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La sorpresiva declaración que dio a conocer la delegación de paz del Eln en la que califican de “crisis” la situación generada por el anuncio del presidente Gustavo Petro de un inexistente acuerdo de cese al fuego bilateral con esa guerrilla, obligó a las partes a cambiar el itinerario previsto para el comienzo del segundo de ciclo de conversaciones que estaba previsto para el 23 de enero, en México.
Como habíamos informado en Colombia+20, el gobierno de México les había anunciado, hace una semana, al gobierno colombiano y al Eln, que no tendría lista la logística para acoger a la mesa de diálogo a finales de enero y que proponían el 10 de febrero como fecha probable para recibir a las dos delegaciones, a los representantes de los otros países garantes y a los acompañantes de este proceso.
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Ante la molestia de la delegación del Eln con el anuncio presidencial de un acuerdo que no se había concretado, las partes empezaron a hablar de la posibilidad de encontrarse antes del segundo ciclo, es decir, en la penúltima semana de enero, pero en Caracas, Venezuela. El objetivo era no perder tiempo en el arranque de ese segundo encuentro formal y hablar de cómo tramitar los protocolos de cese al fuego bilateral. En entrevista con este diario, el jefe de la delegación de gobierno, Otty Patiño, había explicado que se crearía un subcomisión para discutir ese tema y no entorpecer la agenda que ya tenían prevista y que incluía la participación de la sociedad civil en el proceso y la concreción de los alivios humanitarios en el bajo Calima y medio San Juan.
Al cierre de esta edición, no había una fecha pactada para el encuentro. Hay una propuesta para que sea el 21 de enero, pero se está esperando una confirmación por parte de los voceros del Eln. Hay que recordar que, tal como lo contamos el pasado domingo 8 de enero, la mesa no tiene un mecanismo de comunicación expedito en los períodos en los que no sesiona formalmente.
Fuentes cercanas al proceso consideran que esta declaración del Eln, hablando de crisis, es una forma de sentar un precedente ante el imprudente anuncio del presidente Petro. “Quieren dejar claro que no es un asunto menor, tal como lo hicieron ver Otty Patiño y el alto comisionado Danilo Rueda en sus declaraciones afirmando que no había crisis”, dijo.
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Otra fuente consultada cree que,además de esta percepción, es posible que la delegación del Eln se haya sentido presionada porque el presidente Petro le pidió a su homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro, que le ayudara para que esta guerrilla aceptara el cese al fuego bilateral. Cabe recordar que este encuentro no estaba previsto en la agenda de los dos mandatarios y que, al parecer, habría sido Petro el que lo pidió a última hora para tratar este tema. De hecho, ese fue el primer punto del comunicado oficial: “Venezuela como país garante apoyará al Gobierno de Colombia en su objetivo por mantener el cese bilateral y la paz total”.
El jefe negociador del gobierno, Otty Patiño, en declaraciones a Noticias Caracol dijo que “este impasse le pone el acelerador al proceso. No le doy dimensión de crisis, pero digamos que toda crisis es una oportunidad”.
Luis Eduardo Celis, analista de la Fundación Paz y Reconciliación, aseguró que “hay un lado positivo ya que el presidente Petro tiene la iniciativa de distensionar generando el cese al fuego bilateral, por otro lado, el Eln tienen razón en hacer un reclamo cuando no hay acuerdo. Estos temas de la bilateralidad son muy sensibles para el Eln y lo son en cualquier negociación”.
Pero también es enfático en afirmar que no hay crisis y que los voceros del Eln están exagerando y maximizando lo que él denomina una “indelicadeza” del presidente Petro. “Yo creo que Eln utiliza este episodio para remarcar que eso no puede volver a pasar, que el gobierno tiene que dar explicaciones en la mesa sobre por qué incumplió un protocolo de comunicaciones que acaban de acordar en la mesa, por qué dice algo que no es cierto. Le está sacando jugo político a esta situación”.
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En ese sentido, el documento que dio a conocer la delegación del Eln este 9 de enero deja en claro que el decreto del presidente “no respeta ni las temáticas ni los procedimientos que se acordaron en el primer ciclo. El Eln no puede aceptar como bilateral una decisión unilateral del gobierno, que no acata la formalidad de la mesa como el espacio convenido para llegar a entendimientos y viola los procedimientos de no difundir a la opinión pública lo que no sea de consenso. Por tanto, este decreto no compromete al Eln”.
Lo importante es que el Eln deja claro en el documento que sigue pendiente de iniciar el segundo ciclo como está acordado. Eso sí, dicen que antes “se hace necesario tratar los últimos acontecimientos, para tomar los correctivos que garanticen la superación de esta crisis y la no repetición de estas acciones unilaterales y por fuera de la mesa”.
Eso significaría que una vez se aclare esta situación y tengan la garantía de que no se volverá a repetir, los delegados guerrilleros seguirán adelante con lo acordado. De ser tramitado de manera adecuada, este episodio podría dinamizar la negociación del cese al fuego bilateral que es el pedido que han hecho de manera reiterada las comunidades más afectadas por el conflicto. “Si el Eln sabe leer el momento político, debería aceptar y acelerar la discusión del cese bilateral que tantas veces le ha pedido al Estado”, dijo un vocero del gobierno.
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Cabe recordar que el tema del cese al fuego bilateral no es nuevo en la mesa. Se venía negociando, incluso con el gobierno de Juan Manuel Santos, y se iba a discutir en esta mesa, tal como quedó acordado desde el primer encuentro entre el gobierno Petro y esta guerrilla, en La Habana, el pasado 11 de agosto, cuando definieron retomar la mesa en el punto donde había quedado en 2018. Lo que deben acordar, a partir del próximo 21 de enero, es si retoman el tema en el mismo punto en el que quedó en aquella ocasión o si empiezan de ceros.
Negociar este tema requiere de esfuerzos técnicos. Se sabe que los militares, activos y en retiro, que hacen parte de la mesa como negociadores y como observadores, ya están preparando un documento con la propuesta que llevarán a Caracas en la que se incluyen las lecciones aprendidas de los 101 días de cese al fuego que se acordó, entre octubre de 2017 y enero de 2018, y los aportes que dejó el cese al fuego y de hostilidades que se pactó con las Farc en 2016.
El cruce de versiones encontradas comenzó el 31 de diciembre cuando el presidente Gustavo Petro anunció en su cuenta de Twitter que había decretado un cese al fuego con cinco organizaciones armadas, entre ellas el Eln, para avanzar en su política de Paz Total. Pero esa guerrilla respondió con un comunicado fechado el 1 de enero anunciando no habían acordado nada y que esa era apenas “una propuesta para ser examinada” en la mesa de conversaciones añadiendo que “en diversas oportunidades hemos señalado que el ELN sólo cumple lo que se discuta y se acuerde en la Mesa de Diálogos donde participemos”.
La respuesta del Gobierno fue suspender el cese al fuego con el Eln, como lo anunció el ministro del interior Alfonso Prada el 4 de enero. Y aunque múltiples voces oficiales intentaron desescalar el lenguaje, asegurando que no había ninguna crisis en la mesa de negociaciones, fue el propio Eln el que se encargó de controvertir esta versión con la publicación en su página web este 9 de enero: “si se pretende imponer medidas unilaterales y más guerra, se genera incertidumbre e inestabilidad, profundizando la crisis que vivimos”, se lee en ese documento.