‘Desamadas’, la acción reparadora para víctimas de violencia sexual en la guerra
Este miércoles se lanzó en el espacio de arte Fragmentos ‘Desamadas’, una intervención artística en la que 35 víctimas de crímenes sexuales durante conflicto armado en Colombia, plasmarán en paredes sus testimonios y vivencias y reclamarán justicia para sus cuerpos.
Ludirlena Pérez es una caldense de La Dorada que por muchos años tuvo a los Llanos Orientales como su hogar. Allí soñó con formar una familia, salir adelante y evadir la violencia que había acechado su vida por años, pero sucedió todo lo contrario.
Su vida cambió hace 20 años cuando fue víctima de violencia sexual por parte un grupo de guerrilleros del extinto frente 43 de las FARC y un año más tarde sufrió lo mismo por parte de un puñado de paramilitares del Bloque Centauros que le dejaron heridas físicas y psicológicas que profundizaron su primer trauma.
En contexto: Violencia sexual en la guerra: sanar, escuchar y nunca repetir
“Me tuvieron que practicar una ablación porque los paramilitares me contagiaron con gonorrea, me empalaron y casi me muero. Me pusieron 139 puntos, sobreviví a tres cirugías y quedé embarazada. Por la enfermedad, la llegada del bebé era inviable para ambos y cuando pedí ayuda con una interrupción me señalaron médicos y enfermeras. Me decían que ese angelito no tenía la culpa y me recriminaron. Eso me obligó a practicar un aborto en mi casa bajo las peores condiciones. La guerra en Colombia dejó todo eso en mi cuerpo. Los años me dieron entereza y un liderazgo al que ahora nadie va a callar o estigmatizar”, señaló Pérez quien hoy es lideresa social y vocera de víctimas de violencia sexual.
Ella y otras 34 personas víctimas de violencia sexual durante el conflicto armado colombiano -entre ellas población LGBTIQ+-, provenientes de varias zonas del país, hacen parte de ‘Desamadas’, una acción de reparación simbólica que se lanzó este miércoles en Fragmentos, Espacio de Arte y Memoria, ubicado en el centro de Bogotá. Este acto coincide con la Conferencia Internacional sobre Reparaciones para Víctimas de Violencia Sexual que se celebrará en Bogotá el 19 de junio, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos
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Las 35 víctimas escribirán sus historias en las cuatro paredes de uno de los salones de Fragmentos para hacer público sus testimonios y dejar el silencio al que han sido sometidas durante estos años. Durante toda la acción, las víctimas estarán acompañadas de un chelista para dar un tono solemne a la intervención artística y a las palabras que se plasmarán sobre la piedra.
“Hay y habrá unas paredes blancas enormes dentro de Fragmentos en las que plasmaremos lo que nos pasó con escritura y determinación. Queremos que sea un ejercicio incómodo de ver para quienes quisieron callarnos y el cual no sólo plasme tristeza. En mi caso, la poesía será importante y a partir de ahí contaré relatos de todo lo que me hicieron sentir los señores de la guerrilla en mi pueblo”, explica Diana, una mujer transgénero de Nariño (Antioquia), a la que las FARC la violaron en el patio de su casa en 1998 y posteriormente reclutaron forzosamente a sus hermanos.
Y agrega: “También, con toda validez, habrá compañeras y compañeros que escriban sus relatos desde el dolor y la decepción por haber sido ignorados. Eso es lo lindo de ‘Desamadas’, nos da dignidad sin cuestionarnos, nos da certeza de lo fuertes que somos y nos da luces de que esto más temprano que tarde llegará con buen rumbo a la justicia”.
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Ludirlena, quien llamó a su trabajo “A mano libre”, ve este proceso como una catarsis sobre las situaciones que ha tenido que enfrentar. “La palabra siempre ha sido y será mi mejor instrumento de lucha. Me conmueve que no lo hago sola, sino que cuento con el cariño y apañamiento de más gente que vivió cosas similares y que a esta actividad la ven como un buen desahogo. De todos modos, esto no deja de ser una sensación rara: estamos hablando de nuestro dolor del pasado sin que esto se haya ido. Sin embargo, no puedo negar que es darle un poco de belleza a un trauma; resignificarlo sin que sea revictimizante”, concluyó.
