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                                                                                                                                Defensores de la vida, resistentes a amenazas

                                                                                                                                En momentos en que el país lamenta la muerte violenta de 343 líderes sociales desde 2016, la cooperación sueca resalta el ejemplo de resistencia que siguen dando Ligia María Chaverra, de Curvaradó, y Germán Graciano, de San José de Apartadó.

                                                                                                                                Redacción El Espectador

                                                                                                                                En la Universidad Javeriana de Bogotá se realizó este miércoles la ceremonia en la que Germán Graciano y Ligia María Chaverra fueron galardonados. / Fotos: Gustavo Torrijos - El Espectador.
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En febrero de 1997, cuando cerca de 1.200 campesinos de Jiguamiandó y Curvaradó, en Chocó, fueron desplazados por una incursión paramilitar de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá -en connivencia con miembros del Ejército- a Ligia María Chaverra le cambió la vida. Tuvo que salir de su tierra sin mayor certeza que la necesidad de sobrevivir y con la esperanza de regresar. Lo hizo años después, y en donde antes estaban sus tierras encontró solo cultivos de palma de aceite. “Cielo y palma era lo que había”, relata.

                                                                                                                                Fue entonces cuando emprendió la que sería quizá la mayor batalla de su vida: una lucha por la defensa de su territorio. Una labor tan titánica, que a lo largo de los años la convirtió en blanco de amenazas y que incluso la revictimizó en su propia tragedia de desplazamiento. Su trabajo, dedicado, arduo y casi silencioso, fue este miércoles motivo de homenaje público: fue galardonada en la categoría “Reconocimiento a toda una vida”, en el marco del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Le puede interesar: “No estamos contentas”: el mensaje de las mujeres rurales al Estado

                                                                                                                                “Nos levantábamos a la hora que nos daba la gana, a medianoche; estábamos tranquilos; sembrábamos plátano, arroz, maíz, yuca, ñame y caña. De eso vivíamos”, cuenta. Producto de esos años de vida en la agricultura nacerían sus ocho hijos que hoy ya le han dejado 40 nietos.

                                                                                                                                Llevó una vida sin mayores sobresaltos el tiempo que pudo, hasta aquel febrero de 1997, cuando su cotidianidad se resquebrajó. Con el tiempo quedó comprobado que en el desplazamiento masivo del que fueron víctimas Ligia y las comunidades de Jiguamiandó y Curvaradó participaron no solo integrantes de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu), sino también miembros de la Brigada 17 del Ejército Nacional, con sede en Carepa, Antioquia.

                                                                                                                                Al menos así lo dictaminó la juez quinta penal del Circuito Especializado de Medellín, quien además determinó que empresarios de la palma formaron parte de la estrategia criminal con el propósito de emprender un proyecto agroindustrial de enormes dimensiones en la zona que tenía gran potencial de explotación económica. Monocultivo de palma y ganadería extensiva serían las actividades.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le puede interesar: Diputado Rolando Caicedo: “A las instituciones no hay que agradecerles”

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Con apoyo internacional lograron establecer la zona humanitaria Las Camelias, en Curvaradó, de la cual ella es representante y vocera. Ese camino le ha dejado marcas. Su esposo y compañero de lucha ya no está. Falleció el 26 de julio de 2017. Muchos de sus hijos y nietos no viven en ese territorio, y hace menos de un año recibió nuevas amenazas de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Germán Graciano, el poder colectivo

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lea también: “Los líderes del Pacífico nariñense tienen sed de justicia social”: padre Alfredo Cuero

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En la Universidad Javeriana de Bogotá se realizó este miércoles la ceremonia en la que Germán Graciano y Ligia María Chaverra fueron galardonados. / Fotos: Gustavo Torrijos - El Espectador.
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En febrero de 1997, cuando cerca de 1.200 campesinos de Jiguamiandó y Curvaradó, en Chocó, fueron desplazados por una incursión paramilitar de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá -en connivencia con miembros del Ejército- a Ligia María Chaverra le cambió la vida. Tuvo que salir de su tierra sin mayor certeza que la necesidad de sobrevivir y con la esperanza de regresar. Lo hizo años después, y en donde antes estaban sus tierras encontró solo cultivos de palma de aceite. “Cielo y palma era lo que había”, relata.

                                                                                                                                Fue entonces cuando emprendió la que sería quizá la mayor batalla de su vida: una lucha por la defensa de su territorio. Una labor tan titánica, que a lo largo de los años la convirtió en blanco de amenazas y que incluso la revictimizó en su propia tragedia de desplazamiento. Su trabajo, dedicado, arduo y casi silencioso, fue este miércoles motivo de homenaje público: fue galardonada en la categoría “Reconocimiento a toda una vida”, en el marco del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Le puede interesar: “No estamos contentas”: el mensaje de las mujeres rurales al Estado

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                                                                                                                                Llevó una vida sin mayores sobresaltos el tiempo que pudo, hasta aquel febrero de 1997, cuando su cotidianidad se resquebrajó. Con el tiempo quedó comprobado que en el desplazamiento masivo del que fueron víctimas Ligia y las comunidades de Jiguamiandó y Curvaradó participaron no solo integrantes de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu), sino también miembros de la Brigada 17 del Ejército Nacional, con sede en Carepa, Antioquia.

                                                                                                                                Al menos así lo dictaminó la juez quinta penal del Circuito Especializado de Medellín, quien además determinó que empresarios de la palma formaron parte de la estrategia criminal con el propósito de emprender un proyecto agroindustrial de enormes dimensiones en la zona que tenía gran potencial de explotación económica. Monocultivo de palma y ganadería extensiva serían las actividades.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le puede interesar: Diputado Rolando Caicedo: “A las instituciones no hay que agradecerles”

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Con apoyo internacional lograron establecer la zona humanitaria Las Camelias, en Curvaradó, de la cual ella es representante y vocera. Ese camino le ha dejado marcas. Su esposo y compañero de lucha ya no está. Falleció el 26 de julio de 2017. Muchos de sus hijos y nietos no viven en ese territorio, y hace menos de un año recibió nuevas amenazas de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Germán Graciano, el poder colectivo

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lea también: “Los líderes del Pacífico nariñense tienen sed de justicia social”: padre Alfredo Cuero

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Las reuniones son extensas y se realizan incluso los domingos. Allí discuten desde lo más pequeño, como la solicitud de una entrevista a algún miembro de la comunidad, hasta el plan de trabajo de todo un mes. Germán solo habla en presente, afirma que en su comunidad no creen en el futuro, viven el día a día con solemne intensidad: “No estaremos en el futuro, solo tenemos este presente. No sabemos si mañana nos maten o muramos, por eso tenemos que pensar solo en nuestro tiempo, en los pasos que damos, que será el camino de los que vengan atrás”, asegura Graciano con imperturbable calma.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Una calma que se ha construido con más de dos décadas de trabajo colectivo, que caracteriza a Graciano y a todos los miembros de la Comunidad de Paz. Una calma que no la rompen ni los nuevos vientos de la guerra, esos que parecieron irse con la salida de las Farc de las veredas del Urabá antioqueño, pero que regresaron con el Clan del Golfo. Por eso, la gente está en máxima alerta de tensión tras el atentado a Graciano y es la razón por la que han multiplicado su trabajo de denuncia y visibilización internacional. “Nosotros lo que más hacemos es denunciar, es una constancia histórica. Eso es lo que hacemos en esta comunidad”, concluye Graciano.

                                                                                                                                Por Redacción El Espectador

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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