Desminado y sustitución de cultivos en El Orejón: un posconflicto adelantado
Eugenia Holguín, presidenta de la Junta de Acción Comunal de El Orejón, dice que los habitantes de esta vereda y de todo el municipio de Briceño, Antioquia, ya empezaron a vivir el posconflicto gracias a los planes de desminado y sustitución de cultivos que se han implementado. Cree en la voluntad del Gobierno y las Farc para hacer la paz.
Susana Noguera /@011Noguera
Todos los habitantes de la vereda El Orejón votaron Sí en el plebiscito y el municipio de Briceño (Antioquia) le dio el visto bueno a los acuerdos de paz con el 69,35% de sus votos. Esto es representativo porque es una de las zonas más afectadas por la violencia y, hasta hace año y medio, El Orejón era la vereda más minada de Colombia.
Eugenia Holguín es presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda El Orejón donde el Ejército y las Farc adelantan un plan piloto de desminado humanitario. Durante el proceso la comunidad ha visto a los actores armados convivir de forma pacífica y trabajar a favor de la comunidad.
Lea también: El desminado inconcluso en El Orejón.
El desmiando se complementó con un plan de sustitución de cultivos de uso ilícito y ya son 11 veredas las que se unieron al proyecto. Este conjunto de acciones hizo que en poco tiempo la zona viera un enorme cambio. La comunidad empezó a vivir un posconflicto adelantado.
Para hablar de estas experiencias, Colombia2020 invitó a Holguín a un conversatorio en la Universidad Pontificia Bolivariana en Medellín, sobre Antioquia y su experiencia en la construcción de paz. El evento se celebra este jueves y se transmitirá en vivo a partir de las 8:00 am. Antes del encuentro, Holguín habló sobre la visión que tiene su comunidad de los acuerdos de paz con las Farc.
-Muchos en Antioquia votaron No en el plebiscito porque no estaban de acuerdo con los beneficios que se le ofrecía a los miembros de las Farc. ¿Cómo analizaron eso los habitantes de Briceño?
Más que beneficios para las Farc, lo que nosotros vemos en los acuerdos de paz es una oportunidad para los campesinos que históricamente hemos sufrido la violencia. Nosotros somos los que nos beneficiaríamos directamente de que las Farc dejen las armas. Los acuerdos también nos darían proyectos productivos, un mejor estudio para nuestros hijos, una zona libre de minas y mejorarían la situación de los campesinos que hemos vivido en abandono y olvido.
-¿Creen que las Farc tienen la voluntad de cumplir los acuerdos?
Como la vereda donde se realizó el plan piloto de desminado humanitario tuvimos la experiencia de ver cómo las Farc y el Gobierno, trabajaban juntos, jugaban fútbol, vivían en la misma casa y participaban en actividades de esparcimiento, algo que nosotros nunca pensamos llegar a ver. Eso nos demostró que la paz sí se puede dar. Ahora ya empezaron el programa de sustitución de cultivos de uso ilícito y ya hay 11 veredas que se han acogido a ese proceso.
-Se podría decir que vivieron una posconflicto adelantado.
Nuestra zona cambió mucho porque ni las Farc ni el Ejército podían estar uniformados y de un momento a otro eran compañeros de trabajo. Además, los niños ya no tenían tanto temor. Antes muchas veces no tenían profesor porque se iba debido al riesgo que representaban las minas. Fue una experiencia muy bonita ver que todo eso haya cambiado de una forma tan repentina.
-¿Qué pensaron cuando ganó el No en el plebiscito?
Sentimos mucho miedo, mucha zozobra porque no sabíamos qué iba a pasar con nosotros. Recuerdo que ese día nos fuimos a pie a un corregimiento vecino a votar, fuimos todos juntos y nos sentíamos muy animados, pero después llegamos ala casa y en las noticias decían que había ganado el No. Fue muy confuso. Después nos llegó un comunicado diciendo que el cese el fuego iba hasta el 31 de octubre y nos asustamos porque pensamos que después de eso volvería la guerra pero ahora nos han estado animando y nos dicen que el proceso continúan y que los diálogos siguen estables. Aquí todo sigue normal, cada uno trabajando su tierra como acostumbramos hacer.
¿Qué harán mientras se corrigen los acuerdos?