El espacio Fragmentos tiene un significado importante porque fue una de las piezas encargadas en el Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las Farc en 2016. El lugar está hecho por 1.300 placas metálicas puestas en el suelo y que fueron el resultado de fundir 374 toneladas de las armas que pertenecieron a esa extinta guerrilla. Su concepción y creación fue realizada por la artista colombiana Doris Salcedo.
La exhibición estará abierta hasta el próximo 23 de julio en la sede de Fragmentos en Bogotá (Carrera 7 # 6B-30), pero será posible conocer en persona los testimonios de las 35 víctimas solo este miércoles 14 y jueves 15 de junio.
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Esta exposición cuenta con el apoyo de la Red de Mujeres Víctimas, la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia y la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la primera instancia judicial que le dio valor, peso y acompañamiento al testimonio de Ludirlena. Por medio de esa fiscalía, Pérez logró desempolvar su caso y evidenciar lo negligente que fue el Estado colombiano frente al tratamiento de su situación.
“En justicia ordinaria y en Justicia y Paz me hicieron conejo. Algunas audiencias no sirvieron para nada, no recibí verdad, los perpetradores negaron hechos sin que hubiera consecuencias y mi palabra valía menos que la de los demás. Por eso destaco a la JEP, porque hicieron todo lo contrario… sin embargo, no me sentiré del todo recogida hasta que se abra el macrocaso 11 (sobre violencia sexual). Es impresionante que una forma de exterminar gente, especialmente mujeres, como esa no sea investigada a fondo. Ahora me escuchan porque llevo años de búsqueda, pero ¿qué pasa con las que no?”, agregó Ludirlena.
Me tuvieron que practicar una ablación, los paramilitares me contagiaron con gonorrea, me empalaron y casi me muero. Me pusieron 139 puntos, sobreviví a tres cirugías y quedé embarazada. Por la enfermedad, la llegada del bebé era inviable para ambos y cuando pedí ayuda con una interrupción me señalaron médicos y enfermeras. Me decían que ese angelito no tenía la culpa y me recriminaron
Ludirlena Pérez
Las protagonistas de Desamadas
El poeta César Vallejo es el creador de la expresión <<desamadas>>, de donde nació la inspiración para darle nombre a esta acción de reparación. Los y las participantes del espacio tienen libertad de escritura para esta obra, aunque han contado con acompañamiento para el montaje, integración y ejecución.
“Eso destacamos y así lo soñamos. Un espacio que nos diera libertades, posibilidades creativas, pero donde no estuviéramos solas”, dijo a este diario Sonia López, víctima de violencia sexual en Boyacá por parte de la guerrilla del ELN.
Las mujeres y hombres de ‘Desamadas’ se reunieron en Bogotá durante el fin de semana del 3 y 4 de junio pasado. Allí afinaron detalles de lo que arranca este miércoles 14 de junio bajo una promesa colectiva que enruta los reclamos que tienen en sus corazones: “nadie, nunca más, nos callará o humillará”.
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Estos son los y las protagonistas de “Desamadas”, un ejercicio de largo alcance que ha permitido la sanación para sus protagonistas:
Angie Paola Palacios Palacios, Asny Salas Palma, Diana Tobón Henao, Naslyn Salas Palma, Omar Aguilar Silva, Flor Elit Gutiérrez, Joel Chayanee Toscano Rincón, Edilma Ramos Vásquez, Neylan Fabiola Díaz Rairan, Yamile Roa Lozada, Maria Deisy Cárdenas Arenas, Luz Stella García Carrillo, Deissy Quiñones Lozada, Blanca Durfay Hernández Giraldo, Yorinder Lucía Restrepo Giraldo, Johana Pantoja Delgado, Sor Eulande Henao Mazo, Luz Mayerlis Suárez Anaya, Leydi Diana Cacais, Francy Zulena Culma Cacais, Sonia Zamira López Castro, Beatriz Moreno Sanabria, Mónica Andrea Campos Pedraza, Celmira Mooere Ramos, Marisol Moreno Abril, Ludirlena Pérez Carvajal, Sandra Liliana Hurtado, Florenia Parra, Esterh Judith Ospina Álvarez, Fanny Escobar Hernández, Luz Marina Silva Quitran, Yulieth Natalia Triana, Leidy Tatiana Castrillo Buitrago, Rosa Montoya Ortiz, Jennifer Torres Cano.
