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De Montes de María, una de las zonas más azotadas por el conflicto armado, a Japón para capacitarse en educación para la paz. Ese es el viaje de 18 horas que emprenderá la profesora Aracelys Rodríguez Palmera el próximo 16 de enero, y uno de los resultados de su largo camino de 16 años como docente de lengua castellana en la Institución Educativa Normal Superior Montes de María, en San Juan Nepomuceno (Bolívar).
Desde su rol no solo ha intentado afianzar y componer la memoria del territorio, sino de alguna manera resistir a los embates que una y otra vez ha sufrido esta región del Caribe colombiano y la estela de terror que la guerra dejó en los colegios y la niñez: entre 1985 y 2018, 64.084 niñas, niños y adolescentes perdieron la vida por el conflicto y hubo más de 881 afectaciones a comunidades escolares, según el Informe Final de la Comisión de la Verdad.
Ese trabajo la hizo merecedora, junto a 13 personas más del sector educativo entre rectores, secretarios de Educación y coordinadores de Bolívar, Bogotá, Cesar, Tolima y Antioquia, de la beca “Programa fortalecimiento del sistema de capacitación de docentes en educación para la paz”, que da el gobierno japonés, a través de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA).
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“Significa un sueño logrado, una inspiración para creer que en Colombia sí es posible una paz con justicia social y la posibilidad de seguirle apostando a la pedagogía del legado de la Comisión de la Verdad para que el país conozca, desde multiplicidad de voces, qué pasó, por qué pasó y cómo lo seguimos superando”, dijo la profesora a Colombia+20.
La capacitación, que va hasta el 11 de febrero, se dará en la isla de Okinawa, ubicada en el mar de China oriental, que tiene desde 1970 un proceso de educación para la paz creado por Hiromu Morishita, un docente que sobrevivió a la bomba atómica de Hiroshima. Este lugar es considerado uno de los más pacifistas del mundo, luego de haber sido el escenario de una de las batallas más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial, donde murieron más de 250.000 personas.
Durante la visita, la delegación de Colombia recibirá capacitación en la formulación de una guía de orientación sobre la educación de paz, que podrá aplicarse en escuelas primarias, secundarias y superiores. También visitarán el Museo Conmemorativo de la Paz de Okinawa y conocerán la historia, proyectos y actividades de paz de esta prefectura de Japón.
Uno de los compromisos de la beca es que al regresar, los docentes, rectores, secretarías de Educación y demás asistentes colombianos del sector tendrán que compartir y acompañar procesos de educación para la paz en escuelas y universidades del país, de la mano del Ministerio de Educación.
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La paz en el colegio
El teatro, el cine y los pódcast son las estrategias centrales del proyecto que la docente creó junto a Juan Carlos Carmona Ledezma en 2007 llamado Lectura crítica: una apuesta a la formación ciudadana desde la pedagogía de la memoria y la verdad hacia la construcción de una cultura de paz. Su idea era poder llevarles herramientas pedagógicas a docentes de todo el país para hablar con los y las estudiantes sobre memoria histórica, derechos humanos, desarraigo y territorio. “La paz no se puede quedar en una cátedra porque es un proyecto de la cotidianidad escolar”, dice la “profe” Aracelys.
La historia del colegio donde nació esta propuesta está también atravesada por el conflicto. En 1997 padecieron la desaparición del rector Atilio Vásquez Suárez y cuatro años más tarde de la rectora Pura Álvarez de Bustillo. Los docentes, padres de familia y estudiantes igual vivieron desplazamientos desde los años 90 hasta 2004, cuando se desmovilizó el bloque Héroes de los Montes de María de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), autor de más de 40 masacres perpetradas en los Montes de María. Actualmente esta zona del norte de Sucre y sur de Bolívar aún padece la guerra por el control territorial de las Agc o Clan del Golfo.
En agosto de este año el proyecto de los dos profesores fue incluido por la Comisión de la Verdad en Que La Verdad Sea Dicha, una colección que no solo difunde el Informe Final, sino que acerca a los estudiantes a otros temas relacionados con el conflicto armado. Esa experiencia pedagógica fue clave para que ganara el viaje a Japón porque uno de los requisitos era tener experiencia en procesos de construcción de paz con impacto nacional. “La educación para la paz es el camino y la escuela, la mejor plataforma para lograrlo”, explican los docentes cocreadores.
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La iniciativa también fue parte del Laboratorio de cocreación de procesos pedagógicos con la Comisión de la Verdad y contó con el apoyo del programa Escuelas de Palabra de Educapaz. Con esa herramienta los y las estudiantes se apropiaron de las realidades históricas y culturales de su territorio, del conflicto armado, a través de la lectura, la producción literaria y la construcción dramatúrgica.
“Al ser una docente de lengua castellana es un ejemplo de cómo los temas de paz se pueden transversalizar a diferentes áreas del saber y con el teatro hace un aporte desde las artes, del cuerpo, las emociones y todo el trabajo de construcción de paz”, afirma Juana Yunis, coordinadora pedagógica de Educapaz.
La iniciativa también llegó al Festival de la Reconciliación de los Montes de María que se realiza cada diciembre en la región, este año fue en Zambrano (Bolívar). Para Aracelys, su bandera es y seguirá siendo la construcción de paz desde las aulas y con esta beca quiere fortalecer sus conocimientos para que en escuelas privadas, públicas y universidades de todo el país se reflexione y se incorpore en el diario vivir la verdad, el perdón y la reconciliación.