Nuestra idea es esperar a ver qué va a pasar. Aquí está el Batallón de Desminado, el Daicma, y también las Farc así que nosotros nos sentimos seguros y estamos esperanzados de que la paz va a continuar.
Todos los habitantes de la vereda El Orejón votaron Sí en el plebiscito y el municipio de Briceño (Antioquia) le dio el visto bueno a los acuerdos de paz con el 69,35% de sus votos. Esto es representativo porque es una de las zonas más afectadas por la violencia y, hasta hace año y medio, El Orejón era la vereda más minada de Colombia.
Eugenia Holguín es presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda El Orejón donde el Ejército y las Farc adelantan un plan piloto de desminado humanitario. Durante el proceso la comunidad ha visto a los actores armados convivir de forma pacífica y trabajar a favor de la comunidad.
Lea también: El desminado inconcluso en El Orejón.
El desmiando se complementó con un plan de sustitución de cultivos de uso ilícito y ya son 11 veredas las que se unieron al proyecto. Este conjunto de acciones hizo que en poco tiempo la zona viera un enorme cambio. La comunidad empezó a vivir un posconflicto adelantado.
Para hablar de estas experiencias, Colombia2020 invitó a Holguín a un conversatorio en la Universidad Pontificia Bolivariana en Medellín, sobre Antioquia y su experiencia en la construcción de paz. El evento se celebra este jueves y se transmitirá en vivo a partir de las 8:00 am. Antes del encuentro, Holguín habló sobre la visión que tiene su comunidad de los acuerdos de paz con las Farc.
-Muchos en Antioquia votaron No en el plebiscito porque no estaban de acuerdo con los beneficios que se le ofrecía a los miembros de las Farc. ¿Cómo analizaron eso los habitantes de Briceño?
Más que beneficios para las Farc, lo que nosotros vemos en los acuerdos de paz es una oportunidad para los campesinos que históricamente hemos sufrido la violencia. Nosotros somos los que nos beneficiaríamos directamente de que las Farc dejen las armas. Los acuerdos también nos darían proyectos productivos, un mejor estudio para nuestros hijos, una zona libre de minas y mejorarían la situación de los campesinos que hemos vivido en abandono y olvido.
-¿Creen que las Farc tienen la voluntad de cumplir los acuerdos?
Como la vereda donde se realizó el plan piloto de desminado humanitario tuvimos la experiencia de ver cómo las Farc y el Gobierno, trabajaban juntos, jugaban fútbol, vivían en la misma casa y participaban en actividades de esparcimiento, algo que nosotros nunca pensamos llegar a ver. Eso nos demostró que la paz sí se puede dar. Ahora ya empezaron el programa de sustitución de cultivos de uso ilícito y ya hay 11 veredas que se han acogido a ese proceso.
-Se podría decir que vivieron una posconflicto adelantado.
Nuestra zona cambió mucho porque ni las Farc ni el Ejército podían estar uniformados y de un momento a otro eran compañeros de trabajo. Además, los niños ya no tenían tanto temor. Antes muchas veces no tenían profesor porque se iba debido al riesgo que representaban las minas. Fue una experiencia muy bonita ver que todo eso haya cambiado de una forma tan repentina.
-¿Qué pensaron cuando ganó el No en el plebiscito?
Sentimos mucho miedo, mucha zozobra porque no sabíamos qué iba a pasar con nosotros. Recuerdo que ese día nos fuimos a pie a un corregimiento vecino a votar, fuimos todos juntos y nos sentíamos muy animados, pero después llegamos ala casa y en las noticias decían que había ganado el No. Fue muy confuso. Después nos llegó un comunicado diciendo que el cese el fuego iba hasta el 31 de octubre y nos asustamos porque pensamos que después de eso volvería la guerra pero ahora nos han estado animando y nos dicen que el proceso continúan y que los diálogos siguen estables. Aquí todo sigue normal, cada uno trabajando su tierra como acostumbramos hacer.
¿Qué harán mientras se corrigen los acuerdos?
Nuestra idea es esperar a ver qué va a pasar. Aquí está el Batallón de Desminado, el Daicma, y también las Farc así que nosotros nos sentimos seguros y estamos esperanzados de que la paz va a continuar.