Ludirlena Pérez es una caldense de La Dorada que por muchos años tuvo a los Llanos Orientales como su hogar. Allí soñó con formar una familia, salir adelante y evadir la violencia que había acechado su vida por años, pero sucedió todo lo contrario.
Su vida cambió hace 20 años cuando fue víctima de violencia sexual por parte un grupo de guerrilleros del extinto frente 43 de las FARC y un año más tarde sufrió lo mismo por parte de un puñado de paramilitares del Bloque Centauros que le dejaron heridas físicas y psicológicas que profundizaron su primer trauma.
En contexto: Violencia sexual en la guerra: sanar, escuchar y nunca repetir
“Me tuvieron que practicar una ablación porque los paramilitares me contagiaron con gonorrea, me empalaron y casi me muero. Me pusieron 139 puntos, sobreviví a tres cirugías y quedé embarazada. Por la enfermedad, la llegada del bebé era inviable para ambos y cuando pedí ayuda con una interrupción me señalaron médicos y enfermeras. Me decían que ese angelito no tenía la culpa y me recriminaron. Eso me obligó a practicar un aborto en mi casa bajo las peores condiciones. La guerra en Colombia dejó todo eso en mi cuerpo. Los años me dieron entereza y un liderazgo al que ahora nadie va a callar o estigmatizar”, señaló Pérez quien hoy es lideresa social y vocera de víctimas de violencia sexual.
Ella y otras 34 personas víctimas de violencia sexual durante el conflicto armado colombiano -entre ellas población LGBTIQ+-, provenientes de varias zonas del país, hacen parte de ‘Desamadas’, una acción de reparación simbólica que se lanzó este miércoles en Fragmentos, Espacio de Arte y Memoria, ubicado en el centro de Bogotá. Este acto coincide con la Conferencia Internacional sobre Reparaciones para Víctimas de Violencia Sexual que se celebrará en Bogotá el 19 de junio, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos
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Las 35 víctimas escribirán sus historias en las cuatro paredes de uno de los salones de Fragmentos para hacer público sus testimonios y dejar el silencio al que han sido sometidas durante estos años. Durante toda la acción, las víctimas estarán acompañadas de un chelista para dar un tono solemne a la intervención artística y a las palabras que se plasmarán sobre la piedra.
“Hay y habrá unas paredes blancas enormes dentro de Fragmentos en las que plasmaremos lo que nos pasó con escritura y determinación. Queremos que sea un ejercicio incómodo de ver para quienes quisieron callarnos y el cual no sólo plasme tristeza. En mi caso, la poesía será importante y a partir de ahí contaré relatos de todo lo que me hicieron sentir los señores de la guerrilla en mi pueblo”, explica Diana, una mujer transgénero de Nariño (Antioquia), a la que las FARC la violaron en el patio de su casa en 1998 y posteriormente reclutaron forzosamente a sus hermanos.
Y agrega: “También, con toda validez, habrá compañeras y compañeros que escriban sus relatos desde el dolor y la decepción por haber sido ignorados. Eso es lo lindo de ‘Desamadas’, nos da dignidad sin cuestionarnos, nos da certeza de lo fuertes que somos y nos da luces de que esto más temprano que tarde llegará con buen rumbo a la justicia”.
Lea también: Sí, necesitamos el macrocaso de violencia sexual
Ludirlena, quien llamó a su trabajo “A mano libre”, ve este proceso como una catarsis sobre las situaciones que ha tenido que enfrentar. “La palabra siempre ha sido y será mi mejor instrumento de lucha. Me conmueve que no lo hago sola, sino que cuento con el cariño y apañamiento de más gente que vivió cosas similares y que a esta actividad la ven como un buen desahogo. De todos modos, esto no deja de ser una sensación rara: estamos hablando de nuestro dolor del pasado sin que esto se haya ido. Sin embargo, no puedo negar que es darle un poco de belleza a un trauma; resignificarlo sin que sea revictimizante”, concluyó.
