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La exmilitante del M-19, excongresista y académica Vera Grabe se posesionó como jefe de la delegación del Gobierno en los diálogos con la guerrilla del ELN en un momento crucial y delicado para este proceso de paz, debido a la crisis que desató el secuestro de Manuel Díaz, padre del futbolista Luis Díaz.
Grabe llegó a la mesa de diálogos en medio del quinto ciclo de conversaciones, que dejó entre sus principales resultados el inédito anuncio de esa guerrilla sobre la suspensión del secuestro con fines extorsivos.
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El domingo, durante su intervención en la clausura de la reciente ronda de diálogos, aseguró que había tenido una maratónica jornada de aprendizaje en la mesa.
Este martes, en entrevista con Colombia+20, la nueva jefa de la delegación del Ejecutivo se refirió a los puntos claves de los seis acuerdos que se lograron en México en el último ciclo, y también hizo claridades sobre temas espinosos como la financiación del ELN: “Se ha generado la idea que ahí hubo negociaciones, cambalaches por debajo de cuerdas. No, no, no. Fuimos enfáticos en que solamente habrá recursos en función de las actividades de paz”, recalcó.
¿Cómo le fue en estos primeros días en la mesa?
Para mí es todo un nuevo ámbito de trabajo, porque además de haber sido integrante del M-19, yo llevo 30 años trabajando por la paz desde la política, la educación, en estudios, de muchas maneras, y esto es un nuevo campo que, por supuesto, significa un reto, un aprendizaje, y además algo nuevo donde la idea es integrar esta experiencia, este conocimiento, y además el espíritu femenino a este tipo de negociaciones.
¿Qué puede decir de la actitud del ELN en este quinto ciclo?
Encontré un ELN que defiende sus posturas, pero que también está dispuesto a asumir retos, y como hemos visto, hay cambios, puede ser que apenas son un inicio, pero hay que valorar esos pasos que se dan, y además la disposición a encontrar ciertas salidas dialogadas en la mesa. Hay algo importante: esa crisis que se generó en el proceso se volvió una oportunidad, se volvió un chance para buscar salidas y abordar un tema que estaba inalcanzable, que estaba en la mente de lo que era necesario asumir de alguna manera. Obviamente no es fácil saltar de 60 años de lucha armada a la paz, y en todo esto hay que entender que esos procesos son difíciles, que implican retos enormes, y en esa medida creo que hay que estar abiertos desde una postura firme por parte del gobierno. El gobierno ha sido claro en términos de criterios, en que hay cosas que son innegociables, pero de otra parte también dispuestos a ver el otro lado, que creo que es lo que tenemos que hacer siempre.
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Hasta altas horas de la madrugada del domingo se seguía debatiendo todo lo que posteriormente se anunció. ¿Qué fue lo más difícil de negociar?
Yo creo que los temas difíciles implican debates difíciles, implican argumentos. Algo importante fue el papel de la comunidad internacional. Los países garantes y acompañantes, la ONU y la Iglesia Católica cumplieron un papel muy importante, ayudaron a encontrar salidas.
Hubo varios pronunciamientos del ELN que hicieron pensar que se mantendrían reacios a abandonar el secuestro…
Esto era como un cuello de botella. Yo creo que hay una reflexión por parte del ELN, pasar de una postura a otra implica también un cambio por parte del grupo en términos de abrirse a nuevas posibilidades, abrirse a hacer conciencia del daño que generan este tipo de prácticas.
¿Fue parte de la negociación que se usara ese término de ‘retenciones’ y no el término de ‘secuestro’?
No, están puestos los dos términos, ahí no hubo negociación. El gobierno y la sociedad le pone un nombre, el ELN pone otro. Eso no quiere decir que haya una renuncia por parte del gobierno y de la sociedad y sectores de opinión en nombrarlo como lo nombramos, que es el secuestro. En este acuerdo no hay concesiones, hay puntos de encuentro. No nos peguemos tanto de la palabra, tengamos una visión más global.
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¿Cómo se verificará el tema del secuestro? ¿Pasará por el mecanismo o habrá protocolos específicos?
Es una ruta y no es una ruta milagrosa, es un inicio. Hay una petición de información sobre las personas que presuntamente están en poder del ELN y al final de enero se prorrogará el cese al fuego y ahí quedará incluido el secuestro. Hemos planteado que deben quedar incluidas acciones como las extorsiones, desplazamientos, ampliar aquellas acciones específicas como violatorias del cese al fuego. Es decir, es todo un proceso de construcción de una ruta que obviamente busca la liberación sin condiciones y en condiciones de seguridad de las personas que están en poder del ELN.
¿Ustedes ya tienen cifras de cuántas personas tienen retenidas en este momento?
No.
Su antecesor y ahora comisionado de paz, Otty Patiño, habló de una cifra…
Sí. Y precisamente por eso se pasa una lista para que haya una información por parte del ELN al respecto. No la tenemos porque apenas le entregamos la información para tener la claridad por parte del ELN.
¿Cómo va a ser la prolongación del cese al fuego? ¿Desde cuándo y por cuánto tiempo?
Eso se hablará en la mesa, se verificará, se presentará en la mesa. Si será el mismo tiempo o más tiempo depende del desarrollo y la valoración que hagamos del proceso en ese momento.
Otro de los puntos álgidos de esta discusión es la financiación del ELN. ¿Qué posición tiene el grupo al respecto? ¿El gobierno se mantiene en que no habrá ni un centavo mientras la guerrilla siga en pie de lucha?
