agosto, sino que ello tomará meses. En el caso del mismo Darío Acevedo, por ejemplo, se posesionó como director del CNMH en febrero de 2019, seis meses después de la posesión del presidente Iván Duque.
Darío Acevedo sella una gestión atiborrada de polémicas. Apenas el pasado 11 de julio, tuvo que acudir ante la JEP para responder por las modificaciones que habría hecho de forma arbitraria al guión del Museo de la Memoria y a la exposición Voces para Transformar a Colombia. Allí sostuvo que las modificaciones que hizo fueron museográficas, aunque admitió que no consultó a las víctimas para hacerlas. Días antes de esa comparecencia, esa misma justicia le había abierto incidente de desacato, tras una denuncia de Colombia+20 sobre la aprobación de un plan y guion museológico para el Museo de la Memoria construidos de forma unilateral por el saliente director.