El espacio Fragmentos tiene un significado importante porque fue una de las piezas encargadas en el Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las Farc en 2016. El lugar está hecho por 1.300 placas metálicas puestas en el suelo y que fueron el resultado de fundir 374 toneladas de las armas que pertenecieron a esa extinta guerrilla. Su concepción y creación fue realizada por la artista colombiana Doris Salcedo.
La exhibición estará abierta hasta el próximo 23 de julio en la sede de Fragmentos en Bogotá (Carrera 7 # 6B-30), pero será posible conocer en persona los testimonios de las 35 víctimas solo este miércoles 14 y jueves 15 de junio.
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Esta exposición cuenta con el apoyo de la Red de Mujeres Víctimas, la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia y la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la primera instancia judicial que le dio valor, peso y acompañamiento al testimonio de Ludirlena. Por medio de esa fiscalía, Pérez logró desempolvar su caso y evidenciar lo negligente que fue el Estado colombiano frente al tratamiento de su situación.
“En justicia ordinaria y en Justicia y Paz me hicieron conejo. Algunas audiencias no sirvieron para nada, no recibí verdad, los perpetradores negaron hechos sin que hubiera consecuencias y mi palabra valía menos que la de los demás. Por eso destaco a la JEP, porque hicieron todo lo contrario… sin embargo, no me sentiré del todo recogida hasta que se abra el macrocaso 11 (sobre violencia sexual). Es impresionante que una forma de exterminar gente, especialmente mujeres, como esa no sea investigada a fondo. Ahora me escuchan porque llevo años de búsqueda, pero ¿qué pasa con las que no?”, agregó Ludirlena.
Me tuvieron que practicar una ablación, los paramilitares me contagiaron con gonorrea, me empalaron y casi me muero. Me pusieron 139 puntos, sobreviví a tres cirugías y quedé embarazada. Por la enfermedad, la llegada del bebé era inviable para ambos y cuando pedí ayuda con una interrupción me señalaron médicos y enfermeras. Me decían que ese angelito no tenía la culpa y me recriminaron
Ludirlena Pérez
Las protagonistas de Desamadas
El poeta César Vallejo es el creador de la expresión <<desamadas>>, de donde nació la inspiración para darle nombre a esta acción de reparación. Los y las participantes del espacio tienen libertad de escritura para esta obra, aunque han contado con acompañamiento para el montaje, integración y ejecución.
“Eso destacamos y así lo soñamos. Un espacio que nos diera libertades, posibilidades creativas, pero donde no estuviéramos solas”, dijo a este diario Sonia López, víctima de violencia sexual en Boyacá por parte de la guerrilla del ELN.
Las mujeres y hombres de ‘Desamadas’ se reunieron en Bogotá durante el fin de semana del 3 y 4 de junio pasado. Allí afinaron detalles de lo que arranca este miércoles 14 de junio bajo una promesa colectiva que enruta los reclamos que tienen en sus corazones: “nadie, nunca más, nos callará o humillará”.
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Estos son los y las protagonistas de “Desamadas”, un ejercicio de largo alcance que ha permitido la sanación para sus protagonistas:
Angie Paola Palacios Palacios, Asny Salas Palma, Diana Tobón Henao, Naslyn Salas Palma, Omar Aguilar Silva, Flor Elit Gutiérrez, Joel Chayanee Toscano Rincón, Edilma Ramos Vásquez, Neylan Fabiola Díaz Rairan, Yamile Roa Lozada, Maria Deisy Cárdenas Arenas, Luz Stella García Carrillo, Deissy Quiñones Lozada, Blanca Durfay Hernández Giraldo, Yorinder Lucía Restrepo Giraldo, Johana Pantoja Delgado, Sor Eulande Henao Mazo, Luz Mayerlis Suárez Anaya, Leydi Diana Cacais, Francy Zulena Culma Cacais, Sonia Zamira López Castro, Beatriz Moreno Sanabria, Mónica Andrea Campos Pedraza, Celmira Mooere Ramos, Marisol Moreno Abril, Ludirlena Pérez Carvajal, Sandra Liliana Hurtado, Florenia Parra, Esterh Judith Ospina Álvarez, Fanny Escobar Hernández, Luz Marina Silva Quitran, Yulieth Natalia Triana, Leidy Tatiana Castrillo Buitrago, Rosa Montoya Ortiz, Jennifer Torres Cano.