Hay que hacer claridad en que el anuncio de la suspensión del secuestro por parte del ELN como un proceso no tiene nada que ver con la financiación. Una cosa es una cosa y la otra es la financiación en actividades que tienen que ver con la paz. Entonces, si la comunidad internacional está dispuesta a aportar, pero siempre y cuando sean acciones de paz, que signifiquen la transición del ELN hacia la paz, eso tiene que separarse, porque se tiende a hacer la mezcla y se ha generado como la idea que ahí hubo negociaciones, cambalaches por debajo de cuerdas. No, no, no. No hubo absolutamente nada. Fuimos enfáticos en que solamente habrá recursos en función de las actividades de paz, que tienen que ver con los procesos de participación, con las zonas críticas y los procesos de desarrollo locales, con la actividad política del ELN, etcétera. Pero aquí no se habla de financiación del ELN como fuerza armada. Eso tiene que ser muy claro, y ahí la comunidad internacional es testigo.
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¿Pero el ELN no puso ese tema de la financiación como condición para llegar a este acuerdo sobre el secuestro?
Yo le estoy contando los resultados. Las mesas tienen un nivel de discreción.
Otro acuerdo importante es el que se refiere a medidas para frenar el accionar de grupos paramilitares, ¿qué se ha contemplado en este punto? ¿Esto es un mensaje para las Autodefensas de la Sierra Nevada y para el Clan del Golfo?
Se habló de un observatorio, porque el paramilitarismo es un fenómeno estructural que el propio gobierno busca superar. El presidente Petro es de los que más ha denunciado este tema desde que fue parlamentario. Es un tema ágil, se plantea un observatorio, se plantean unos canales de comunicación cuando se identifican situaciones que tienen que ver con esto, pero obviamente tiene que ver con la paz total. La paz total implica de verdad mirar los otros actores, integrar los otros actores, pero eso ya es tarea del comisionado.
¿O sea que no hay intenciones de frenar los acercamientos con esos grupos de corte paramilitar?
Eso no me lo pregunten a mí. Yo todavía estoy metiéndome en este tema.
¿Cómo se tiene pensado la intervención en las ocho zonas críticas? En Bajo Calima y Bajo San Juan se dieron los primeros alivios humanitarios, pero hay una sensación de que no se ha avanzado mucho aún…
Sí hay avances en el Bajo Calima: ya hay una segunda fase, ya están andando una serie de acciones que son no solamente acciones humanitarias de alivio, lo que se está planteando es que estas zonas críticas sean zonas donde haya procesos de transformación, es decir, donde haya cambios a nivel educativo, a nivel social, cambios a nivel de lo que la gente requiere en las regiones. Y ahí hay algo muy importante, y es que en este proceso la comunidad cumple un papel fundamental. Por eso la participación es un eje, que ha generado mucho entusiasmo. Lo que se esperaba a nivel del diseño de participación ha rebasado las expectativas, por lo tanto, eso continúa, se profundiza y está ligado también a ese desarrollo territorial, a lo que finalmente las comunidades y los actores, instituciones, organizaciones, requieren para salir de situaciones de exclusión, de violencia en términos estructurales, que es no solamente que cese la actividad armada, sino que sobre todo haya mejor calidad de vida para las comunidades.
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Usted fue la primera mujer negociadora del M-19 y ahora la primera en liderar un proceso de negociación. ¿Cómo puede ayudarle en este proceso esa experiencia, sumado a su militancia en esa guerrilla?
No, no creo que sea la única mujer que haya estado en procesos. Yo fui la primera parlamentaria, pero no fui la única. En esto siempre las mujeres tenemos un papel activo, como en esta mesa, donde también hay mujeres. Hay un especial cuidado en que las mujeres tengan un lugar. Obviamente esto se refuerza con participación. Yo creo que esto aporta la experiencia, pero obviamente la experiencia del M-19 es distinta a esta, porque cada proceso es distinto, pero el haber trabajado cultura de paz, el trabajar la paz como pedagogía, el haber estudiado la paz permite también incluir una mirada de la paz, una mirada del otro, una mirada de buscar desde la firmeza puntos de encuentro. Y yo creo que no es un tema solamente de paridad, sino que las mujeres aportamos también una mirada íntegra, que le mete el sentimiento al asunto, que busca hacer visible el corazón que tiene que haber en estos procesos. No es que los hombres no lo tengan, pero creo que la presencia femenina también tiene una serie de virtudes que complementan las lógicas que hay en estas mesas, y creo que ese es el aporte, pero igual lo iremos descubriendo.
Una de las grandes preguntas de la ciudadanía es cuánto tiempo va a tomar esta negociación y si el cuatrienio del Gobierno Petro será suficiente. ¿Cómo garantizar que este diálogo se continúe si llega un gobierno de un sector opositor, para que no se repita lo que ocurrió durante el periodo de Iván Duque, que suspendió la negociación?
Los procesos son procesos. Yo creo que todos queremos que esto se acelere, que esto llegue a buen término pronto. No solamente al final del gobierno, sino ojalá que el año 2024 sea de verdad decisivo para este proceso. Pero obviamente no somos quienes decidimos todo. No tenemos el control de muchas cosas. La idea es hacer todo el trabajo, todo el esfuerzo, para que este proceso se termine. Decir tiempos es muy difícil, porque no soy adivina ni tenemos la magia para eso, pero tenemos las ganas de trabajar y meter la ficha para que esto funcione.